Clara, advertencia de la guerrilla sobre su presencia en el sureste

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EPR

+ Levantamiento en la región; hay mensajes de inminente actividad


Dos visiones polarizadas intentan analizar y hallar conclusiones sobre las constantes comunicaciones de grupos armados, respecto a la problemática magisterial que prevalece en el corredor del Pacífico Sur del país: unos, los que aseguran que grupos como el EPR son prácticamente lo mismo que la CNTE, y que por eso hay efervescencia frente a las circunstancias; y otros, que niegan tajantemente cualquier relación y desvían la atención frente a situaciones como la toma de control de las acciones de rebeldía por otras organizaciones, y el desplazamiento del magisterio en el liderazgo y la organización de las protestas. El análisis sustantivo, sin embargo, debe considerar otras cuestiones que hasta ahora parecen poco analizadas, y que son tanto o más relevantes que esas dos conclusiones primarias.

En efecto, este fin de semana el Ejército Popular Revolucionario dio a conocer un nuevo comunicado —han emitido cuatro en los últimos 15 días, algo muy inusual en organizaciones de esa naturaleza— en el que respalda las acciones magisteriales, y a la par de hacer advertencias al gobierno federal sobre la decisión del pueblo organizado de no rendirse, llama a ciudadanos y organizaciones a estar alertas para defender su dignidad frente a los embates de la oligarquía gobernante. Evidentemente, más allá de su lenguaje cotidiano, lo que verdaderamente debe llamar la atención de esos comunicados no son las advertencias sino los mensajes que se envían entre las organizaciones que participan —o que simpatizan— con la resistencia magisterial. ¿De qué hablamos?

De que, como lo apuntábamos en entregas anteriores, los grupos armados no actúan con base en los momentos históricos o en las fechas predestinadas, sino que más bien buscan aprovechar las coyunturas. Decíamos en aquella entrega (Al Margen xXXXXXX) que esa dinámica es la que marcó la participación de varias organizaciones armadas en el movimiento magisterial de 2006 en Oaxaca, cuestión que expresamente aceptó el EPR cuando un año después, denunció la detención-desaparición también en Oaxaca, de dos de sus integrantes. 2006 fue para ellos una circunstancia construida y aprovechada. Pero, en contraparte, en 2010 —cuando se pensaba que podía haber algún levantamiento por la llegada del ciclo centenario 1810-1910-2010, que marcaría la historia nacional— ninguna organización armada tuvo una actividad relevante.

Este es un elemento de análisis de gran importancia porque hoy lo que queda claro es que el EPR está llamando expresamente a la combinación de todas las formas de lucha. Esto significa que está impulsando una especie de “acuerdo” tácito de participación para que todas las organizaciones afines (armadas, gremiales, y de lucha social) utilicen sus propios mecanismos para llegar a un mismo fin: en primer término, la derrota del Estado en la implementación de las reformas “burguesas”; y en un plano más de fondo, la instauración de un nuevo régimen bajo los principios que ellos defienden.

Este planteamiento no es menor. Pues nuevamente Oaxaca representa esa posibilidad, y Nochixtlán marcó la definición de la coyuntura en la que varias de esas organizaciones —algunos grupos armados, gremios como el magisterio, organizaciones de lucha social, e incluso un partido político, por las simpatías que le ha profesado a este movimiento— pudieran estar dispuestas a ir tras ese objetivo.

CLAVES DEL LLAMADO

Vale considerar, dentro de todo este contexto, algunos elementos que son importantes. En su último comunicado, por ejemplo, el EPR apunta: “No son tiempos de desmovilización, de doblar banderas por temor a la represión, tampoco de rendiciones indignas ante el manotazo autoritario; la demanda popular de la abrogación de la reforma educativa no es de una minoría obcecada, sino de un pueblo que responde con resistencia y dignidad por la defensa de sus derechos (…) Todos debemos estar alerta y preparados para responder combativamente a la nueva escalada de represión; cada cual en su respectiva trinchera prepárese para nuevos combates populares. La consigna es, que la voluntad de combatir se exprese en la inagotable creatividad de nuestro pueblo en la lucha contra sus opresores”.

Esto significa, en términos muy llanos, que el EPR está convocado a esa unidad en torno a los objetivos planteados por la Sección 22 y la Coordinadora. De ahí frases como “cada cual en su respectiva trinchera prepárese para nuevos combates populares” o “que la voluntad de combatir se exprese en la inagotable creatividad de nuestro pueblo en la lucha contra sus opresores”. Con toda claridad, ese llamado es la combinación de formas de lucha. Es decir, que cada quien haga lo que pueda, por los cauces que prefiera, pero que todos juntos intenten llegar a los fines que finalmente les son comunes a todas esas organizaciones.

DEMOSTRAR PRESENCIA

Incluso, otro elemento que es necesario considerar es el relativo a sus comunicaciones. La constancia con la que han aparecido comunicados, desde distintas representaciones del EPR en el sureste del país, parece una forma de demostrar y advertir su presencia para la potencial conformación de un movimiento regional. En 2007, ante la detención-desaparición de sus dos militantes en Oaxaca, a través de comunicados el EPR hizo primero patente su actividad en diversos estados del centro y sureste del país, para luego adjudicarse las explosiones en ductos de Pemex en Guanajuato y Querétaro. Esos dos elementos demostraron su capacidad operativa. ¿Esos llamados actuales pueden considerarse una simple casualidad o una mera actividad retórica?

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