PRI: imposición vence, de nuevo, a la democracia

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+ Tricolor Oaxaca, queda claro, no importa al CEN

No es raro que ante cada definición mayor, el Partido Revolucionario Institucional, se enfrente a riesgos importantes de ruptura. Hoy, como hace seis años, el partido tricolor se encuentra frente a la posibilidad de llevar a cabo un proceso que combine la democratización con la inclusión de sus mejores cuadros para ser postulados como candidatos a cargos de elección popular, pero también batalla con sus prácticas y fantasmas del pasado, que buscan la reiteración de algunas prácticas propias de su pasado —y quizá también presente— vertical y autoritario. En todo eso, lamentablemente, Oaxaca está siendo de nuevo ejemplo para todo el país.
Hoy al interior del priismo existen señales claras de inconformidad, que lo mismo pueden ser tomadas como signos de la pluralidad política, que como efectos del pragmatismo que, de nuevo, puede tener altos costos negativos para ese partido. Porque según el periódico Reforma, al menos en 16 entidades federativas —entre ellas la nuestra— existen fenómenos claros de inconformidad entre sectores de la militancia tricolor, que se duelen porque su partido se ha entregado a distintas fuerzas políticas que carecen de la importancia que hasta ahora les da el equipo de campaña del candidato presidencial, y el Comité Ejecutivo Nacional del partido.
Específicamente, en algunas entidades federativas existe una inconformidad importante por la forma en cómo el tricolor ha cedido espacios de primera importancia a los partidos minoritarios con los que hizo alianza (el Partido Verde Ecologista de México, y el Partido Nueva Alianza), pero también por la forma en cómo la dirigencia nacional ha decidido mantener los equilibrios de poder privilegiando las posiciones e intereses de los gobernadores de los estados… o como en el caso de Oaxaca, de los ex gobernadores priistas.
El primero de los casos plantea una disyuntiva importante para el priismo nacional. Esto porque además de que el Verde Ecologista ha sido su aliado desde 2003, hoy el Partido Nueva Alianza pretende convertirse en una especie de “número 2” en cuanto a las rémoras de la aceptación que tiene la ciudadanía del priismo. Por esa razón, ambos partidos —que nunca han podido demostrar fehacientemente que ellos son más un activo para el priismo, que éste para ellos— buscaron desde el inicio la coalición partidista con el PRI, no porque tuviesen convicción alguna o por compartir una agenda democrática o un esquema de gobierno.
No. Más bien, cada uno de ellos utilizó sus capitales emblemáticos (el Verde con esa supuesta aceptación mayoritaria que tiene entre los votantes jóvenes, identificados con causas actuales, como la de la ecología; y Nueva Alianza, el supuesto respaldo de las fuerzas magisteriales en la mayoría de las entidades federativas del país), para tratar de sacar un provecho específico:
El Partido Verde, para garantizar la continuidad de sus cuadros distinguidos (el grupo del Niño Verde) en las cámaras federales y la preservación de su registro como partido político nacional; y Nueva Alianza, para colocar nada menos que a la familia de la profesora Elba Esther Gordillo —su hija Mónica Arriola Gordillo, y su yerno Fernando González Sánchez, esposo de su otra hija, Maricruz Montelongo Gordillo, y ex subsecretario de Educación Básica de la SEP— en posiciones inminentes en al menos dos gobiernos estatales (Chiapas y Coahuila).
Ese, según queda claro, es un problema mayor para el priismo. Pues si bien esos dos son casos emblemáticos, lo cierto es que no son los únicos. En otras entidades federativas, existen pugnas más o menos similares por las alianzas cupulares trabadas entre el priismo y otras fuerzas. Y lo peor es que ese no es el único conflicto de definiciones que enfrenta el priismo, de cara a la elección que seguramente será la más importante de su historia, porque sería la que le abriría las puertas de regreso al poder presidencial.

MALAS DEFINICIONES
Si en algo fallaron las definiciones del entonces candidato presidencial, Roberto Madrazo Pintado, en la búsqueda de los equilibrios del priismo nacional para tratar de construir su victoria electoral, fue que trató siempre de aplastar a los intereses que no eran los propios, y trató de ser él quien definiera los equilibrios, pasando por encima de los poderes estatales, los gobernadores, los grupos fácticos del tricolor y los sectores.
El gran fallo radicó en el hecho de que sus “equilibrios” más bien fueron convertidos en afrentas para sus supuestos aliados. Y por eso ellos, la gran mayoría de los gobernadores priistas, fueron los primeros que pactaron en su contra, cuando se trató de ver si le daban el triunfo al panismo o al lopezobradorismo, frente a un candidato propio que, según los hechos, los haría volver a todos los verticalismos del pasado.
Hoy pareciera que no quieren cometer el mismo error. Y por eso, pareciera que el Comité Ejecutivo Nacional está tratando de evitar a toda costa que la ruptura de esos equilibrios con los factores de poder, pudieran poner en riesgo el triunfo. El problema es que esa no es una receta infalible, porque los problemas del PRI no son homogéneos en todas las entidades federativas. Por eso, en casos como el de Oaxaca el supuesto remedio está saliendo más dañino que la enfermedad.
Ya quedó claro que el CEN decidió no meterse con las definiciones de los ex gobernadores, pues supone que éstos son los tenedores de los hilos del poder, y que la selección que ellos hagan garantizará competitividad, triunfos y, sobre todo, unidad partidista. Por esa razón, el CEN parece haber olvidado todas aquellas promesas de venir a poner orden entre el priismo oaxaqueño, y por eso parece estar desoyendo todas las voces que claman por la inclusión, la democratización y el desmantelamiento de los poderes avasallantes.

¿DEMOCRATIZACIÓN?
Y aunque pudiera creerse que eso es “democratización”, en realidad lo único que está ocurriendo es una sensible variante de las formas tradicionales de recomposición, en un priismo que se niega a cambiar. Al menos en Oaxaca, queda claro que la decisión buscará pasar por encima de todos aquellos que se dicen inconformes, y que finalmente buscarán subirse al carro de la campaña presidencial para que cada uno de los candidatos a diputados y senadores pueda hacer su campaña. En esa lógica buscarán “amarrar” lo que no quisieron hacer por temor a los ex gobernadores, y por no tener ánimo de verdaderamente generar un mejor ambiente al interior del PRI de Oaxaca.

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