+ Van por los símbolos, no sólo por las reformas
Los maestros de Oaxaca, y por ende los de las otras entidades del país que protestan, no se irán pronto de la capital de la República. Quien entiende la lógica de quienes manejan la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, entiende bien que su lucha no está únicamente circunscrita a los temas en concreto por los que protestan, sino que ésta siempre va encaminada a demostrar su fuerza ante los símbolos del poder establecido. En esas condiciones, no sería exagerado asegurar que el magisterio continuará en la Ciudad de México cuando menos dos o tres semanas más, hasta que pase el Informe de Gobierno y la conmemoración del Día de la Promulgación de la Independencia.
En efecto, la lógica del magisterio –el oaxaqueño, en particular- siempre está encaminada a encarar al poder establecido. Por eso, en Oaxaca para los maestros ya no constituye un reto la toma de las calles y, hoy en día, podemos asegurar que ya tampoco lo es la toma de los símbolos del poder establecido, aunque en otros tiempos sí lo fue. Nos explicamos: en los primeros años de la lucha magisterial, el magisterio retaba a la autoridad dejando las aulas y tomando las calles. Hace veinticinco años, por ejemplo, hacer un bloqueo vial era ya una afrenta a la autoridad. Pero después, cuando el gobierno comenzó a ceder más de lo que ya había hecho, los profesores no dudaron en ir por más. Y desde entonces, esa ha sido su norma permanente de conducta luchando no sólo por causas e intereses, sino también contra los símbolos.
Y es que cuando la calle ya no les fue suficiente, los maestros se fueron por los iconos del poder. Fue entonces que, para demostrar su poder a la ciudadanía, se organizaron para instalar obstrucciones masivas a espacios públicos y a arterias viales que eran, y siguen siendo, de vital importancia para la capital oaxaqueña. Así, por ejemplo, fueron masificando el plantón en el primer cuadro de la Verde Antequera cada mes de mayo. Y sus marchas venían acompañadas ya de cierres intermitentes a las principales calles de la ciudad, y también contra las vías terrestres que comunicaban a la capital y los principales centros urbanos del Estado de Oaxaca.
Al mismo tiempo, los maestros decidieron también encarar al poder público haciendo demostraciones de fuerza. Así, las protestas se encaminaron, además de la toma de las calles, la presión a los centros del poder público. Por eso la toma del Palacio de Gobierno se convirtió en punto indispensable de toda protesta, lo mismo que la sede del Poder Legislativo y del Tribunal Superior de Justicia del Estado. El efecto, obvio, no radicaba en poder “detener” al Estado, sino demostrarle a éste que ellos eran tan fuertes como para arrancarles la cotidianidad, protestarles en la cara, y conseguir sus fines sin padecer ninguna consecuencia por parte del Estado. Inclusive, en buena medida por causa de las protestas magisteriales, en Oaxaca se cancelaron actos simbólicos del poder público como los informes de gobierno, los actos masivos, e incluso se vieron disminuidos actos simbólicamente importantes como la conmemoración del Natalicio de don Benito Juárez, en su tierra natal, Guelatao de Juárez.
Después, en una tercera fase, los maestros de la Sección 22 se fueron a hacer esa demostración de fuerza pero ya en contra de otros símbolos del poder. Entonces fue cuando decidieron incluir en sus protestas las llamadas “transnacionales” a las que van todo el tiempo a protestar a Oaxaca; los símbolos del “capital”, como las instituciones bancarias y los centros comerciales, y también las representaciones de otros países que existen en Oaxaca. En diversos momentos (y en 2006 eso fue casi de forma permanente) el magisterio decidió ir a protestar a la representación consular del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica en la capital oaxaqueña.
Incluso, el aeropuerto internacional de la capital oaxaqueña no comenzaron a tomarlo en los tiempos de la sola toma de vías de comunicación, pero sí lo hicieron en este tercer momento, cuando en su lucha incluyeron los símbolos del poder económico que representa la comunicación de Oaxaca con las demás entidades y con el exterior. Huelga decir que aquí siempre han obstruido el centro aéreo sin ningún tipo de obstrucción.
PROTESTAS, “CON EL LIBRITO”
Por eso, como lo hemos dicho de forma permanente en este espacio, nadie se debería sorprender por lo que el magisterio oaxaqueño está haciendo en la capital del país. Están desplegando sus tácticas de protesta prácticamente “con el librito” que han ido construyendo a lo largo de treinta años de lucha magisterial, en contra de temas y en contra del poder, en la entidad oaxaqueña.
Hoy, si vemos con detalle, lo que el magisterio de la Sección 22 (y a éste lo ha seguido el magisterio de otras entidades que, aún siendo de la Coordinadora, no tiene tanta experiencia de campo en las protestas sociales como el oaxaqueño) está haciendo, es seguir, una a una, las tácticas que tanto ha ensayado en su casa. En la capital de la República, iniciaron con el plantón masivo y, por la premura, se fueron al mismo tiempo a la toma de las principales arterias viales (Paseo de la Reforma, Avenida de los Insurgentes, etcétera) y los centros del poder público como las dos sedes del Poder Legislativo. Ayer mismo marcharon a la Residencia Oficial de Los Pinos.
No todos entienden por qué fueron, por ejemplo, a la toma de embajadas de varios países y al intento de ocupar los alrededores del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Técnicamente no ganan nada con ir a protestar a sitios que, en apariencia, nada tienen que ver con su lucha. Pero en el fondo lo que buscan es demostrar, en esas representaciones diplomáticas y en el punto neurálgico que es para la economía y las comunicaciones, el aeropuerto de la capital del país.
GOBIERNO EN CRISIS
Es una novatada, por no decir que una estupidez, que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto no haya previsto que todo esto ocurriría. Todo, absolutamente, estaba cantado y estaba visto en el “tour de force” que ha sido la experiencia magisterial de Oaxaca. El problema es que aún con eso nadie lo previó, y sólo cayeron en la cuenta fácil de que el magisterio iría a protestar unos días y ya. Pero, por esa larga cadena de lucha contra el poder y sus símbolos, no debía sorprendernos que los maestros de Oaxaca se quedaran en la capital para el Primer Informe Presidencial, y también para el Grito del 15 de septiembre.