Le falla manejo político a la dirigencia
Mañana se realizará la elección del nuevo Secretario General del Sindicato de Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado e Instituciones Descentralizadas de Carácter Estatal de Oaxaca (STPEIDCEO), y a estas alturas es posible analizar algunas de las circunstancias que han sido determinantes para este proceso en el que, al margen de los ganadores, lo que ya se puede ver son las fallas que tuvieron quienes tenían ventaja para conducir este proceso, y que serán determinantes para el resultado de la elección. Repasemos algunas de ellas.
Juan Rosas no supo pertenecer a un grupo, y tampoco logró hacer el suyo. Esto quedó claro desde el momento en el que Rosas decidió renegar abiertamente de su origen, a pesar de que hace tres años fue impulsado sin ambages por un sector del sindicato de burócratas al que hoy repudia. Eso le generó un importante descrédito que trató de lavar queriendo allegarse de algunos grupos eternamente disidentes. Su intención era obvia, y por eso muy pocos burócratas le creyeron: en los hechos, trató de legitimarse uniendo a varios grupos, aunque ninguno de ellos con ascendencia y representación real al interior del STPEIDCEO. Esto le provocó un doble descrédito. Primero, a él como cabeza de un grupo al que intentaba crear, por tratar de consolidarlo a partir de la traición a quienes lo llevaron a la dirigencia sindical; y segundo, porque ninguno de los grupos a los que unió gozaba de amplia credibilidad entre los agremiados. Así, los iguales se unieron y la planilla blanca fue el resultado.
Rosas como estratega. Cuando estaba por iniciar el periodo marcado por los estatutos para la renovación de la dirigencia sindical, corrió fuerte el fuerte rumor que la convocatoria no se publicaría, pues Rosas aún tenía el sueño de reelegirse. Posteriormente, y cuando perdieron la Comisión Electoral, intentaron llevar el escenario de la elección a una Asamblea General —misma que él nunca realizó en sus tres años como dirigente—, pero cuando todos los demás grupos le tomaron la palabra decidió nuevamente retractarse, y abrir el proceso a la forma en que se ha desarrollado. Todo eso sin contar incidentes penosos como el del supuesto atentado, que no le reportó ningún beneficio y sí sirvió para revelar la opulencia con que se ha conducido como dirigente de un gremio, en el que ni el mejor pagado de sus integrantes puede tener un vehículo de la mitad del precio de la camioneta que según había sido baleada por sus adversarios.
Las planillas. La insistencia de Rosas por tratar de llevar la elección sindical a un escenario de confrontación, hizo que los liderazgos que simpatizaban con él, se pulverizaran. Tan fue así que se generaron cuatro planillas (arena, blanca, roja y verde) que, cada una por su lado, tiene su peso específico que en realidad por quien fue desaprovechado fue por el propio Rosas, que no supo articular esos factores de decisión a favor de su proyecto.
LAS PLANILLAS
La planilla arena. Este grupo realmente sorprendió su inscripción al interior del sindicato de burócratas, pues deriva de una iniciativa casi directa del Partido Acción Nacional. Afirman quienes conocen este proceso que su candidata a secretaria General, Margarita López, es panista de cepa y colaboradora cercana de la diputada Leslie Jiménez Valencia. Incluso, señalan que así lo presume, como si a los burócratas esto les generara alguna simpatía o, ellos mismos sostienen, como si esto les hiciera alguna gracia.
La planilla blanca. Ésta se conformó, como lo hemos señalado, por la unión de varios grupos que finalmente derivaron en un híbrido. Presumieron la unidad de diversos grupos y actores ajenos al sindicato, pero terminaron imponiendo condiciones que no gustaron a la mayoría. Así, afirman los propios burócratas, Pablo Negrete, director administrativo de la Secretaría de Administración, impuso a su delfín Jesús Carmelo en la Secretaría de Previsión Social de los blancos; de ahí deriva, dicen, tantos beneficios —días libres, por ejemplo— otorgados a esta planilla, antes y después de la campaña, para tomar ventaja sobre los otros, al menos en este rubro. El diputado federal Samuel Gurrión impuso a Patricia Morales en la Secretaría de Finanzas. Gurrión ha regalado desayunos y cinco mil playeras, que luego buscará recuperar a través de esa posición estratégica; luego, el grupo de Wilfrido Toledo e Hilda Pérez Luis impulsaron a Gloria Martínez; el grupo azul de Óscar González —personaje que se auto robaba en SAPAO— impulsó a Claudio Martínez en Escalafón. Todo lo demás se lo repartieron entre Rosas, Mauricio Carreño (nepotismo abierto con su prima hermana Virginia Carreño, como parte de la planilla) y German Espinoza jefe real de estos últimos. Y de su candidato, Felipe Cruz, no se puede decir mucho: invirtió toda la campaña en “aclarar” —como si a estas alturas alguien pudiera creerle— que no era impuesto por nadie.
La planilla roja. Esta planilla es la continuación de un proyecto político del ex dirigente Joel Castillo, que ahora con el apoyo de la aún secretaria de Previsión Social, Lorena Cervantes, tejieron ya su propia plataforma, y de acuerdo a lo visto son los que tendrían menos dificultades para ganar la elección. Su candidato, Julián Estrada, tiene formación en la sección 22 del SNTE, y su única interrogante se centra en que no pretenda llevar a los burócratas a las mismas prácticas del magisterio.
La planilla verde vino a menos después de seis años donde se había distinguido como la segunda fuerza. Afirman los burócratas que los acuerdos entre Oliverio Neri y Rosas al negociar la tesorería de la Comisión Electoral (que recayó en Patricia González) desinfló a este grupo. Sin embargo, se mostraron menos belicosos y más cautos al impulsar a Noé Bautista; dejaron que pugna fuera entre rojos y blancos, y decidieron irse por la libre aunque no tienen posibilidades reales de incidir en el resultado de esta elección.
GUERRA SUCIA
Lo cuestionable de todo esto se centra en la carencia común de propuestas, y el exceso de guerra sucia entre los grupos al interior del STPEIDCEO. Lo que predominó fue el intercambio de diatribas y ataques, y en eso se entretuvieron los burócratas sin ver que lo verdaderamente importante debió ser el debate sobre su futuro como gremio. Mañana, finalmente, ocurrirá la elección y sólo se espera que nada se aleje de la civilidad que debiera prevalecer por encima de cualquier circunstancia.