Eufrosina: sus méritos frente al cuatismo político

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+ Su valía como política, aún sigue reservada

 

Ayer, la diputada local Eufrosina Cruz Mendoza confirmó que buscará contender por una Senaduría de representación proporcional, a través del Partido Acción Nacional. Aunque pudiera pensarse que su figura encarna uno de los principales paradigmas de la política actual en Oaxaca y en México, lo cierto es que los méritos reales de la legisladora aún siguen esperando mejores momentos para ser demostrados. Mientras, ella ha conseguido, y sigue buscando, posiciones políticas de las formas más arcaicas posibles.

Eufrosina, como todos lo sabemos, saltó accidentalmente a la escena pública cuando, en 2007 intentó contender por la alcaldía de su comunidad natal, Santa María Quiegolani, y le fue negado el derecho a participar. Ante la negativa de la Asamblea Comunitaria, Cruz Mendoza vino a la capital oaxaqueña a inconformarse, por considerar efectivamente violados sus derechos políticos. No presentó los recursos legales que sí debió hacer valer. Pero, por el contrario, su historia atrajo la atención de los medios de comunicación, y de ciertos grupos políticos que tomaron su bandera y se dedicaron a protegerla y explotarla.

El planteamiento inicial de Cruz Mendoza era actual e inmejorable: ella se presentó como una mujer indígena, dispuesta a luchar por defender y hacer valer los derechos de las integrantes de las comunidades indígenas. A través de los usos y costumbres, en muchas comunidades como Quiegolani, a las ciudadanas se les negaba el derecho de participar en los procesos de elección de autoridades, y en otros casos también se les vedaba la posibilidad de involucrarse en las responsabilidades públicas de sus comunidades.

Eso fue lo que Eufrosina dijo que quería defender. Eso fue lo que le valió el reconocimiento nacional e internacional, y que, por disposición directa del Presidente de la República, el Partido Acción Nacional la postulara como candidata a diputada local en Oaxaca a través del principio de la representación proporcional, y finalmente fue lo que la llevó al Congreso del Estado a encabezar la Mesa Directiva en el primer año de gestión.

Su posición como diputada local era prometedora, pero también cargada de riesgos si no entendía —como finalmente parece que sucedió— el tamaño de sus responsabilidades. Porque una cosa es decir que se pretenden defender los derechos de cierto grupo de personas (en este caso, los derechos políticos de las mujeres integrantes de comunidades indígenas) y otra muy distinta tomar acciones concretas para tratar de conseguirlo.

El problema para Eufrosina, es que una vez estando en el Congreso, Eufrosina asumió de tiempo completo las tareas de Presidenta de la Mesa Directiva, y dejó para mejores momentos todas sus promesas relacionadas estrictamente con los asuntos que, se supone, la llevaron al Congreso.

Aquellas grandes propuestas que se esperaban en relación a la preservación y tutela de los derechos políticos en las comunidades indígenas, quedaron guardadas en el cajón del olvido. Cruz Mendoza se dedicó a hacer política. Y ni bien dejó la Presidencia de la Mesa Directiva en la Legislatura local, presentó una licencia temporal a su cargo para dedicarse de tiempo completo a apoyar la candidatura presidencial del ex secretario de Hacienda y Crédito Público, Ernesto Cordero Arroyo.

¿Y LA DEFENSA DE LAS MUJERES INDÍGENAS?

De algún modo puede entenderse la forma en cómo Eufrosina Cruz Mendoza llegó al Congreso del Estado de Oaxaca. Pues aunque siempre manejó que en Quiegolani se habían negado a reconocer su triunfo, lo cierto es que lo que la comunidad se negó a permitirle fue la posibilidad de participar en el proceso de elección de autoridades.

No ganó los comicios. Pero bueno, era perfectamente entendible el perjuicio a sus derechos políticos por el que Eufrosina se dolía, y el hecho mismo de que, por eso, los partidos políticos decidieran cobijarla y permitirle que, a través de ellos, explotara las siempre llamativas, rentables y hasta políticamente correctas, banderas de la preservación del indigenismo, y de la promoción a la pluralidad y tolerancia a todas las formas de hacer política que contempla la Constitución de la República. El problema es que no culminó esa tarea inicial. Y hoy, cobijada en esas mismas banderas, pretende ser nada menos que Senadora de la República.

Y es que por lo particular de su figura y antecedentes, la principal bandera de una mujer política como Eufrosina Cruz, debieran ser los hechos concretos que ha logrado como defensora de los derechos políticos de las mujeres indígenas. Una carta inmejorable para aspirar al Senado —incluso por un partido como Acción Nacional que en sus estatutos ni reconoce ni pondera las formas de autodeterminación de las comunidades indígenas mexicanas—, podría ser lo conseguido en Oaxaca en ese tema, dado que nuestra entidad es una de las que más problemas presenta por el solo reconocimiento de los usos y costumbres, y más porque ellos entrañan una serie de violaciones a los derechos políticos de las personas, que luego deben ser resueltos por tribunales o por las autoridades electorales competentes.

En ese sentido, es lamentable que Eufrosina Cruz, para tratar de llegar ahora al Senado de la República, siga apostando a una de las formas más viejas de hacer política que ya antes le redituó, pero que ni es la mejor ni es la única forma de conseguir posiciones: el tristemente célebre “cuatismo”. Y es que no se entienden sus aspiraciones si no es por la bendición del presidente Felipe Calderón Hinojosa, y el respaldo de su propuesta presidencial, el ex secretario Cordero Arroyo.

Ojalá que, por el bien del indigenismo y de la evolución de los derechos reales de los integrantes de las comunidades indígenas, diputadas como Eufrosina Cruz hubieran hecho algo desde el Congreso del Estado. La prueba de lo no hecho, se encuentra en que la reforma constitucional de abril del año pasado, no contempló los temas del derecho indígena que sí deben ser reformados y reforzados. Pero que, lamentablemente, continúan durmiendo el sueño de los justos, por la desidia de quienes, como legisladores, prometieron defenderlos.

CONTROVERSIA… CONTROVERTIDA

¿De veras pasará la controversia constitucional que presentó Oaxaca por la creación de un municipio chiapaneco en territorio oaxaqueño? Aseguran que la Corte preguntó si primero habían acudido al Senado, y la respuesta es no. Ahí podría estar una clave importante. Pronto abundaremos.

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