URO: su presencia, afrenta para auditorías

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+ Gobierno debe ahora probar señalamientos

 

Como en política nada es casualidad, la presencia del ex gobernador Ulises Ruiz Ortiz en Oaxaca, luego de casi 11 meses de haber culminado su mandato, no es fortuita. Más allá del posible apoyo electoral que pudiera haber venido a dar a un aspirante a Senador por su partido, lo verdaderamente importante se encuentra en las investigaciones que realiza el gobierno actual a su administración. Su presencia, pues, indica que las auditorías no van por buen camino para quien las realiza. Y también vaticina una nueva andanada de ataques en respuesta al acto de provocación que significó su estancia en la capital oaxaqueña.

En los últimos meses, el Gobierno del Estado, a través de la secretaria de la Contraloría y Transparencia Gubernamental, Perla Woolrich Fernández, ha sido no sólo insistente, sino hasta imprudente, al hacer señalamientos por presuntos desfalcos en contra de la administración anterior. Además de haber asegurado en varias ocasiones, que el monto del posible quebranto por lo menos duplica la cifra inicial de tres mil 600 millones de pesos que anunció inicialmente, la secretaria Woolrich no se ha cansado de decir que hubo “confabulación” de ex funcionarios para abusar del erario.

El problema del Gobierno del Estado, sin embargo, no se encuentra en señalar, sino en probar sus dichos. Porque más allá de los señalamientos ruidosos sobre los miles de millones que asegura que se robaron, queda claro que es poco lo que eficazmente han podido hacer.

Es decir, que se han conformado con encarcelar a un funcionario de segundo nivel —el ex director administrativo de Caminos y Aeropistas de Oaxaca—, y con emitir una serie de órdenes de aprehensión de las que tiene conocimiento Interpol.

Sin embargo, más allá de que también es mediáticamente llamativo el hecho de que la Policía Internacional haya emitido “fichas rojas” contra varios ex funcionarios del Gobierno del Estado —lo que de inmediato los pone al mismo nivel que narcotraficantes, terroristas y defraudadores internacionales—, queda claro que en los hechos eso y nada es lo mismo, porque todos siguen en la calle gozando de libertad; y porque no existe certeza alguna de que los procesos judiciales que ya iniciaron tengan la suficiente fuerza probatoria como para sostener las acusaciones frente a jueces locales y tribunales federales de garantías.

Hoy todo son dudas. Y la presencia del ex Gobernador en Oaxaca apunta no a su interés en que el diputado federal Héctor Pablo Ramírez Leyva pueda sostenerse en su cargo de coordinación de la diputación federal del PRI por Oaxaca, o apuntalar sus aspiraciones al Senado.

En realidad, eso resulta ser apenas un distractor, a partir del cual el otrora Mandatario viniera a la entidad a hablar de otros temas, pero a reiterar que ni está amparado, ni está escondido, ni está negado a comparecer para solventar los faltantes que le observe el gobierno de Gabino Cué Monteagudo a su gestión como Gobernador.

Pero además, si todo eso ocurre en su ámbito personal como ex Gobernador, lo que bien pudo haber venido a hacer Ulises Ruiz a Oaxaca, fue a hacer explícita la posibilidad de que, en efecto, las auditorías que realizan sus sucesores no estén caminando por el mejor rumbo. En el último de los casos, éste podría haber sido una suerte de “acto de provocación” —o de burla— por cualquiera de las posibilidades que aquí señalamos.

 

GOBIERNO, ¿QUÉ HACER?

Ante todas estas posibilidades, es predecible la reacción del Gobierno del Estado. Quizá en esta misma semana se conozcan “nuevos datos” sobre los descubrimientos hechos por la Secretaría de la Contraloría en la revisión de la administración anterior; y posiblemente hasta se intente una nueva aprehensión espectacular. Esto, justamente, para tratar de responder a la maniobra del ex Mandatario oaxaqueño. Es lo que han hecho cada que el anterior grupo gobernante toma la iniciativa de atacarlos.

Sin embargo, con rigor y seriedad debieran preguntarse si ese es el mejor camino que pueden tomar. Hasta ahora, lo que hemos visto son sólo exaltaciones muy focalizadas, y ataques que intentan ser “quirúrgicos” para golpear a los adversarios. No obstante, el resultado de esos ataques siempre ha sido dilatorio, y nunca han podido sostener a fondo la intención de los mismos.

Por eso, ante ésta última maniobra del priismo —porque no es cosa menor, que un ex gobernador que es investigado, vaya a decir al mismo sitio donde lo investigan, que ni está amparado, ni tiene miedo, ni tiene cuentas pendientes—, lo que el gobierno estatal debe comenzar a considerar es si resulta benéfico para ellos mismos arreciar el ataque, o si es mejor centrar sus atenciones en el reforzamiento de los datos y probanzas que, según dicen, ya tienen a la mano y listas para ser utilizadas en procesos judiciales.

Lamentablemente —para ellos—, el gobierno estatal siempre ha utilizado la vía del ataque, pero siempre ha perdido en la vía del sostenimiento de esos señalamientos. Y queda claro que si intenta repetirle la dosis a sus principales opositores, lo único que estará haciendo es ponerse nuevamente como presa fácil de ellos, para que finalmente aprovechen la reacción de enojo y capitalicen los errores que pudieran haber cometido en la integración seria, y jurídica, de sus acusaciones.

El problema más grave, en todo esto, es que el Gobierno del Estado está poniendo en riesgo la verdadera posibilidad de hacer justicia. Esto porque al calor de sus enojos ha llevado a juicio —literalmente— asuntos sin un sustento indiscutible, que en un momento dado pueden ser perdidos no porque los ex funcionarios no hubiesen robado, sino porque la forma en que se intentó probar fue deficiente. Y lo peor de todo eso, es que finalmente terminara operando, a favor de los ex funcionarios, el principio de que nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito.

La posibilidad está abierta. Quién sabe si ya la vio el gobierno estatal. (Pero parece que no).

 

SOLIDARIDAD

Mario Mendoza Flores es uno de esos pocos personajes de la política local, que verdaderamente puede jactarse de haber asumido convicciones políticas, independientemente de que las condiciones políticas fuesen buenas o malas. Esa es la razón por la que el autor de este espacio le tiene un gran respeto, y hasta se jacta de su amistad. Por esa misma razón, nos duele e indigna el artero atentado que sufrió el pasado viernes. Un abrazo solidario para ti, apreciado Mario.

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