Aspirantes al Senado: ¿qué proyectos se perfilan?

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+ Legisladores federales: ¿no que muy “juaristas”?

Ayer inició formalmente el tiempo de precampañas para todos los que aspiran a cargos federales de elección popular. Junto con los proyectos presidenciales de cada partido, en las entidades federativas también habrán de definirse los proyectos de gobierno que pretenderán suceder a los grupos políticos y mandatarios actuales. En el caso de Oaxaca, este proceso es inédito no sólo por el hecho de que el otrora partido hegemónico está fuera del poder, sino también porque el gobierno estatal está integrado por una coalición que no marca un rumbo claro respecto a sus prioridades políticas.
Es necesario analizar cada caso en específico. Porque queda claro que en dos de los principales partidos políticos hoy se viven procesos particularmente interesantes. ¿De cuáles hablamos? Específicamente del PRI y de Acción Nacional, de los cuales nos ocuparemos en esta entrega, para luego dar paso al análisis del singular proceso que asimismo ocurre en las llamadas “fuerzas de izquierda” en Oaxaca.
Comencemos por el priismo. Porque el proceso de definición de sus candidatos al Senado de la República, es sintomático de la inestabilidad en que se encuentra el grupo político del que aún es icónico el ex gobernador Ulises Ruiz Ortiz. Y es que, parece que no, pero el abrupto relevo en la dirigencia nacional vino a replantear los escenarios y las posibilidades de quienes, envueltos en la bandera del ulisismo, pretenden pelear por un escaño en la Cámara alta.
En ese sentido, preguntarse hoy quiénes pretenden obtener una candidatura al Senado por el priismo oaxaqueño, es un cuestionamiento de fácil respuesta: aspiran todos los diputados federales, aunque particularmente dos pretenden asumirse como los más perfilados para ello. Además de eso, existe una innegable puja entre los grupos disidentes. Y, por si todo esto fuera poco, también ahora todo eso se combina con los intereses del CEN del PRI, que están en un intenso proceso de replanteamiento.
La disyuntiva fundamental entre los grupos e intereses al interior del priismo, radica en el planteamiento siguiente: mientras el grupo del ex gobernador Ruiz pretende mantenerse en las posiciones de poder, la disidencia local exige únicamente quitarlos; y frente a todo esto, la dirigencia nacional y el peñanietismo lo que quiere es elegir a quienes abonen a la causa presidencial, independientemente de nombres o grupos.
En todo esto, surge un primer problema, y es el siguiente: nadie, de ninguno de los tres grupos, ha podido explicar para qué continuar, arrebatar o conseguir el poder. Todos, hasta ahora, dejan ver que van por los cargos, aunque carezcan de idea o visión clara sobre lo que pretenden hacer con los escaños y curules legislativas. Es decir, qué proyecto encabezarán, por qué temas de Oaxaca abogarán, o qué causas defenderán. Es la lucha por el poder. Y punto.
Pero además, con el grupo ulisista existe otro problema: dejar pasar a sus dos aspirantes al Senado (los diputados federales Eviel Pérez Magaña, y Héctor Pablo Ramírez Leyva) significa permitir la perpetuación de un grupo que, les guste o no, lo acepten o no, perdió la gubernatura de Oaxaca, que entregó malas cuentas a su partido; y que, también les agrade o no, por sus antecedentes, imagen y resultados, hoy son más un lastre y un pasivo para el priismo nacional, que un factor de suma tanto en Oaxaca como para el país.
Todo eso, finalmente, tendrá que ser conciliado y sopesado por el priismo nacional. Pues hoy los factores locales de poder —todos— perdieron buena parte de la fuerza y ascendencia que ya tenían con el ex dirigente nacional Humberto Moreira. Y por eso ahora parece que pesarán más ciertos elementos, que ya no son los “linajes políticos”, los débitos al interior de los grupos o los “escalafones”. Y esa pugna se ve harto complicada, desde cualquier ángulo que se le pretenda analizar.

DISPUTA PANISTA
Por Acción Nacional sólo hay tres posibles candidatos: El ex gobernador Diódoro Carrasco, el delegado de Sedesol en Oaxaca, Huberto Aldaz, y la diputada, Eufrosina Cruz. Finalmente, queda claro que, muy posiblemente, la puja final no sea entre tres, sino entre los dos primeros, y lo único que quedará a discusión es quién de ellos encabeza la fórmula de aspirantes al Senado de la República.
Quienes conocen los jaloneos internos del panismo, aseguran que el ex gobernador Carrasco en realidad está presionando para ser incluido en la lista de candidatos a la Cámara alta por representación proporcional, ya que asume que, por su misma historia política en Oaxaca, no tiene un arribo asegurado al Senado.
En ese sentido, no dejan de pesarle cuestiones como la situación de la violación de los derechos humanos en la región de los Loxicha —cuyo expediente desapareció— de la que diversos grupos lo responsabilizan directamente. Además de esto, le pesa también el hecho de que ya fue gobernador y, en esas condiciones, perder una elección de mayoría, sería un doble revés, quizá irreversible, para la carrera política que pretende reencauzar. Su gran respaldo está en la aspirante presidencial Josefina Vázquez Mota. Pero el ex Gobernador tiene más pasivos de los que aparenta. Y, dicen, pretende llevar como suplente al edil citadino, Luis Ugartechea Begué.
Aldaz, por su parte, tiene una base social consistente que ha venido construyendo desde el antiguo Instituto Nacional Indigenista. A diferencia de Carrasco, ha evitado la confrontación, e incluso eso mismo le ha permitido evitar el choque con los grupos que hoy se disputan la candidatura presidencial. Y buscará apelar a que el panismo no apoye a un ex priista como su principal abanderado al Senado.

¿MUY JUARISTAS?
El pasado jueves hubo una agria discusión en la Cámara baja, relacionada con una modificación al artículo 24 constitucional, relativo a la libertad de culto. En ésta, varios diputados oaxaqueños apelaron a los principios juristas, y votaron contra la determinación que impulsaba su mismo partido. ¿Y saben qué diputados oaxaqueños, por congraciarse, o por no confrontarse con su dirigencia —y no arriesgar sus aspiraciones—, optaron por salirse del recinto antes de la votación, o de plano se manifestaron a favor? Los que huyeron fueron Jorge Franco, Eviel Pérez Magaña, Heliodoro Díaz y Sofía Castro. Y los que sí votaron a favor fueron Narcedalia Ramírez y Emilio Mendoza Kaplan. ¿Y sus supuestas convicciones? ¿Y su “juarismo”? ¿Y su vergüenza política? ¿Y su representación de Oaxaca? Bien, gracias.

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