+ Política de todo o nada: sólo para los de poco entender
Desde noviembre pasado, uno de los temas más recurrentes en el ámbito político y periodístico de Oaxaca, ha sido el de la sucesión en el Poder Ejecutivo del Estado. En esos ámbitos, propios y extraños han dejado correr cualquier cantidad de versiones falsas o verdaderas sobre las definiciones en las diferentes fuerzas políticas. Pero es un error recurrente, que la prensa o los grupos que se encuentran alrededor de quienes definen el rumbo político del Estado, pretendan ver la situación como un mero asunto de polos. Es decir, en el que no existen los matices ni nada que se le asemeje.
Veamos que, cada una con sus particularidades, la situación en el Partido Revolucionario Institucional es casi la misma que entre los partidos que integran la llamada Coalición opositora: existen, en ambas, acuerdos expresos e indiscutibles sobre las fuerzas políticas que se aliarán para tratar de conseguir o retener el poder; pero, también, en ambas no existen criterios claros sobre cómo se elegirá a sus candidatos y cuál será el proceso “democrático” a través del que se le dará legitimidad al mismo. Esto es lo que objetivamente ocurre en ambos frentes.
¿Pero qué pasa alrededor? Que esas definiciones e indefiniciones han provocado una guerra feroz en la que nadie saldrá bien librado, justamente porque todos le apuestan al todo o nada, y —dentro y fuera de los grupos de poder— se asustan cuando ven que las cosas son distintas a como quisieran. Veamos por qué y, para ejemplificarlo mejor, tomemos un caso en particular.
En el Revolucionario Institucional existen, formalmente, seis aspirantes a la candidatura a Gobernador. Desde principios de noviembre pasado, cuando éstos fueron “presentados” públicamente, se veía que existía una proclividad del jefe político del priismo oaxaqueño —es decir, el Gobernador del Estado—, sobre uno de los aspirantes.
Evidentemente, ese fue el punto específico que generó todas las polaridades que hoy se viven al interior de ese partido. Algo tan natural, les provocó un ruido inmenso a todos, pero también una guerra de pataleos de la que difícilmente saldrán bien librados. Todo se basa en no saber entender, en los dos frentes, que la política es cualquier cosa menos un asunto de totalitarismos.
¿Por qué? Porque entre los aspirantes a la candidatura que se sintieron desplazados, comenzaron a emerger las denuncias de inequidad, antidemocracia e irritaciones por las prebendas y excesivo trato amable que, desde el poder, se le daba a quien ahora catalogan como “el delfín” del jefe político priista. No supieron entender que uno de los pilares de todo partido hegemónico como el PRI, es precisamente el verticalismo en la toma de las decisiones más trascendentales. Dirán misa, pero ellos mismos saben que en la composición actual de las fuerzas partidistas, la democracia sigue siendo un sueño justo para los idealistas. Por tanto, más que buscar una competencia justa, el Gobernador necesariamente tendría que enfilar sus preferencias hacia uno de ellos.
Pero también en el lado de enfrente se equivocan. Y no porque consideren que el Jefe Político es antidemocrático ni mucho menos, sino porque piensan que ante una decisión que hasta es insinuada, todos los demás tendrían que plegarse al designio superior. Pensar esto es, por lo menos, una estupidez.
En otras palabras, en el lado del supuesto “delfín” ven como una afrenta, como una provocación, y hasta en tono de burla, algo que es natural y perfectamente entendible: que los demás aspirantes a la candidatura a gobernador, muevan todas sus posiciones, y jueguen todas sus cartas para tratar de ser tomados en cuenta como lo que son: políticos serios que están dentro de un proceso interno para elegir al sucesor del Gobernador, justamente porque recibieron la venia para hacerlo y porque tienen capitales políticos para ello.
En ambos frentes, sin embargo, parecen considerar que este es un asunto de todo o nada. No se dan cuenta que tanto una posición como la otra son perfectamente naturales, y que lo ideal sería que cada uno respetara el trabajo, los tiempos y hasta la suerte de los demás. Sólo que toman esto como afrentas en las que sólo abonan a las intrigas y a la descalificación mutua.
LA OPOSICIÓN
En los partidos de oposición ocurre exactamente lo mismo. Tal pareciera que el senador con licencia, Gabino Cué Monteagudo, considera que la coalición opositora es una especie de “traje a la medida” que fue confeccionado a su medida y que responderá fielmente a todos sus intereses. Mientras eso ocurre, algunos otros de los personajes que aspiran a la candidatura opositora buscan desesperadamente hacerse notar para, como en el caso del PRI, ser tomados en cuenta.
¿Por qué la coalición opositora se ha tardado tanto en presentar formalmente a quien será su candidato? Evidentemente, porque la decisión final no está tomada. Entre todas las fuerzas políticas se está aún analizando el mejor escenario y al mejor perfil, para a partir de ello consolidar su estrategia de lucha electoral en contra del priismo. Pero mientras, la suficiencia del senador con licencia Cué parece estar comenzando a molestar a algunos.
No debería ser así. Pero Cué Monteagudo parece considerar que si fue su equipo quien hizo el trabajo más fino para consolidar la alianza, y lograr que todas las fuerzas políticas opositoras en Oaxaca convergieran a su favor, lo más natural tendría que ser que él encabezara la alianza opositora. Es probable que esto sea así, aunque el objetivo final del esfuerzo opositor se llama “ganar”.
¿Qué pasaría si apareciera un mejor perfil? Que, en una decisión pragmática, Cué tendría que ser sustituido por quien diera mejores garantías de triunfo. Ello atendería a la naturaleza misma de la Coalición (es decir, el pragmatismo) y les daría mejores potenciales para disputar la gubernatura. ¿Por qué, sin embargo, todos los competidores internos de Cué lo ven como un avasallador? No por otra cosa, sino por una actitud derrotista que ellos mismos se impusieron, y que al final no provocará más que daños para ellos mismos.
ALIANZA CONSOLIDADA
Según se sabe, la tarde-noche del pasado jueves se consolidó, a nivel de partidos, la Coalición opositora. Esta situación se formalizará la próxima semana y de ahí pasarán sólo algunos días para que se haga la definición del Candidato. En el PRI esperan eso para hacer lo propio. En ambos frentes se preguntan: ¿Quién destapará primero a su gallo?
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