+ ¿Qué intereses están detrás de STPEIDCEO?
La administración estatal lleva años consintiendo la ineficacia de miles de sus trabajadores sin hacer algo para cambiar el estado de cosas, y lejos de que se vislumbre un cambio positivo, lo único que se encuentra a la vista es la elección de la nueva dirigencia de los burócratas estatales. Este proceso, que no reporta ningún beneficio para los trabajadores o para la administración pública, es más bien ocasión para la manipulación y la búsqueda de intereses políticos a costillas de los empleados.
En efecto, luego de que pasó la llamada “semana del empleado” en la burocracia estatal —una semana, que en realidad son dos, en las que el gobierno le “regala” a los trabajadores de base un bono económico, y días de descanso, para que realicen actividades recreativas en ocasión del Día del Empleado, aún a costa de menguar los servicios públicos que el gobierno presta a la ciudadanía—, vale la pena analizar qué mejoras le ha procurado el gobierno a sus trabajadores para que sean más productivos, y qué destino tiene la parte política del manejo gremial de los más de nueve mil burócratas estatales.
El asunto no es menor. Pues de entrada está el hecho de que el gobierno estatal ha mantenido desde hace años a una burocracia privilegiada, costosa y poco productiva. El Gobierno del Estado, por ejemplo, nunca ha tenido el interés de promover un verdadero servicio profesional de carrera que permita la profesionalización de la burocracia de base y el incremento de su productividad y eficiencia, a través de esquemas institucionales de escalafón basado en la productividad.
De hecho, cuando llegó Alberto Vargas Varela a la Secretaría de Administración, dijo que ese sería uno de sus objetivos como titular de esa dependencia. Sin embargo, a cuatro años de distancia, y sin ningún paso dado sobre la ruta que él mismo marcó el día en que tomó posesión, queda claro que ese es uno de los temas que definitivamente abandonó, o no pudo abordar. Y hoy en día la burocracia estatal sigue siendo la misma de siempre, que consume recursos millonarios, que carece de rumbo, y que reporta muy pocos beneficios a la administración estatal.
No obstante, parece claro que el de la improductividad es el menos grave de sus problemas, porque junto a él se encuentra otro: el de la manipulación con fines políticos. ¿De qué hablamos? De que el sindicato de burócratas ha sido un factor de poder para políticos y funcionarios. Y de que hoy que se avecina la elección del próximo dirigente de los burócratas ya hay intereses bien definidos alrededor de ellos, que buscan aprovecharse de él para alimentar futurismos. Veamos.
Por un lado se encuentra la llamada “unidad sindical”, que no es sino un amasijo de pequeños grupos de burócratas manipulados por el dirigente saliente del STPEIDCEO, Juan Rosas, y el director general del Colegio de Bachilleres, Germán Espinosa Santibáñez. Éste grupo es quien parece estar recibiendo la venia oficial, a través del otorgamiento de días de descanso y apoyos económicos para la realización de actividades abiertamente proselitistas, fuera de los plazos legales.
Hace unas semanas, por ejemplo, con financiamiento hasta ahora no aclarado, ese grupo de Unidad Sindical organizó un desayuno masivo, en horas y días hábiles, al que invitaron a todos los trabajadores de base que quisieran asistir. El “gancho” era doble entre los burócratas: desayuno y día de descanso, para identificarse con ese grupo, que lo que busca es simpatías de cara a la elección de la dirigencia sindical.
El problema es que ni así, Unidad Sindical pudo reunir a las mil 500 personas que esperaba, y sí quedó el cuestionamiento, primero, de quién costeó el desayuno, y segundo, de por qué la Secretaría de Administración le autorizó a ese grupo el día de descanso para los asistentes si la reunión no tenía ningún objetivo sindical, si el proceso electoral aún no inicia, si dicha actividad era claramente un acto proselitista. Y sobre todo, lo más ruidoso del asunto es que esto constituye una abierta intromisión de la Secretaría de Administración en temas en los que no debería involucrarse.
MANIPULACIÓN
El problema es que reiteradamente el gobierno estatal ha intentado manipular al sindicato de burócratas, y casi siempre se le ha salido de control. En los noventas eso pasó con Reveriano Chagoya, a quien utilizaron hasta que intentó rebelarse, y entonces provocaron un grave problema político para el gobierno y sólo se resolvió cuando encarcelaron a Chagoya y cooptaron a los líderes menores.
Esa historia se repitió a principios de la década anterior con Oliverio Neri, quien por un pésimo manejo político del gobierno intentó también una rebelión, que ni tenía fines a favor de los trabajadores, ni contaba con la fuerza para defender sus posiciones políticas. En todos los casos, pues, los experimentos de manipulación política al interior del STPEIDCEO han derrotado a quienes los han intentado, y además han sumido a la burocracia estatal en el descrédito y la improductividad, además de ocasionar más problemas de los que han resuelto.
Hoy pareciera que esta situación se repite con el intento abierto de Espinosa Santibáñez, y de Juan Rosas —a quien acusan de traición al grupo que lo llevó a la dirigencia gremial—, con el apoyo de funcionarios estatales, por generar una corriente que derrote al grupo que desde hace casi una década ha demostrado tener el respaldo mayoritario entre los burócratas, y que tiene como cabeza visible al ex dirigente Joel Castillo Pérez.
Y es que no está mal que intenten generarle oposición a ese o a otros grupos. El problema es que lo hacen mal, sin capacidad de persuasión genuina entre sus agremiados, y quebrantando abiertamente las reglas mínimas de la convivencia entre los burócratas, al utilizar recursos públicos para sus actividades, que además son realizadas al margen de los tiempos establecidos para ello.
LA ANARQUÍA
Es claro que quienes buscan meterse por la fuerza a la política sindical de los burócratas, lo hacen con la intención de ser un factor para la sucesión de 2016 en Oaxaca. El problema es que hoy parece haber más intereses políticos que de la clase trabajadora, y que si no hay un manejo político eficaz de esta situación, este bien puede convertirse en otro problema para la gobernabilidad al interior de la administración estatal. ¿A quién le conviene que haya inestabilidad? Es la pregunta que debían responderse quienes hoy permiten y alientan a los que quieren madrugar, en el relevo de la dirigencia del sindicato de burócratas.