+ Nochixtlán es consecuencia, no causa, de la zozobra en la entidad
Aunque parezca increíble, en Oaxaca hay muchas personas que desconocen las coordenadas esenciales que determinan el conflicto magisterial que mantiene en estado de sitio a varias regiones del Estado. Informar implica siempre ofrecer esos puntos esenciales que contextualizan una situación. De ahí el interés de ofrecer esta breve radiografía que, en alguna medida, explica lo que hoy ocurre en Oaxaca.
En efecto, resulta erróneo suponer que el conflicto magisterial brotó sólo de la intolerancia gubernamental, o de la sola voracidad o irracionalidad del magisterio oaxaqueño adherido a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Más bien, este conflicto es consecuencia del desinterés y la incapacidad gubernamental por ponderar a la educación pública sobre los cálculos y las conveniencias políticas de coyuntura. El poder político de la Sección 22 del SNTE, surgió y se consolidó al amparo del poder, y el cambio de circunstancia fue lo que generó esta crisis que hoy no tiene ni forma ni fin.
¿Por qué hablar del cambio de circunstancia? Porque el sindicato magisterial oaxaqueño ha sido siempre un factor real de poder en Oaxaca. Pero mientras hubo un poder político necesitado corporativismos aliados, el magisterio fue uno de los gremios alimentados y estimulados desde el poder, igual que muchos otros que fungían como satélites legitimadores del régimen de partido hegemónico.
Fue así como la Sección 22 se hizo del control total de la educación pública en Oaxaca. Esa circunstancia intentó cambiar en 2006, cuando el gobierno de Ulises Ruiz quiso quitarles ese control. Falló no sólo por la errónea acción policiaca emprendida el 14 de junio para desalojar el plantón magisterial del Centro Histórico de la capital de Oaxaca, sino sobre todo, erró al no considerar que durante largos años el magisterio había aquilatado su respaldo social, a partir de la identificación de su lucha gremial con eso que ahora el propio Presidente de la República definiría como el “mal humor social” de algunos sectores de la sociedad mexicana.
Y es que en Oaxaca, como en el país, ese “mal humor social” tiene como base la corrupción, la impunidad y la ineficiencia gubernamental, pero aquí remarcada por la pobreza, por el abandono y por la marginación que padecen a diario miles de comunidades indígenas y rurales a las que nunca llegó la justicia social ni las acciones por las que el Presidente dice que México está avanzando.
Por décadas, el magisterio oaxaqueño ubicó esos rezagos sociales como uno de los fundamentos de su lucha. Por eso, cuando en junio de 2006 el gobierno de Ruiz emprendió una acción de fuerza su contra, amplios sectores sociales salieron a respaldar la lucha magisterial, primero con la resistencia al desalojo policial, y después con amplias muestras de solidaridad que se reflejaron en un prologando conflicto social que rebasó por mucho a las acciones y demandas magisteriales.
En aquella crisis, el gobierno federal optó por cumplir íntegramente el pliego petitorio de la Sección 22. Gobernación, en los tiempos de Carlos Abascal como titular, cedió íntegramente a la demanda de rezonificación salarial de todos los integrantes de la Sección 22, y a mantener sin cambios las estructuras de poder que respaldaban a la Sección 22. Y por eso, una de las decisiones naturales de la Sección 22 fue la de respaldar a Gabino Cué como sucesor de Ruiz.
DIÁLOGO CANCELADO
En ese periodo ocurrió la reforma educativa impulsada por el gobierno federal. Éste ubicó como su adversaria a la profesora Elba Esther Gordillo Morales, sin darse cuenta que en realidad la CNTE —corriente política que aglutina a varias secciones sindicales del magisterio en las regiones centro y sureste del país— sería la principal opositora a la reforma. Esto era previsible, y explicable: junto con la lucha por su democracia interna, las secciones adheridas a la Coordinadora lucharon también por la preservación de sus condiciones laborales y salariales. Y la CNTE, no estaría dispuesta a perder lo que había ganado en más de treinta años de lucha.
Ese era uno de los aspectos medulares de la reforma educativa: eliminar los privilegios no ganados por competencias, y establecer parámetros mínimos a cumplir para conservar el empleo. Ahí se trabó la reforma educativa. Mediante la presión, la Coordinadora intentó vencer al gobierno federal. Llegado el momento, éste cerró la puerta del diálogo e incrementó sus medidas de presión a través de la extinción del IEEPO.
Mayo siempre ha sido complicado para Oaxaca. Y en este 2016 lo fue mucho más: en junio había elección de Gobernador, y la renovación del Congreso local y 153 alcaldías que se rigen bajo el sistema de partidos políticos. La Sección 22 emprendió acciones el 15 de mayo, en la conmemoración del Día del Maestro, que iban encaminadas al paro indefinido de labores. Aurelio Nuño anunció descuentos y despidos, que no arredraron a los grupos afines a la Coordinadora. Y 22 días después —el 12 de junio— el gobierno federal respondió aprehendiendo a los dos dirigentes más importantes de la Sección 22: Rubén Núñez y Francisco Villalobos Ricárdez.
INTOLERANCIA
Así fue como llegó el momento crítico de Nochixtlán. La Policía Federal anunció que rompería los bloqueos. El problema es que en la mixteca se encontró con la “capitalización” del mal humor social, a través de población que espontáneamente salió a resistir, comandada por grupos que sabían exactamente qué hacían. Por eso, este diálogo en Gobernación está marcado no sólo por la violencia sino también por la intolerancia. Eso mismo, dificulta las perspectivas de solución que, desde ayer y desde hace 36 años, han sido añoradas por quienes sólo esperan vivir en paz.