¿”Operadores” o subsecretarios en la Segego?

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+ Asuntos políticos: urgente, delimitar el término

 

Cuando Jesús Martínez tomó posesión como secretario General de Gobierno de la administración estatal, anunció una reestructuración de la dependencia, para crear sendas subsecretarías regionales que se dedicaran a atender directamente los asuntos relacionados con la política interna del estado. Esto, de inmediato despertó la duda entre quienes deberán ser partícipes de la decisión. ¿Es necesario crear más burocracia? ¿O es que estamos ante un nuevo caso de duplicidad de funciones y funcionarios?

Martínez dejó clara su intención, desde el momento mismo de su toma de posesión como secretario de Gobierno. En su primer discurso como funcionario estatal, dijo al respecto que “para lograr una respuesta ágil del gobierno a las demandas de la población, pero sobre todo para atender eficaz y oportunamente los problemas y conflictos más severos de la entidad, es preciso modernizar y descentralizar la estructura actual de esta secretaría de gobierno para acercarlo a la sociedad.

“Es por ello que propondré la creación de ocho subsecretarías regionales de gobierno, una por cada región del estado. Estas subsecretarías contarán con los recursos necesarios para su operación y tendrán todas las facultades y capacidad resolutiva para atender las demandas y conflictos en el lugar donde se presenten, a efecto de que los ciudadanos y grupos demandantes no tengan que trasladarse hasta la capital del Estado…”

E incluso, anticipándose a quienes lo señalarían por estar generando un incremento de burocracia, plazas, salarios y gastos operativos, aseguró que “esta regionalización no implica mayores erogaciones presupuestales. Se realizará por medio de la compactación de plazas y de la desconcentración de personal hacia las regiones definidas. La idea es acercar el gobierno a las diferentes comunidades del Estado para hacer más expedita y eficiente la respuesta a las demandas más urgentes de la población…”

De primera impresión, parecería que la intención actual de la Segego no sólo es necesaria, sino también práctica: hasta hoy, queda claro que en la realidad no existen operadores gubernamentales legitimados, y con las capacidades y la voluntad suficientes, para atender problemas sociales con prontitud y eficacia, y evitar así que éstos se atiendan hasta que las protestas llegan a la capital oaxaqueña, o hasta cuando ocurren confrontaciones que terminan en violencia, heridos o muertos.

No obstante, junto a ello debemos preguntarnos: ¿Qué no es esa una de las razones por las que fueron creadas las delegaciones de gobierno, ahora denominadas Módulos de Desarrollo Sustentable? ¿Qué no era parte de su naturaleza no sólo la atención, sino también la detección y el “monitoreo” de los conflictos, así como el suministro de la información sensible al gobierno estatal, de los sucesos relevantes que ocurren en las comunidades pertenecientes a su respectiva jurisdicción?

Queda claro que lo que ha ocurrido en el gobierno estatal, hasta ahora, no es el viraje de las funciones o la naturaleza de las antiguas delegaciones de gobierno, ahora Módulos de Desarrollo Sustentable, sino más bien la pérdida del enfoque sobre la necesidad de dar atención integral a los asuntos sociales y políticos de la entidad.

 

¿ASUNTOS POLÍTICOS?

Ahora bien, lo primero que debería quedar claro es qué se entiende por “asuntos políticos”, y sobre todo, qué se entiende respecto a la posibilidad de darles facultades a los nuevos subsecretarios de la Segego, o a los funcionarios de los Módulos de Desarrollo, para resolverlos. A partir de esto podremos entender si es necesario reorientar el organigrama de la Segego; si lo que ocurrirá será duplicidad de funciones y estructuras gubernamentales. O si en realidad todo se puede resolver nombrando a gente capaz y responsable en una instancia u otra. Pero vayamos por partes.

En su sentido literal, se entiende por “asuntos políticos” todos aquellos que tienen ver con la vida y el interés general de una comunidad. En una segunda posibilidad, complementaria de la primera, se entiende también por “asuntos políticos” todos los que se encuentran relacionados con las definiciones relacionadas con el gobierno, las elecciones, la democracia y, en general, el interés general de quienes tienen la calidad de ciudadanos de la República. Una más, mucho más laxa, es la que interpreta a los “asuntos políticos”, como las cosas que por alguna razón debe atender el gobierno, en aras de mantener la paz y la estabilidad social.

Tal parece que las funciones de la Segego, relacionadas con el manejo de la política interna del Estado tienen, en efecto, bastante que ver con asuntos políticos. Sobre todo, en cuanto a la atención de conflictos, la búsqueda de concertación y la operación para sostener el Estado de Derecho. Formalmente, ni la Segego, ni ninguna otra instancia del Poder Ejecutivo, tiene capacidad para influir en las definiciones electorales o democráticas de una comunidad. Eso le corresponde, en todo caso, al Congreso del Estado supletoriamente al sistema electoral establecido.

Ahora bien, qué se espera de las nuevas subsecretarías de la Segego, y qué es lo que no han hecho los Módulos de Desarrollo Sustentable. Idealmente, las primeras debían abocarse a la atención de esos asuntos relacionados con la política interna del Estado. Pero debiera esperarse, que independientemente de que existieran o no esas delegaciones regionales de la Segego, esencialmente los Módulos de Desarrollo sirvieran como instancias facilitadoras en la construcción de acuerdos y distensión de conflictos en las comunidades.

Lamentablemente ese enfoque es el que se perdió. En los Módulos nadie asume esa parte de responsabilidad que naturalmente debía corresponderles. Sin crear una sola plaza o gasto nuevo, los Módulos debían pasar a la potestad de la Segego, para así atender de mejor modo los asuntos políticos, sin seguir inflando a la burocracia. ¿Querrán sacrificar al amigo (Benjamín Robles) en aras de la funcionalidad?

 

REGAÑADO…

Dicen que luego de su última gira por los Estados Unidos, a quien le jalaron fuerte las orejas fue al secretario de Turismo, José Zorrilla. ¿La razón? Que prefirió quedarse en Oaxaca a atender sus negocios (cosa común en él), a acompañar al Gobernador a entrevistarse con empresarios e inversionistas americanos. ¿Se habrá quedado cosiendo los uniformes, que luego vende a precio de oro al mismo gobierno para el que trabaja?

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