Los círculos en el relevo de la dirigencia priista en Oaxaca

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Quizá la historia reciente de la dirigencia priista en Oaxaca se escribió en diciembre pasado, cuando un día se presentaron a tener una reunión, en la sede nacional del PRI, en la ciudad de México, un grupo de priistas oaxaqueños encabezados por el entonces delegado con funciones de Presidente, Salvador Sánchez. Ahí quedó claro cuál era el interés de fondo del grupo que había impulsado al nayarita. Y esas señales fueron registradas por la dirigencia nacional del PRI, que apenas dos meses después está desincorporando formalmente la influencia ulisista a través de la llegada de Juan José Moreno Sada a la dirigencia estatal del tricolor.

Vayamos por partes. Cuando ocurrió ese encuentro, en el mes de diciembre, en la cuenta oficial de Twitter de la secretaria general del CEN del PRI, Ivonne Ortega, se publicó una fotografía de la reunión que habían sostenido con la clase política oaxaqueña. Alrededor de Salvador Sánchez se encontraban, además de Alejandro Avilés (delegado con funciones de Secretario General del CDE en Oaxaca), otros personajes que nada tienen que ver con la actividad formal del priismo local. Ahí estaban nada menos que Bulmaro Rito Salinas, María del Carmen Ricárdez Vela, el diputado David Mayrén Carrasco y otros que, en común, tenían la única cualidad de no pertenecer al Comité Directivo Estatal, o a los sectores o adherentes al PRI en Oaxaca. ¿Qué hacían ahí?

En términos llanos, a lo que todos ellos habían ido a la Ciudad de México era no a acompañar a Salvador Sánchez, sino a empujar la exigencia de que el CEN del PRI debía destinar cuando menos 120 millones de pesos para el proceso electoral que se llevará a cabo en este año en Oaxaca. Fueron también a discutir las estrategias electorales y a justificar el monto económico que solicitaban a su dirigencia nacional.

Y el resultado de esa reunión se puede entender en dos partes: la primera, que a Sánchez le quedó claro que todos esos que lo acompañaban, que no formaban parte de la dirigencia ni de los sectores, iban porque su interés estaba en el dinero y no en el partido; y la segunda, que cualquier cantidad de dinero que se enviara de la Ciudad de México a Oaxaca para la actividad electoral intentaría ser acaparada por varios de ellos, cerrándole a él cualquier margen para la disposición del dinero, y provocando otra guerra interna por el control de los recursos. Por eso, después de esa reunión, comenzó a pensar en irse de Oaxaca y dejar botado el cargo, como finalmente ocurrió.

Eso era exactamente lo que le convenía al ulisimo. Por eso, ni Alejandro Avilés ni los dirigentes de sectores opusieron mayor resistencia, ni mostraron preocupación, por la repentina salida de Salvador Sánchez de la dirigencia. De hecho, desde antes le habían hecho ver que su figura era decorativa porque el control de todo estaría en otras manos. Y por eso simplemente guardaron silencio ante la renuncia de Sánchez… no fuera a ser que se arrepentía y les descuadraba el escenario de libertad que tanto trabajo les había costado construir.

 

LAS VUELTAS DEL AGANDALLE

Hagamos un alto en este punto y tomemos en cuenta otra historia que corre en una vía paralela a la de Salvador Sánchez y los priistas delegados del ulisismo en Oaxaca. Pues es necesario también recordar que hace más o menos un año, cuando estaban en vía de definición las candidaturas a diputados federales, en la región de la Cuenca del Papaloapan alzó la mano (para querer ser candidato) un personaje que desde el gobierno de José Murat se encontraba en la actividad privada. Éste era Juan José Moreno Sada.

Moreno Sada es un empresario que tiene una importante ascendencia en su región, pero que seguramente entendió que después del gobierno de Murat no tendría mayores posibilidades de aspirar a cargos de elección popular. Por eso esperó a que pasara el tiempo del gobierno de Ulises Ruiz, y fue hasta 2012 que externó su inquietud por convertirse en candidato a diputado federal por aquella región. ¿Qué pasó? Que, sin ningún decoro, Eviel Pérez Magaña pasó por encima de sus aspiraciones para decidir —fuera de todo proceso interno, encuestas o expresión de la militancia— que el candidato sería su sempiterno asesor jurídico y diputado local en el sexenio de Ruiz, Jaime Aranda Castillo.

¿Qué pasó entonces? Que como varios otros priistas, Moreno Sada amenazó con renunciar al PRI y generar una escisión en la Cuenca del Papaloapan; y que, en consecuencia, desde la Ciudad de México le extendieran la invitación de integrarse a la Fundación Colosio, que entonces encabezaba nada menos que el mexiquense César Camacho Quiroz.

Ahora volvamos a la historia de la vacante en la dirigencia priista de Oaxaca. Porque hace apenas unas semanas, cuando se fue Salvador Sánchez, desde la Ciudad de México se decidió que el nuevo delegado con funciones de presidente sería el ex diputado federal Jorge González Ilescas. Esa decisión había sido tomada ya en la dirigencia nacional del PRI, pero de nuevo fue el grupo del ex gobernador Ruiz, y el propio ex Mandatario, quien entonces amenazó con romper. Esto tensó la situación. Y cuando César Camacho Quiroz tomó conocimiento de esta nueva asonada del ulisismo con tal de no soltar la dirigencia (y los recursos, y las candidaturas, y todo lo demás…), se decidió por el colaborador oaxaqueño, que meses antes había dejado en la Fundación Colosio para que, por instrucción directa del Presidente Nacional del PRI, viniera a hacerse cargo del tricolor en Oaxaca.

Así llega Moreno Sada a la entidad. Viene no sólo a establecer nuevos equilibrios en concordancia con el ex gobernador de Puebla, Melquiades Morales Flores, sino también a generar nuevos consensos trayendo consigo toda la legitimidad y fuerza de la dirigencia nacional. Viene también a demostrar cómo la política es cíclica, y cómo los carniceros de ayer se convirtieron en las reses de estos tiempos. Ajustará sus propias cuentas. Y seguramente, ahora no habrá pataleo ni berrinche que pueda frenar este relevo que, según se prevé, ocurrirá hoy mismo.

 

¿Y LAS PLURIS?

Si se sigue la tradición priista, Moreno Sada ocupará un lugar en la lista de candidatos pluimoninales. ¿Quedará Avilés, que es secretario General, en mejor posición que Moreno Sada? ¿Moreno se podrá imponer para encabezar la lista? ¿Si éste queda en el lugar 1, Avilés estará dispuesto a recorrer su candidatura al número 3? La cuota de género les hará ruido. ¿Y Beatriz Rodríguez se quedará cruzada de brazos? Esta puja va para largo…

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