El PAN-gobierno federal perdió comicios desde octubre pasado

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+ “Transición democrática”, contradicción errática y visible

Podríamos no exagerar ante la afirmación de que el Partido Acción Nacional, el gobierno federal y todas las fuerzas de oposición, perdieron toda oportunidad de competir electoralmente en Oaxaca, desde octubre del año pasado. Si el objetivo —entonces y ahora— era el de descarrilar al priismo, arrebatarle el Gobierno del Estado, y emprender el proceso de “transición a la democracia”, las fuerzas opositoras fallaron a la vista de todos. La explicación a esto, no se encuentra en la vocación democrática ni en la conformación de alianzas, sino en la forma en cómo se repartieron los recursos públicos.

Desde julio del año pasado, cuando ocurrieron los comicios federales en los que se renovó la Cámara de Diputados, se preveía que de ese resultado dependerían las estrategias electorales posteriores del panismo y el gobierno federal. Los resultados electorales arrojaron una aplastante derrota al partido del presidente Felipe Calderón, una disminución en el respaldo popular al perredismo, y un ascenso exponencial en la preferencia por el priismo. Dicho partido estuvo a punto de obtener la mayoría simple (250+1) en la Cámara baja. Y con ello, el priismo prácticamente tomó el control del Poder Legislativo federal.

Ese fue el contexto en el que el Jefe Político del PRI en Oaxaca exigió a sus nuevos diputados federales (y a los de otras entidades federativas, a los que desde aquí impulsó económica y políticamente) a buscar un presupuesto nunca antes alcanzado. En la negociación del incremento de impuestos entablada con el gobierno federal, algunas corrientes priistas (como la del Estado de México y Oaxaca) obtuvieron una propuesta inmejorable: apoyar el alza al Impuesto al Valor Agregado, al Impuesto sobre la Renta y demás, a cambio de obtener los recursos extraordinarios que tanto buscaban.

Estos pactos estuvieron a punto de provocar un cisma en el PRI. Esto, porque no todos los grupos del tricolor fueron invitados a esa “fiesta”, y otros porque se habían comprometido con sus electores a no elevar impuestos. Al final se impuso el acuerdo cupular y la mayoría priista (conformada mayoritariamente por las fracciones mexiquense y oaxaqueña, que controlan a más diputados que las de sus representaciones formales) impulsó dicho acuerdo. Oaxaca obtuvo una cifra nunca antes vista, que casi alcanzó los 48 mil millones de pesos en gasto público para 2010.

En un primer momento esto reveló, en toda su magnitud, cómo en un país como México puede haber un pueblo pobre con un gobierno —en sus diversas esferas administrativas— rico. Esta aseveración no constituye exageración alguna: en los momentos mismos en los que ocurría una crisis económica descomunal, en la que el gobierno federal acusaba un faltante de casi 400 mil millones de pesos en sus arcas, los poderes Ejecutivo y Legislativo pactaron como remedio, un incremento de impuestos a cargo de los contribuyentes, con el que no sólo financiaron dicho faltante, sino que además obtuvieron recursos extraordinarios para el gasto público (que repartieron entre todos los que apoyaron las disposiciones fiscales alcistas), y eliminaron el imperativo real de aplicar planes severos de austeridad para enfrentar la crisis. Así, en aquel episodio todos quedaron contentos por haber logrado su objetivo. Aunque en el caso de Oaxaca, también determinaron en rumbo que tomaría el proceso electoral que ahora está en desarrollo.

IMPULSO ELECTORAL

El hoy candidato a la gubernatura por la Coalición por la Transformación de Oaxaca, Eviel Pérez Magaña, elevó su presencia y ascendencia política en el Estado, a partir de la coordinación de la diputación federal oaxaqueña, y los logros obtenidos alrededor del presupuesto. Si la historia de los recursos extraordinarios obtenidos hubiera sido distinta —para mal—, éste habría enfrentado diversas contrariedades que le fueron allanadas por aquel episodio en el Congreso, y que finalmente le permitieron legitimarse como Abanderado priista en el Estado.

¿De qué hablamos? De que hasta antes de tomar posesión como diputado federal, hace menos de un año, las perspectivas de que Eviel Pérez Magaña se convirtiera en candidato a la gubernatura eran prácticamente nulas. La razón era simple: en la tradición sucesoria del tricolor él era el menos aventajado, y el que menos experiencia abrevaba en el trabajo territorial con las bases priistas. Su primer recorrido por el Estado, tuvo como leitmotiv el agradecimiento a la militancia por los triunfos del tricolor; y el segundo, fue para informar sobre los logros económicos obtenidos por la diputación federal de la entidad.

Sin embargo, esa es apenas una de las aristas de lo que, desde 2009, determinó el aventajamiento priista que hoy escandaliza y preocupa a los opositores. Más que la bandera política por los resultados, o la legitimación que obtuvo el entonces diputado Pérez Magaña en la carrera interna de su partido por la candidatura a gobernador, la ventaja real del priismo ocurrió cuando éste mismo se reveló con las alforjas llenas de dinero para enfrentar un proceso electoral sin precedentes.

Tal parece que a nadie le escandaliza esto último por las razones que deberían. Al panismo y al gobierno federal —que se juegan en Oaxaca la primera gran batalla previa al 2012— les provoca preocupación, porque ni utilizando las mismas estrategias que los tricolores, ellos con su candidato, pueden alcanzar a sus principales adversarios. Al perredismo le incomoda porque con alianzas como aquí existente, sacrificaron definitivamente el capital que le quedaba como fuerza de izquierda congruente y legitimada.

COMICIOS, DETERMINADOS

Pero a nadie le preocupa que, con descaro, todos estén ocupando —o por lo menos alardeen con ello— el dinero público para las campañas electorales. Si esto fuera cierto —y no parece una posibilidad descabellada—, el oficialismo tendría todos los elementos para hacer funcionar una máquina que funciona con dinero, y que entrega votos independientemente de quién sea el candidato o la popularidad que tenga éste. El gobierno federal, y el PAN indirectamente, fueron corresponsables de esto. Por ello, no parece lejana la posibilidad de que estos comicios estuviesen determinados desde octubre pasado, cuando se aprobó el Presupuesto del presente año. Y todavía se hacen los sorprendidos.

almargen@tiempoenlinea.com.mx

almargenoaxaca.wordpress.com

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