PRI: inamovilidad del rumbo: pecado y penitencia

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+ 2012: un escenario distinto al que ve PRI-Oaxaca

 

A pesar de sus mutuos y reiterados llamados a la cordura, a la concordia y a la unidad, queda claro que ninguna de las corrientes internas del priismo tiene ganas de corregir el rumbo, ni de llevar a cabo un verdadero proceso de unificación. Aunque todos hablan y critican la inexistencia de los valores positivos de la militancia priista, todos caminan en el rumbo equivocado… no sólo respecto a lo que conviene a su propio partido, sino a lo que ocurrirá en 2012. Veamos si no.

Desde hace meses existe un grupo denominado “frente renovador” que, se supone, tiene como objetivo llevar a cabo un proceso de “saneamiento” de la dirigencia y los sectores priistas. Aunque a simple vista parece que el objetivo es no sólo loable, sino necesario, en realidad todo resulta ser parte de una gran faramalla en la que ellos mismos tienen escondidos intereses de diversos tipos.

Prácticamente todos los integrantes del frente renovador, en efecto son militantes priistas pero que tienen intereses y finalidades políticas perfectamente determinadas. Su interés de fondo no se encuentra en llevar a cabo un verdadero proceso de reconfiguración o renovación de la dirigencia priista, sino simplemente en el no permitir que la dirigencia de Eviel Pérez Magaña siga adelante, y se quede con la posibilidad de elegir las candidaturas a diputados federales y senadores. Es decir, un grosero y visible “quítate tú para que me ponga yo”.

En ese sentido, queda claro que el frente renovador no es mejor ni más eficaz que la dirigencia priista. Sus llamados no alcanzaron a tener el eco debido; y su disidencia se formó a partir de la unión de las frustraciones y enojos de un grupo de personas que, en efecto, fueron desplazadas y segregadas por la dirigencia actual del priismo.

Pero sus planteamientos y prácticas democráticas nunca pudieron ser —ni siquiera retóricamente— superiores a las de sus contrapartes. Y todo quedó claro con la conformación de su propia dirigencia, a la que obcecadamente insisten en denominar como “Comité Directivo Estatal”. Porque su calidad de disidentes, no necesariamente los lleva a ser legítimos, a gozar de calidad moral, o a tener mejores antecedentes que el grupo del ex gobernador Ulises Ruiz.

Sin embargo, si hay alguien que ha legitimado a los “renovadores”, esa es justamente la dirigencia que encabeza Pérez Magaña. Éste, a pesar de saber que sus disidentes carecían de los ánimos democráticos que argumentaban tener, y que representan intereses oficialistas o de otros grupos tricolores perfectamente identificados, nunca dio los pasos que eran necesarios para poder contener los cuestionamientos o para desactivar los argumentos que lo señalaban como carente de liderazgo, como lejano a la militancia, o como simple representante de una camarilla que tiene secuestrado a un partido político.

Ante los cuestionamientos, Pérez siempre se ha achicado. Ante el señalamiento de que carece del liderazgo para conducir a su partido, él se retraía y daba más espacio para que los priistas “institucionales”, hicieran lo que les viniera en gana. Ante el argumento de que él representa la más pura continuidad del ulisismo, lo que siempre prefirió hacer fue constatar a esos personajes que justamente le generaban el cuestionamiento, dejando de hacer algo para cuando menos establecer ciertos rasgos de pluralidad e inclusión en el priismo.

Por eso, en este escenario, son tan nocivos para el priismo los puros como los conversos. Éstos últimos, envueltos en piel de oveja, esconden los intereses de una serie de lobos que no van por la democracia del priismo, sino por la posibilidad de incidir en las postulaciones a senadurías y diputaciones, o por entregar al partido al oficialismo gobernante. Y los puros son iguales o peores que sus adversarios, porque éstos nunca han tenido la visión de crecerse a la crítica, o de hacer algo positivo de la circunstancia adversa. Más bien, ante ésta, se han encerrado, han reiterado los cuestionamientos que se hacen en su contra, y han dado las pautas suficientes para que siga sobre ellos la crítica.

 

INTERESES, EN EL FONDO

Todos creen que pueden ir libremente sobre el botín de las postulaciones. La dirigencia de Pérez Magaña, por un lado, dejó el camino libre para que todos hagan, y sueñen con lo que pueden conseguir. Y los disidentes creen que, en el hipotético caso que lograran llegar a tener el control de la dirigencia priista, podrían ser ellos quienes impulsaran candidatos. No logran entender que la lógica de las postulaciones será distinta a la del amiguismo y el grupismo que ha reinado en el priismo.

Queda claro que, en ese sentido, será el Comité Ejecutivo Nacional quien establecerá las reglas para las postulaciones, y quien funja como “gran elector” en entidades federativas donde no hay gobernador priista. Oaxaca será uno de esos escenarios. Y, seguramente, aquí habrá diversos factores objetivos, antes que intereses de grupo, los que serán evaluados para otorgar las postulaciones. Y en esa lógica no habrá espacio para las negociaciones o las demostraciones de disciplina. Simplemente quien pueda ganar y aportar votos a la contienda presidencial, será quien aparezca como candidato a Diputado o Senador por el PRI.

Casos posibles para ejemplificar, hay innumerables. Uno de ellos, clarísimo, es el del distrito electoral de Oaxaca Centro. Aquí, independientemente de todos los que aspiran a la candidatura, hay ciertos elementos clave que van a determinar la designación: el último candidato a diputado local por ese distrito, fue Martín Mathus Alonso. A pesar de su derrota, él obtuvo más votos que todos los demás partidos. Su descalabro ocurrió por la unión de resultados de los partidos coaligados. Pero es claro que de no haber habido ésta, él les hubiera ganado ampliamente a todos los partidos.

 

REGLAS CLARAS

Ese antecedente, por ejemplo, habrá de determinar la nueva postulación. Aquí no habrá “dedo elector”, sino consulta de elementos objetivos. Así, siguiendo el ejemplo, la decisión sobre quién será el candidato por este distrito se tomará en función de: 1. Quién es más conocido. 2. Quién es más aceptado. 3. Quién tiene más ascendencia partidista entre los votantes. 4. Quién sí tiene verdadero proyecto, etcétera. Y por ese tamiz, irremediablemente, pasarán a Mathus y a los demás aspirantes en ese distrito. Y así se replicará el ejercicio en todos los demás. Por eso no habrá recomendados, ni cuates, ni cuotas. ¿Apuestan?

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