Sección 22, ¿de veras no le teme a la transparencia?

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Sin ningún rubor dice el dirigente de la Sección 22 de la SNTE, Rubén Núñez Ginés, que el magisterio oaxaqueño “no teme hacer pública las cuentas financieras que maneja”, pero que esa decisión es exclusiva de la asamblea estatal. Si de verdad están tan seguros de no temer revisiones, ¿estarán dispuestos a transparentar no los recursos económicos —que, en relación a lo que manejan, es lo de menos— sino el conjunto de decisiones educativas que toman discrecionalmente, y que hoy están del todo en sus manos?

En efecto, la pregunta no es ociosa. Pues si al gobierno federal —ahora en manos del PRI— le escandalizó el hecho de que la educación pública estuviera en manos del sindicato magisterial, y tomó decisiones de gran calado para terminar con la hegemonía sindical en ese rubro, ahora debería venir a Oaxaca a ver lo que aquí ocurre. Seguramente terminarían abrumados por la hegemonía total que tiene aquí la Sección 22 sobre la educación y sobre la gobernabilidad, pero también por el grado de sometimiento e “independencia” que ejerce en relación al Gobierno del Estado.

Y es que, como se ha venido diciendo con insistencia, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto decidió terminar de tajo con el liderazgo sindical de la profesora Elba Esther Gordillo al frente del SNTE, cuando se dieron cuenta que ésta sería el principal obstáculo para la reforma educativa. En varias ocasiones, el Titular de la Secretaría de Educación Pública había afirmado —y esto se tomaba como un acto temerario— que la rectoría educativa regresaría al Estado mexicano.

En esa misma ruta apuntó la reforma al artículo tercero constitucional. Y finalmente, se vieron obligados a descabezar al SNTE a partir del manejo de los recursos económicos. Éste, sin embargo, constituyó el medio para la deposición de Gordillo, pero no un objetivo en sí de la reforma educativa, del gobierno federal, o de la nueva relación entre el Sindicato y el Gobierno.

Eso es lo que, según parece, no entienden, o no quieren entender ni el gobierno de Oaxaca ni la Sección 22 del SNTE. Seguramente por eso, el Gobierno de Oaxaca se ha limitado a decir, respecto al proceso que enfrenta la maestra Gordillo, que debe ser procesada conforme a derecho; y el dirigente Núñez sostiene que el magisterio oaxaqueño no teme hacer pública las cuentas financieras que maneja. Evaden claramente el hecho de que, en el fondo, el asunto álgido que hoy tiene tras las rejas a la maestra Gordillo no tiene tanto que ver con el manejo irracional de los recursos sindicales, sino más bien con la necesidad de recuperar el control de la educación.

¿Realmente la Sección 22 maneja muchos recursos económicos en numerario? Con posibilidad de equivocarnos, podemos decir que no. Pues si bien es cierto que en las negociaciones anuales entre el magisterio democrático y el gobierno de Oaxaca se pacta la entrega de recursos económicos al Comité Ejecutivo Seccional, esto no constituye una cantidad relativamente considerable respecto al número de maestros que tiene agremiados.

Y justamente respecto al Comité Ejecutivo Nacional del SNTE, una de las demandas más añejas que tiene la Sección 22 radica en eso: en que la cúpula nacional que encabezaba la profesora Gordillo entregue a la Sección magisterial oaxaqueña los recursos económicos que les retiene a todos los trabajadores de la educación por concepto de cuotas sindicales.

En el fondo, ¿por qué no le temen a la revisión de sus cuentas o del manejo financiero que tiene el sindicato magisterial en Oaxaca? Porque sus cantidades y su manejo económico es nimio. En realidad, el gran negocio de los sucesivos dirigentes, de los líderes de las facciones internas que confluyen en la 22, y de todos aquellos que tienen alguna ascendencia en el movimiento, está institucionalizado: se encuentra en las plazas que ostentan, en los montos económicos que cobran sin que nadie sepa bien a bien son merecedores de éstos; en las prebendas que les da el gobierno estatal, y en los recursos que les son entregados personalmente, fuera de toda fiscalización, en efectivo, y para ellos personalmente, luego de cada negociación anual de su pliego de exigencias.

 

MANEJO MAYOR

A la maestra Gordillo la están procesando judicialmente por haber dispuesto de alrededor de dos mil millones de pesos del Sindicato magisterial, para sus lujos y gastos personales. La Sección 22, sin embargo, tiene cuando menos 20 años (el tiempo que lleva el IEEPO materialmente bajo su dominio) manejando gran parte del presupuesto educativo, las decisiones en el sector, y las relaciones laborales con sus agremiados.

Esto parece increíble, pero es totalmente cierto. Oaxaca tiene un presupuesto anual de alrededor de 14 mil millones de pesos para el sector educativo. Y aunque la 22 dice tener las manos limpias, y que sus cuentas pueden ser del todo auditables, nada dicen del hecho de que ellos con sus decisiones manejan buena parte de esos 14 mil millones anuales; que éstos deciden gastarlos en función de sus intereses políticos, del pago de favores relacionados con sus cuestiones sindicales y políticas, y de la discrecionalidad con la que manejan la educación en Oaxaca.

Por eso, la Sección 22 puede decir cualquier cosa, menos que tiene las manos limpias. No se trata del recurso en numerario que pudieran manejar, sino más bien del enorme conjunto de decisiones de autoridad que se encuentran en sus manos, y del control total que tienen en la educación. Ellos son amos y rectores de todos los aspectos relacionados con la educación. Y nadie —ni el gobierno, ni la sociedad, ni los propios maestros, ni los padres de familia— ha cuestionado o intentado desmantelar ese enorme poder que, por su sola concentración, es nocivo para los niños que no son bien instruidos, y también para los oaxaqueños que prácticamente todos los días pagamos el tributo de que ellos sean —oh paradoja— los dueños de la educación pública en Oaxaca.

 

SÓLO SUEÑOS…

¿De verdad siguen creyendo los priistas que aspiran a una delegación federal, que éstas (y más las importantes como Sedesol, CDI u Oportunidades) les serán entregadas en base al solo criterio electoral del gobierno federal? Esa decisión pasará, irremediablemente, por el aval del Gobernador del Estado. Esto es lo que ha ocurrido en otras entidades en las que ya renovaron a los delegados federales. Y es lo que, para mal de muchos que ya se ven despachando en oficinas federales para contrapuntear al Gobernador, pasará en Oaxaca. ¿Apuestan?

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