+ Candidaturas a alcaldías: brota, de nuevo, lo peor del PRI
Ayer domingo arrancaron formalmente en Oaxaca, las campañas proselitistas de quienes aspiran a gobernar la entidad. En los respectivos actos políticos, el común denominador fueron las promesas de civilidad, de hacer campañas de propuestas y del alejamiento de la descalificación y de la intriga. Ninguna de las fuerzas políticas en disputa, tiene hoy referencias claras sobre un posible triunfo. Pero mientras todo eso ocurre, los choques en puntos estratégicos del proceso electoral se hacen más intensos, y revelan muchos de los vicios que los propios grupos políticos prometieron erradicar para estos comicios.
Es claro que, en primer término, las campañas para la gubernatura inician en Oaxaca, en un evidente marco de incertidumbre. A pesar de que cada una de las fuerzas políticas ha tratado de influir a su favor en la percepción ciudadana, a través de la publicación de encuestas, lo cierto es que todo esto no ha hecho más que profundizar el desconcierto. En conjunto, se descalifican en sí mismas todas las encuestas que, al mismo tiempo, dan por ganador a uno y otro abanderado por amplios márgenes de ventaja, cuando la realidad más bien apunta a una competencia cerrada que, finalmente, podría nunca dejar de serlo.
Por esa razón evidente de desconfianza y reserva por parte del ciudadano común, ayer tanto los candidatos como los representantes partidistas, iniciaron sus respectivos trabajos proselitistas abonando por una prudencia, civilidad y respeto que quizá sólo duren un momento.
El abanderado de la Coalición PRI-PVEM, Eviel Pérez Magaña prometió encabezar un gobierno transparente y que, de ganar la gubernatura, emprenderá la construcción de un nuevo pacto social; el candidato de la Coalición PAN-PRD-PT-PC, Gabino Cué Monteagudo reiteró la urgencia de un cambio en el ejercicio del poder, y de la consecución de la transición política. Pero será a partir de hoy, cuando se pueda ver con claridad si esas buenas intenciones y vocación democrática de las fuerzas políticas y sus candidatos, tienen o no sustento en sus respectivas estrategias de campaña.
Hasta ahora, las fuerzas políticas han priorizado la construcción de sus respectivas estructuras electorales. Éstas, a diferencia del trabajo político que se realiza con el ciudadano común, no tiene que ver con convencimientos y generación de simpatías, sino con un trabajo estratégico en el que, a través de recursos económicos y operadores electorales, se generan esquemas en los que participan cientos de promotores que se encargarán de asegurar un número determinado de votos a cambio de la entrega de ciertos bienes o cantidades de dinero.
Sólo que la preocupación por la construcción del trabajo de estructuras electorales, hace hoy inciertas todas las previsiones sobre cómo se comportarán, y cuán aceptadas serán tanto las coaliciones como los abanderados a la gubernatura. Está comprobado, por ejemplo, que las acciones de radicalización o violencia de matices electorales, dejó de ser rentable frente al ciudadano que decide su voto, pero sin comprometerlo, intercambiarlo, o venderlo.
A partir de ahora, esta tendrá que ser no sólo una preocupación real, sino prioritaria, para todos los abanderados. Particularmente, los abanderados de las dos coaliciones, ya comprobaron que sus trabajos de estructuras electorales los tienen en un empate técnico. La diferencia a favor, la tendrán que buscar frente a los ciudadanos comunes, que aún no deciden su voto. Ahí, cada uno de los abanderados, demostrará si en sus estrategias existe sólo confianza excesiva en sus respectivas maquinarias electorales, o si tienen también la capacidad de incidir de verdad en el ánimo ciudadano, con la campaña de civilidad, propuestas y cambio que tanto han prometido, y que ayer reiteraron en el inicio formal de sus trabajos proselitistas.
CHOQUES MUNICIPALES
Sin embargo, muy a pesar de las supuestas vocaciones democráticas, en los partidos y coaliciones no han podido abandonar por completo sus prácticas de antaño. Es claro que buena parte del triunfo electoral que alguno de los abanderados a la gubernatura pueda lograr, tendrá como base el trabajo político territorial en los municipios. Bien, pues hoy algunos de los procesos para designar candidatos a Presidentes Municipales, atraviesan por una crisis importante, que finalmente podría incidir de modo negativo sobre quienes buscan la gubernatura.
En el caso de las negociaciones al interior de la coalición PRI-PVEM, existen varios focos rojos encendidos. En las definiciones de municipios como Santa Cruz Xoxocotlán, Santa María Huatulco, y el mismo Tuxtepec, comienzan a ocurrir inconformidades importantes que podrían trascender a la minimización que, desde la cúpula priista, se le da a las inconformidades en esos municipios.
La historia parece parecida en esa y otras demarcaciones: el Comité Estatal del PRI anunció, inicialmente, que habría procesos de evaluación para designar a los candidatos, y que los mejor posicionados serían quienes encabezarían las fórmulas para las alcaldías. Hoy se sabe que esto no fue así. En los tres casos —y varios otros, como el de Usila—, se acusan imposiciones, negociaciones cupulares, e incluso arreglos económicos, entre la dirigencia, los negociadores del Candidato a Gobernador, y los aspirantes.
En el caso de Xoxocotlán, fueron determinantes la ambición, las complicidades y arreglos económicos entre el edil Argeo Aquino y el diputado Antonio Amaro, para imponer a Julio César Alonso, por encima de Héctor Ruiz y José Alberto Ramírez. Xoxo, como bien se sabe, se disputa no por la democracia sino por el botín que representa; en el caso de Huatulco, nadie ha podido parar la rebelión de Jorge Sánchez, y el rechazo a Fernando Franco. Ayer mismo, en tres sitios distintos fue imposible la realización de la convención de delegados. Tuxtepec, para no variar, se enfrenta a una inconformidad similar.
¿ESA ES DEMOCRACIA?
Se entiende que en la democracia priista, siempre han reinado los acuerdos que se toman desde las cúpulas, y que luego legitiman “las bases del partido”. Pero este ejercicio reiterativo le está haciendo daño al “partidazo”: hoy, su estrategia, se basa en exigir disciplina a los no favorecidos, para imponer no a los mejores cuadros, sino a quienes representan el amiguismo o la preservación de sus negocios o intereses. Eso les traerá más pena que gloria.
almargenoaxaca.wordpress.com