+ Estéril, puja entre grupos por los cargos
Estamos a escasas cinco semanas de que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto cumpla su primer año de gestión, pero en Oaxaca aún se encuentran vacantes algunas de las más importantes delegaciones federales. Esto, es cierto, tiene su explicación en el aparente desdén que profesa el gobierno de la República por nuestra entidad, pero también en la interminable disputa que han sostenido los diversos grupos priistas por esos cargos. Lo trágico del asunto, es que mientras se libra esa batalla por los cargos, las remuneraciones, los presupuestos y los afanes políticos, hay otros “pescadores” que disimuladamente han aprovechado el río revuelto para sacar ventaja. En varias delegaciones se puede dar cuenta de ello.
En efecto, desde principios de año comenzó la batalla por las delegaciones. Partidarios de los grupos políticos de cada uno de los ex gobernadores, comenzó a buscar los espacios, primero, para regresar a la senda del presupuesto, pero también para tratar de reactivar la labor política que en Oaxaca se había acabado para los priistas luego de la derrota de 2010. En el primer semestre de 2013, sólo pudieron acomodarse Jorge Toledo en la delegación de CDI, Manuel García Corpus en Sagarpa, y David Mayrén en la SCT, además de algunos otros que no realizan funciones administrativas y presupuestales relevantes para la entidad.
En ese sentido, parecía que la batalla por las delegaciones federales era también un asunto político, y no un tema técnico y administrativo. En algunos de los casos, como el de Jorge Toledo, éste hizo valer su calidad de senador suplente del PRI, incluso más que su evidente cercanía al ex gobernador Ulises Ruiz, para ser nombrado delegado de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas; y en el caso de García Corpus y Mayrén, ellos llevaron a cabo negociaciones que pasaron o por las aspiraciones por la dirigencia del PRI, o por el impulso del gobierno estatal. Pero, en casi todos los casos, el común denominador era la medición de fuerzas entre grupos políticos y la presión por obtener una delegación como trampolín para los comicios federales intermedios de 2015.
En ese camino se quedaron varias delegaciones, comenzando por Sedesol y pasando por Sedatu, pues ambas, por su amplitud presupuestal y por los programas sociales que administran, parecían las más redituables para el interés económico o político de los grupos priistas que intentan restablecer su predominio en la entidad.
En la Sedatu (que maneja programas con presupuestos millonarios, como Esquemas de Financiamiento y Subsidio Federal para Vivienda Esta es tu Casa, Apoyo a los Avecindados en Condiciones de Pobreza Patrimonial para Regularizar Asentamientos Humanos Irregulares, Vivienda Rural, el Programa de Prevención de Riesgos en los Asentamientos Humanos, Rescate de Espacios Públicos, Vivienda Digna, Hábitat, Joven Emprendedor Rural, el Programa de la Mujer en el Sector Agrario, y el Fondo para el Apoyo a Proyectos Productivos en Núcleos Agrarios), fue la propia ex diputada federal Sofía Castro quien soltó el rumor de que sería nombrada como delegada. Más tardó en difundir la información y una fotografía en la que aparece con el titular de Sedatu (aunque no en un acto de toma de protesta, como pretendió hacer ver) que sus adversarios políticos en hacerle ver que su llegada a esa delegación se convertiría en un problema y en una fuente de cuestionamientos para el gobierno federal. Hoy en día, según el portal de transparencia de la Sedatu, la delegación en Oaxaca sigue apareciendo como vacante.
APROVECHADOS
En el caso de Sedesol, ésta delegación pasó por un largo impasse —los primeros meses de la nueva administración federal, por la entrega-recepción; y los siguientes por el periodo electoral, en el que nadie quería suspicacias— en el que continuaron trabajando los funcionarios calderonistas, hasta que luego de los comicios fue nombrado un nuevo encargado de la delegación el político poblano José Antonio Aguilar San Sebastián. Aquí surge una nueva vertiente de esta historia de desencuentros entre los grupos priistas de la entidad, que demuestra fielmente que las luchas intestinas nunca dejan algo positivo.
¿Por qué? Porque en la Sedesol sí registraron bien que el conflicto político del priismo oaxaqueño haría intransitable el nombramiento de un delegado salido de los nombres que se barajaban. Y ahí se incrustó otra disputa, poco disimulada pero ajena a la política local, entre los subsecretarios Ernesto Nemer y Juan Carlos Lastiri, y entre uno de éstos y la propia secretaria, Rosario Robles.
¿Qué pasa? Que la secretaria Robles ha marcado amplia distancia de Nemer, porque ve en él (que es mexiquense, y secretario del ramo cuando el presidente Enrique Peña era Gobernador de esa entidad) a su posible relevo en caso de ser removida. En esa distancia, Robles trabó alianza con Lastiri (que es de origen poblano) para acotar los espacios a Nemer y atajar su posible crecimiento político. Sólo que de esa alianza han comenzado a salir manejos poco claros, que toman como base revueltas locales como la que ocurre en Oaxaca, que impide que se defina, por decisión política en la Secretaría de Gobernación, la conformación de la delegación en la entidad.
Y es que pocos ven, que mientras sigue su curso la disputa por la delegación entre los priistas locales, la Sedesol envió no sólo a un poblano, paisano del subsecretario Lastiri, como encargado de la delegación, sino que ésta poco a poco se ha ido llenando de funcionarios enviados desde aquella entidad. Eso no tendría nada de cuestionable, si no fuera porque de las propias organizaciones de la sociedad civil, y de las comunidades, comienzan a emanar señalamientos de que los encargados de la Delegación aprovechan la aparente confusión para recomendar contratistas, proveedores, o para dirigir los programas hacia ciertos fines que no necesariamente son para los asuntos y provechos para los que fueron creados.
¿A NADIE LE IMPORTA?
Los grupos priistas locales están ocupados, y perdidos, en sus disputas personales. Y no alcanzan a ver, y quizá ni les importa, no sólo que aquí la delegación esté siendo usada para beneficiar a particulares a través del presunto tráfico de influencias, sino que de ello tengan conocimiento incluso en las oficinas de Sedesol de la Ciudad de México y nadie haga algo para detenerlo. No harían nada, obvio, porque desentenderse les sería conveniente. Y aquí, mientras el gato no está, los ratones hacen fiesta…
Me encantó tu artículo.