Escuela de Economía: ejemplo de feudos académicos
Aunque faltan nueve meses para el cambio de rector en la UABJO, la efervescencia política ya comienza a subir nuevamente de tono: cada uno de los grupos que, como siempre, pretende tomar el poder, comienza ya a alinear sus posiciones de futuro. El problema es que, independientemente de su avidez común por el poder y los recursos universitarios, hasta ahora nadie de los que pretenden dirigir a la Máxima Casa de Estudios ha contribuido a resolver los problemas más importantes y urgentes de la Universidad. Todos van, pues, por el poder; pero nadie ha hecho algo por el verdadero rescate académico de la universidad de los oaxaqueños.
Es curioso ver cómo en cada sucesión del rectorado de la UABJO, son siempre los mismos grupos quienes se disputan el poder: por un lado, se encuentra la sempiterna ex rectora, Leticia Mendoza Toro, quien busca el regreso al poder por medio de alianzas y terceras personas; frente a ella, se coloca el grupo comandado por el también ex rector Abraham Martínez Alavés, quien de un tiempo a la fecha ha focalizado ya no sólo sus afanes de poder, sino el ejercicio pleno de éste a través de la vía administrativa, a través de sus hijos Eduardo y Abraham Martínez Helmes.
Un tercer grupo, importante sin duda, es el que se constituye entre los secretarios de la UABJO, Enrique Martínez y Silviano Cabrera Gómez, quienes han sido también beneficiarios de las alianzas, aunque siempre les ha tocado delegar la mayor parte del poder para luego recuperarlo a través de la capitalización de los apoyos otorgados.
Queda claro que entre éstos grupos, y sus respectivos candidatos, se resolverá el porvenir universitario y la sucesión del rector Rafael Torres Valdez. Queda claro también que serán ellos, y nadie más, quienes de nueva cuenta se disputarán el poder, y que serán ellos, en alianzas o trifulcas, quienes seguirán decidiendo el rumbo, los avances y los vicios que se sigan anidando en la UABJO. El problema de todos ellos —y que debía ser cuestionamiento de fondo—, es que hasta ahora ninguno puede decir que ha contribuido en algo para verdaderamente resolver los problemas más importantes y apremiantes de la Universidad.
El rector Torres, por sí mismo, no tiene un proyecto sucesorio. Es decir, durante su rectorado, ninguna figura verdaderamente afín a él, pudo crecer lo suficiente como para generar un liderazgo de sucesión que garantice la continuidad no de los grupos, sino del proyecto universitario —cualquiera que éste sea. Por tanto, la disputa entre los grupos será franca y abierta para tratar de ir, de nuevo, por todo el poder.
Así, independientemente de que ganen la rectoría Enrique Martínez, Eduardo Martínez, Josefina Aranda, o quien sea, de todos modos seguirán existiendo las condiciones para que los problemas actuales prevalezcan; habrá también razón para que se sigan denunciando lo costosas y elitistas que son las universidades integrantes del SUNEO; para que se sigan doliendo por encontrarse en el olvido del gobierno estatal y de la Federación; y para que continúen asegurando que los problemas que enfrentan son creados desde el exterior para golpear a la formación universitaria que ahí se ofrece.
Todo lo que digan será válido. Porque independientemente de quién gane, la permanencia de esos grupos asegura la persistencia de todos los problemas que enfrentan cotidianamente todas las escuelas y facultades de la Máxima Casa de Estudios.
ECONOMÍA: UN
BOTÓN DE MUESTRA
Si en una de las escuelas menos pobladas de la UABJO, como Economía, ocurren todo tipo de conflictos y abusos por los excesos tolerados que comete su directora, qué no pasará en las facultades mayores, como Derecho o Ciencias Administrativas. Y es que uno de los tantos problemas que no le importan al Rector, y a los grupos de poder dentro de la UABJO, es el manejo de sus escuelas. Y ahí ocurren todo tipo de abusos por parte de su Directora, Ana Luz Ramos Soto, que están plenamente corroborados por quienes conocen la Escuela de Economía.
Por principio de cuentas, la doctora Ramos Soto fue designada de manera irregular hace 5 años como directora, cuando el periodo según la Ley Orgánica de la UABJO, establece un lapso de sólo 3 años improrrogables.
Además, desde hace tiempo contrató con un salario superior al generalizado de los catedráticos a su propia hija, Iris Kentya Gómez Ramos, quien es licenciada en Psicología y pretendía dar clases obligatorias a los alumnos.
Asimismo, los alumnos están cansados de que su mejor criterio de contratación de nuevos catedráticos sea el de la amistad personal; éstos, muchas veces sin tener las nociones mínimas sobre las materias, son asignados a cátedras relevantes para la formación académica, únicamente porque la directora Ramos Soto así lo dispone.
Por si fuera poco, existen acusaciones serias y bien fundamentadas sobre el desvío de recursos de esa Escuela, los cuales son recaudados de las inscripciones y pagos de exámenes, para financiar cuestiones tan poco claras, como boletos de avión para viajes familiares.
Acusan, además, que en el manejo del recurso de la Agencia de Desarrollo Integral UABJO –Sedesol, existen irregularidades importantes; aseguran, en este sentido, que la directora Ramos administra estos fondos como su “caja chica”; cobra becas falsificando firmas y entregando copias de credenciales de elector de alumnos que nunca fueron notificados de haber sido beneficiarios de estos apoyos.
Esas son algunas de las razones, aseguran, por las que la directora Ramos Soto no ha realizado un solo acto de rendición de cuentas sobre los ingresos regulares y extraordinarios, provenientes de rectoría y de algunas dependencias, respectivamente. Y también se ha negado a crear el Consejo Técnico que dispone la Ley Orgánica, pues las deficiencias administrativas y académicas de su gestión son ampliamente conocidas por los profesores y los alumnos, y por eso teme que todo eso le resulte contraproducente.
FEUDOS OLVIDADOS
Si revisáramos con detalle cada una de las escuelas y facultades de la UABJO, no haremos sino corroborar que cada una de ellas son pequeños feudos administrados a discreción. ¿Para eso quieren el poder? ¿Para verdaderamente rescatar a la Universidad, o para mantenerla en la postración? Eso último, es lo que todos los grupos han hecho hasta ahora. Qué lamentable.
La Dra. Ana Luz Ramos Soto, es una persona que acusa a sus opositores de manera chismosa y calumniando la calidad personal. Sin embargo no se da cuenta que la esquizofrenia que padece y la farmacodependencia resultante le han impedido observar su realidad. Sus familiares la tienen demandada por robar la herencia de su padre, que como bien es sabido es una herencia de sangre!, con un hermano en la cárcel por golpear a la novia, el antecedente de su padre, las acciones de ana luz Ramos Soto y las demandas que tiene en su contra, conforman un bonito marco para la foto familiar.