Aurelio Ramos Méndez
Si este lunes, a unas horas de haberse iniciado en Canadá la Cumbre del G-7, Donald Trump todavía no ha venadeado a la presidenta Sheinbaum, nuestra jefa de Estado deberá proceder con recelo y recurrir a todas las prevenciones y la astucia de que pueda ser capaz, por si en el marco de aquel foro se concretase una entrevistarse suya con el detestable y desconfiable mandatario gringo.
Claudia y el gobernante-delincuente de la pelambrera anaranjada se hallan, junto con líderes de varias potencias, en la zona de parques y reservas ecológicas de Kananaskis, en la provincia de Alberta; o sea, en plenas Rocallosas, entorno propicio para una alevosa emboscada.
La presidenta mexicana acudió a la Cumbre invitada por el gobierno anfitrión, pero su probable junta con Trump podría resultar más inconveniente que proficua, conocido como es el talante traidor de quien les ha tendido cobardes celadas al ucraniano Volodymyr Zelensky y el sudafricano Cyril Ramaphosa, entre muchos.
Señal de que, dada la nutrida agenda común, el presidente estadunidense tiene tanto interés como Sheinbaum en un encuentro bilateral, fue el haber ordenado, inducido o al menos consentido la audacia campirana de su subsecretaria de Seguridad Interior, Kristi Noem, quien intentó debilitar a Claudia con la mentirosa acusación de que alentó manifestaciones violentas de inmigrantes en EU.
No está claro si la funcionaria –pacifista orgullosa de haber matado a tiros a su perra Cricket y una cabra, y de su fama de adúltera en una sociedad mojigata—acuñó tal patraña en su delirante imaginación, o si la inspiraron columnas y comentarios de periodistas embusteros que descaradamente torcieron dichos de la Presidenta y saturaron nuestra prensa con su infamia.
El bulo quedó aclarado por la propia Sheinbaum, quien difundió por X sus palabras textuales, aunque con ello irritó a un sedicente decodificador de la política nacional y cultor de un “periodismo sin límites”, quien por la naturaleza de su oficio debería ser partidario de la más amplia apertura informativa, pero es más bien sinuoso promotor del bozal.
“Fue una broma, por no decir una torpeza de principiante, que (Sheinbaum) le dejara (a Noem) prueba de que actuó de buena fe en las redes sociales. La política y la diplomacia no se litigan en público”, dijo –¡triste noción del periodismo!— ya sin recato, este líder de opinión en El Financiero.
Fervoroso defensor de los intereses no de México sino de Estados Unidos, llamó “amenaza” y “discurso retador e intervencionista” el ciertamente vago, pero en modo alguno violento anuncio presidencial de posibles movilizaciones.
Luego aseguró que el Presidente López Obrador “activó a las células de Morena en la campaña presidencial para apoyar a Trump”. Y le dio armas al gobierno gringo poniendo a revolotear la duda:
“No se sabe si participaron las células de Morena en Los Ángeles para apoyar en los disturbios del fin de semana…”.
También salió a desbaratar el embuste contra la jefa del Estado mexicano el embajador Ronald Johnson. “Me sumo al presidente Donald Trump y a la presidenta Claudia Sheinbaum en condenar las protestas violentas que están ocurriendo en los Estados Unidos. Estas acciones no ayudan; por el contrario, generan más problemas para la mayoría de nosotros”, escribió en las redes.
Y hasta el más conspicuo ideólogo de la derecha, Héctor Aguilar Camín, dijo en Milenio que la Presidenta “fue acusada de incitar a la violencia en las calles de Los Ángeles”, porque “alzó la voz en un discurso y dijo que, si Estados Unidos ponía impuestos a las remesas, ´nos vamos a movilizar´”.
La frase de la mandataria –añadió el historiador– “fue tomada por los guionistas del asalto federal del Presidente Trump sobre Los Ángeles” y Noem también la tomó “y la volvió una arenga política real, una incitación a la violencia lanzada por la presidenta de México”.
Como puede verse, nada de que Sheinbaum alentó manifestaciones violentas.
De tan copiosos los textos y comentarios de los embusteros, sin embargo, el daño fue considerable. Se aplicaron a fondo.
Guadalupe Loaeza criticó la frase “de ser necesario nos vamos a movilizar”, porque el término “movilizar” es polisémico, tiene muchos significados en inglés, francés y español, incluidas acepciones militares, relacionados con batallas y guerras. ¡Poco faltó para que le endilgara a Sheinbaum el mote de La Mariscala, o alguno semejante!
En el mismo diario especializado en finanzas se pudo leer que el 24 de mayo, desde San Luis Potosí, “la presidenta lanzó una amenaza al gobierno de Estados Unidos: ´Vamos a seguir informando, porque de ser necesario nos vamos a movilizar, porque no queremos que haya impuestos a las remesas…
“Pues ya se movilizaron. Y ninguna de las consecuencias de esa movilización (vandalismo, en realidad) beneficia a los millones de mexicanos que trabajan en Estados Unidos (…) Grupos de vándalos se movilizaron de manera organizada, iban preparados para hacer daño”.
Además, “¿cómo que de ser necesario nos vamos a movilizar? (…) De todos es sabido que Morena ha puesto más interés en crear células partidistas en Estados Unidos que en aprovechar su mayoría en las cámaras legislativas para fortalecer la red consular…”.
Y, peor, “aunque no hayan sido las células morenistas las que promovieron los desmanes del fin de semana en Los Ángeles, la amenaza de la presidenta ahí está”.
Según el columnista, “la presidenta de México cayó en un acto de injerencia grave con la amenaza de movilizaciones y por su intervención en los asuntos internos del gobierno de Estados Unidos”, ya que “se trata de un impuesto local”.
Mandó al diablo el autor las obligaciones que impone una relación amistosa –así fuese de dientes para afuera—, en términos generales históricamente acatadas entre naciones vecinas, como la cortesía de notificar o al menos conversar sobre decisiones soberanas, sí, pero lesivas para alguna de las partes.
En suma, si Trump se abstuvo de reprender a su deslenguada y rústica subsecretaria y si se encontrará con Sheinbaum, aspira a que su interlocutora –quien lo dobla en apoyo popular, según la demoscopia– llegue a Kananaskis vencida de antemano. Cautela.
BRASAS
El exembajador en México y actual vicecanciller estadunidense, Christopher Landau, encarna a la perfección la prepotencia imperial de su gobierno: despiadado con quien puede, no con quien quiere.
En un arrebato chambón, que sería risible si no fuera indignante, ordenó cancelarle la visa gringa a la consejera de Morena en Jalisco, Melissa Cornejo. ¡Una visa inexistente!
¿La causa? La morenista, ciudadana común sin cargo en ninguno de los tres órdenes de gobierno, respaldó las protestas masivas en Los Ángeles.
Se trata de las movilizaciones que cunden contra la política migratoria y en particular las redadas contra migrantes, el grueso de estos mexicanos.
La morenista protestó con valor y dignidad y en el tono que merece el actual gobierno norteamericano, pero que al delicadito Ladeu le pareció “vulgar”:
“Fuck ICE”, escribió en Internet, y añadió: “Van a quitar visas a quienes compartan (…) ¡Viva la raza y métanse mi visa por el culo!”.
Melissa no hizo sino parafrasear a Trump, quien desde su campaña y varias veces en el gobierno ha forjado imágenes y metáforas con el voquible que designa la espalda baja y que, a estas alturas de la historia, a nadie salvo a Landau, escandaliza.
Como si no tuviera cosas más importantes que hacer y devengase regio estipendio por perder el tiempo en las redes, el exembajador en persona le contestó a una ciudadana del común:
“Yo ahí no puedo meter tu visa, pero sí te puedo informar que personalmente ordené cancelarla después de ver este vulgar posteo”, publicó, debatiéndose entre la tontería, la prepotencia y el ridículo.
Fue así no sólo porque Melissa no tenía visa, sino porque si la imaginación pone su parte uno puede ver al vicecanciller haciendo esfuerzos y malabares para intentar consumar la recomendación de la jalisciense.
Este gringo despistado fue duro con una ciudadana, pero ha sido blando, mansito y lacayuno con Trump, cuyas leperadas no le parecen vulgares.
El 8 de abril, en una cena con el Comité Nacional Republicano del Congreso, el presidente-delincuente se burló de supuestos líderes mundiales –desde luego no Putin ni Xi Jinping– que, atemorizados por los desmesurados aranceles de EU, dizque lo habían llamado para tratar de negociar acuerdos.
“Por favor, señor, hagamos un trato. Haré lo que sea. Haré lo que sea, señor”, dijo Trump El Rajón, y agregó: “Me están besando el culo” para conseguirlo.
La misma rara obsesión con el tafanario ha exhibido en otras muchas ocasiones, y Landau ha tenido que tragar sapos del tamaño de un tiranosaurio.
En vísperas de elecciones Trump ha prometido “patearles el trasero” a los demócratas y el 1 de mayo, ante estudiantes de la Universidad de Alabama, les dijo a los jóvenes que sin quieren llegar lejos deben “romper el sistema” y hasta se puso como ejemplo:
“Si ven a esta gente de Internet… conozco a muchos de ellos. Elon (Musk) es fantástico… Me odiaban en mi primer mandato y ahora me besan el culo”.
Así dijo. Y, hasta donde se sabe, Christopher Landau –pobre—no tuvo lo que se necesitaba para reconvenirlo.
RESCOLDOS
La comentocracia ya perdió la vergüenza. La Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, de EU, aseguró que “es categóricamente falso sugerir que este país ofreció a México un alivio arancelario a cambio de investigar a políticos de alto nivel, como se difundió en algunos medios”. Ni así. Persiste duro y dale con sus “voladas”…
Mentiroso contumaz, Trump fingió tirar fuerte de la correa de su mastín Benjamín Netanyahu cuando éste inicio el ataque con misiles a Irán. Fue pantomima. ¡Es el gringo loco quien azuza al rabioso can israelí, que ha puesto a temblar al mundo…!
¿Dónde está León XIV? ¿Respalda la persecución masiva de migrantes por Donal Trump? ¿Apoya los misilazos a Irán? Obispos mexicanos y de Estados Unidos ya le pidieron definir su postura, pero nada. Silencio de piedra…
aurelio.contrafuego@gmail.com
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