+ Priistas, tras su “disciplina”; en oposición, disputa emerge
Sin mayores aspavientos, en apariencia, el Partido Revolucionario Institucional definió a quien será su candidata a Presidenta Municipal por Oaxaca de Juárez. En la coalición de partidos de oposición, como se esperaba, la definición por esa misma candidatura entró ya en la ruta de las inconformidades, las desavenencias y las disputas. Habrá que ver con detenimiento cómo se suman, en cada una de las fuerzas electorales, los apoyos e intereses reales para sus respectivos abanderados; y, sobre todo, qué grupos son los que finalmente se imponen en la definición coalicionista por la capital oaxaqueña. Veamos cada uno de los escenarios.
Se señalaba al principio que, aparentemente, la definición de la candidatura priista para la capital del Estado, ocurrió sin mayores complicaciones. Desde los primeros días de marzo, el priismo cupular abrió su juego político a la vista del público, y en él mostró las cartas con las que finalmente jugaría. Esto, para que todos los actores del priismo que albergaban aspiraciones por Oaxaca de Juárez, acusaran recibo del mensaje enviado y vieran cuál sería el desenlace final de su “democracia interna”.
Así, desde el mismo día en que Beatriz Rodríguez Casasnovas renunció a la titularidad de la Secretaría de Turismo (7 de marzo), se dejó ver, desde el poder, que ella sería la abanderada por la capital del Estado; y que, de ahí en adelante, lo que tendría que ocurrir serían reacomodos internos, declaraciones de disciplina, o posibles (aunque no esperados) rompimientos. Finalmente, ocurrió lo que se esperaba: luego de un periodo prudente, todos los involucrados declinaron en sus aspiraciones, y se mostraron dispuestos a “sumarse” al trabajo político del PRI.
¿Por qué no hubo complicaciones? Porque tal parece que la gran mayoría de los involucrados han sido parte de una cadena de beneficios, de la que nadie querría deshacerse. El único personaje con quien sí se entabló una negociación, fue con Martín Mathus Alonso, a quien le fue ofrecida la candidatura a una diputación local a cambio de declinar sus aspiraciones por la alcaldía citadina. Fuera de él, un ejemplo representativo se encuentra en Javier Villacaña Jiménez, quien decidió nuevamente esperar mejores tiempos, y continuar con la labor de gestión social, a través de la cual sostiene su presencia en ciertos sectores de la capital y que, valga decirlo, le permite subsistir sin mayores complicaciones.
¿Por qué nadie rompió abiertamente? Porque la lógica actual del priismo establece que, si es el Jefe Político quien le ha dado todo a quienes ahora se sienten con posibilidades de alcanzar una candidatura, es él quien fundamentalmente tiene la potestad para decidir, por encima de la conciencia y las aspiraciones de cada uno de ellos. Así, nadie rompió porque a ninguno le conviene alejarse del esquema cuasi burocrático en el que casi todos han vivido en los últimos años.
Ahora, lo importante tendrá que hacerse en la suma real de todos esos factores que, en las palabras, ya declinaron a favor de quien el Jefe Político decidió. Hoy, en ese sentido, la suma del priismo ha sido sólo aparente. Y, poco a poco, el Revolucionario Institucional comienza a resentir los primeros estragos de haberse enfrascado en una democracia interna que tiene todo menos eso en su esencia. La capital podría convertirse en un fuerte dolor de cabeza no por las rupturas, sino por la naturaleza misma de quien fue electa como candidata, y por las grietas que está creando ese método de centralizar las decisiones, suplir las conciencias, y generar “unidad” a partir del dilema en el que los hacedores de esa unidad, no tienen otra alternativa.
OPOSICIÓN DESHECHA
¿Y qué ocurre en la oposición? Que su idea inicial de “repartir” equitativamente las diferentes candidaturas en juego, ahora está desmantelada por completo. En un primer momento, los impulsores de la coalición opositora plantearon que, partiendo del modo en que definieran a su Candidato a Gobernador, habrían de repartir las demás posiciones entre los partidos que apoyaran la decisión. Así, el convergente Gabino Cué Monteagudo fue impulsado por todas las fuerzas políticas opositoras. Y por esa razón, ahora la disputa por posiciones como la alcaldía citadina parece ser entre el Partido Acción Nacional y el de la Revolución Democrática.
En el blanquiazul, inicialmente, consideraron que la candidatura a la alcaldía citadina sería para ellos. En razón de ello, desde el principio impulsaron a Luis Ugartechea Begué como su potencial abanderado, e incluso lo mostraron como el seguro elegido como candidato a Presidente Municipal. Luego, ya metidos en eso, el perredismo mostró como una opción al ex magistrado del Poder Judicial del Estado, Raúl Bolaños Cacho Guzmán, y anunciaron la realización de encuestas para determinar sobre quién recaería la candidatura. En ese escenario, era previsible que Bolaños Cacho tuviera mayor aceptación ciudadana que el prospecto del panismo.
Sin embargo, en el perredismo no se tomó en cuenta que algunas de las tribus estaban quedando en el descobijo. Una de esas tribus, precisamente, es la de los herederos del extinto líder istmeño Daniel López Nelio. Su hijo y sobrinos —Lenin López Nelio López, Jesús Romero, y demás— intentaron participar en algunos de los procesos definitorios por la capital del estado. Ninguno de ellos, hasta ahora, ha tenido éxito en sus aventuras electorales. Y por eso, buscan desesperadamente posiciones —o percepciones— a partir de las cuales puedan negociar mayores espacios en el sector público.
Primero, y como lo apuntamos hace unos días, los López trabaron una alianza con el regidor del Ayuntamiento citadino, Geovany Vásquez Sagrero, para tratar de hacer contrapesos y obligar a la cúpula coalicionista a negociar la candidatura del ex rector de la UABJO, Francisco Martínez Neri; hoy, buscan hacer exactamente lo mismo en relación a Bolaños Cacho, a través de la figura de Humberto López Lena.
¿QUÉ BUSCAN?
López Lena busca inclusión en un reparto al que no había sido invitado; su cercanía con el oficialismo, lo hace entrar en una ruta en la que, por donde se le vea, resulta más un lastre que una ayuda a la causa de la coalición opositora; y él, junto con los López, buscarán minar todo si no se benefician con algo. Son de la patética idea de que hasta perdiendo, ganan.
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