Los ciudadanos queremos soluciones

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+ Oaxaca de Juárez merece algo mejor

 

En estos tiempos de campañas los ciudadanos también participamos, y queda claro que a estas alturas lo que queremos es seriedad de nuestros candidatos, responsabilidad con su encargo y, sobre todo, soluciones. A muchos nos preocupan los problemas de nuestra ciudad, y por esa razón no está de más que exijamos a nuestros gobernantes eso: soluciones que puedan satisfacer las preguntas básicas del qué, cómo, cuándo y para qué respecto a los problemas públicos que nos aquejan a todos.

Los oaxaqueños hemos visto en los últimos 17 años, cuatro alternancias de partidos en la presidencia municipal de Oaxaca de Juárez. En esas casi dos décadas, hemos visto cómo los gobiernos han ido del PRI al PAN, o del PAN a Convergencia, y de regreso, pero cómo los problemas han sido exactamente los mismos, y todos han ido en incremento. Hagamos un recuento y lo comprobaremos.

En los últimos 20 años los oaxaqueños nos hemos quejado por lo mismo, y las soluciones nunca han llegado. Hemos discutido hasta el cansancio el problema del agua, de la seguridad pública, de la atención a las colonias, de la demagogia que implementan algunos gobiernos para ganar adeptos, de los baches, del problema crítico de la basura y su destino, de la falta de alumbrado, de los problemas del transporte público, de lo enredado, engorroso y burocrático que resulta ser el gobierno municipal.

Asimismo, de la falta de oportunidades que tienen los jóvenes, de la poca prestancia que tienen las autoridades (priistas, panistas y demás) para estimular que más empresas vengan a ofrecer mejores servicios y, sobre todo, mejores empleos. Hemos debatido hasta el cansancio qué hacer con los ambulantes y demás vendedores informales que pululan por miles en las calles y que todos los días crecen. Hemos exigido solución pública a la falta de espacio en los panteones, que no ha llegado. Hemos debatido el presente y futuro de nuestros parques y espacios públicos… y así, podríamos seguir hablando hasta el infinito de un montón de problemas que sólo tienen como común denominador el hecho de seguir ahí, al margen del gobierno que, valga la redundancia, nos gobierne.

No es difícil asegurar, en este sentido, que propuestas las hemos escuchado todas: desde quien dice que va a solucionar todo como por arte de magia, hasta quien propone someterlo todo a consultas ciudadanas para alejarse de toda responsabilidad y únicamente quedar como un “facilitador” que no facilita nada.

El problema es que todo sigue ahí y no vemos forma de solucionarlo ante la división, los enconos y las discordancias en que ha estado nuestra ciudad en los últimos siete años. El 2006 dejó no sólo las calles cacarizas por las huellas de las llantas que se quemaban en las barricadas, sino que dejó también profundas confrontaciones entre nosotros los ciudadanos, que nadie se ha preocupado por sanar. Si esto es grave, lo es mucho más que los gobiernos sigan sin abordar esos problemas, y lejos de eso se dediquen a únicamente administrar la crisis permanente en que se encuentra nuestra ciudad.

 

CRISIS PERMANENTE

¿Por qué en crisis? Habremos de preguntarnos. Porque por momentos parece que el gobierno municipal no tiene para dónde hacerse. Porque en estos 17 años ha quedado claro que las soluciones que necesitan Oaxaca van más allá de una sola administración, o del esfuerzo aislado del gobierno municipal. Esto es, que Oaxaca de Juárez necesita una visión superior a la que han tenido los gobernantes en los últimos años, y para eso nos necesita a todos.

Sí, nos necesita a todos, pero lo primero que necesita es gobernantes comprometidos que aborden los problemas con soluciones deseables y posibles. Necesita, también, gobiernos compactos que trabajen en una sola línea y que tengan la capacidad de resolver los problemas más apremiantes e importantes que existen. Oaxaca de Juárez necesita que el gobierno municipal pueda construir una relación constructiva y colaborativa con los otros dos ámbitos de gobierno, para que juntos puedan resolver los problemas que se presentan o que ya están ahí.

De lo contrario sólo seguiremos viendo lo que hasta hoy: a un gobierno municipal débil, aislado, insolvente, incapaz de enfrentar los problemas que tiene ante sí, porque éstos implican millonarias inversiones que el gobierno no tiene, ni recauda, ni recibe por las aportaciones de la Federación y del Estado. Si analizamos uno por uno los problemas más urgentes que tiene nuestra ciudad, nos daremos cuenta que el hecho de que no sean resueltos parte de eso: de que el gobierno municipal no ha alcanzado la fortaleza deseada; que desde los tiempos de Pablo Arnaud como gobernante de la capital, la relación municipio-estado ha pendido permanentemente de hilos, y ha sido siempre tirante y cuesta arriba; que Oaxaca de Juárez no ha sido una prioridad para la Federación y sus programas de rescate, recuperación, reordenamiento y demás, que sí ha aplicado en otras ciudades importantes del país. Y si a eso le agregamos las “soluciones” demagógicas e inalcanzables de quienes han venido a prometer todo sin decirnos cómo… el resultado es la ciudad que tenemos. Una ciudad que tiene bien identificados los “qués” pero no los “cómos”.

Eso es lo que nosotros esperamos de nuestros candidatos: propuestas viables, soluciones posibles y diagnósticos específicos. Pero ya debemos pasar de eso. Nuestros gobernantes deben, pues, dejar la relativa comodidad de la “estabilidad” por gobernar una ciudad que, así lo ha demostrado en innumerables momentos, es más grande que todos sus problemas juntos. Oaxaca de Juárez tiene esa extraña capacidad de siempre poder renacer incluso de la nada; de poder superar una crisis social a partir de la historia, la cultura y la grandeza que desparrama en todas sus calles, edificios, parques y demás; de ser más que sus problemas de basura, delincuencia o falta de agua; y de seguirnos cautivando, a ustedes y a mí, a partir de ejercicios tan simples como caminar por sus calles o conocer algún episodio más de su historia.

 

QUEREMOS SOLUCIONES

Por eso es importante proponer, pero hacerlo con los pies en la tierra. Necesitamos soluciones. Queremos soluciones. Soluciones posibles. Soluciones que emerjan del conocimiento de los problemas de Oaxaca y de los caminos para abordarlos. Ya no queremos demagogia. Ya no queremos mentiras. Sólo queremos —y en eso estaremos todos de acuerdo— una mejor ciudad.  Hagamos lo necesario. Con seriedad.

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