+ Es momento de aclarar, de cara a la sociedad
Desde hace meses, los diputados federales del PRI por Oaxaca, insisten en que el Gobierno del Estado tiene serios problemas para ejercer el gasto federal autorizado para el presente año, y que eso, irremediablemente impactará en un subejercicio en el presupuesto que, según dicen, podría ser de proporciones escalofriantes.
Frente a ello, la Secretaría de Finanzas del gobierno estatal reitera su afirmación de que el gasto corriente se ejerce sin problemas, y que son irreales los señalamientos respecto a la imposibilidad de ejercer el gasto. Ante tantos dimes y diretes, y opiniones tan politizadas y poco claras, es necesario que quede perfectamente constatado todo lo relativo al gasto público del presente año. Pues esto, aunque no lo parezca, es un asunto de seguridad y de interés general para toda la ciudadanía que tiene derecho a saber cómo, en qué, y a qué ritmo se gastan los recursos que se obtienen por los impuestos que paga.
En efecto, prácticamente todos los diputados federales del PRI por Oaxaca han convertido casi en lugar común, la afirmación de que el gasto federal asignado a la entidad para el presente año, no se está ejerciendo como corresponde. Para ello, se han apoyado fundamentalmente de señalamientos verbales, aunque en algunos casos más han aprovechado las fricciones que se han generado entre algunas delegaciones federales y dependencias estatales, para utilizar sus cifras y montos como probanza de las tardanzas en el ejercicio presupuestal.
Del mismo modo, en todas las ocasiones posibles, el secretario de Finanzas, Gerardo Cajiga Estrada, ha tratado de salir al paso asegurando todo lo contrario. Sólo en esta última ocasión, aseguró a TIEMPO sobre ese asunto que “las finanzas públicas estatales van a un ritmo adecuado pues hay un uso correcto del recurso y hasta la fecha se han aplicado alrededor del 70 por ciento de los 58 mil millones de pesos de presupuesto con el que cuenta la entidad para este año”. Y aunque no sería natural, ni digno, ni propio, que aceptara una demora excesiva en el ejercicio del gasto, queda claro que sus palabras no son del todo creíbles, desde el momento que sus dichos se sustentan… sólo con sus propias palabras.
En primer término, queda claro que en medio de este asunto existe un predecible interés político desde ambos frentes. Al ser opositores el grupo de diputados y el gobierno estatal, es natural que existan críticas y señalamientos sobre las ineficiencias de unos y otros.
Esta disputa, de hecho, no es más que una prolongación de aquella vieja polémica sobre quién había sido el verdadero responsable de haber conseguido el “presupuesto histórico” que hoy tiene la entidad: si habían sido los buenos oficios del equipo financiero del entonces gobernador electo Gabino Cué; o si habían sido los —preocupados y sensibles— diputados federales del PRI por la entidad.
No obstante lo anterior, queda claro que más allá de las acostumbradas disputas políticas entre ambos grupos, este asunto sí alcanza a ser percibido por otros grupos que no necesariamente responden al interés de los legisladores federales de oposición, ni tampoco a los del gobierno estatal.
Y está a la vista, que más allá del gobierno estatal que niega todo, y de los diputados que afirman asimismo de forma absoluta, está una ciudadanía que sí percibe, y resiente, el hecho de que ahora está habiendo mayor lentitud en el ejercicio del gasto público, que es determinante para dinamizar toda la economía estatal.
PROBAR LOS DICHOS
Por todo lo anterior, y en vista de que el ejercicio presupuestal se encuentra ya cerca de concluirse, es necesario que si ambos grupos continúan aferrados a sus mismas posiciones, ahora sí tengan la capacidad de corroborar con datos fehacientes sus dichos.
Es decir, si el gobierno estatal asegura haber ya gastado —correctamente— el 70 por ciento del presupuesto, es necesario que muestre los elementos de prueba que tiene para ello. Y del mismo modo, si los diputados federales priistas afirman lo contrario, es necesario que se alleguen, y den toda la publicidad posible, a la información relativa a la demora excesiva en el ejercicio, que irremediablemente haría incurrir al gobierno estatal en un subejercicio al final del año.
Unos y otros podrían afirmar, ante tal señalamiento, que ni ninguno tiene obligación de corroborar, previamente, los dichos que han sostenido frente a toda la sociedad oaxaqueña. Sin embargo, en una sociedad verdaderamente democrática —como en la que, de uno u otro modo ambos grupos aseguran que vivimos—, no debiera ser ningún chiste, y tampoco un mero asunto de golpeteo político, el hecho de que oficialistas y opositores litiguen únicamente en los medios, y ambos sin pruebas, un asunto tan delicado como lo es la estabilidad en la gestión y destino del gasto público.
Hasta ahora, ese ha sido uno de los temas más recurrentes de crítica por parte del principal partido opositor al Gobierno del Estado. Y queda claro que independientemente de que la demora en el ejercicio del gasto público sea o no de la magnitud que aseguran los legisladores, lo cierto es que si ellos han sido tan insistentes en el tema es porque, en efecto, algo de ello sí es real. El problema es que el gobierno estatal simplemente ha apostado a que crean en su palabra, sin haber aportado otro tipo de elementos para reforzar y hacer fehacientes sus dichos.
Por todo eso, lo ideal sería que el gobierno estatal abriera, espontáneamente, todos sus archivos para desmentir, ya, a quienes los acusan del subejercicio. No hacerlo —cuando el ejercicio 2011 está ya tan avanzado, y cuando existen más voces aparte de las de los diputados, que concuerdan en la versión—, equivale a darles la razón, y con ello reafirmar, independientemente de que sea o cierto o no, que el gobierno estatal no tiene capacidad para hacer frente a sus compromisos (o a sus adversarios).
¿ASPIRACIONES POLÍTICAS?
Estamos por en el último tramo del año, y el grupo gobernante en Oaxaca se acerca al proceso electoral sin definir, y sin dar fuerza, a los que pretenderán ser sus diputados y senadores en el Congreso de la Unión. Personajes justamente como Gerardo Cajiga, debieran aprovechar su relación con aspirantes presidenciales, para enrolarse en el bullicio electoral. ¿A poco no aprovechará para ello, su amistad personal con el “delfín” presidencial panista, Ernesto Cordero Arroyo? ¿Serán capaces de no hacerlo? Serán capaces… ¿?