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La guerra contra un enemigo invisible, que seguimos perdiendo

Carlos Villalobos

Desde la antigüedad, todas y cada una de las guerras que se han librado, han sido en un campo de batalla, en una plaza pública o inclusive desde alguna tribuna, todo esto de forma presencial, sin embargo, la irrupción por la COVID-19 ha provocado que un enemigo invisible haga que la mejor estrategia para lidiar con esta batalla sea retroceder totalmente y tener paciencia, al menos hasta que alcancemos el desarrollo de un mecanismo de defensa absoluto.

Con el regreso a las actividades luego del receso invernal, el mundo, pero especialmente países de América Latina y México han logrado superar, casi de forma sistemática y diaria los récords de contagios diarios, así como el incremento de hospitalizaciones.

Cuando se decidió subestimar la entrada y el impacto que generaría la variante ómicron en el país, se cometió un error extremadamente grave, el cual pareciera que nos ha arrastrado al lugar que comenzamos, aquel marzo de 2020 en donde aún no dimensionábamos el daño que provocaría la crisis sanitaria en la que todavía nos vemos envueltos.

Los contagios y las hospitalizaciones han incrementado de forma exponencial, en donde los records de personas contagiadas se han roto día tras día, lo que muy pronto terminará de dinamitar el endeble sistema de salud con el que cuenta el país. Y no me malentiendan, la labor titánica con la que heroínas y héroes del sector salud llevan a cabo su labor, es de reconocerse cada segundo, sin embargo, luego del relajamiento de las medidas de mitigación, así como de reconversión de centros hospitalarios dedicados al tratamiento de la COVID-19 en los 32 estados de la república, provocan que el panorama sea incierto y escalofriante.

Aunque el porcentaje de contagiados que se están tratando desde casa ronda el 85% de acuerdo con cifras oficiales a nivel federal, hoy nos encontramos inmersos en una cuarta ola que no pinta para acabar pronto. Para muestra un botón; el 16 de enero se confirmaron al menos 19 mil nuevos contagios en el país y alcanzamos la cifra de 301 mil 410 decesos.

Afortunadamente más del 50% de la población mexicana cuenta con el esquema mínimo de vacunación completo, sin embargo, esto no es suficiente recordemos que las vacunas solo sirven actualmente para mitigar los efectos del SARS-COV2, provocando que en ciertos casos la enfermedad no sea tan severa y no se necesite de hospitalización.

Como al principio de la pandemia dictaba el director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, “pruebas, pruebas, pruebas” se tendría que combinar con “vacunas, vacunas, vacunas”, esto sin importar la marca, sin importar la raza, estrato económico o ubicación geográfica. 

Esta batalla, se va a ganar con paciencia, pero sobre todo con trabajo en equipo. Por un lado, las autoridades de salud en el caso mexicano, tendrían que apuntar a usar el sentido común y ciudadanos tenemos que promover la continuación de la utilización de métodos de mitigación y esparcimiento del virus (como el uso de cubrebocas o gel antibacterial), así como evitar lugares concurridos si no se necesita.

Hoy somos el quinto país con más decesos por COVID-19 ¿En verdad vamos a seguir esperando a que nos apalee esta pandemia para poner manos a la obra? ¿Cuántas vidas más cobrará la emergencia sanitaria? ¿Tan poquita sensibilidad y empatía como ciudadanos tenemos como para no poner de nuestra parte?

Desde este espacio los invito a vacunarse y a no bajar la guardia, yo se que es demasiado tiempo el que nos hemos tenido que cuidar, pero sin vida y salud, continuar con la vida no es opción.

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Al Margen || La pulverización partidista en Oaxaca: una circunstancia calculada

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Adrian Ortiz Romero Cuevas

Una de las circunstancias que determinará la elección de junio próximo en Oaxaca, es el contraste entre la pulverización actual de algunas fuerzas políticas, y la fortaleza y buena salud que denotan las otras. Aunque pareciera que la atomización de fuerzas y estructuras electorales es un hecho fortuito, en realidad todo responde a una concepción —política y administrativa— perfectamente calculada.

En efecto, hoy los triunfos y las derrotas electorales no se explican de forma distinta a como se hacía en antaño: como bien dicen quienes conocen y entienden de estructuras electorales, al final cada elección bien puede explicarse como un asunto de números. Esto se traduce en quién logra generar una estructura electoral suficiente, para garantizar cierta cantidad de votación en una jornada electoral. Quien lo hace, tiene posibilidad de ganar y —aunque pareciera una verdad de Perogrullo— quien no lo hace, simplemente no tiene forma de ganar.

Esa estructura no se hace en un día, y tampoco al inicio de las campañas proselitistas. Los andamiajes electorales se crean —lamentable, pero ciertamente— desde el propio diseño y concepción de la administración pública, y desde las aspiraciones del propio gobernante. 

Si éste no tiene interés y vocación por la cuestión política y electoral, no concebirá su gobierno a partir de la necesidad de crear estructuras encaminadas a cultivar el voto popular. Al contrario: cuando sí tiene interés, desde el propio gobierno estimula la creación de esas estructuras, y las alimenta con insumos que van desde recursos económicos hasta programas sociales.

La realidad en Oaxaca es contrastante: mientras la actual administración federal está concebida desde la médula para servir fundamentalmente como una maquinaria con fines electorales, en el caso del gobierno estatal la actual administración nunca se concibió como un mecanismo traducible en votación para el partido gobernante. Y en esas condiciones, es un espejismo, y una mentira flagrante, si quiera suponer que hoy, a estas alturas, alguien tiene capacidad de crear cualquier viso de estructura electoral, porque éstas se crean con voluntad y recursos desde mucho tiempo antes de los procesos electorales, no con saliva y al cuarto para las doce.

Ese es el verdadero contraste entre los caminos que siguen Morena y el PRI en la elección de Gobernador en Oaxaca. Independientemente de las reyertas internas entre morenistas —que sí existen, y que son abiertas dada la horizontalidad natural del movimiento lopezobradorista—, es evidentemente que en ese sector político no adolecen del problema de la pulverización, y menos de la falta de estructuras electorales. 

Al margen de quién sea el candidato, cómo sea la campaña, y cuántos recursos tengan para desahogar lo que falta del proceso electoral, es claro que como fuerza política gozan de cabal salud porque tienen una maquinaria electoral que funciona a la perfección, y que todos los días es alimentada estructuralmente. El gobierno federal cotidianamente alimenta a su clientela masiva, a través de mecanismos de estimulación, que pasan por el suministro de todos los programas sociales que entregan dinero en efectivo directamente a cada persona. A la par de ello, administran temas como la vacunación y diversos elementos clientelares que garantizan el número de votos que están proyectando —más de un millón en Oaxaca. 

Por eso hoy a Morena le tiene sin cuidado que las clases medias y altas —que traducidas en voto son menos abultadas de lo que consideramos— se inconformen y protesten por sus excesos y burdas maniobras administrativas con fines electorales. Saben que en la base de la población —la que vive en pobreza, y que cada día crece—, tienen garantizada una votación que les permitirá llegar tranquilamente al día de la jornada electoral, sabiendo que pase lo que pase van a ganar.

EL CONTRASTE 

El gobierno en Oaxaca tiene mucho tiempo sin concebirse como una estructura capaz de suministrar votos. El modelo no es reciente, sino que ha subsistido en por lo menos las últimas dos administraciones. ¿Qué pasa? Que, por un lado, la estructura gubernamental no ha tenido como objetivo mantener afianzadas a sus clientelas electorales y, por el otro, ha tenido líderes políticos que no han tenido como prioridad afianzar un trabajo partidista verdaderamente de bases.

¿A qué nos referimos? A que las instancias gubernamentales estatales que pudieron haber servido para la estimulación del voto, o están presupuestalmente vacías, o fueron destinadas a otras funciones que no son las que valen para los ánimos electorales. Hoy en día no existe en la administración estatal un mecanismo que dote de aditivos a las estructuras partidistas. Por eso en cada proceso electoral —de diputados, de autoridades municipales, etcétera— cada uno de los candidatos es responsable de crear, sobre las rodillas y con recursos salidos de quién sabe dónde, su propia estructura electoral, que casi siempre es insuficiente para hacerle frente a la bien aceitada maquinaria con la que estructuralmente sí cuentan los candidatos de Morena.

Eso es lo que explica tantas derrotas en la última década para los partidos de donde emanaron las sucesivas administraciones estatales. El gabinismo, con todo y la ola de respaldo ciudadano con la que contó en 2010, perdió los comicios de Gobernador seis años después. Y la actual administración, vista desde la perspectiva partidista, tampoco tiene un futuro halagüeño. En la suma y resta de votos, y en la revisión de si verdaderamente cuentan o no con estructuras suficientes para tener al menos una posibilidad de ganar la elección, queda claro que salen reprobados, independientemente de quién sea el candidato.

Por eso hoy, cualquier posibilidad de hacer un papel al menos decoroso en los comicios, tendría que pasar por el consenso de una candidatura que sumara a varias fuerzas políticas. El priismo, el panismo, el perredismo y demás, están pulverizados —y varios de ellos enfrentados internamente, pero ocultos en su verticalidad con la que aparentan una unidad que sólo es de dientes para afuera— en cuanto a sus respectivas votaciones, y se enfrentan a una fuerza política avasallante (Morena) que sí tiene pleitos internos, pero en la que su unidad no es decisiva para el resultado electoral. 

EPITAFIO 

El gobierno federal trabaja día y noche alimentando una estructura que, más allá de la euforia y los falsos liderazgos que hoy intentan venderse y regodearse en todos los frentes, generará un resultado favorable para Morena. Todo lo demás, es demagogia.

@ortizromeroc

@columnaalmargen

La grata sorpresa de la cuarta temporada de “Cobra Kai”

Ismael Ortiz Romero Cuevas 

Apenas pude terminar de ver la cuarta temporada de la serie “Cobra Kai” y de verdad, quedé gratamente sorprendido porque no esperaba que la emisión de internet tomara el rumbo que le dieron y sobre todo, porque pensé que no había más trama para desarrollar y más nostalgia qué explotar. Y nos entregó todo eso, además de que los personajes evolucionaron para condimentar aún más las situaciones que se desarrollan dentro de la ficción. 

Pero vamos a ver cuáles fueron las situaciones que hicieron aún más interesante esta cuarta temporada de “Cobra Kai” que además, es una de las consentidas de los usuarios de Netflix desde su estreno. Primero, porque según especialistas y profesionales del karate, mencionan que, a diferencia de las temporadas anteriores e incluso la película, en esta entrega podemos ver elementos más realistas del karate, como los tres minutos que dura una de las peleas estelares dentro del torneo y que pone en el candelero las rivalidades que se pueden dar entre las escuelas de este deporte, conocidos como “Dojos”. Asimismo, algunos elementos técnicos que vemos en los enfrentamientos del torneo de All Valley, la ficticia ciudad donde se desarrolla la historia y que en realidad sí pertenecen a reglas, movimientos y estrategias de ese deporte; es decir, ahora sí pudimos ver karate dentro de la serie. 

https://www.youtube.com/watch?v=2EM10ay4Myg

Pero también la evolución de los personajes ha sido un elemento que nos atrapó esta vez, muchos de ellos, con una madurez que ya necesitaban para que la historia tomara un rumbo interesante. Comenzamos con John Kreese, personaje interpretado por el veterano actor Martin Kove, que también ha participado en franquicias como “Rambo” y éxitos de taquilla como “Érase una vez en Hollywood”; y es que su personaje que en temporadas anteriores se destacó como uno de los más grandes villanos, en esta tuvo momentos que nos demostraron que no era tan perverso como nos lo pintaron: se negó a humillar a Johnny Lawrence (William Zabka), evitó una que otra pelea entre sus estudiantes; se preocupó por Robbie (Tenner Buchannan), la estrella de “Cobra Kai” ante los desalmados consejos de Terry Silver (Thomas Ian Griffith) y prefirió darle decisión de combate a Tory (Peyton List); sin duda, un desarrollo que no le favoreció del todo al personaje sobre todo al final de la temporada, pero que alimentó a la historia de manera muy interesante. 

Y ya que hablamos de Tory Nichols, papel que interpreta la ex estrella de Disney Channel, Peyton List y que en esta cuarta temporada, la percibimos menos bravucona, aunque no queda muy en claro si es por conveniencia o porque de verdad intente ser una mejor persona. Cuando es nombrada “La reina cobra”, descubre que Terry Silver sobornó al réferi para que le diera el gane. Eso la decepciona, pero tendremos que esperar a la quinta temporada para ver si toma acciones contra el sensei Silver. 

La antítesis de Tory, Samantha LaRusso (Mary Mouser), también tuvo un cambio interesante. En momentos, la otrora tierna hija de Daniel (Ralph Macchio), parecía ser la villana de la historia y se comportaba como quien provocaba a Tory para una pelea. No es de extrañarse después de la agresión de la que fue víctima en la tercera temporada y pareciera estar dispuesta a todo, para vengarse de su rival. El que estudie al mismo tiempo en “Miyagi-Do” y en “Colmillo de Águila”, hace que pula su técnica y afine sus combates entregándonos una batalla final muy emocionante. 

Al personaje de Miguel (Xolo Maridueña), lo vimos lucirse en esta temporada en otro aspecto, pues mantiene la madurez y la templanza en su carácter ante situaciones adversas y las decepciones que vive durante los episodios. Su final en esta temporada no es sorpresa al analizar que, en realidad, el convertirse de un adolescente asmático a campeón joven de All Valley, lo ha llevado a caminos no tan sutiles hacia la evolución a la vida adulta. He de destacar la convincente y emotiva actuación del joven actor de origen latino, que pone el lado humano en esta temporada. 

Robbie Keanne (Tanner Buchanan) sigue siendo el adolescente enojado, pero de corazón noble a pesar de que Terry Silver trata de convertirlo en una despiadada máquina de combate. En esta temporada, Robbie trata de tener un discípulo, el niño Kenny Payne (Dallas Dupree Young), a quien trata de enseñar el arte del karate para que pueda defenderse de los niños que lo molestan, sin embargo, el descubrir el enojo incontrolable de Kenny lo hace dudar de sus capacidades, teniendo su personaje un final en esta temporada, predecible pero emotivo. 

Vamos con la evolución que al menos para mí, fue la más interesante: Eli Moskowitz o “Halcón”, interpretado de una manera increíble por otra ex estrella de Disney XD, Jacob Bertrand. No podemos negar que este personaje nos ha hecho recorrer un sinfín de emociones, desde la empatía hasta el coraje, pues pasó de ser un chico introvertido y acomplejado por su condición en el labio, a un símbolo de la fortaleza y hasta el villano en las temporadas dos y tres. Esta vez, Eli por fin obtiene el reconocimiento que merece, luego de pasar por altibajos emocionales que lo hacen madurar de una forma estupenda. Sin duda, uno de los mejores personajes desde el inicio de la serie y que esta vez, nos hizo estremecernos en abundancia. 

Mención muy especial para Ralph Macchio y a William Zabka, estrellas adultas de la serie y que sin duda, nuevamente se llevan los aplausos de pie, pues su trabajo ha podido con el peso de la exitosa serie sin que decaiga en ningún momento. “Cobra Kai” es un homenaje certero a la nostalgia y hace reseña en todos los capítulos, a esa franquicia de películas que fue inspiración de muchos en la década de los ochenta y que hará emocionarse a quien han visto “Karate Kid” más de una vez. Y sí, yo pensé que “Cobra Kai” no tenía más elementos para sorprenderme y lo volvió a hacer, trayendo a personajes del pasado y haciendo referencias sutiles a esas películas que, cuarenta años después, han vuelto a estar en el gusto juvenil, pero ahora de una nueva generación. 

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@iorcuevas 

Los perros son un amor, sus heces un gran riesgo

Mariano Estrada Martínez

Camino de la casa a la parada del autobús hice un conteo apestoso de 73 heces fecales  en unicamente cuatro cuadras. 

Heces fecales que pasan los coches y las van embarrando, viene el viento y se va a nuestros ojos, estómagos y pulmones.

Para ilustrar la magnitud del problema, según la Revista Latinoamericana de Infectología Pediátrica, consideremos que un gramo de heces de perro tiene cerca de 23 millones de bacterias que pueden provocar diversos problemas de salud de corta o larga duración. La mayoría de los perros difícilmente habrán sido desparasitados, consumen agua de sitios en los que pueden adquirir parásitos como la giardia y  también tienen una conducta de coprofagia (les encanta oler y probar heces ajenas) ahí se infectan por mas sanos que estén.

Cuando las heces se secan y se pulverizan, se meten a nuestras casas, a nuestros organismos y nos pueden hacer mucho daño, (estómago, pulmones y ojos). Lo mas triste de todo es que la mayoría de los perros tienen dueño. Casi no he visto perros callejeros. 

Antes de seguir contesta con tus hijos pequeños, seguros ellos tendrán una respuesta corecta: 

  1. ¿Porqué hacemos en la calle lo que no dejaríamos que pasara en la sala de nuestra casa?
  2. ¿Dejarías que tu perrito haga popó en tu recamara? 
  3. ¿Crees que este problema es sólo de los que tienen perros?

¡También la calle es nuestra, es de todos, nuestros bebés pasean en su carreola por ellas, los comerciantes venden ahí sus productos, los ciclistas la necesitan  y los abuelitos caminan lentamente por sus banquetas!

CHECA ESTE DATO: Según datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), un perro de tamaño promedio, es decir, unos 15 kilos, evacúa diariamente cerca de 600 gramos de excremento. Esto significa un total de 18 kilos al mes.

 ¡VIENEN LOS VIENTOS DE ENERO, FEBRERO Y MARZO! Y si seguimos así respiraremos pura caca de perro.

El perro no tiene la culpa. 

Los perritos son lindos. 

Por lindo, limpio, manso y portado que sea su perro, lo que hace se llama caca, y como toda caca tiene un aspecto desagradable, un olor peculiar, y también puede ser transmisora de enfermedades que llegan a ser letales.

¿Qué no hemos aprendido nada de los virus y las pandemias?

Hay muchas cosas que siempre estamos esperando que los demás lo hagan, me temo que en esa ocasión nos toca a los vecinos de Oaxaca hacer algo al respecto, recogiendo sus heces y siendo dueños responsables.

Es hora de que como sociedad busquemos el bienestar de todos.

No necesitamos una campaña política que prometa venir a limpiar NUESTRA calle de la popó de nuestros perros. 

Sí necesitamos mucho amor al prójimo y darnos cuenta que, la popó de nuestros perritos nos está enfermando a todos. 

No todos los virus vienen de China.

No todos los perritos son callejeros.

Salgamos este domingo en la mañanita a limpiar nuestras calles, ya sea que tengas perritos o no los tengas, intentemos limpiar un poco este gravísimo riesgo de salud pública.

No es echarle la culpa a nadie

No es falso

No es para después

Sí es para ti

Sí es para todos

Sí es por el bien de todos

Felicidades a los dueños responsables. De que los hay los hay. 

¿Cómo está tu colonia, tu cuadra al respecto? ¿Sacas a tus perros a defecar a la calle de todos sus 18 kilos de popó al mes? 

Y la pregunta del millón: ¿Qué debemos hacer? Pon en los comentarios tus respuestas. 

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@PROFEMARIANO1

Mi maestro Castillito

Carlos Morales 

Aquella mañana de octubre llegué corriendo a las siete y diez al viejo edificio de muros verdes. Iba a mi primera clase del segundo año de la Facultad de Derecho. La UABJO vivía los últimos días de sus años dorados. Salinas de Gortari llevaba un año en el gobierno y el internet era algo que sólo existía en la Nasa. Atravesé el primer patio, pasé detrás del búho y me dirigí al tercer patio. En el tercer patio estaba Radio Universidad, la cafetería y dos salones de clases. La clase era de Teoría del Estado. Sudando y retrasado. La puerta estaba cerrada pero afuera se escuchaban las carcajadas. Pensé que si reían no me podía ir mal. Mi generación fue traumatizada por la innecesaria severidad de algunos maestros.

Empujé la puerta metálica y me introduje. El maestro de rostro apacible y de edad avanzada exponía con voz profunda. Tenía una mirada papal, casi paternal con un aire de ternura como de Chico Malo de Disney. Usaba un saco de lana grueso y sombrero de fieltro, de aquellos que estuvieron de moda en los años 50, como los que usaba el maestro Adrián Méndez. Encorvado pero firme movía sus enormes manazas de un lado a otro. Sobre el escritorio colocaba la bufanda. Escribía en el pizarrón algunos garabatos de origen desconocido. Con mucha seriedad explicaba las reglas del juego: “Quienes lleguen a la clase después de que yo haya entrado al aula tienen falta y con tres faltas se van al extraordinario”. Su manera de calificar era maravillosa: “cómo son muchos alumnos aviento los exámenes sobre mi escritorio, los que caen sobre el escritorio aprueban y los que se van al piso no.” Todo mundo reía a carcajadas.

La clase era fenomenal. Tenía un excelente sentido del humor. Sabía de política tanto como Muñoz Ledo. Leímos a Arnaldo Córdova y a Pablo González Casanova. Sobre “El príncipe” de Maquiavelo elaboramos un ensayo. Su amplia cultura política dejaba boquiabiertos a los chavos rebeldes que pensábamos que Cuauhtémoc debería ser el presidente de México. Estaba muy reciente el fraude electoral de Salinas. Y no perdía oportunidad de contar alguna anécdota, había sido testigo presencial de muchos sucesos históricos:

—Mi amigo Luis Echeverría fue ungido candidato a la presidencia de la república por el trompudo Díaz Ordaz. Y me llamó por teléfono. Daniel, mi campaña no levanta. Crea un lema de campaña. No pude decirle que no. Estuve con esa preocupación durante varios días. Y no se me ocurría nada. Fui a la peluquería y el fígaro preguntó ¿Cómo le corto licenciado? Y yo le dije “arriba y adelante”. Entonces llegó la inspiración. Así nació el lema de la campaña presidencial de Luis Echeverría “Arriba y Adelante”. Y ganó con el 86 por ciento de los votos.

El maestro Castillito vivía en la calle de Fiallo en el edificio dónde estuvo inicialmente el Instituto de Ciencias y Artes frente al Jardín San Pablo. Sobrevive la casa pues no fue incorporada al Convento de Harp Helú. Aún existe una placa en el exterior que dice “Daniel Castillo Martínez, abogado” como referencia de que ahí estuvo su despacho jurídico.

Todos los días caminaba dos cuadras sobre la avenida Independencia para llegar puntualmente a su clase de las siete. Tenía de vecina a la entonces única librería de la ciudad, la Proveedora Escolar. Llegaba con una cinta métrica frente a los anaqueles de libros y le decía al vendedor “deme de aquí hasta aquí” y compraba 90 centímetros de libros. Contaba que ya había leído todos los libros de la colección “Sepan Cuántos”. Gracias a él aprendí a leer los maravillosos prólogos de la colección bautizada por Alfonso Reyes.

La anécdota que más se le recuerda es aquella sobre la expropiación petrolera:

El general Lázaro Cárdenas estaba harto de que las compañías gringas se llevaran el petróleo de México y no dejaran ninguna ganancia. Pero tenía miedo de expropiar la industria petrolera por las reacciones del gobierno de Estados Unidos contra México. El presidente Cárdenas desde la soledad del palacio dudaba y dudaba. Tomó el teléfono rojo y marcó a su amigo el abogado Castillo y preguntó: ¿Expropiamos Daniel? Y la respuesta fue contundente ¡Expropiamos señor presidente! Fue así como se consumó la expropiación petrolera.

Hace algunos años el maestro Daniel Castillo murió dejando una gran cantidad de alumnos que lo recordamos con afecto. Ojala que nuestra universidad, algún día le haga un gran homenaje en el tercer patio del edificio central donde dio clase por más de 50 años y forjó bondadosamente a cientos de alumnos. Ojalá que la Universidad, reconozca que Oaxaca no sólo es cuna de la codificación iberoamericana sino también cuna de la expropiación petrolera y el próximo 18 de marzo, coloque y devele una placa en el edificio central con la frase:

“—¿Expropiamos Daniel?

—¡Expropiamos señor, presidente!”.

AL MARGEN || Entre los recién ungidos candidatos en Oaxaca, persiste un prolongado ayuno de ideas

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  • Morena y PRI, guardan ominoso silencio sobre el proyecto -si es que existe- que tienen para Oaxaca

Adrián Ortiz Romero Cuevas

En teoría, están definidos los nombres de los dos candidatos emocionalmente más importantes, que aparecerán en la boleta electoral por la gubernatura de Oaxaca el primer domingo de junio. El problema es que, el hecho de que ya estén políticamente fijados Salomón Jara Cruz y Alejandro Avilés como abanderados de Morena y el PRI, en nada cambia la compleja realidad oaxaqueña en la que se vocifera mucho, pero en la que paradójicamente nadie dice nada sobre un proyecto de gobierno, o sobre una visión concreta de Estado para la entidad.

En efecto, a finales de diciembre Morena definió a Jara Cruz como su candidato para la gubernatura. Lo hizo en medio de un proceso interno en el que las decisiones fueron totalmente verticales, y en el que los mecanismos electivos fueron cupulares, opacos y avasallantes para todos los demás aspirantes, que en algún punto supusieron que sí se realizaría un proceso basado en reglas y procedimientos sostenibles y democráticos. 

En la contraparte, en el PRI, la semana pasada se hizo el anuncio político en la Ciudad de México —porque la formalización de la unción según ocurrirá en el transcurso de la presente semana— de que el candidato a Gobernador por ese partido será el diputado local Avilés Álvarez. De nuevo, el Revolucionario Institucional definió su candidatura en medio de un proceso interno en el que, igual que en Morena, las decisiones fueron totalmente verticales, y en el que los mecanismos electivos fueron cupulares, opacos y avasallantes para todos los demás aspirantes, que en algún punto supusieron que sí se realizaría un proceso basado en reglas y procedimientos sostenibles y democráticos. 

Luego de sendos anuncios, ocurrió en cada partido aquel viejo fenómeno conocido como “la cargada”. Propios y extraños abandonaron sus posiciones previas —coincidentes o discordantes con la definición cupular— para volcarse en manifestaciones de felicitación y apoyo a los candidatos recién ungidos. En la apariencia, y en ambos partidos, pareció momentáneamente quedar atrás cualquier viso de recelo, de divisionismo y de encono, para ondear la bandera de la unidad en torno al recién elegido abanderado —en ambos casos, definido por quién sabe quién—, y manifestar con euforia que esa será —cualquiera de las dos— la candidatura triunfadora en la jornada electoral.

En ese contexto, resulta alarmante la incapacidad autocrítica en uno y otro partido. ¿Por qué? Porque es claro, y preocupante, que hasta el momento nada se ha dicho sobre la visión de mediano y largo plazo que cualquiera de los dos candidatos tiene para Oaxaca. En ese contexto, el ciudadano razonable —porque sí los hay— que está esperando la definición de su voto, con base en argumentos o planteamientos de gobierno, e incluso en promesas o palabras melodiosas dichas por cualquiera de los aspirantes.

El problema es que pareciera que Oaxaca y los planteamientos serios son lo menos importante. Es verdaderamente abominable que hoy se diga con tanta ligereza que tal o cual partido eligió al más tunante de sus militantes como candidato, justo para poder enfrentar al más marrullero de los integrantes de la fuerza política contraria, ahora ungido como su abanderado. ¿De verdad ese es el nivel de rapacidad al que ha llegado el ejercicio político en Oaxaca, como para aceptar y normalizar —sean válidos o no— esos argumentos y esa visión sobre el futuro que le espera a Oaxaca? 

Pareciera que hoy que la honorabilidad, la decencia o la congruencia son factores que le juegan formalmente en contra a cualquiera que desee figurar en política —incluso es hasta objeto de burla—, pero no así lo que en una sociedad sana tendrían que ser defectos indeseables de un político que hoy, aquí, se celebran, se aplauden y hasta se adulan.

¿Y OAXACA? 

Uno y otro son personajes ampliamente conocidos en Oaxaca. No uno más que otro porque esos, y todos los demás casos, han sido parte de esa casta que pervive de forma crónica de las actividades relacionadas con el gobierno y la política, y que incluso se siente con el derecho de sangre, o de ralea, para controlar la actividad gubernamental y las decisiones que inciden en la vida de todos los oaxaqueños, como si tuvieran alguna virtud superior a la de cualquier otro oaxaqueño con similares derechos políticos.

Hoy frente a ello, se mantiene con validez la pregunta: ¿Qué pretenden, no para sus intereses o para su visión respecto al control del poder, sino para Oaxaca? El problema es que, sobre eso, nadie dice nada. No sorprende, porque sería exactamente lo mismo frente a la pregunta de por qué militan en sus respectivos partidos: esgrimirían respuestas retóricas, pero vacías de cualquier tipo de contenido ideológico, político o incluso de experiencia en la actividad de gobierno para el bien de la ciudadanía. Es así porque al calor de la disputa electoral por el poder, vociferan su priismo o morenismo hasta la médula —para el caso, da lo mismo—; pero en el fondo desconocen —y tampoco les importa— si su aparente militancia tiene algún sustento, o incluso si están interna y honestamente convencidos con ella.

En todo esto, ¿tendrían que convencernos, o al menos tranquilizarnos, las decisiones tomadas por los dos mencionados partidos? Si tenemos algún interés directo con respecto a alguno de ellos, probablemente sí. Pero de lo contrario, tendríamos que estar sumamente preocupados, porque tanto la definición de Morena como del PRI están basadas en aspirantes que jamás han dicho qué pretenden, o qué pueden y quieren hacer a favor de Oaxaca, más allá del solo hecho de ganar la elección y llegar a la gubernatura.

¿Les importa la lacerante realidad social de pobreza, marginación y discriminación que priva en Oaxaca? ¿Qué plan tienen para combatir esos flagelos? ¿Tienen algún interés en atender —en la Constitución, y en las acciones de gobierno— las ancestrales demandas de los más de 400 municipios oaxaqueños que se rigen por sus propios sistemas normativos internos, y que son pueblos indígenas con una cosmovisión, lenguaje y formas propias de organización? ¿Tienen algún plan alterno a la frivolidad que ha privado en las últimas administraciones, en las que se cree que con oropel, ocurrencias, caprichos y acciones cosméticas se resuelven los perennes problemas que enfrenta la entidad? ¿Qué perspectiva tienen para la entidad, más allá de ver ganar al PRI o a Morena? ¿Qué idea y visión tienen de sus respectivos partidos, ideologías y programas de gobierno? ¿De verdad tienen alguna noción?

Lo grave es que Oaxaca y sus problemas siguen ahí, y sobre ellos —no respecto a la política partidista— prevalece un prolongado ayuno de ideas. Un preocupante silencio, y una cada vez más clara apatía, respecto a lo que debería ser el tema central no de la elección, sino de la discusión política hoy, ayer, mañana, hace cinco años y en los próximos seis, veinte y cien: el profundo atraso en que se encuentra Oaxaca, y la postergación constante de las discusiones de fondo, para siempre privilegiar los intereses, la politiquería y las sumas y restas entre grupos. Todo, siempre, en detrimento de Oaxaca.

EPITAFIO 

Todos muy contentos. Todos muy alegres. Viva el nuevo candidato. Viva la unidad. Viva el partido… Pero ni el nuevo ungido, ni sus eufóricos aduladores, ni los hijos pródigos de su partido —que ahora abundarán—, ni nadie, cambia la terca realidad. ¿Sí lo ven? 

http://columnaalmargen

@columnaalmargen

@ortizromeroc

Herencia maldita

Carlos R. Aguilar Jiménez

De todas las descalificaciones, reclamos y quejas que se pueden hacer a alguien o algo, las perores son las retrospectivas, al condenar o criticar lo que las personas, familias, sociedades, gobiernos o grupos hicieron en el pasado cercano o remoto, siempre es con la ventaja de la perspectiva presente, cuando el proceder, inventos, conocimientos, ética o costumbres se han adecuado conforme a nuestros tiempos, circunstancia que de la misma forma nos pasará respecto de nuestros descendientes, quienes también, retrospectivamente nos condenarán por comportamientos o prácticas que realizamos y hoy nos parecen normales, estereotipadas y hasta buenas, pero que a nuestros hijos o nietos les parecerán quizá obscenas, grotescas, injustas o malignas.

Fumar en cualquier lugar incluso en hospitales, aviones o el cine, antes era normal; que las mujeres no votaran era correcto, discriminar por color de piel o preferencia sexual era aceptable. Costumbres arcaicas que para nosotros hoy son indeseables, inmorales o políticamente incorrectas y, seguramente, muchas de las cosas que actualmente hacemos y consideramos aptas y optimas, pronto serán siniestras para las próximas generaciones, de tal forma que, no tenemos ningún derecho ni justificación alguna para criticar o condenar a nuestros padres, abuelos o antepasados con nuestra óptica contemporánea; ellos hicieron lo que en su tempo era correcto y nada más, de tal forma que, si bien podemos tomar este contexto como aprendizaje o lección, lo que debemos hacer es no anclarnos en el pasado y nunca jamás considerar que lo que hayan hecho quien sea antes de nosotros es una herencia maldita, sino enfocarnos en el presente o en lo que viene, porque de nada sirve ver para atrás, mirar siempre el espejo retrovisor es peligroso para avanzar, es una rémora al porvenir o freno al futuro, porque como dice una canción: “Ya lo pasado, pasado, no me interesa” y así debiera ser el gobierno, dejar de condenar al pasado y evitar decir que es una herencia maldita, porque lo mismo que le ocurre a la sociedad y sus costumbres le pasa también a los gobernantes, quienes mientras están en el poder, al creerse omnímodos, todopoderosos, populares y afirmar estar arriba en encuestas, deben entender que todo es transitorio, y así, cuando este gobierno acabe también dejará una herencia que será cuestionada por el gobierno siguiente, que igual que todos descalificará como ya lo hizo el actual al aeropuerto que se construía, las instituciones educativas, incluída la UNAM, la clase media, energía alternativa o ecológica, además de los cubre bocas, defendiendo a incondicionales, narcotraficantes con quienes establece política de abrazos y no balazos, que si para mal ahora muchos aplauden, la herencia se descubrirá y será el legado de este sexenio, como lo fue en Oaxaca la 4T municipal, porque todos dejamos herencias, malditas o benditas, dependiendo del punto de vista de la siguiente generación o del gobierno en turno, que se dedique a condenar al pasado y no a mirar al futuro, futuro que rápidamente se convierte en pasado, dejando su herencia.  

Bowie 75

Ismael Ortiz Romero Cuevas

Desde hace unos meses, hemos estado inundados en las redes sociales de los eventos conmemorativos a la celebración del que sería el septuagésimo quinto aniversario del gran David Bowie, mismo que acontecería este 2022 y que tanto su compañía disquera, su familia y sus fanáticos lo están celebrando a lo grande, con un sinfín de eventos que incluyen varias exposiciones, el lanzamiento de algunos álbumes de temas inéditos, remasterizados o en nuevas versiones, en todos los formatos; recopilatorios, muestras de fotografías y demás, mismas que se están realizando en varias ciudades importantes del mundo como Nueva York, Los Ángeles, Montreal, Londres, Berlín, Madrid, Buenos Aires y algunas otras, y que este lunes, llegará a la Ciudad de México y que estará hasta el 31 de este mes, en el “Club del Rock And Roll Record Store” que se encuentra en la alcaldía Cuauhtémoc de la capital del país. 

Y en el mundo de la música, del cine, de la cultura e incluso de las letras, se vuelve trascendente celebrar a Bowie por los aportes que hizo no solo en el terreno del rock alternativo, sino que también como un gran exponente de la plástica y el diseño, pues sus vestuarios, portadas, elementos de maquillaje y presentaciones, recorrieron lugares recónditos como la inspiración en las estrellas, el espacio, la moda ‘underground’ y hasta el kabuki japonés, en donde toma forma el estilo del icónico Ziggy Stardust. También, porque fue justamente “su camaleónica majestad” a quien se le atribuye el lanzamiento del primer disco completo del género ‘hard rock’, que después derivó en el ‘heavy metal’, acontecimiento de 1970, cuando presentó uno de sus materiales más emblemáticos: “The Man Who Sold The World”, mismo que años más tarde, inspiraría también a Kurt Cobain en la creación del ‘grunge’. 

Hay que recordar también sus incursiones en el cine, donde varias de sus películas se han convertido en cintas de culto, por ejemplo: “Feliz Navidad Mr. Lawrence”, cinta de 1983 donde Bowie encabeza al elenco y que fue dirigida por el desaparecido cineasta japonés Nagisa Ōshima, reconocida además como una de las primeras cintas que de manera abierta retrataban un enamoramiento homosexual, además de dejarnos una de las partituras más icónicas del séptimo arte. Recordamos también de 1983, la película de temática vampírica y de culto en varios sectores “El ansia”, en la que Bowie actúa al lado de Catherine Deneuve y Susan Sarandon, donde la estética elegante y de toques post modernistas no fueron del agrado de varios críticos que la calificaron como “pesada y aburrida”, sin embargo, ha sido el tiempo el que ha puesto a “El ansia” como una pieza muy apreciada del séptimo arte. “Laberinto” que estelarizó en 1986 al lado de la entonces jovencísima Jeniffer Connelly y que dirigió nada menos que Jim Henson, el creador de los Muppets y “Plaza Sésamo”. También personificó a Poncio Pilato en “La última tentación de Cristo”, polémica película que dirigió Martin Scorsese en 1988. En 2006, regresó al cine dirigido por Christopher Nolan para interpretar a Nikola Tesla en la cinta “El ilusionista” al lado de Christian Bale y Hugh Jackman, y que fue número uno en taquilla por varias semanas el año de su estreno. Pero me gustaría destacar “El hombre que cayó a la Tierra”, película de 1975 que dirigió el británico Nocolas Roeg y que es una película de ciencia ficción que hasta la fecha, sigue siendo reconocida por su estética, trama y crítica social; además porque la leyenda urbana dice que esta película se inspiró en su icónico disco de 1972 “The Rise And Fall Of Ziggy Stardust And The Spiders From Mars”. 

El mundo de las letras también ha tenido la influencia de este artista por la profundidad en la letra de sus obras musicales. Incluso, el filósofo y profesor de esa materia en The New School For Social Research de Nueva York y la Universidad de Essex en Reino Unido, Simon Critchley, reconoce en su libro “Bowie”, que dedicó al desaparecido artista, que estudió filosofía gracias a las letras, influencia e ideología que presentaba Bowie en los años setenta, cuando éste se atrevía a hacer cosas que nadie hacía y a pensar como no se pensaba en esos años. 

La grandeza de David Bowie ha traspasado las fronteras del idioma y ha trascendido a él mismo, pues se le sigue rindiendo culto seis años después de su desaparición; porque como dice el mismo Critchley en su obra: “Bowie supo hacer arte, hasta de su propia muerte”, pues pareciera un plan perfecto que el 08 de enero de 2016, el día de su cumpleaños número 69, presentaba también su último trabajo de nombre “Blackstar”. El día 09 de enero de ese año, Bowie pudo ver el gran éxito y revuelo que causó su nuevo material y el día 10, de ese mismo año, se nos anunciaba su fallecimiento, acontecimiento que sus fanáticos vemos como el día que regresó a las estrellas. Y hasta allá, ¡felices 75 Bowie!

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No necesitamos héroes, necesitamos ciudadanos

Carlos Villalobos

El presente nos enfrenta a un sinfín de encrucijadas. Hoy, justo en el momento que escribo y que lees esta columna de opinión, se están gestando distintos cambios en la arena política, social y económica, en México y en el mundo.

Todo parte de un punto: la libertad, sin embargo, aunque muchos especialistas han planteado que la libertad y todo lo que ello conlleva, es sencillo de aplicar, los análisis en muchas ocasiones se ha realizado desde naciones que no son tan caóticas como México o cualquier país de América Latina.

Los partidos políticos, y quienes ejercen el poder a través de dichas organizaciones, han quedado a deber, y con creces. Las victorias aplastantes en los dos últimos periodos electorales y el resto de la historia política del país, para el caso a mexicano, han demostrado que las libertades económica y política, no se han reflejado en el día a día, pero sí en el ejercicio electoral de depositar votos en las urnas. Algo extremadamente contradictorio.

La reconfiguración del poder en la arena política y social poco a poco ha empujado a todas y todos los ciudadanos a modificar su papel en la sociedad, gestando figuras históricamente “nuevas”, como la sociedad civil, que son colectivos que buscan reposicionar el valor de la ciudadanía frente a los organismos oficiales.

Técnicamente la sociedad civil busca coadyuvar en las labores en las que el Estado no ha podido incidir de la manera en que se esperaría. Desde problemáticas internacionales como lo es el calentamiento global, teniendo como organización más conocida a Greenpeace, hasta la mayordomía de algún pueblo del Istmo que se encarga de procurar la plaza pública, los esfuerzos pugnan por un ejercicio tan democrático como lo es el bienestar en colectivo.

Hoy, es urgente que se construya ciudadanía, pero ciudadanía a largo plazo, que los futuros ciudadanos, desde los primeros pasos cuenten con programas de educación cívica que promuevan la participación.

México, como la mayoría de países, tiene que buscar que su ciudadanía esté bien y la ciudadanía se tiene que encargar que el gobierno y sus representantes, cumplan con su labor, a toda costa. Por ello, la participación ciudadana, así como la construcción de ciudadanía es prioritaria, ya que con la historia hemos podido observar que el gobierno no ha sido suficiente para impulsar el bienestar popular. Mientras no exista un nuevo pacto social, el gobierno no se puede sustituir, sin embargo, es necesario que la ciudadanía se involucre para que este cumpla con su labor principal, preservar la vida digna de todas y todos.

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Es mutación, no variante

Carlos R. Aguilar Jiménez

En el uso cotidiano del lenguaje, la semántica que es parte de la lingüística estudia el significado de las expresiones en sus diversos significados, sentidos o interpretaciones, y así la utilización de la palabra variante para referirse a la transformación de los virus de SARS-COV-2 que provoca la Covid-19, es una forma popular e inadecuada de lo que realmente sucede con estos microbios, que en realidad mutan, son mutaciones, cambios en ADN, evolución biológica, adaptación ambiental, no variantes, aunque sí lo son, pero la palabra correcta es: Mutación o cambio al azar en la secuencia de nucleótidos, que se presenta de manera espontánea por la acción de mutágenos

Utilizar en los medios y platicas la palabra variante para referirse a la metamorfosis de virus, es una forma de evitar utilizar mutación, porque la mutación es palabra clave en la Teoría de la Evolución de las Especies, es parte del discurso de la supervivencia diferencial de los más aptos, de ese proceso de diversidad genética de los organismos que, por medio de mutaciones las especies se adaptan a condiciones cambiantes del ambiente y que la mayoría de creyentes de religiones, comenzando con cristianos y musulmanes, niegan, rechazan y condenan, porque para su credo y fe, la vida la creo Dios y a los humanos también, convirtiéndonos en descendientes de ollas y comales de barro. “Y creo Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó…Entonces Dios formó al hombre de la Tierra y sopló en su nariz aliento de vida. Y de la costilla que Dios tomó del hombre, hizo a una mujer, y la trajo al hombre…” dogma bíblico que establece los seres humanos fuimos creados como somos desde el principio, no obstante, no fue hasta que luego del viaje de Carlos R. Darwin a bordo del Beagle terminara luego de cinco años de observaciones de la naturaleza, recopilación de datos y especímenes de todo tipo, que al analizarlos después se dio cuenta que ningún ser vivo, incluido el hombre y la mujer aparecimos como somos, sino que después de un extenso proceso de selección natural, evolución y mutaciones, en la última fase de nuestra evolución nos convertimos en primates erguidos, lo que significa que fueron las mutaciones las que nos convirtieron en Homo Sapiens, lo mismo que a todas las especies. No somos ángeles caídos en desgracia por el pecado capital, sino antropoides erguidos emparentados genéticamente, por ADN, con todas las especies, por un desarrollo evolutivo que debiera hacernos sentir orgullosos y felices de ser los supervivientes evolucionados por selección natural, de un linaje que se remonta millones de años, cuando comenzó la vida en la Tierra como resultado de la máxima expresión de las leyes de la naturaleza y no por un capricho divino o halito sobrenatural soplado en la nariz de un muñeco de arcilla, que en vez de emparentarnos con los seres vivos, lo hace con las ollas, comales y jarras de arcilla. Los virus de que provocan la Covid-19 y todos los seres vivos de este planeta existen como son y somos por mutaciones, no por variantes. Existen palabras para definir correctamente conceptos o hechos, y la correcta es mutación.