Autorización: traición a conciencia ciudadana
Ayer, con el anuncio de la autorización para que Tiendas Chedraui construya su polémica sucursal de la colonia Reforma, en esta capital oaxaqueña, el Ayuntamiento citadino demostró cuán poco que le interesa el verdadero sentir y la movilización ciudadana civilizada, y también cuánto calculó sus conveniencias políticas.
Alejada ya la administración municipal de Oaxaca de Juárez, de todas las efervescencias electorales, y más bien arrinconada por las derrotas continuadas, ahora sí se animaron a hacer lo que hace poco más de dos años el entonces edil José Antonio Hernández Fraguas, negó rotundamente a hacer no en base a su conciencia ciudadana, sino a sus intereses políticos: expedir las autorizaciones y legitimar la construcción de una edificación que, en sí misma, ha provocado importantes muestras de rechazo ciudadano.
Esta historia, como bien ha de recordarse, comenzó un miércoles 9 de julio de 2008, cuando en las primeras horas de la mañana, un grupo de trabajadores de la Constructora Ingrid, se apersonaron en un predio localizado entre las calles de Pensamientos y Heroica Escuela Naval Militar, en la colonia Reforma de esta capital, para derribar alrededor de 150 arbustos adultos que eran parte del terreno, e iniciar los trabajos de cimentación de lo que sería una sucursal más de las Tiendas Chedraui.
Desde el amanecer, centenares de vecinos se hicieron presentes en el lugar, para protestar por lo que ellos mismos calificaron como un ecocidio. Horas después, otros grupos de inconformes se hicieron presentes en la sesión de Cabildo del Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, para exigirle al entonces presidente Municipal, José Antonio Hernández Fraguas, que cancelara los trabajos e impusiera una multa ejemplar tanto a la empresa constructora, como a quien la contrató, por la tala no autorizada de esos árboles que eran parte del patrimonio ecológico de la zona.
En un primer momento, el edil Hernández dijo que los trabajos serían clausurados temporalmente, en tanto se indagaba si era o no viable continuar con los trabajos, y dijo que había que tener ciertas consideraciones, porque esa inversión era un ejemplo claro de que Oaxaca era un sitio atractivo para las inversiones de capital. Sólo que ante el fuerte incremento de las protestas, el Munícipe tuvo que recular.
Así, unos días después, también en sesión de Cabildo, y a través del entonces regidor Guillermo Zavaleta Rojas, anunció la cancelación definitiva de la licencia de construcción, así como la imposición de una multa de 10 millones de pesos a la cadena comercial por el ecocidio. Con esto, el gobierno municipal fingió responder al reclamo ciudadano, a través de un anuncio y una multa espectaculares. Era difícil anticipar, entonces, que todo eso sería echado por tierra.
La primera fuerza que destruyó esa aparente sensibilidad municipal para decretar la cancelación de la licencia de construcción a Chedraui, y su castigo ejemplar, fue la legal. En abril del año pasado, la cadena comercial, cobijada en la protección de la justicia federal que obtuvo a través de un juicio de amparo, obligó al Ayuntamiento citadino a rectificar en el monto de la multa, y reducirlo a menos de una décima parte de la cantidad que originalmente se había impuesto. El juicio de garantías tuvo el efecto de conminar a la autoridad municipal a utilizar las normas correctas, e interpretarlas adecuadamente para imponer sus sanciones, no en base a manipulaciones políticas, sino conforme a derecho.
Así, como lo previmos en nuestra entrega del lunes 13 de abril de 2009 al analizar los preceptos correctos de los que se tendría que valer la autoridad para imponer sanciones, la multa final no podría rebasar la cifra de un millón 39 mil pesos. Y así fue. Apenas en junio pasado se supo que la sanción última fue de sólo 990 mil pesos. Poco más de nueve veces menos que aquella espectacular multa de 10 millones de pesos que, según lo dicho ayer por la autoridad, fue pagada por Chedraui desde mayo pasado.
LICENCIA ANUNCIADA
El pasado 26 de junio, en relación a este caso, apuntamos en este espacio que “Hernández Fraguas tomó el asunto [de Chedraui] como una de sus principales banderas políticas, y también para demostrar a todos que él sí es un político sensible. Aplicó una multa millonaria y canceló permisos. ¿Y qué pasó dos años después? La sanción económica ejemplar, ya no lo es tanto. De 10 millones se redujo, como aquí lo advertimos desde hace 14 meses, una cifra cercana a un millón de pesos. Y en cualquier momento podría reiniciar la edificación de esa plaza comercial. Mucho compromiso, ¿no?”.
Todo eso finalmente ocurrió. Hoy es evidente que al haber sido superados todos los intereses políticos y electorales, quienes integran el Ayuntamiento citadino ahora sí decidieron tomar decisiones impopulares que antes se negaron a asumir, al encontrarse envueltos en una aparente casaca de representantes ciudadanos, aunque ocultando sus verdaderos cálculos electorales mezquinos.
En su momento, el gobierno de José Antonio Hernández Fraguas decidió tomar el caso Chedraui como una demostración de su eficacia como gobernante. Hoy como ya no tiene aspiración alguna, ni le interesa seguir teniendo una importante ascendencia entre el electorado que pudiera reportarle beneficios electorales, y ni siquiera encabeza el gobierno de la ciudad, entonces sí decidieron darle luz verde a la construcción.
Al final de cuentas, no está mal que hayan autorizado un proyecto que, quizá, cumple con todos los lineamientos y requerimientos de las autoridades municipales, ecológicas y reguladoras de las construcciones. Lo que no tiene explicación, ni justificación, es, por un lado, que la administración municipal haya manipulado de tal modo este caso para tratar de salir ganancioso en aspectos políticos o electorales; y por el otro, que ahora, sean ellos mismos quienes convaliden un proyecto que en julio de 2008, habían anunciado que estaba “muerto y enterrado”, pero en el que cometieron, quizá voluntariamente, tal cantidad de errores e inconsistencias, que en el fondo parecían estar encaminadas a lograr, en última instancia, la legitimación de la decisión de, ahora sí, autorizarle su construcción a la nueva sucursal de Chedraui.
DERROTA CIUDADANA
Esta cancelación fue un triunfo ciudadano auténtico. Fue la gente, movilizada y oponiéndose civilizadamente, la que consiguió esto. Más que de la ecología, esta es una derrota para ellos.