PRI: relevo en CDE debiera ser en 2013

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+ ¿Qué nadie frena los intentos futuristas?

 

Aunque parece indispensable el relevo en el Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional, el mejor síntoma de interés y preocupación por parte de la cúpula nacional priista respecto a Oaxaca, debiera ser a través de un enérgico llamado a la contención de todos aquellos que tienen aspiraciones por la dirigencia estatal, para dar paso, primero, a un auténtico reordenamiento de fuerzas y equilibrios respecto a las definiciones de candidaturas y posiciones rumbo a la elección estatal del próximo año.

En efecto, aunque aún parece haber muchos que no lo calculan, en menos de un año ocurrirá ya la llamada “elección intermedia” en Oaxaca. Con esto se habrá llegado ya a la primera mitad del gobierno de Gabino Cué Monteagudo, y ya sin los efectos externos habidos en los últimos comicios (locales y federales) habrá posibilidad de que los partidos midan fuerzas en una competencia llana, que de verdad demostrará qué nivel de ascendencia tiene cada uno de ellos sobre el electorado.

De hecho, desde hace mucho tiempo se han esperado los comicios intermedios en Oaxaca, porque ellos serán una primera posibilidad real de medir, sin interferencias, el nivel de penetración que han tenido las otrora fuerzas opositoras frente a los electores, ahora como gobierno; y, del mismo modo, en qué magnitud real se han sostenido las preferencias de votación hacia el PRI oaxaqueño, ahora que ya no son gobierno, y que tampoco tienen recursos para aceitar la maquinaria electoral —de alto cilindraje— con la que obtenían votos en tiempos anteriores.

Por eso estos comicios son importantes, y por esa misma razón el PRI oaxaqueño no puede seguir sujeto ni a los cuestionamientos que lo han empañado hasta ahora, y mucho menos a la inestabilidad y los intereses particulares con los que se han intentado definir sus candidaturas. En primera instancia, es evidente que el PRI no puede repetir el (casi) blanqueo del que fueron objeto en estos comicios federales —a pesar del efecto Peña Nieto—; y tampoco pueden llegar, de nuevo, a los tiempos electorales afectados por la crisis interna, por los intentos de sus dirigentes de definir las postulaciones de acuerdo a sus propios intereses, y por el divisionismo que los llevó a los últimos resultados electorales, en los que todos resultaron reprobados.

Y es que todo eso ha ocurrido por falta de atención y orden. Ya en otras entregas, hemos analizado largamente la forma en cómo el Comité Ejecutivo Nacional del PRI ensayó en Oaxaca remedios a su crisis interna que resultaron desastrosos; de cómo fallaron estrepitosamente los intentos de acuerdos cupulares con los ex Gobernadores priistas; y de cómo, mientras, los priistas locales hicieron de su convivencia una auténtica cena de negros en la que todos resultaron perdedores.

Les guste o no, lo acepten o no, hoy por eso el Comité Directivo Estatal es no sólo un mero membrete, sino también —y sobre todo— una entelequia que no tiene ascendencia sobre ningún priista, que no controla nada, que no tiene capacidad de dictar líneas respecto a las posturas institucionales, partidistas o legislativas de su partido; y que es blanco de interés de varios que, de nuevo, sólo quieren llegar a esa posición para construir desde ahí alguna candidatura, pero no para verdaderamente dirigir al partido y conducirlo a una posición real de organización, orden y competitividad.

 

FUTURISMOS ACELERADOS

El CEN del PRI debe renovar al Comité Directivo Estatal después de trabajar en la definición de candidaturas y posiciones para la elección intermedia de Oaxaca, porque sólo así podrá garantizar que quien llegue a la dirigencia, no lo haga con intención de “agandallarse” o influir en candidaturas a diputaciones locales, ni en la colocación de personajes afines en los más de 100 municipios oaxaqueños que se definen por el sistema de partidos. Esa es una verdad que, aunque no les gusta a muchos priistas, es simplemente irrefutable.

Mientras, lo que el CEN del PRI debiera hacer es sujetar a todos los que ansían ya vivir en el futuro, a no moverse más de lo debido. El hecho de que aún no está definida la situación de la elección presidencial, hace obvia la necesidad de que primero se cierre este ciclo electoral, para que después puedan abrirse otros frentes locales que ocupen la atención del CEN. Lo único que provocan hoy esos futurismos, es enrarecimiento de la ya de por sí mala convivencia partidista, y una demostración de desorden que no debiera ser benéfica para nadie.

Y es que hasta hoy, el CEN únicamente ha dejado ver a Oaxaca, a valores entendidos, la instrucción de evitar futurismo hasta por una cuestión de orden y respeto al momento que viven por la elección presidencial. En ese sentido, el aún diputado federal Heliodoro Díaz Escárraga es, paradójicamente, el único que ha pasado por alto esa prevención, y que ya busca abiertamente postularse, y dar el albazo respectivo, para convertirse lo antes posible en dirigente estatal del PRI. Es el único que desoye las órdenes del personaje (Peña Nieto) a quien le coordinó su campaña en Oaxaca.

Al final, debe haber claridad en todo este proceso, pues llegar al 2013 en las condiciones que lo hicieron en 2012 será desastroso. La salida salomónica sería simplemente postergar la elección de dirigente hasta el próximo año, y mientras resolver todos los temas realmente pendientes y urgentes en Oaxaca. Quién sabe si lo hagan.

 

CONTRADICCIONES…

Las de Víctor Raúl Martínez Vásquez, quien siempre se vende como garante de la calidad académica, pero que al frente del CECYTEO deja mucho qué desear. Vean si no. Desde que llegó a la Dirección de esa institución, nombró como directora de Vinculación Académica a una mujer, de nombre Alma Rosa Gómez Soto que, dicen quienes la conocen, carece de título y cédula profesional. Y no sólo eso, sino que quién sabe por qué razón, Martínez Vásquez la ha dejado disponer a placer de los recursos del Colegio. Por eso, Gómez Soto desapareció, de un plumazo, el área de Comunicación Social; también se asignó un salario extraordinario. Y, para evitar cuestionamientos, desapareció de la página web del Colegio, todo indicio relacionado con ella y su formación profesional. Ya antes había estado en la Fundación CECYTEO. Y desde entonces la conocen —¡vaya paradoja!— como “la delatora”, pues fue quien dio santo y seña para que despidieran al anterior director, Sergio Aguilar Ruiz. Entonces, ¿dónde está la congruencia? ¿Extraviada en los asuntos del corazón?

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