Ruiz Cerón: las acusaciones eran insostenibles

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¿Qué dirá hoy la justicia local sobre el amparo?

 

Luego de poco más de dos meses, ayer un juez federal concedió el amparo y protección de la justicia federal al ex titular de la Coordinación de Transporte, Gonzalo Ruiz Cerón. Con esa resolución, queda constatado el ánimo de persecución política tanto de la instancia de procuración de justicia, como del Poder Judicial del Estado, que desde el inicio eran evidentes pero que, ignominiosamente, decidieron llevar hasta las últimas consecuencias.

En efecto, desde mediados del mes de junio pasado, cuando Ruiz Cerón fue aprehendido y encarcelado, las instancias estatales encargadas del asunto establecieron que la detención ocurría en base a acusaciones relacionadas con el otorgamiento irregular de más de nueve mil concesiones, y así como con la no entrega a las arcas estatales, de los recursos económicos que los particulares habían pagado a Cotran por la emisión de esos documentos.

Sin embargo, pronto se supo que tales señalamientos, vertidos de boca del procurador General de Justicia del Estado, Manuel de Jesús López López, no eran tales. Más bien, a Ruiz Cerón se le había aprehendido en base a una denuncia penal que se había formulado desde la misma Cotran (en base a los señalamientos de dos de los funcionarios actuales), y teniendo como soporte copias simples de un expediente penal en el que los integrantes de un sitio de taxis de Santa María El Tule, se acusaban por la presunta ostentación de concesiones irregulares en sus automóviles de servicio público.

A Ruiz Cerón se le acusó directamente, de haber sido quien emitió esas concesiones irregulares. Y aunque fue aprehendido, encarcelado y declarado formalmente preso —actos en los que participaron la Procuraduría estatal y el Poder Judicial del Estado, conjuntamente—, siempre se supo que tales documentos fueron emitidos legalmente, en base a un decreto a través del cual la administración del gobernador Ulises Ruiz ordenó el inicio de un proceso de regularización de las concesiones irregulares que cumplieran con los requisitos que exigía la ley.

Y sobre todo, también siempre se supo —y también lo sabía la Procuraduría, que integró la Averiguación Previa, y el Poder Judicial del Estado que emitió la orden de aprehensión— que, particularmente, los taxistas de El Tule fueron algunos de los cientos de beneficiados por ese programa de regularización de documentos.

Sabían también que, además, tales concesiones fueron emitidas a partir de una resolución firme del Tribunal Contencioso Administrativo; e incluso tenían perfectamente claras cuestiones procesales tan simples como la relativa a que, en un expediente judicial, las copias simples no pueden obrar como medio de prueba, y que por su debilidad jurídica, ni siquiera pueden ser tomadas como indicio para sostener una acusación penal, que mantenga a un individuo privado de su libertad.

En relación a todo eso, en nuestra entrega del pasado 20 de junio advertimos lo siguiente: “Frente a cuestiones de este tipo, queda la duda sobre la capacidad habida en la Procuraduría General de Justicia para integrar las averiguaciones previas, y para probar los delitos que imputa a particulares.

Del mismo modo, este tipo de cuestiones despiertan la sospecha sobre el uso parcial de las actuaciones del Poder Judicial del Estado. En el peor de los casos, el Ministerio Público puede equivocarse o actuar facciosamente, ¿pero qué pasa cuando esos supuestos yerros o excesos, son convalidados por un juez que emite una orden de aprehensión sin tener a la vista verdaderos elementos de certeza, como para decir que sí se cumplen con los requisitos que exige la ley, y mandar a que se aprehenda a un individuo?”

La respuesta está a la vista: lo que se comete es una injusticia. Y lo que se demuestra es que, aún en los tiempos de las supuestas nuevas formas de hacer gobierno, los intentos de venganza y persecución política, utilizando como moneda de cambio la libertad y las garantías fundamentales de las personas, siguen estando a la orden del día.

 

¿USTED DISCULPE?

Hoy, ¿el “gobierno de todos” cómo podrá explicar el “palo” —como se dice coloquialmente en el argot de los litigantes— que les acaba de asestar el Poder Judicial de la Federación, amparando a Ruiz Cerón? ¿Recurrirán al amargo e injusto recurso del “usted disculpe”? ¿O seguirán acumulándole acusaciones penales altamente “chicaneadas” para ver si en cualquier momento éste se cansa de defenderse, y decide aceptar un posible pacto político que hubiese a cambio de su libertad?

Más bien, lo que queda en todo esto es la convalidación de que la falta de respeto a las libertades individuales sigue prevaleciendo. Que aunque los regímenes cambian, las prácticas continúan siendo las mismas. Y que, aún cuando los funcionarios actuales pueden “defenderse” asegurando que los priistas en su tiempo eso fue exactamente lo que hicieron para perseguirlos, lo cierto es que la ciudadanía votó por la alternancia justo para que ese tipo de prácticas no volvieran a ocurrir.

Es cierto. El camino legal que le espera a Gonzalo Ruiz Cerón aún es largo. Sin embargo, más allá de cualquier filia o fobia partidista o respecto a los regímenes de gobierno —porque Ruiz Cerón no fue ninguna perita en dulce—, lo que queda claro es que es, y será siempre inadmisible, que las disputas o venganzas políticas se intenten satisfacer a partir del uso indebido de las leyes y los órganos encargados de impartir justicia, y que éstas tengan como moneda de cambio los derechos fundamentales de cualquier persona.

Si el gobierno actual está tan seguro de los quebrantos y la corrupción del anterior régimen, tiene toda la oportunidad de formular correctamente las acusaciones respectivas, y procurar una justicia real, oportuna, y verdaderamente apegada a derecho. Lo único que esto demuestra es que como no tienen la capacidad —o los elementos— para ir en contra de sus adversarios políticos, lo que hacen es recurrir a las prácticas indebidas que sólo ponen en evidencia que ellos son también parte de esa vocación autoritaria y antidemocrática que prometieron combatir.

 

AGUAS CON EL FUTURO

Todo esto, sin duda, equivale a sembrar tormentas. Y quienes lo hacen, sin duda, cosecharán tempestades. Ojalá no olviden, como ahora mismo lo estará recordando Ruiz Cerón en prisión, que siempre los carniceros de hoy, serán las reses de mañana. Son los mismos. Los de ayer y los de hoy. Lo único que se invierten son las posiciones. Aguas.

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