Adrián Ortiz Romero Cuevas
Oaxaca, en su acostumbrada y crónica complejidad, presenta diversos retos en cuanto a la situación de sus municipios frente a lo local, lo nacional y lo internacional. Nuestra entidad es lo mismo un territorio de paso para la transmigración y el tránsito de mercancías —y lo será mucho más en el transcurso de los próximos años—, que un potencial polo de desarrollo económico que, sin embargo, se topa con las circunstancias adversas que son concomitantes a prácticamente todas las regiones del país.
En efecto, hoy queda claro que ni Oaxaca ni el país tiene claridad sobre qué hacer con la inseguridad; la migración y la transmigración son también interrogantes que hasta el día de hoy no tienen respuesta; la inauguración de dos autopistas que corren sobre el interior del estado son vistas lo mismo como una oportunidad que como una contradicción entre desarrollo y aislamiento; y pareciera que, en medio de todo eso, se intentan algunos esfuerzos por la llamada “reparación histórica” que no parecen ser parte de una política nacional —porque no existe— de atención real a las comunidades y pueblos indígenas. Veamos.
EL PROYECTO INTEROCEÁNICO
El presidente Donald Trump tiene los ojos puestos sobre el canal de Panamá. Es así por la importancia estratégica —comercial, militar, geopolítica— que significa la interconexión entre los océanos Pacífico y Atlántico. Reclamar su control, no es un capricho. En esa lógica se puede comenzar a apreciar la importancia del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, que si bien no significa un cruce directo entre el Golfo de México y el Pacífico por vía marítima, sí representa una vía más de comunicación entre esos dos puntos, en el que no sólo habría traslado de mercancías sino la transformación de materias primas en productos terminados.
En este sentido, cabe la pregunta: ¿Tienen claro el gobierno estatal, y el federal, que esto implica diversos retos para la estabilidad y el desarrollo de la región que conecta al pacífico con el estado de Veracruz? El Istmo de Tehuantepec será el mayor polo de desarrollo que, sin embargo, sigue sometido a las presiones no sólo de quienes quieren que el proyecto se consolide pronto para asentar inversiones, sino también por comunidades indígenas que se resisten a integrarse a esos proyectos de desarrollo porque no coinciden con sus formas de concebir su realidad; e incluso por el incremento de las presiones por la presencia del crimen organizado en diversos puntos de la interconexión entre los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos. Hasta ahora, esas y otras cuestiones parecen ser interrogantes pospuestas de atención para el mediano y largo plazo.
LA POLÍTICA MIGRATORIA
Oaxaca es una entidad migrante. Cientos de miles de paisanos viven en diversas regiones de los Estados Unidos que están en la mira de la nueva política migratoria del presidente Trump. ¿Oaxaca está preparado realmente para recibir a centenares o miles de oaxaqueños deportados desde la Unión Americana? Más allá de brindarles una ayuda económica para su traslado, ¿realmente se ha considerado el establecimiento de ciertas bases para que sepan qué harán cuando retornen a México? ¿Qué más está planteado, en términos de desarrollo, para esa posible llegada masiva de personas? ¿Existe también una visión —aunque sea somera— de qué deberá hacer el Estado mexicano para gestionar la estadía de transmigrantes —de todo el mundo— que ya no podrán ingresar a los Estados Unidos y que se quedarán en México bajo la figura —jurídica o fáctica— del “tercer país seguro”? Existe muy poca claridad al respecto, para un territorio pluricultural —y eternamente pluriproblemático— como el nuestro.
INSEGURIDAD
A reserva de los análisis más específicos sobre causas y efectos, ¿se seguirá negando el evidente estado de inseguridad que priva en amplias regiones de la Sierra Sur, del Istmo de Tehuantepec y de la Cuenca del Papaloapan, principalmente? ¿Se seguirá sosteniendo la media verdad de que todos los fenómenos de inseguridad que ahí ocurren —y que nada tienen que ver con la llamada “violencia social” que siempre ha existido en Oaxaca por la difícil convivencia entre comunidades— son “hechos aislados”? cada vez es más difícil tapar el sol con un dedo.
Hacen falta más elementos para el análisis. Seguiremos abundando al respecto.
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