INE debe dar más certezas sobre proceso de elección
Desde hace algunas semanas se desarrolla el proceso de selección de quienes integrarán el Organismo Público Local (OPL) del Instituto Nacional Electoral (INE), que sustituirá al Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO). La elección de los consejeros de ese organismo es relevante, porque constituye una de las primeras materializaciones de las nuevas reglas electorales. Sin embargo, vale la pena preguntarse: ¿De verdad el INE está coronando la ciudadanización de los órganos electorales?
En efecto, la pregunta no es ociosa, a la luz de ciertas cuestiones que le quitan brillo a este proceso de reintegración de los organismos electorales locales, como el de Oaxaca. Una de las dudas razonables que por salud política que deben prevalecer en un proceso como éste, es si de verdad el INE está haciendo lo suficiente por garantizar la ciudadanización de los órganos electorales, y si de verdad está tomando las medidas adecuadas que brinden certeza a los ciudadanos de que realmente se eligió a las personas más calificadas para fungir como autoridad electoral.
Estas dudas tienen su razón: con la reciente reforma electoral, la Federación hizo patente que las entidades federativas son menores de edad en cuanto al manejo de sus responsabilidades electorales, y al mismo tiempo la Federación se asumió como el gran árbitro de esas cuestiones. Por eso le quitó a los estados la gran mayoría de sus facultades en el ámbito electoral, para convertir al IFE en un Instituto Nacional y darle alcances de leyes generales a normas que antes regían cuestiones electorales sólo en el ámbito federal.
Así, una de las razones de fondo para eliminar la jerarquía normativa en el ámbito electoral (municipal, estatal y federal) y crear una sola competencia (la nacional), fue que los estados no habían podido impedir la partidización de sus órganos electorales, ni habían logrado frenar la influencia de poderes fácticos que colonizaron a los órganos electorales locales y los pusieron al servicio del poder, alejándolos del interés de la ciudadanía.
A partir de eso se torna relevante la cuestión de cómo se están integrando los OPL. Pues se supone que con ello lo que el INE pretende lograr es inhibir la influencia de partidos y grupos políticos en la integración de los órganos electorales locales, para así garantizar que habrá independencia, especialización y legitimidad en las funciones electorales, y que de verdad estarán éstos integrados por las mujeres y hombres más calificados para realizar dichas labores. Se supone, pues, que con estos nuevos procesos el INE busca que los OPL se integren al margen de débitos políticos, tráfico de influencias, o “intereses” de los partidos porque sean ciertos personajes –califiquen o no en la evaluación de los conocimientos técnicos que deban acreditar- quienes sean parte de los órganos que fungen como autoridad electorales.
Por eso hoy en día es no sólo posible, sino necesario, preguntarse si de verdad el INE está llevando a cabo correctamente el proceso de selección de consejeros de los Organismos Públicos Locales, y si en esto de verdad está garantizando la claridad, la imparcialidad y la equidad respecto a todos los aspirantes.
LAS DUDAS
Quizá en un ánimo de hacer una convocatoria lo más amplia posible, el INE dejó abierta la posibilidad de que los integrantes del actual órgano electoral estatal (el IEEPCO) participaran en la integración del OPL. Esta no es en sí misma una cuestión que rompa con la equidad que debe prevalecer en este proceso.
Más bien, lo que sí genera una expectativa negativa es el hecho de que, en el caso del IEEPCO, la gran mayoría de quienes integran el Consejo General son agentes directos de los partidos que los postularon. Así pues, si se suponía que una de las cuestiones que el INE quería eliminar al absorber a los órganos electorales locales era la partidización de sus integrantes, hoy de entrada esa cuestión no se garantiza al dejar en la laxitud tanto la participación de esos personajes, como el ámbito de influencia que habrán de tener los partidos representados en el Consejo General del INE.
No obstante, vale la pena ir por partes. Primero, parece que el INE estableció un sistema de exámenes para dar certeza sobre el resultado de la elección de consejeros de los OPL. No obstante, en el establecimiento de ese mecanismo de exámenes no se estableció con precisión qué nivel de influencia tendría cada una de las etapas para la selección final de los consejeros. Dicho de otro modo: se estableció la elaboración de un examen de conocimientos y de un ensayo escrito, la valoración curricular y una entrevista, pero no hay certeza de qué valor específico tendrá cada una de esas etapas para la determinación de quién es, fundadamente, un candidato idóneo.
Luego, se dejó en la completa discrecionalidad la participación de los partidos políticos y los consejeros del Poder Legislativo en este proceso. Así, las reglas para la designación de consejeros del OPL sólo establecen que una vez que hayan sido aprobadas las listas de los aspirantes que avanzaron en las etapas de selección, éstas serán entregadas a los representantes de los partidos políticos y a los Consejeros del Poder Legislativo ante el Consejo General, “para sus observaciones y comentarios”.
¿Qué podemos entender como “observaciones y comentarios”? Pues esta aparente suspicacia se funda en el hecho de que ellos tienen una facultad discrecional de acordar, o pactar, la consideración en específico de alguno de los integrantes de esa lista de aspirantes al margen de sus resultados en la evaluación; o bien, pueden vetar la posibilidad de que uno de esos aspirantes seleccionados pueda llegar a ser considerado como potencial candidato a ocupar la responsabilidad de consejero electoral.
¿DEMOSTRARÁ EL INE TRANSPARENCIA?
En Oaxaca hay ejemplos negros de cómo los mejores perfiles son soslayados, en exámenes de oposición, frente a compromisos políticos. ¿Un botón de muestra? Que ninguno de los actuales integrantes del Tribunal Electoral del Poder Judicial del Estado fue de los mejor calificados en el examen de conocimientos, y las demás pruebas que se aplicaron. ¿Esta historia turbia puede repetirse? Claro que sí, en los huecos que deliberadamente dejó el INE en las reglas que rigen este proceso, para permitir la ominosa participación e influencia discrecional de los partidos políticos en este proceso. Al tiempo.