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Extorsión vial o vil

Carlos R. Aguilar Jiménez

Extorsión es coacción o una forma de chantaje que, por medio de amenazas, intimidación o sanciones, individuos, mafia, crimen organizado o institución, con cualquier argumento, legal, ilegal inmoral o institucional obligan y condicionan a otros para que paguen o hagan lo que quieran. Cuando se trata de delincuentes no hay argumento alguno, únicamente la advertencia de pagar o ser asesinado o incendiado el negocio; cuando se trata del gobierno, basta con que sus diputados o cabildo decidan lo que quieren para obtener más dinero y, por decreto obligar a la población a pagar y, si bien no hay amenaza de muerte o fusilamiento, si hay de prisión, multas, corralón o embargo de bienes, como hará a partir de este año la Secretaria de Movilidad de Oaxaca (Semovi), al obligar a los automovilistas a pagar y llevar su vehículo a verificar el estado del motor.

Si según parámetros de Semovi, que solo ellos y dueños de verificentros establecen a su modo, sin inspección de organismos externos e independientes del gobierno, si su auto emite humo, no pasará la prueba y deberá afinar o tirar el coche, o, llevarlo antes al mecánico para que ajuste al mínimo la potencia del motor y así pase la prueba (luego lo regresa a como estaba) o, mediante soborno arreglarse con el encargado, porque México es casi campeón mundial de corrupción 2025.

Todo el tiempo suceden fenómenos naturales cíclicos y aleatorios, además de circunstancias políticas, sociales o culturales que se presentan espontánea o anticipadamente, siempre por causa y efecto, existiendo explicaciones científicas de terremotos, huracanes, eclipses o glaciaciones y calentones globales, existiendo también explicaciones políticas o ideológicas, que no son otra cosa que argumentos falsos que a fuerza de repetir una y millones de veces en medios, hacen creer a gente sin cultura científica, que el mundo se esta calentado, se acabará el agua, el oxígeno y que el maíz transgénico genera cáncer y los frijoles negros hacen a la gente morena.

Utilizar argumentos ecologistas, fundamentalistas verdes o ambientalistas para tratar de justificar la extorsión vial de verificación, es una ardid político, que con una base seudo ecológica y tendencia ambientalista, ante el imperativo costo-beneficio, si bien engorda las arcas del gobierno y bolsillos de políticos y funcionarios, lo cierto es que los dueños de coches se ven humillados por su soberbia, como ante las inútiles ciclovías, donde pasa uno o dos ciclistas por hora, mientras miles de coches en hilera circulan a vuelta de rueda en un solo carril, emitiendo humo en exceso por lentitud y obligados a verificar por extorsión vial, mientras los vientos alisios soplan permanentes sobre el estado de Oaxaca limpiando el aire constantemente, como limpiará Semovi los bolsillos de automovilistas con su extorsión vial o vil, creyendo que salvarán un planeta que tiene cuatro mil 600 millones de años y aún le quedan de vida otros cinco mil millones de edad.       

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista.

AL MARGEN || Gobiernos locales: el (des)control del poder

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Adrián Ortiz Romero Cuevas

Hace poco más de doce años, cuando el PRI recuperó la titularidad del Poder Ejecutivo Federal, el entonces presidente Enrique Peña Nieto afirmaba que, junto con él, había toda una nueva generación de “jóvenes priistas” que marcarían un cambio en la historia del país. Al término de su sexenio, los gobernantes de seis entidades federativas —cinco de ellos emanados del PRI, y uno del PAN— habían sido ya procesados judicialmente y se encontraban en prisión. Eso, que se dijo que era algo así como una “generación perdida”, ahora parece estarse replicando en los tiempos de Morena. Debe quedar claro que no son los partidos, sino las personas —y quizá el propio régimen constitucional de las entidades federativas—, lo que sigue generando este descontrol del poder independientemente del cambio en el partido gobernante.

En efecto, hoy que estamos frente a la segunda administración federal emanada de Morena, existen ya en los haberes los cuestionados desempeños de gobernadores como Cuitláhuac García en Veracruz; Cuauhtémoc Blanco en Morelos; o más recientemente el cuestionadísimo gobernador de Sinaloa Rubén Rocha Moya. Todos ellos por sus problemas en la gestión de sus administraciones; la opacidad en el manejo de los recursos y, acaso, también sus peligrosas relaciones con la delincuencia organizada y otros factores criminales que hoy tienen asoladas a diversas regiones del país.

En su tiempo, algo muy similar fue lo que pasó con los priistas Javier Duarte de Ochoa, también en Veracruz, Roberto Borge Angulo de Quintana Roo; César Duarte de Chihuahua; Andrés Granier de Tabasco; Jesús Reyna García de Michoacán. Y el panista Guillermo Padrés de Sonora. ¿El común denominador? Todos procesados o por vínculos con criminales, desvío de recursos, ejercicio ilícito de la función pública y demás delitos relacionados con las arcas que y las responsabilidades que los electores les confirieron a través de las urnas. Los seis, terminaron en prisión la administración federal del presidente Peña Nieto, y algunos de ellos aún continúan recluidos en algún centro penitenciario.

Hoy, doce años después de la revelación de aquella funesta “nueva generación” de políticos, parece seguir los mismos pasos que ellos, sólo que aún soportados por la convicción morenista de no aceptar que los postulados dictados por el presidente Andrés Manuel López Obrador —no mentir, no robar, no traicionar al pueblo— no son infalibles entre algunos de sus correligionarios que llegaron al poder gracias a la aceptación popular del ahora ex Mandatario federal.

¿La culpa es del presidente López Obrador, de sus postulados, e incluso del ejemplo con el que siempre pretendió predicar? Parece que no. El problema, como siempre, son las personas: no todos —ni antes ni ahora— tienen el mismo nivel de convicción que el de sus líderes políticos; no todos son ajenos a las tentaciones del poder; y no todos ellos llegaron a sus cargos aparentando coincidir con los postulados del movimiento político que los impulsó, pero escondiendo bajo el saco algunos de los intereses aviesos que también los impulsaron a llegar hasta esos niveles del poder público.

Hasta ahora, la resistencia a perseguir y castigar esas actuaciones indebidas parece estar más fundada en no permitir que el reconocimiento de algún escándalo o de algún acto de corrupción abolle al movimiento, que el hecho mismo de hacer cumplir la ley, sea quien sea el autor del acto ilícito.

Quizá sea el momento también de revisar a fondo el régimen constitucional de las entidades federativas. Es uno de los pocos elementos de la estructura estadual que no ha cambiado, a pesar de todos los cambios y transformaciones que ha sufrido el país en los últimos cinco lustros. Quizá podría ser un acto justo mínimo de contrición, frente a la recurrencia de los abusos por parte de las entidades federativas.

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CONTRAFUEGO || ¡Que se vayan!

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Aurelio Ramos Méndez

La presidenta Sheinbaum debería no sólo rechazar los chantajes y amenazas de empresas globales relativos a la supuesta inevitabilidad de abandonar nuestro país, de concretarse los arancelazos de Donald Trump. Debería plantearles el desafío de que, en lo sucesivo, la operación en nuestros lares será a otro precio.

Puesto de otro modo, debería imponerles el cabal cumplimiento de la normatividad nacional en todos los órdenes, así ello implique aumento de sus costos de operación en el peor momento, dadas las baladronadas trumpianas.

El presidente de la japonesa Nissan, Makoto Uchida, dijo –sin anclaje en la realidad– que en esta empresa ya se estudia la posibilidad de abandonar México, tal como también lo anticipó General Motors, si Trump cumple su amenaza de aranceles a bienes mexicanos.

En ningún caso los números actuales ni los proyectados por analistas, en la hipótesis de arancelazo, justifican el traslado de esas compañías a otros pagos. 

Menos pretexto implica para la firma nipona, que sin embargo aprovecha la coyuntura para explicar la aguda crisis financiera que atraviesa a escala mundial.

Desde lejos puede verse que estamos ante presiones en busca de beneficios operativos.

Para nadie es secreto que ante la crisis los directivos de este gigante automotriz han recurrido incluso a la bajeza hallar explicaciones en las políticas de inclusión y equidad de género.

En términos llanos, de responsabilizar de los números rojos a las mujeres, al mando en varias de las más importantes áreas de esa empresa.

A partir de 2008 Nissan se decantó por políticas inclusivas, en especial a favor de la población femenina, al punto de que en diecisiete años fue duplicado el porcentaje de mujeres entre sus gerentes a escala mundial. 

De manera que a este núcleo empresarial –las mujeres–, a su supuesta incompetencia, se busca achacarle las dificultades de la firma.

En el caso de Nissan México, las amenazas de retiro del país impactan con rudeza el gobierno presidido por primera vez en la historia por una mujer, lo que de algún modo exhibe la pretendida, patrañuda política a favor de la equidad de género.

Accionó bien la Presidenta al hacerles ver, en una mañanera, a los directivos de Nissan, que nuestro país no es una pista de carritos chocones en la que los inversionistas hacen lo que quieren, sino que los compromisos institucionales, personales y empresariales se honran.

Les recordó que ella, en campaña, visitó en Aguascalientes una de las plantas más importantes de esa compañía, cuyos directivos se hicieron lenguas sobre su apoyo a la economía mexicana.

Le explicaron entonces que la mayor parte de la producción de esa planta se destina no a la exportación sino al mercado interno. 

Y que está en proceso la fabricación allí de un vehículo híbrido –80 por ciento eléctrico, 20 de combustión interna—destinado también al mercado mexicano.

¿Tiene razones para emigrar o exigir ventajas mediante chantajes una compañía en tales condiciones? 

¿Podría ser desmantelada, de la noche a la mañana, como si se tratara de una feria de pueblerina, una planta automotriz que requiere años de planeación, instalación y operación a todo vapor?

No hay duda de que estamos ante presiones empresariales muy a tono con los moditos puestos de moda por el abominable Trump. 

Diestra en el arte de rasguear la bordona, la Presidenta debería pulsar la vihuela regalo de su pareja Jesús María Torriba y cantarles a los chantajistas aquella de “porque estás que te vas, y te vas y te vas, ¡y no te has ido!”.

El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ya desdeñó con toda razón las advertencias de huida de transnacionales como Nissan y General Motors.

“Nadie se va a ir de México, porque las plantas más productivas las tienen aquí”, y porque su traslado “sería muy caro”, consideró este funcionario, sabedor de las ventajas comparativas de México y las triquiñuelas empresariales para pescar en río revuelto.

Tiene razón Ebrard. Ni los más afanosos propaladores del terrorismo de Estado del gringo bravucón se tragan el cuento de que alguna compañía global abandonará México por eventuales arancelazos. 

México es la decimocuarta economía del mundo, un mercado de 130 millones de personas, está a tiro de piedra de los Estados Unidos y tristemente tiene los costos laborales más bajos del orbe. 

¡Ni en sueños alguien puede creer que hablan en serio los pocos directivos de transnacionales cuando advierten que podrían decirle adiós a nuestro país!

Un socorrido ejemplo, que suele ser aportado cuando del arraigo de las inversiones se habla, es lo que ha sucedido en países aun con mayor ingreso per cápita, pero menor población que el muestro.

En Canadá, la provincia francófona de Quebec, demostró que en materia de negocios las ganancias mandan.

En la Carta de la Lengua Francesa, cuya finalidad consiste en hacer respetar la lengua nacional, les fue impuesta a las empresas extranjeras la obligación de usar de modo inexcusable el francés en la totalidad de sus operaciones.

Este idioma se tornó obligatorio desde la comunicación oral en los centros de trabajo y en el nombre de la empresa y los documentos oficiales, hasta en la publicidad, avisos, materiales impresos y toda suerte de mensajes públicos o privados. “Los consumidores de bienes o servicios tienen derecho a ser informados y atendidos en francés”, señala la Carta.

Las más poderosas compañías amenazaron con abandonar aquella provincia; pero, al final, debieron acatar las disposiciones gubernamentales. 

Desde McDonalds y Kentucky Fried Chiken hasta Starbucks Coffee y otras firmas tuvieron que traducir al francés sus nombres, menús, envases, embalajes y mensajes en general. 

Ni una sola firma salió de aquella nación de tan sólo ocho millones de habitantes. ¿Dejarán el mercado mexicano de 130 millones de consumidores?

Otro ejemplo elocuente ocurrió en Colombia, en los años del más intenso narcoterrorismo, cuando ni las balas, los secuestros de ejecutivos o los carros-bomba causaron la salida de empresa alguna. 

“El país va mal, pero la economía va bien”, fue la expresión acuñada en el mundo de los negocios para dar a entender que las empresas estaban firmes en la defensa de su mercado en aquella nación de 50 millones de habitantes.

Que no cunda el pánico. Ni los aranceles ni la rigurosa observancia de la normatividad nacional causarán la salida de empresa alguna. Y bien haría Sheinbaum en cantarle a Nissan aquello de “¡pues agarra tu rumbo y vete!”.

BRASAS

Es cierto. Los que aplaudieron la llegada de Trump al poder, porque “no se manda solo” y Estados Unidos no es México, sino que allá sí –insinuaban sin sutilezas– todo funciona a la perfección, ahora fingen espanto con el filonazi.

Fingen, porque en el fondo simpatizan y respaldan su autoritarismo y hasta invocan el intervencionismo de su gobierno en nuestro país.

Con mal disimulado alborozo por el retorno del jefe del nazi Elon Musk a la Casa Blanca, justificaban su entusiasmo con la ilusión de que el despreciable Trump tendría límites y contrapesos. 

Que no gobernaría un país aplastado por el autoritarismo, donde sólo vale la voluntad del Ejecutivo, sino uno con división de poderes, Estado de Derecho, prensa libre, establishment militar consolidado y una sociedad activa.

Respaldaron la estigmatización por el demente del Despacho Oval a los migrantes –la totalidad de ellos– como delincuentes. 

Apoyaron la deportación de millones, con sustento en la miserable interpretación de que el voto, en la potencia sí pero en México no implica aval a un programa de gobierno. Deportar, allá, es “un mandato de las urnas y una exigencia de legalidad”.

O Trump –se preguntaron arrodillados–¿no debe expulsar a los pandilleros que están de manera ilegal y forma bandas de asaltantes?

A decir de estos adoradores del presidente-delincuente, el terrorismo de Estado –eso y no otra cosa es la inhumana persecución a migrantes— no resulta grave, porque allá hay manera de defenderse de los abusos…

Los abogados –dijeron– no tienen que pasarse al partido del presidente para ganar un juicio. Y en el capitolio no todos los legisladores son borregos.

Estos antimexicanos adoradores del gringo desquiciado están ahora alarmados porque éste ha roto Occidente. Y porque va camino de la destrucción de las instituciones democráticas y de convertir a EU en el país más odiado del mundo.

Lo que más los perturba, sin embargo, es que las amenazas y el maltrato de Trump a México ha propiciado la cohesión ciudadana y disparado la aceptación de la Presidenta Sheinbaum.

Lo cual –afirman ya sin recato– le permitirá a la Jefa del Estado acelerar el desmantelamiento de las instituciones democráticas y consolidar el régimen populista autoritario.

¡Triste manera de blandir el petate del muerto!

RESCOLDOS

La Corte aprobó la imposición de una multa a Grupo Elektra, del contumaz evasor de impuestos Ricardo Salinas Pliego. ¿La causa? El haber interpuesto ¡39 recursos de impugnación”; o, mejor dicho, de dilación, cuya finalidad es tratar de evitar el pago de impuestos por ¡35 mil millones de pesos! ¿No ha sido ya demasiada la tolerancia judicial con este sinvergüenza que boga con bandera de empresario?

Abrumar y aun asfixiar a instancias judiciales con un alud de impugnaciones sigue siendo, por cierto, la estrategia de la oposición a la 4T. Le resultó funcional para entorpecer las obras emblemáticas del anterior gobierno y la aplica ahora para intentar atajar la elección de jueces, magistrados y ministros. Ya suman 19 las quejas presentadas ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Como si la razón jurídica dependiese de la masificación de las demandas de tutela… 

aurelio.contrafuego@gmail.com

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista.

AL MARGEN || Oaxaca: los retos de la gestión de la interculturalidad

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Adrián Ortiz Romero Cuevas

Uno de los retos más importantes que enfrentarán los gobiernos actuales y futuros en nuestra entidad, es conseguir una gestión efectiva de la interculturalidad y de la pluriculturalidad étnica, que logre pasar del discurso a los hechos. Ambos, son términos que se aplican generalmente en un contexto aspiracional, políticamente correcto —y hasta romantizado— del discurso institucional, pero que para su potencial materialización necesitan mucho más que retórica y buenas intenciones en cuanto a las relaciones entre los poderes públicos y el llamado “cuarto nivel de gobierno indígena” en Oaxaca, y en México.

En efecto, de inicio vale la pena entender a qué se refiere cada uno de esos conceptos. En términos muy simples, la interculturalidad hace referencia a la interacción entre diferentes culturas, donde ninguna se considera superior a otra. Implica un diálogo respetuoso y un intercambio mutuo de conocimientos, valores y tradiciones. Ahora bien, el concepto de pluriculturalidad hace referencia al proceso de construcción de relaciones equitativas entre culturas, basado en el reconocimiento de la diversidad y la promoción de la igualdad de oportunidades. Implica una transformación de las estructuras sociales y las relaciones de poder que históricamente han marginado a las culturas indígenas.

Los retos, en esa materia, no son menores: de inicio, es necesario plasmar correcta y suficientemente dichos conceptos en el texto constitucional local, para que desde ahí pueda haber un despliegue institucional correcto de todo lo que se podría necesitar tanto para adecuar integralmente la legislación estatal a esa visión, como para implementar políticas y acciones efectivas tendientes a generar esta sinergia que hoy parece existir, aunque en los hechos produce fricciones constantes en la relación de los tres ámbitos de gobierno —federal, estatal, municipal— con el ámbito de gobierno indígena que está en francas vías de reconocimiento como una forma alternativa de organización política, social, económica y demás, a las planteadas por la Constitución de la República (en los artículos 2 y 115) para los municipios en el país.

Ese es un primer reto, que luego se topa con las distintas visiones del desarrollo existentes en un marco de pluriculturalidad. ¿Cómo armonizar la visión del desarrollo de las culturas occidentalizadas con respecto a lo que aspiran o esperan los pueblos indígenas respecto a sus tierras, aguas, comunidades o personas integrantes? Ese ha sido uno de los retos más profundos que presenta Oaxaca: hacer coincidir, por ejemplo, los beneficios de un megaproyecto industrial —llámese un canal interoceánico, infraestructura eólica, represa de aguas o la explotación de recursos naturales como en bosques, subsuelo o minas, entre otros— con lo que una comunidad originaria desea como destino para su entorno.

Nadie —se supone— debería pasar por encima de nadie en el establecimiento o la convivencia entre las visiones del desarrollo. Justo a eso se refiere el concepto de la interculturalidad: todos y todas valen lo mismo, y todas las visiones del desarrollo y los conceptos del mundo tienen la misma valía. Ahí, pues, tendrán que radicar las concepciones del ejercicio de la política, las relaciones de poder y las exigencias entre ámbitos de gobierno.

Quién sabe si, más allá del discurso, en las instancias encargadas de la gestión de la gobernabilidad en los ámbitos estatal y federal, están claros de ello, y de los enormes retos que ello implica para Oaxaca en los siguientes lustros.

Lo importante, insistimos, radica en poder pasar sustantivamente del discurso a los hechos. Veremos.

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Observando el universo

Carlos R. Aguilar Jiménez

Fue un 10 de febrero de 1973, cuando el H. Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, gracias a la donación de su Ciudad Hermana, Palo Alto. California, EE. UU., inauguró festivamente el Observatorio Astronómico Municipal, la sede casi consagrada donde se mira hacia arriba, a lo alto y observan los astros continuando con el legado de nuestros ancestros sacerdotes- astrólogos constructores de Monte Alban, y en este 2025, como dice el Libro de los Coloquios conservado en el Vaticano: “…Los que ven, los que se dedican a observar el curso y el proceder ordenado del Cielo, como se divide la noche. Los que están mirando…Quienes ordenan como cae un año, como siguen su camino la cuenta de los destinos y los días y cada una de las veintenas (meses) De esto se ocupan a ellos les toca hablar con los dioses” tal y como seguimos haciendo los oaxaqueños de hoy.

Y si bien no hablamos con los dioses prehispánicos ni griegos, si dialogamos con los dioses-planetas romanos: Marte, Júpiter, Venus, Saturno, Mercurio, Urano y todos los astros del cielo de Oaxaca, recibiendo desde hace más de medio siglo, millones de visitantes espontáneos, grupos escolares, colectivos, académicos, científicos, artistas, muchos niños pero, más niñas, y a todos los interesados en el cosmos con sensibilidad y capacidad de asombro y que, observando a través de telescopios, con apuntadores laser o escuchando conferencias y explicaciones, se emocionan con los detalles cósmicos y en especial la observación directa de la Luna, que ahora pueden fotografiar con un teléfono celular o simplemente emocionarse con su contemplación o la de la ciudad a sus pies..

Han sido 52 años de actividades astronómicas armonizadas con exposiciones artísticas, fotográficas, conciertos musicales, Noches de Estrellas, Aventura Interestelar, Lunadas Poéticas, eclipses lunares y solares, cometas, lluvias de estrellas, “alineaciones” presentación de libros, miles de programas radiofónicos de divulgación, congresos astronómicos y la presencia de personajes al Observatorio, como el Dr. Arcadio Poveda, Julieta Fierro, Miguel A. Herrera, Elena Poniatowska, Alfredo Harp, Isabel Grañén Porrúa, Arquímedes Caballero y José de la Herrán, entre muchos otros, además artistas como Rufino Tamayo, Raúl Herrera y en astrofotografía: Rosalba Bustamante o Gabo Santos León, cuyas fotografías se exhiben en las instalaciones astronómicas de Oaxaca que ayer fue su cumpleaños y  que han inspirado a cientos de miles a mirar hacia arriba.

Ayer 10, fue el cumpleaños quincuagésimo segundo del Observatorio Astronómico Municipal, que por cuestiones de logística, se celebrará festivamente el 22 de febrero, impartiéndose conferencias y entregando el H. Ayuntamiento a través de la Secretaría de Cultura, Educación y Fomento a la Lectura, como cada año, en enlace con el “Dia Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia”, el galardón municipal: “Mujer y niña creadora de ciencias 2025”, con la expectativa de continuar con el noble trabajo de facilitar a los oaxaqueños del municipio de Oaxaca de Juárez y visitantes, el privilegio de estar a la mira en un observatorio público y gratuito, las maravillas del cielo de Oaxaca.  

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista.

Congreso – casino

Carlos R. Aguilar Jiménez

Si para mal durante toda la historia de México, poco más de 200 años, la idiosincrasia, condición psicológica-social o ethos de los mexicanos, incluye en exceso la corrupción, transas,  subterfugios, mordidas, ahí se va, al ratito y muchas otras formas de comportamiento que serían inaceptables para alguien educado, civilizado y humanizado, lo cierto es que el máximo de corrupción, temor, miedo y desconfianza, lo ha tenido el Poder Judicial, desde sus policías judiciales, ministerios públicos, fiscales, juzgados civiles, penales y de todos los que ahí trabajan, porque cualquiera que tenga la desgracia de tener que solucionar un asunto judicial, incluye trato inhumano a víctimas, debiéndose tener influencias o dinero para que un litigio se solucione como ocurre con asuntos testamentarios que tardan décadas en solucionarse o demandas por derechos legales o civiles.

Por el pretexto o argumento que haya sido, desde venganza del ex presidente porque el Poder Judicial, la Corte y el Tribunal Supremo, estorbó sus caprichos, lo cierto es que si para mal de los ciudadanos su funcionamiento era protervo, al menos lo manejaban y administraban profesionales, expertos, abogados, juristas, quienes como jueces, ministros, fiscales, enjuiciadoras o magistrados, tienen un perfil académico que se exigía para posicionarse en puestos de mayor importancia, influencia, ingresos y poder, sin que nunca les haya importado la gente, (como no le importa a ningún político) no obstante se guardaban las formas y simulaban juicio y conocimiento (la apariencia lo es todo) derivado de cierta idoneidad, talento y competencia, que ahora será sustituida por decisiones de juego y azar: Tin Marín de do Pingue, cubilete, bingo o ruleta. Convirtieron en Casino el recinto legislativo usando una tómbola, rifa o lotería, que como todo juego de azar será la forma de otorgar cargos en el poder judicial, al estilo de los casinos de las Vegas.

Ya no se necesita perfil académico de excelencia, doctorados, posdoctorados o doctorados de Estado, ni excelencia en el desempeño o trayectoria profesional, porque es suficiente una carta de recomendación del vecino, lealtad al gobierno y ser servil y obediente al régimen, porque además nunca podrán legitimarse por elección porque será otro juego de azar, al no saber los electores el perfil, personalidad, calidad, idoneidad o aptitud para el puesto, al ser miles los que habrá que “elegir” siendo el resultado de esta elección la “legitimación” de un Poder Judicial a modo, de conveniencia al régimen, emanado del azar y el juego propio de casinos o clubs de esparcimiento donde la suerte de una lotería o tómbola con pelotitas, serán las que determinen la “justicia “que debiera condicionar la equidad y respeto a la ley y, no el azar, circunstancias aleatorias e ideologías populistas.

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Gobiernos oaxaqueños,  funcionarios y legisladores federales, ¿pachucos de la posverdad?

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Renato Galicia Miguel

Veo en redes sociales que el presidente de la Cámara de Senadores, Gerardo Fernández Noroña, dice que los zapes que le dieron a  Rodolfo Fofo Márquez  los custodios del penal de Barrientos fue un asunto armado, un montaje. 

Y uno piensa, pues en este país de la posverdad, la simulación, las acciones a modo,  ¿qué no está armado?

 Vámonos a dos ejemplos de Oaxaca en los que se mezclan dos gobiernos, uno priista, el de 2016 a 2022 de Alejandro Murat Hinojosa—aunque hoy ande disfrazado de senador plurinominal por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena)— y el otro del gobernador 4T Salomón Jara Cruz que inició en 2022. Me refiero a los casos de la saxofonista mixteca María Elena Ríos y la activista ayuujk Sandra Domínguez. 

Aclaro que mi postura no tiene que ver con ideología ni muchos menos con los partidos políticos. Mi formación es marxista, de izquierda, ciertamente progresista. Es más, generacionalmente soy coterráneo de la presidenta Claudia Sheinbaum, como ella, estudié la prepa en el CCH Sur de la UNAM  e igual participé en el movimiento de 1986 de esa Casa de Estudios, el del Consejo Estudiantil Universitario (CEU): me tocó, por ejemplo, nada más para que se den un quemón, la marcha histórica que partió del Casco de Santo Tomás  cuando la Maldita Vecindad recorría los contingentes, a la altura de San Cosme, tocando sobre un camión de redilas y alguien pintó sobre la plancha del zócalo la consigna aquella que estremecía: “El zócalo nos esperó 18 años”, pues desde el 68 ninguna manifestación estudiantil había llegado hasta ahí.

Aún más, puede decirse que me rozaba con la futura presidenta mexicana, pues la veía seguido en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales  porque, supongo, iba a ver a Carlos Imaz Gispert, quien después sería su pareja sentimental, en tiempos en que este político hoy caído en desgracia era uno de los tres dirigentes históricos del CEU, junto con Imanol Ordorika y Antonio Santos.

No, no es cuestión de ideología ni de partidos políticos. Tampoco se trata de entrarle al juego de los mercenarios de la información que le hacen el trabajo sucio a la derecha y ultraderecha mexicanas atacando como si estuvieran drogados a la presidenta Sheinbaum porque pasa la mosca.

Es un asunto más bien superficial —lo cual no es menor, porque superficial es mi piel y a través de ella siento, diría el máster Froylán López Narváez—, pero con mucho punch. Me refiero al tema de la suspicacia de los mexicanos cuando notamos  un tufo de tranza, movida, podredumbre, en ciertos sucesos, procesos, acontecimientos.

Porque a mí sí que me ha generado suspicacia que el caso de María Elena Ríos —esta mujer que sufrió una tentativa de feminicidio al serle vertido en su cara y cuerpo ácido sulfúrico presuntamente por orden del todopoderoso empresario gasolinero y político priista Juan Vera Carrizal —  parezca telenovela de Ernesto Alonso por el drama, la atmósfera que se le ha armado. He seguido el caso desde que inició, en el año 2019, durante el sexenio de Alejandro Murat, cuando tanto le costó a la mixteca que aquel hombre de poder  fuera puesto en prisión y no lo liberara definitivamente —porque ya había sido puesto en libertad, no lo olvidemos—uno de esos jueces tranzas que abundan en nuestro México lindo y querido.

He visto su calvario para que aquél sea sentenciado como merece —es decir, con una pena mucho mayor que la del Fofo Márquez, si la justicia es congruente— y el más reciente asombroso proceso por el que Vera Carrizal fue excarcelado de manera subrepticia para que recibiera atención médica en, primero, el hospital Reforma y, después, la clínica Santa Anita de la ciudad de Oaxaca, y que incluyó la “casualidad” de que ahí llegara una dama con la cual se armó la madriza, y luego, hace unos días, sumó el rumor del fallecimiento del también exdiputado priista que terminó sólo  en un susto, aunque sí está grave, según supuesto comunicado de sus familiares publicado por medios locales.

Igual me ha pasado con el caso de la desaparición de Sandra Domínguez y su pareja, Alexander Hernández,  pues no hay que olvidar que el gobierno oaxaqueño de Salomón Jara Cruz de inmediato menospreció la línea de investigación que involucraba a Donato Vargas, su coordinador de Delegados de Paz, ya que éste había sido denunciado por la activista por su participación en un chat porno sobre mujeres ayuujk, y se inclinó por la versión de que la desaparición estaría relacionada con presuntos vínculos de Alexander con el crimen organizado.

Una línea que después convalidó el mismísimo secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch. Casi al mismo tiempo, en operativo policiaco murieron tres presuntos delincuentes —así como un agente federal— ligados a la desaparición de Sandra Domínguez, y luego fue apresada una mujer que estaría relacionada con la versión oficial. Es decir, al final del día  como que todo se va acomodando, armando de forma ad hoc.

Como informador, los dos casos me generan escepticismo. Ojalá el senador Gerardo Fernández Noroña también dijera que ambos temas pudieran estar armados. O mejor aún, que llamara a la transparencia,  diligencia,  eficacia, del gobierno oaxaqueño para evitar la suspicacia al respecto, los rumores, la sospechas que a los mexicanos nos causan acciones y versiones oficiales, “verdades históricas”, líneas de investigación que huelen a posverdades.

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CONTRAFUEGO || Trump, nazifascismo en puerta

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Aurelio Ramos Méndez

Si en las trepidantes tres semanas transcurridas del presidente 47 de los Estados Unidos los líderes de las principales potencias no se han percatado de que Donald Trump es literalmente, sin hipérbole, un loco de atar, en modo alguno se antoja descabellado advertir que dentro de poco el mundo podría hallarse ante la infausta reedición de alguno de los episodios más traumáticos de la historia, el fascismo, el nazismo o una conflagración bélica de grandes dimensiones.

Son tantas, tan disparatas y peligrosas las acciones adoptadas por el mandatario gringo en tan sólo veintiún días, que ya no cabe duda acerca de su salud mental; ha cruzado todos los linderos de la razón, la sensatez y la prudencia, y hoy sólo encaja la conclusión de que está loco de remate.

No se requiere alta especialización en Psiquiatría para percibir en las actitudes y el comportamiento del presidente gringo rasgos esquizofrénicos, los cuales hacen pensar en el peligro que entrañan para el orbe las decisiones de un hombre con inmenso poder, que claramente no está en sus cabales. 

Da grima, por lo mismo, la absoluta pasividad de tanto de los gobiernos más vigorosos como de la comunidad internacional representada por instancias supranacionales como la ONU, ante las acciones de Trump semejantes a las de un paquidermo en una cristalería. 

Con el avance que lleva la administración estadunidense ha hecho patente que para la comunidad mundial el descocado Trump plantea el desafío de un gobernante a quien es imperioso deponer, someter y controlar, si se aspira a conjurar el riesgo de regresar el reloj de la historia a la Alemania de 1933.

Pagará caro la Humanidad la dejadez o complicidad de los gobiernos más fuertes con el peligroso perturbado, quien desde su llegada por segunda ocasión al poder ha anunciado medidas convulsionantes, nacionales e internacionales, a razón de varias por día. 

¿Cuáles medidas? Un verdadero alud de disposiciones, a la mayor parte de las cuales les cabría ser rubricada con una esvástica.

Entre las más recientes, el anuncio de creación de una Oficina de la Fe, cuya misión consistirá en erradicar “prejuicios anticristianos” dentro del gobierno federal de EU. Decisión ésta que, en su interpretación más extrema, podría conducir a la instauración de un Estado confesional. 

Inminente cierre del Departamento de Educación, revelado por el neonazi y magnate de la tecnología, Elon Musk, jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental y cabecilla del grupo de oligarcas que cogobierna con el enajenado de pelambrera anaranjada.

Desmantelamiento de la USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), parapeto para el intervencionismo político, sí, como sucede en México, pero también decisiva para el apoyo humanitario en unos 120 países, muchos de estos afectados por políticas del propio Tío Sam. 

Y la firma de un decreto para sancionar a la Corte Penal Internacional mediante represalias financieras y denegación de visas al personal de este tribunal y sus familiares, por apuntar a Estados Unidos y sus aliados, como Israel, acusados de genocidio y crímenes de guerra y de lesa humanidad.

Previamente, Trump ordenó la salida de su país del Acuerdo de Paris sobre cambio climático, así como de la Organización Mundial de la Salud y del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la OTAN y otros organismos internacionales.

Asimismo, redadas y persecución como animales aun en escuelas, iglesias y hospitales a inmigrados y sus familias, con objeto de encarcelarlos en Guantánamo –tenebroso centro de concentración– y deportarlos luego, esposados y encadenados. 

Intento de eliminar la nacionalidad por nacimiento, reconocida en las legislaciones de prácticamente la totalidad de países del orbe.

Ofrecimiento de colaborar con los esfuerzos para terminar la guerra en Ucrania a condición de que este país le ceda parte de su territorio vecino de Rusia… a los Estados Unidos.

Arancelazos a diestra y siniestra. A México, Canadá, China, la Unión Europea –27 Estados–, Colombia y Panamá, e incluso el diseño de aranceles universales para todas las importaciones estadunidenses.

Declaración de terroristas a los carteles de las drogas y anticipación por ello de la factibilidad –conforme a abusivas leyes de aplicación extraterritorial– de invasiones militares a México y otras naciones, con objeto de lograr la “eliminación total” de esos grupos delictivos.

Militarización de la frontera sur estadunidense –ya van 3,600 soldados, y contando– y retoma de la construcción del muro iniciado en el primer trumpiato.

Amenaza de apropiación –contra todo derecho internacional– del Canal de Panamá y negativa de debido pago por el cruce de barcos gubernamentales por esa vía interoceánica.

Insolente ofrecimiento al gobierno danés de compra de Groenlandia o amenaza de ocupación a la mala de ese rico territorio dizque por razones de seguridad nacional estadunidense.

Insultante propuesta de convertir el muy rico Canadá en el estado 51 de EU, sin que haya mediado ni la menor insinuación para ello por el gobierno canadiense, cuyo primer ministro, Justin Trudeau, ya advirtió que cuando Trump habla de anexión “no está bromeando, habla en serio”. 

Hitleriano anuncio de limpieza étnica y de vaciar Gaza de dos millones de palestinos e invadir y controlar aquella franja geográfica, como si de piedras y de una operación inmobiliaria se tratase.

A la par, aceptación de la gustosa entrega a EU por su criado Benjamín Netanyahu de los territorios ocupados por Israel. ¡Fuera máscaras! El asentamiento directo de la potencia en aquella parte del mundo, ahora custodiada por un cachicán genocida.

Se necesitaría estar más deschavetado que Trump para creer que semejante catarata de disposiciones –más las que se acumulen– podrá ser finiquitada en cuatro años…

Sería, no obstante, suprema irresponsabilidad y desatino de los líderes del mundo soslayar que el verbo incendiario del enajenado de la Casa Blanca puede tener, así sea sobre tan sólo uno de estos asuntos, el efecto de una chispa en la pradera.

BRASAS

¡Bien por la Presidenta Claudia Sheinbaum, que ha decido mediante una iniciativa de reformas constitucionales tratar de extirpar el cáncer de la relección y el nepotismo en la política y el servicio público, y abrir las ventanas para la entrada de vivificante aire fresco y savia nueva!

Está por verse si conseguirá aniquilar el monstruo conformado por tan añejos vicios, agazapado en todos los partidos, depredador de presupuestos y causante en gran medida de la densa corrupción que carcome la cosa pública.

En todo caso, la sociedad está harta de políticos y funcionarios que, al llegar a sus cargos, ni siquiera hacen la pantomima de tratar de integrar sus equipos con lo mejorcito que hay en el mercado…

Estos señores buscan de modo prioritario heredarles el hueso a miembros de su parentela, y desde luego a incondicionales, socios y cómplices.

Es cosa de recordar a Fox tratando de cederle la silla a Martita y a Calderón haciendo hasta el ridículo para terciarle la banda en el pecho a Margarita.

O, a Evelyn Salgado chanchulleando para escriturarle a su padre el sufrido Guerrero.

Y hasta Andy López Beltrán, aterrizando en paracaídas en la secretaría de Organización de Morena, en una maniobra que sin ser técnicamente nepotista sí entraña el ventajoso usufructo del capital político de su progenitor.

Suman millares a lo largo de la geografía nacional los casos de cínicos trepadores del servicio público por la vía civil o de la consanguinidad y la afinidad.

Sólo como botones de muestra valga mencionar a los coahuilenses Moreira, Humberto y Rubén, cuya asociación se ha extendido a Hidalgo, apoyados en la cónyuge del segundo, Carolina Viggiano; o los Monreal Ávila –¡quince fichitas!– acaudillados por Ricardo.

Sin olvidar a los Murat Hinojosa, abanderados por José Murat Casab, verdaderos saqueadores del erario y negociantes de la política, amparados por la 4T, por estos días en el foco del escándalo debido a astronómicos fraudes en el Infonavit dirigido por Alejandro.

La iniciativa propone modificaciones a la Carta Magna que recuperan el espíritu democrático de la No relección, impulsado por diversos movimientos históricos, en particular la Revolución, traicionado por políticos de variado pelaje, en especial del PAN, partido de reconocida raigambre familiar.

La relección inmediata de diputados, senadores y presidentes municipales, al igual que otras muchas disposiciones –la creación de los organismos electorales estatales, por ejemplo–, obedecieron a intereses del panismo cachamigajas.

Y el cáncer al parecer inextirpable del nepotismo avanzó pierna arriba de los partidos y los tres órdenes de gobierno. “El orgullo de mi nepotismo”, se ufanó López Portillo al darle suculenta chamba a su vástago José Ramón. Pobre. De seguro ni se imaginó lo que vendría.

RESCOLDOS

Tan malo el pinto como el colorado, reza el refrán alusivo a una yunta de Silao, en el cual encastran perfecto tanto el exfiscal como el exgobernador de Morenos, Uriel Carmona y Cuauhtémoc Blanco. El primero es abierto encubridor de asesinos y está involucrado hasta el cogote en el femicidio de Ariadna Fernanda López Díaz. El segundo hizo de la política una mercancía, vendió su popularidad para ser candidato a gobernador y anda en malas compañías. Que entre el diablo y escoja.

aurelio.contrafuego@gmail.com

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista.

AL MARGEN || Oaxaca: los municipios en sus contradicciones

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Adrián Ortiz Romero Cuevas 

Oaxaca, en su acostumbrada y crónica complejidad, presenta diversos retos en cuanto a la situación de sus municipios frente a lo local, lo nacional y lo internacional. Nuestra entidad es lo mismo un territorio de paso para la transmigración y el tránsito de mercancías —y lo será mucho más en el transcurso de los próximos años—, que un potencial polo de desarrollo económico que, sin embargo, se topa con las circunstancias adversas que son concomitantes a prácticamente todas las regiones del país. 

En efecto, hoy queda claro que ni Oaxaca ni el país tiene claridad sobre qué hacer con la inseguridad; la migración y la transmigración son también interrogantes que hasta el día de hoy no tienen respuesta; la inauguración de dos autopistas que corren sobre el interior del estado son vistas lo mismo como una oportunidad que como una contradicción entre desarrollo y aislamiento; y pareciera que, en medio de todo eso, se intentan algunos esfuerzos por la llamada “reparación histórica” que no parecen ser parte de una política nacional —porque no existe— de atención real a las comunidades y pueblos indígenas. Veamos. 

EL PROYECTO INTEROCEÁNICO 

El presidente Donald Trump tiene los ojos puestos sobre el canal de Panamá. Es así por la importancia estratégica —comercial, militar, geopolítica— que significa la interconexión entre los océanos Pacífico y Atlántico. Reclamar su control, no es un capricho. En esa lógica se puede comenzar a apreciar la importancia del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, que si bien no significa un cruce directo entre el Golfo de México y el Pacífico por vía marítima, sí representa una vía más de comunicación entre esos dos puntos, en el que no sólo habría traslado de mercancías sino la transformación de materias primas en productos terminados. 

En este sentido, cabe la pregunta: ¿Tienen claro el gobierno estatal, y el federal, que esto implica diversos retos para la estabilidad y el desarrollo de la región que conecta al pacífico con el estado de Veracruz? El Istmo de Tehuantepec será el mayor polo de desarrollo que, sin embargo, sigue sometido a las presiones no sólo de quienes quieren que el proyecto se consolide pronto para asentar inversiones, sino también por comunidades indígenas que se resisten a integrarse a esos proyectos de desarrollo porque no coinciden con sus formas de concebir su realidad; e incluso por el incremento de las presiones por la presencia del crimen organizado en diversos puntos de la interconexión entre los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos. Hasta ahora, esas y otras cuestiones parecen ser interrogantes pospuestas de atención para el mediano y largo plazo. 

LA POLÍTICA MIGRATORIA

Oaxaca es una entidad migrante. Cientos de miles de paisanos viven en diversas regiones de los Estados Unidos que están en la mira de la nueva política migratoria del presidente Trump. ¿Oaxaca está preparado realmente para recibir a centenares o miles de oaxaqueños deportados desde la Unión Americana? Más allá de brindarles una ayuda económica para su traslado, ¿realmente se ha considerado el establecimiento de ciertas bases para que sepan qué harán cuando retornen a México? ¿Qué más está planteado, en términos de desarrollo, para esa posible llegada masiva de personas? ¿Existe también una visión —aunque sea somera— de qué deberá hacer el Estado mexicano para gestionar la estadía de transmigrantes —de todo el mundo— que ya no podrán ingresar a los Estados Unidos y que se quedarán en México bajo la figura —jurídica o fáctica— del “tercer país seguro”? Existe muy poca claridad al respecto, para un territorio pluricultural —y eternamente pluriproblemático— como el nuestro. 

INSEGURIDAD 

A reserva de los análisis más específicos sobre causas y efectos, ¿se seguirá negando el evidente estado de inseguridad que priva en amplias regiones de la Sierra Sur, del Istmo de Tehuantepec y de la Cuenca del Papaloapan, principalmente? ¿Se seguirá sosteniendo la media verdad de que todos los fenómenos de inseguridad que ahí ocurren —y que nada tienen que ver con la llamada “violencia social” que siempre ha existido en Oaxaca por la difícil convivencia entre comunidades— son “hechos aislados”? cada vez es más difícil tapar el sol con un dedo. 

Hacen falta más elementos para el análisis. Seguiremos abundando al respecto. 

@ortizromeroc

@columnaalmargen

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Por ultimátum de Trump

Carlos R. Aguilar Jiménez

Haciendo un ejercicio de imaginación podemos suponer lo que pensaría un estadounidense o, su gobierno, de la ideología de un mexicano opinando que, frente al crimen, la delincuencia o narcotráfico y extorsión, primero: abrazos y no balazos, ante a la forma de operar férrea, disciplinada y dura del gobierno y policías estadounidense, tan efectiva que cualquier mexicano acostumbrado en su país al ahí se va, doy una “mordida” y la idiosincrasia que todo se puede gracias a la corrupción, soborno y populismo, al migrar o viajar a Estados Unidos, de inmediato se alinean con las leyes, se comportan correctamente y cumplen fielmente la ley.

En México vivimos una era de relativo respeto, honestidad, valor de la palabra y acatamiento a autoridades, por ejemplo, desde finales del siglo pasado hasta los años ochenta, cuando casi todo se derrumbó, por el ejemplo de corrupción del gobierno y el último extremo de impunidad por “Abrazos no balazos” y los delitos fueran castigados por la abuela o el “¡Detente!”, que dio facilidades e impunidad al crimen organizado, incrementándose los asesinatos, secuestros, desaparecidos, extorsión, trata de personas, asaltos, cobro de piso, verificación vehicular y la deshonestidad, mentiras, engaños, falsedad y la idea que no existe la verdad, que cada quien tiene sus datos; los malos son los ricos y la culpa de todo lo protervo, es el pasado; desde Cortés hasta Peña y ahora, Trump. Y así podremos seguir entre mexicanos, no así frente a Donald Trump, quien con ultimátum de aranceles obliga a México a, por fin, enfrentar a la delincuencia y detener la migración de ilegales, porque es el único que lo puede hacer, porque en el México autócrata actual, no existe oposición que valga, ni división de poderes que funcione para exigir lo mismo que Trump: acabar con la delincuencia y detener migrantes

Imponer aranceles con ultimátum, no es novedad, es lo mismo que hace el Servicio de Administración Tributaria (SAT) a los mexicanos, que nos obliga a pagar impuestos con ultimátum de cárcel, como hará también la Secretaría de Movilidad de Oaxaca con el nuevo impuesto y extorsión de verificación vehicular, que sin sustento meteorológico o atmosférico – científico, como Trump, porque puede-, nos obligarán a pagar aranceles o el carro irá al corralón a que los encargados lo desvalijen y roben autopartes. 

En México desapareció la oposición, funcionando ahora únicamente como único equilibrio de poder, los ultimátum de Trump, quien con sus disposiciones obliga a México, porque no hay nadie más que pueda, a alinearse con la política estadounidense y mandato de Trump, sin posibilidad real de desafiar, porque el poder de EE. UU. frente al de México es infinito y, lo único que nos queda es cumplir, porque además, lo que exige no es ilegal, como sí lo es dar abrazos a criminales o decir que entren migrantes, pero que se queden lejos, muy lejos de las mansiones de políticos. Deberían hacer un campamento de migrantes en el suntuoso y regio Palacio Nacional o en sus pomposos jardines, donde ya no pueden entrar ni los mexicanos que pagamos impuestos al SAT y no podemos poner un ultimátum que nos defienda. 

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