+ Gobierno estatal y municipales deben hacer más
CHAHUITES, Oaxaca.- Será imposible frenar el flujo de personas que emigran desde el sur del continente, y que intentan o quedarse en México para trabajar, o que, fundamentalmente, buscan traspasar la frontera que separa a nuestro país de los Estados Unidos de Norteamérica. Como ese proceso migratorio no tiene posibilidad de ser detenido, aquí en México deben tomarse medidas integrales para poder garantizar los derechos fundamentales de esas personas que, hasta hace muy poco, han sido invisibles para el gobierno, para amplios sectores de la sociedad, e incluso para muchas de las organizaciones que se encargan de defender los derechos humanos.
La migración es imposible de detener, primeramente, en los países de origen en Centroamérica. Las autoridades consulares de las naciones centroamericanas, explican que cientos de miles de personas emigran cada año no sólo por tratar de escapar de las precarias condiciones de vida en que subsisten en sus naciones. Llegar a los Estados Unidos de Norteamérica es también para ellos un asunto de dignidad, de porvenir y de reunión con sus familiares.
En el primero de los casos, en el de la pobreza, el nivel de vida que prevalece en las naciones centroamericanas, para mucho de nosotros resulta francamente inimaginable. En la gran mayoría de los países que integran la América Central, la mayor parte de la población ni siquiera alcanza el ingreso mínimo de un dólar al día, que es el que establece la Organización de Naciones Unidas como percepción de referencia para establecer los márgenes de extrema pobreza. Es decir, que en casi todos esos países, las condiciones de vida son extremadamente adversas, que terminan obligando a las personas a buscar medios de vida en otras latitudes.
Pero además, a la par de la pobreza, existen también las demás razones antes apuntadas. En ese sentido, podría asegurarse que, al igual que millones de mexicanos, no existe un solo centroamericano —guatemalteco, hondureño, salvadoreño, nicaragüense, etcétera— que no tenga un pariente en la Unión Americana, que tenga alguna historia de éxito en la búsqueda del llamado “sueño americano”.
Esas historias de supuesta abundancia y buen nivel de vida, abundan entre los transmigrantes. Sin embargo, aún cuando esa presunta bonanza pueda ser en parte real, también es cierto que para los centroamericanos decir que les fue bien al emigrar al norte del Continente, es un asunto de dignidad y de orgullo, independientemente de que sus condiciones de vida sean igual o aún más adversas en los Estados Unidos de Norteamérica, que si se hubieran quedado en sus naciones de origen. Los que están en Centroamérica pretenden irse al norte; y quienes se encuentran allá se resisten por completo, incluso cuando son deportados, a regresar a sus comunidades de origen por el temor a ser señalados u objeto de burla por parte de las demás personas.
¿Cómo frenar el proceso migratorio desde el sur del continente, en esas condiciones? Centroamérica, en términos reales, no tiene posibilidades de superar sus difíciles condiciones económicas, de pobreza, de ignorancia ni de marginación, ni en el corto ni en el mediano plazo.
Así, al no haber posibilidad de que los nativos de esas naciones tengan un mejor nivel de vida, oportunidades de trabajo y desarrollo en sus comunidades, e incluso una identidad hacia su país que haga más fuerte el arraigo, que las intenciones de emigrar al norte del continente, tampoco habrá posibilidad alguna de que ese flujo migratorio sea frenado o modificado.
Y el problema, finalmente, es para México, que involuntariamente capta a todos esos migrantes, pero que no tiene ni una política migratoria eficiente y moderna, tampoco tiene una visión garantista para preservar ciertos derechos fundamentales a esos individuos independientemente de su calidad migratoria, y ni siquiera su seguridad en la ruta a través de la cual pretenden llegar a los Estados Unidos.
DESENTENDIMIENTO
Es abominable el modo en cómo algunos gobiernos municipales, e incluso el Gobierno del Estado, en buena medida se ha desentendido de la protección y provisión de los migrantes centroamericanos. La visión de desentendimiento que ha prevalecido, puede dividirse en dos: la primera, por considerar que como la migración es un asunto federal, entonces ellos no tienen ninguna responsabilidad ni injerencia en el asunto; y la segunda, que como los transmigrantes centroamericanos se encuentran en una situación de ilegalidad (que ellos más bien entienden o asumen como “invisibilidad”), entonces es imposible que puedan preservarse sus derechos.
Eso fue lo que uno puede corroborar al llegar a poblaciones como Chahuites. Aquí, al cuestionársele al presidente Municipal, Ahuizotl Castillo, sobre el conocimiento que tiene la autoridad municipal tanto sobre la presencia de grupos criminales o de delincuencia común en la zona, como de los abusos de los que son objeto los transmigrantes, éste simplemente dijo no saber nada de nada sobre ningún asunto relacionado con el tema.
La única defensa que halló para su desentendimiento de esos dos temas que son de su competencia, fue decir que los habitantes de esa población son generosos y solidarios con los centroamericanos que llegan hasta esta zona en tránsito hacia el norte del país.
Qué forma tan infame de desentendimiento de temas que son de su competencia. Según el artículo 115 constitucional, la seguridad pública es una atribución de las autoridades municipales. Un Edil que no sabe lo que ocurre en su comunidad, o que se entera a través de la prensa, y lo dice expresamente, es tanto como una autoridad de adorno, temerosa, sin compromiso e irresponsable, que prefiere asumir esa postura antes que enfrentar los asuntos para los que le fue encomendado el cargo.
TEMA, A FONDO
Este viaje a la frontera con Guatemala, es iniciativa de diputados federales de Oaxaca y Chiapas, que independientemente de sus respectivas militancias partidistas, y de las causas que cada uno defiende, pretenden colocar en la agenda nacional el tema de la urgencia de atender la frontera sur del país. De parte de nuestro estado, la iniciativa es del diputado Jorge González Ilescas, que ha buscado tocar todas las puertas posibles para resaltar la importancia de atender este asunto en los tres niveles de gobierno.