+ Ugartechea: ¿Qué tipo de “respeto a ley” estimula?
¿De verdad debe dejar satisfecha a la sociedad oaxaqueña, el remedio que el presidente Municipal de Oaxaca de Juárez, Luis Ugartechea Begué, le dio al tristemente célebre asunto del “Gentleman de Oaxaca”? ¿De verdad todo lo resuelve el despido de un individuo indefendible, como Juan Francisco Arias Díaz? Es claro que un asunto tan delicado como este, debe verse en una perspectiva más amplia que la del solo hecho en sí mismo. Esto debiera preocuparnos a todos.
¿Qué ocurrió? Que, tal y como aparece en el video colgado en el sitio Youtube el pasado lunes, hace unos días el citado individuo fue arrestado, en completo estado de ebriedad, por la misma Policía Municipal de Oaxaca de Juárez. Al ser llevado a la Comisaría citadina, Arias Díaz hizo objeto de todo tipo de insultos y jaloneos a los elementos policiacos que lo trasladaron, al punto de retar a golpes a uno de ellos, de exigir en un tono altisonante que lo esposaran, y de amenazar a varios agentes con cesarlos gracias al poder y la cercanía de la que él presumía tener con el Munícipe. En el mismo video se ve claramente cómo los agentes policiacos no respondieron a ninguna de sus agresiones, y cómo hasta le ofrecieron llevarlo a su casa. Fue, pues, toda una demostración de la “mejor” y más pura prepotencia que no es nada rara en nuestro ambiente cotidiano.
De esto deben preocuparnos, a todos, varias cuestiones. La primera de ellas, tiene que ver con la disposición al gobierno municipal a mantener este asunto en privado. Queda claro que si nadie hubiera subido este video a la red de internet, y si nadie lo hubiera difundido en las redes sociales, seguramente el acto de prepotencia habría quedado como una más de las no pocas anécdotas de ese tipo que existen entre los elementos municipales, e incluso habría quedado en la completa impunidad.
Además, quién sabe si por temor al escándalo, o porque de verdad no se había tomado ninguna medida contra el individuo aludido, la administración que encabeza Luis Ugartechea no había hecho público un solo dato del episodio, y tampoco de la decisión de separar de sus funciones al secretario privado.
Y es que un acto de prepotencia, de arbitrariedad y de abuso de autoridad, como el que protagonizó Díaz Arias, es moral y jurídicamente equiparable al de un acto grave de corrupción, que no sólo no debe ser minimizado ni ocultado, sino que, al contrario, debiera ser hecho público de oficio para dar muestra de la vocación democrática y de legalidad por parte del gobierno, y para lanzar mensajes a otros funcionarios para que no repitieran la conducta.
El problema es que el gobierno de Ugartechea actuó tarde; seguramente lo hizo sólo como una reacción natural al escarnio; y, en el fondo, anunció el cese fulminante de Juan Francisco Arias Díaz, en un intento por apagar lo más rápido posible el ruido que generó la difusión del video. Nada se dijo, por ejemplo, de las razones que llevaron a los agentes a resistir todos los ataques e insultos del individuo; de las razones que impidieron que éste fuera detenido por las agresiones a la autoridad; y, sobre todo, de los antecedentes que tienen este tipo de conductas en el gobierno que encabeza.
Es evidente, pues, que la salida a este asunto fue la más fácil, pero también la más incompleta, si es que esas medidas se tomaron únicamente para apagar las críticas de la opinión pública. Al gobierno de Luis Ugartechea le hace falta dar otras explicaciones respecto al hecho y su contexto, y también le hace falta tomar nuevas medidas para evitar que esto vuelva a ocurrir.
¿TODOS SOMOS “GENTLEMEN”?
Comúnmente, los elementos policiacos de cualquier corporación tienen quejas veladas de que, en sociedades como la nuestra, todos, o casi todos, por alguna razón, sienten que son influyentes. A partir de ello, dicen, la gran mayoría de las personas pretenden evadir la acción de la ley ya sea estimulando actos de corrupción (con la clásica “mordida”), o ya haciendo gala de la prepotencia y la altanería que, es la alternativa dura al influyentismo que otorgan el poder o el dinero.
Sin embargo, una cosa es lo que se dice y otra la que podría estimularse desde un mismo gobierno. ¿Por qué sobre Arias Díaz la Policía Municipal de Oaxaca de Juárez no tomó ninguna acción no sólo por las conductas que había desplegado en el lugar en que fue arrestado, sino también por los insultos, jaloneos y amenazas que profirió sobre los agentes ya en las instalaciones municipales?
Lo que queda claro es que la inacción de los agentes rebasó el ámbito de la mesura, y sin ninguna duda se inscribió en el terreno del temor a verdaderamente ser reprendidos por arrestarlo, someterlo, esposarlo o entregarlo a la autoridad competente para que respondiera por los delitos cometidos en contra de la autoridad que representan los agentes.
Ante esto, el gobierno municipal de Oaxaca de Juárez debiera responder si es que, en efecto, hay alguien que estimula la impunidad o el miedo respecto a este tipo de actos. Porque si bien es cierto que este es el primer acto de prepotencia plenamente documentado, no es ni el primero ni el único exceso en que han incurrido servidores públicos municipales durante la presente administración. Aunque sin pruebas tan contundentes como un video, existen señalamientos claros respecto a los malos tratos que profieren algunos funcionarios municipales a los empleados y a la misma ciudadanía, sobre los cuales nadie se ha molestado en castigar o al menos “recomendar” que no ocurran.
En el fondo, este hecho debiera constituir un severo llamado de atención a todos aquellos que cotidianamente estimulan este tipo de tratos, este tipo de lenguaje, y este tipo de acciones en contra de sus subordinados, pero que ante una evidencia como este video, se escandalizan y hasta exigieron al Presidente Municipal la destitución del individuo. No se trata de hacer leña del árbol caído, sino de desterrar este tipo de conductas sin necesidad de que haya de por medio, un video como prueba contundente.
PAPÁ EN CAMPAÑA
Aseguran que don Heladio Ramírez López anda, en persona, haciendo campaña por toda la región de la Mixteca. ¿Saben por qué? Porque su hijo, Luis Antonio Ramírez, será candidato a diputado federal por ese distrito y, según ven, los apoyos del PRI no son tantos ni tan incondicionales como esperaban. Más bien, dicen, hay un panorama adverso. Por eso, el hijo y el padre andan en campaña. No vaya a ser la de malas… Abundaremos.
bueno tu comentario Adrian, saludos