Campañas electorales: prometen debate y cumplen con ataques

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+ Intrascendente, acusar adicciones, VIH o estabilidad emocional

Apenas comenzaron las campañas, y algunos dirigentes y candidatos a la gubernatura ya comenzaron a distraerse del debate político real que debería existir en Oaxaca. Durante su apertura de campaña, el abanderado de la coalición Por la paz y el progreso de Oaxaca, Gabino Cué Monteagudo, retó a sus adversarios a un debate público, y a someterse a pruebas clínicas de antidoping; cuestionado por la prensa al respecto, el abanderado del PRI-PVEM, Eviel Pérez Magaña, señaló que, más bien, los que hicieron ese llamado tendrían que someterse a pruebas psicológicas para demostrar su estabilidad emocional. Y como si esto no fuera suficiente, el dirigente estatal del Partido Nueva Alianza, Cristóbal Carmona Morales, conminó a Cué a realizarse ¡una prueba de detección del VIH-Sida!

Es evidente que, por un lado, esto no fue lo que, de cara a los oaxaqueños, los candidatos a la gubernatura prometieron debatir; y, en la otra vertiente, nada de esto es lo que cualquier ciudadano responsable e interesado en la competencia electoral, esperaría escuchar. Parece claro, por tanto, que si esa fue una muestra del “debate de altura” que todos prometieron, en realidad están comenzando mal sus labores de proselitismo.

Independientemente de quién sea el acusador y quién el acusado, parece claro que, de entrada, una discusión tan trivial como la de los perfiles psicológicos, de adicciones o incluso sobre una enfermedad de transmisión sexual, es lo mismo intrascendente, que frívola e innecesaria. Oaxaca tiene problemas y rezagos enormes, y está tan apremiado de respuestas y propuestas serias, como para que sus inminentes gobernantes desperdicien minutos, horas o recursos, para polemizar sobre asuntos que, por principio de cuentas, se inscriben en la vida privada de las personas, para después —en su mayoría— convertirse en irrelevantes para la vida pública del Estado.

Para efectos prácticos, lo que cada uno quiso decir fue lo siguiente: con sus insinuaciones, Cué Monteagudo puso en sus oponentes, el señalamiento tácito de que uno, o varios, tiene adicción a alguna sustancia prohibida; el candidato Pérez Magaña sugirió la inestabilidad emocional de su acusador implícito; y Carmona Morales retó a Cué a una prueba totalmente inicua como la del VIH, quizá pretendiendo poner en duda no su salud, sino sus preferencias sexuales.

Retomando este último caso, ¿qué de inmoral, inconfesable o inadmisible, tendría que uno de los candidatos sufriera de una enfermedad venérea? Y siguiendo el ejemplo: ¿una posible tendencia homosexual convertiría a un candidato en inelegible? Seguramente no. Y al contrario: ese cuestionamiento más bien revela un talante de intolerancia, desubicación y discriminación que en nada ayuda a la candidata de Nueva Alianza, Irma Piñeyro Arias, y que mucho menos abona al debate serio que hoy se espera por Oaxaca.

Algo más o menos parecido ocurre con los retos sobre el antidoping o las pruebas psicológicas. Gabino Cué Monteagudo podría tener otros defectos, que nada tienen que ver con las alucinaciones o la inestabilidad emocional. En esta lógica, ni el pragmatismo ni la incongruencia política —que podrían ser dos características negativas perceptibles de Cué y la alianza que encabeza— se inscriben en el ámbito de los desequilibrios emocionales que sus detractores acusan.

Incluso, en la historia reciente de Oaxaca ha habido innumerables políticos sobre los que, en su momento, pesaron sospechas fundadas sobre su adicción a sustancias prohibidas; sin embargo, hoy sobre los gobernantes y opositores actuales pesan otros señalamientos, también con amplias posibilidades de ser fundados, pero que nada tienen que ver con el gusto por las drogas.

¿EVADIR EL DEBATE?

Todo esto, más bien, lo que revela es un ánimo profundo por querer evadir el debate de fondo. La llamada “agresión contra el hombre”, es la que ocurre cuando frente a un debate serio, la pobreza de ideas y argumentos para sostener y contrariar las ideas que se vierten, lleva a los interlocutores a descalificarse entre sí. Este parece ser un claro destello de cómo todos, en conjunto, están haciéndose a un lado en la discusión de los temas urgentes para Oaxaca.

Sin duda, todavía hoy se encuentra en la completa incertidumbre cuál es el proyecto viable que cada uno de los candidatos a la gubernatura, plantea para Oaxaca. Poco es, en realidad, lo que puede esperarse de una propuesta política que se basa en las promesas de un nuevo pacto social; en las soluciones que supuestamente serán atraídas casi con magia, por una transición que primero debe entenderse como alternancia. Hasta hoy, todo se reduce a continuismos, cambios o esperanzas que, por sí solas, tienen nulas capacidades de modificar el panorama actual de Oaxaca.

Conforme pasen los días, se irá viendo si el tema central de las propuestas políticas tiene que ver con el debate serio de ideas, o si se centra en la descalificación de los adversarios. Y si bien, es prácticamente nula la posibilidad de que pudiera realizarse un debate formal entre los candidatos a la gubernatura, todo aquel oaxaqueño con intereses distintos a los de las conveniencias, estará esperando que existan argumentaciones claras y reales sobre lo que puede, y lo que no, ocurrir en el futuro próximo en nuestro estado.

Finalmente, y contrario a lo que algunos pretenden hacer ver, esta no tendría por qué ser una competencia entre buenos y malos, o entre bienaventurados y perversos. Esa es la visión más reducida de la realidad, que sin embargo es la que parece tener quienes lanzan retos y cuestionamientos irrelevantes para los asuntos que debían debatirse en una campaña proselitista.

Muy pronto, todos los abanderados tendrán que apartarse de los discursos incendiarios, triunfalistas o esperanzadores que hoy los caracterizan; será entonces cuando comience a apreciarse su respectivo calado, y lo que debía ser lo verdaderamente importante: qué decisiones tomarán a partir del día siguiente al de la victoria electoral.

¿SÓLO UN RUMOR?

Existe una constante en los conflictos que hoy ocurren entre los priistas de diversos municipios de Oaxaca: en la mayoría de ellos se acusan imposiciones derivadas de acuerdos oscuros, en los que están involucrados personajes como Alejandro Avilés y Antonio Amaro Cancino. ¿Será que las candidaturas se venden? En Xoxocotlán podrían dar respuesta.

almargen@tiempoenlinea.com.mx

almargenoaxaca.wordpress.com

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