+ Imposición en CDE, con el sello de la casa
El PRI renovó su dirigencia en Oaxaca de la peor forma posible. Si el acto de relevo fue realizado a hurtadillas, en medio de inconformidades, paleros y hasta rechiflas, esto no fue sino consecuencia de que políticamente los nuevos dirigentes llegaron a Oaxaca por la puerta de atrás. De nuevo, el ulisismo hizo gala de sus mejores formas de hacer política, y así se impuso contra todos. Sólo que la historia de esos avasallamientos siempre ha sido de consecuencias funestas. Y según los hechos —y los antecedentes del recurrente fracaso de ese grupo político—, esta no será la excepción.
En efecto, todo aquel que se jacte de conocer a detalle las formas de hacer política del ulisismo, así como de sus ascendentes políticos, sabe que ante la falta de capacidad de competir en igualdad, ellos siempre han buscado la forma de imponerse por la fuerza. Esa fue la historia de Roberto Madrazo, primero como dirigente nacional del PRI, y luego como candidato presidencial derrotado. Y esa fue la forma en que Ulises Ruiz, también por sus “cualidades políticas” de avezado ingeniero electoral, siempre terminó avasallando a sus oponentes, aunque eso significara obtener posiciones y poder, siempre con el acceso por la puerta de servicio.
Esa ha sido, pues, la forma de hacer política del ulisismo, aunque los resultados siempre han sido funestos. Cuando su maestro y líder moral, Madrazo, sufrió su primera derrota como precandidato presidencial, aprovechó la derrota de Francisco Labastida en la elección presidencial del año 2000 para apoderarse del PRI.
Al año siguiente, Madrazo llegó a la dirigencia nacional gracias a la fuerza que hizo con la maestra Elba Esther Gordillo, y a la presión que generó entre todos los demás factores de poder dentro del PRI, con el argumento de que a falta de Presidente, y teniendo un abanderado presidencial derrotado de la peor forma, el único liderazgo fuerte que quedaba en el PRI era él. Una vez que se ubicó como Presidente Nacional del PRI intentó doblegar a todos para ser él el candidato presidencial.
Y una vez que más o menos lo logró, trató de nuevo de presionar a todos los gobernadores priistas para que le dieran su apoyo político y económico. Al final, toda esa presión generó su debacle: lejos de creer en él, y quererlo como Presidente, todos los liderazgos del PRI le dieron la espalda y pactaron su apoyo al PAN. Los gobernadores priistas, entonces, enviaron un mensaje claro: si ya se habían librado del régimen en el que el Presidente era el Todopoderoso, no querían regresar al pasado con Madrazo. Y así fue.
CASO OAXACA
Ulises Ruiz no se puede explicar sin Roberto Madrazo. Él hizo un gobierno similar, en el que la única práctica política conocida era la de la presión, la imposición y la amenaza. Así consiguió el poder en Oaxaca. Así lo ejerció durante toda su administración. Y así intentó generar su proyecto sucesorio. Sólo que, de nuevo, y con la misma lógica descrita en líneas anteriores, al final todos los factores priistas le dieron la espalda a su delfín, Eviel Pérez Magaña, y a la posibilidad de que continuaran muchas prácticas sucias que ahora son la base de la inconformidad de la militancia priista.
Y esas fracturas de las fibras políticas priistas, se combinaron con las deficiencias propias y los pésimos antecedentes del candidato tricolor y de su equipo de campaña, para dar por resultado la derrota histórica del priismo oaxaqueño en los comicios estatales de 2010. Y aunque muchos han intentado hallar nuevas formas de hacer política dentro de ese partido, lo cierto es que la práctica ulisista se sigue imponiendo. ¿Por qué?
Porque en Oaxaca la situación del priismo es deplorable, y aun así nadie parece aprender de las lecciones de la derrota. En los comicios de 2010 el PRI ya no contó con la militancia obediente e incondicional, y con el voto duro, de siempre. Muchos oaxaqueños no votaron a favor de Gabino Cué, sino en contra de Ruiz y de su forma de gobernar y hacer política. Sólo que eso, al parecer, no ha sido entendido por el CEN del PRI, que luego de dos años de abandono, y de dos derrotas consecutivas, sigue permitiendo que el ulisismo prevalezca aún frente a la inconformidad de todos.
Eso quedó claro el viernes pasado, cuando intempestivamente, se anunció que la dirigencia nacional del PRI había decidido renovar el Comité Estatal de Oaxaca, y dar salida a un Jorge Esteban Sandoval que estaba claramente desesperado por irse. El nombramiento recayó en un madracista y en un ulisista —que para el caso son lo mismo—, que juntos dan pauta del alto grado de distorsión que existe en el PRI nacional respecto a lo que necesita el priismo de la entidad, así como de los riesgos que corre ese partido en su intento por recuperar algunas de las posiciones que perdió en 2010.
¿Por qué la distorsión? Porque el CEN de nuevo decidió entregarse al ulisismo por completo, a pesar de que prácticamente todas las corrientes políticas se han manifestado en contra no del grupo del ex Gobernador, sino de la manutención de las prácticas que han demostrado ser nocivas para las posibilidades de triunfo del partido.
¿Y por qué el riesgo? Porque en las condiciones actuales, habrá más disensos que acuerdos en el trabajo partidista. Y en medio de eso, quedarán huecos en los que libremente podrán reproducirse las más oscuras mañas de personajes que, encabezados por el propio Avilés, que son ampliamente conocidos dentro del PRI por vender las candidaturas y por timar y aprovecharse de quienes pretenden espacios de participación dentro de ese partido.
Por eso la nueva dirigencia, que llegó por la puerta de atrás, arranca con la premonición de las mismas consecuencias funestas que ha tenido cada una de las imposiciones de su grupo. Ellos son la muestra viva de un ex Gobernador que, aun en el repudio general, se resiste a soltar su ínsula de poder, y que prefiere que su coto de poder se le pudra en las manos, antes que dejar que otros, fuera de su dominio, hagan algo para rescatarlo.
EXPRESIONES
Ayer el ex diputado Jorge González Ilescas salió al paso para denunciar este nuevo acto de avasallamiento que, dijo, busca seguir alimentando intereses particulares, sin importar que por su insistencia y ambiciones, el PRI vaya en caída libre en el ánimo de los electores. Hoy lunes habrá más expresiones de inconformidad. Por eso, en el contexto del rechazo y la falta de legitimidad, no hay duda que la nueva dirigencia del PRI nació muerta.