Señalamientos sobre Elección de Estado: todos tienen razón

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+ Oaxaca seguirá siendo el referente nacional sobre comicios

Conforme pase el tiempo, arreciarán los señalamientos de que en Oaxaca ocurrirá lo que denominan como “una elección de Estado”. ¿Qué significa eso? Y, sobre todo, ¿por qué unos y otros lo aseguran? La respuesta a esas dos preguntas, necesariamente debe llevarnos a comprender por qué nuestra entidad es y seguirá siendo un referente obligado sobre los procesos electorales en el país. Lo que aquí ocurrirá, en ningún sentido tiene algo para presumir.

¿Qué es una elección de Estado? En la construcción de un concepto más o menos teórico, tendremos que entender que ello ocurre cuando, en un territorio, el conjunto del gobierno y el partido de Estado, ponen a funcionar los mecanismos aparentemente democráticos para legitimarse durante un periodo más en el poder. Una elección de Estado implicaría la ausencia total de competencia, y la simulación en el cumplimiento de los principios democráticos más básicos, para la consecución de los objetivos.

Así, podemos ver, de entrada, que ni en Oaxaca ni en el país, ocurren hoy elecciones de Estado, porque no existen gobiernos homogéneos, porque las fuerzas de oposición no son decorativas, porque no existen partidos de Estado, ni las competencias democráticas no son simuladas. Deberíamos, por tanto, ubicar con mayor exactitud qué es lo que ocurrirá en un territorio tan emblemático como Oaxaca en relación al proceso electoral que se desarrolla.

Históricamente, el Revolucionario Institucional no fue un partido de Estado, sino que más bien, el PRI fue el ente emblemático del régimen de partido hegemónico, que prevaleció en el país desde los años 30 hasta casi finalizar la década de los 90s, en el siglo pasado. Al acentuarse la competencia electoral y los triunfos por parte de fuerzas de oposición, el sistema político comenzó a pluralizarse; y eso fue lo que, en el ámbito federal, permitió la alternancia de partidos en el poder a partir del año 2000.

Tal parece que Oaxaca no pasó por dicho proceso. Aquí, hasta ahora y desde que el priismo —o sus antecesores— obtuvieron el poder por primera vez, no ha habido un gobernante de filiación partidista distinta, como tampoco mayorías legislativas. Lo más que llegó a haber, en algún momento, fueron los triunfos opositores en algunos de los gobiernos municipales más importantes del Estado. Pero nada más. ¿Qué significa todo esto?

Que, en el ámbito estatal, el priismo tiene un control casi total de las definiciones partidistas y de los procesos políticos. Esto es lo que casi siempre podemos ver: aquí, hasta ahora, existe un gobernante políticamente fuerte, que además cuenta con el respaldo incondicional —o la sumisión— de los poderes Legislativo y Judicial, y que controla estructuras electorales importantes a las que puede manejar a través de los recursos del Estado que, por la vía que sea, canaliza para esa causa.

Este nivel de control, por lo tanto, le permite influir de modo decisivo en las definiciones políticas tanto de su gobierno, como de los demás poderes y, sobre todo, de su partido. Así, más allá de los nombres, el gobernante local tiene la posibilidad holgada de ser el fiel de la balanza, el gran elector y el árbitro último, asimismo reprendedor que benefactor, de todos aquellos que comulguen o no con sus intereses, con su proyecto, y con su causa política.

DESEQUILIBRIOS

COMPARTIDOS

Sin embargo, aún con esto estamos lejos de poder llegar a una situación de un partido o de una elección de Estado. ¿Por qué? Porque, nos guste o no, en el ámbito federal ocurre algo parecido. Veamos.

Al menos ahora, fue desde las más altas esferas del gobierno federal que se construyó la alianza de partidos de oposición, en la que participan lo mismo fuerzas de derecha, de izquierda, y de falsa izquierda. La importancia que reviste esta alianza poco o nada tiene que ver con la unión formal de las fuerzas políticas. Éstas, en el ámbito nacional son irrelevantes para unos comicios locales, y en el ámbito local, esas fuerzas partidistas son meramente representativas.

Por ello, su importancia electoral radica en otros puntos no menos importantes. ¿Cuáles? Todo se basará en que unos pondrán amplios presupuestos de dinero obtenido de las arcas federales, o derivados del producto de las compras que hace a particulares el gobierno de la República; y que otros, con menos dinero pero con más conocimiento de la operación electoral, habrán de venir a hacer el trabajo de estructuras electorales, compra de voto y demás, que las fuerzas partidistas formales que integran la alianza, no saben, no pueden o no quieren hacer.

Esto, a la luz de los hechos, equipara a las dos fuerzas que habrán de enfrentarse. Si se niega la intervención de uno de los dos ámbitos de gobierno en el proceso electoral, necesariamente tendrá también que negarse la presencia del otro. Esto mismo, en sentido contrario, significa que si un gobierno estará presente e interviniendo activamente en el proceso y las definiciones políticas, también estará el otro tratando de hacer la contraparte. Y, en ese escenario, habrá de ganar no quien tenga la mejor oferta democrática o de gobierno, sino quien haga la mejor uso de los recursos a su alcance, y de la operación de ingeniería electoral que será el factor definitivo.

Así, es imposible hablar de una elección de Estado; o más bien, podría decirse que esta será “una elección de Estados”. O de gobiernos. En la que se enfrentarán no dos fuerzas partidistas únicamente, sino dos entes superiores que tratarán de hacer, aquí, el primer ensayo de lo que buscarán en los comicios federales de 2012.

El PRI, por razones “morales”, y por su propia supervivencia, está obligado a no perder Oaxaca. El PAN, hoy aliado con el PRD, vienen a luchar electoralmente bajo la lógica de que juntos superan numéricamente con amplitud a los tricolores. Y como en los comicios federales el enemigo a vencer será el PRI, para ellos éste será el preámbulo de sus retos futuros.

ENCUESTAS

Las encuestas no son un método fiable para prever resultados electorales. ¿No sabían de antemano en el PRI que habían postulado a un candidato que tiene otras cualidades, pero no la de haber sido el mejor posicionado electoralmente? Lo acepten o no, respecto a los números tienen ante sí un problema mayor que en muy poco tiempo tendrán que revertir. Aguas.

almargen@tiempoenlinea.com.mx

almargenoaxaca.wordpress.com

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