+ Manipulación política de defraudados: ¿no que no?
El pasado lunes, en su encuentro semanal con los medios informativos, el edil de la capital oaxaqueña, y aspirante a la candidatura priista a Gobernador, José Antonio Hernández Fraguas, vaticinó el alejamiento político entre el senador Gabino Cué Monteagudo y el ex candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador. Lejos de cualquier virtud adivinatoria del Alcalde citadino, parece claro que esa es la ruta natural que sigue el proceso de conformación de la alianza opositora.
Son al menos tres las condiciones que serán determinantes para la conformación de la alianza. Sin embargo, López Obrador jugará un papel trascendental en esos tres momentos. La primera de las circunstancias tiene que ver con la imposibilidad material de cualquiera de los partidos de oposición, para ganarle al PRI en los comicios; la segunda, tiene que ver con los acuerdos políticos que ha trabado el senador Cué para convertirse en el abanderado de la Alianza; y la tercera, por las dificultades que ha habido al tratar de generar un marco real de legitimidad a esa unión que, insistentemente, ha sido calificada como “del agua y el aceite”.
¿Por qué tiene “mano” López Obrador en las tres condiciones? Porque, según los hechos, es el único personaje que en Oaxaca podría agrupar un bloque capaz de darle batalla al PRI en el proceso electoral. Además, porque desde 2006 ha sido la base de apuntalamiento del senador Cué, para posicionarse nuevamente como un líder icónico de la oposición en la entidad. Y porque, a todas luces, AMLO es el único personaje de su calado político (un ex candidato presidencial con un sustento electoral que araña los 15 millones de votantes) capaz de aliarse sin cuestionamientos ideológicos —es decir, basado en el pragmatismo que lo caracteriza— con quienes hace tres años eran sus adversarios a muerte.
Pareciera que la alianza entre los llamados Partidos de izquierda rumbo a los comicios estatales del próximo año, no presenta mayores dificultades. En realidad, las resistencias iniciales de la dirigencia nacional del PRD a aliarse con otros partidos para impulsar al senador Cué, se fueron mitigando en la misma medida en que asimilaron que, les guste o no, sin un factor como AMLO en una entidad como Oaxaca y en unos comicios como los que se acercan, sus posibilidades de obtener una votación al menos decorosa, serían ínfimas.
Algo similar ocurre con Convergencia y el Partido del Trabajo. Ambas fuerzas políticas en la entidad —y en el ámbito nacional también— se han visto gananciosas, en la misma medida que han servido de partidos satélites que orbitan alrededor del ex Candidato presidencial. Saben, igual que el PRD, que sin el respaldo lopezobradorista, hoy serían nada en Oaxaca.
El problema más complejo está en la posible alianza que las fuerzas perredistas, petistas, convergentes y lopezobradoristas, logren con el PAN para impulsar al senador Cué. No existe duda alguna de que todo eso pueda ser logrado. Lo realmente interesante, será ver cómo, en efecto, todas las fuerzas tomen sus distancias entre sí para sostener sus decoros particulares, pero cómo todas actúen para tratar de impulsar al senador Cué como un candidato ganador.
DESLINDE ANUNCIADO
Luego de ocurridos los comicios federales del mes de julio pasado, se notó un cambio abrupto de actitud y discurso político en el senador Cué Monteagudo: contrario a la “tradición” convergente de avasallamiento, golpeo y albazos, el Aspirante enfocó su atención al llamado recurrente a los partidos de izquierda a olvidar los agravios del pasado, a fomentar la coordinación, y a tratar de construir una alianza política que les permitiera derrotar al partido en el poder.
Al mismo tiempo, el discurso del senador Cué moderó hasta el punto del silencio, en cuanto a las críticas a la administración del presidente Felipe Calderón Hinojosa, y al Partido Acción Nacional. Basta con echar un vistazo a su portal electrónico www.gabinocue.org para corroborar que el nivel acostumbrado de la crítica hacia el gobierno calderonista, disminuyó sensiblemente del pasado mes de julio a la actualidad, y cómo desde entonces todas sus atenciones se han enfocado al llamado a la concordia a las fuerzas de oposición.
¿Por qué ese discurso? Porque esa es una primera forma de deslinde de sus propias prácticas en el pasado, pero también de alejamiento del discurso de AMLO. Lo apuntamos aquí desde julio pasado, sin dejar de insistir en el tema en más de una ocasión: es sólo cuestión de tiempo para que esas primeras formas de alejamiento, se conviertan en acciones más visibles de alejamiento aparente entre los dos personajes que buscan alianzas con sus adversarios, o con las fuerzas políticas a las que ellos, en otros momentos, han defraudado. Incluso, el 4 agosto señalamos la cercanía de un pronunciamiento del Senador a favor de Acción Nacional.
La razón entre ellos no es una ruptura: en realidad, es el cálculo puro de un alejamiento pactado y conveniente para todos. Un posible deslinde del senador Cué respecto a López Obrador, le quitaría las cargas negativas que hoy trae también aparejadas el tabasqueño; le permitiría tener un margen de maniobra más abierto con Acción Nacional para trabar la alianza; y les permitiría a todos trabajar en un proyecto conjunto que no sólo incluiría la gubernatura del Estado, sino una estrategia política de mayor envergadura.
En un principio, e incluso allende el 2010, esa lejanía y deslinde podría ser simulado. Pero si llegara a ganar la gubernatura del Estado, pasado el tiempo, nuevamente Cué volvería a sus prácticas tradicionales: en 2012 le daría la espalda para transitar al lado de Marcelo Ebrard. Uno de sus principales aliados, Alberto Esteva Salinas, ya se encuentra incrustado en la primera línea del Jefe de Gobierno del DF. Entonces sí habría deslinde, traición y deslealtad real. Será sólo cuestión de tiempo.
DEFRAUDADOS
Y MANIPULADOS
Hemos apuntado que desde algunos sectores del PRD y Convergencia, se está tratando capitalizar políticamente la quiebra de cajas de ahorro. Aquí, un botón de muestra: el ex diputado federal perredista, Othón Cuevas, acusa sin ningún sustento que el monto desaparecido de Caja Coofía, fue utilizado para las campañas políticas priistas de 2006. Con ese y otros argumentos similares, llaman a los defraudados a la movilización, bajo la promesa de conseguir fondos públicos para resarcirlos. Al final no habrá dinero alguno. Pero sí mucha manipulación, mentiras y especulaciones.
almargenoaxaca.wordpress.com