Flavio Sosa: choque interno en Coalición por su candidatura

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+ PT: reflejo de lucha entre opositores radicales y moderados

La semana pasada, dentro y fuera de la Coalición Unidos por la Paz y el Progreso de Oaxaca, se escucharon sendos llamados a Flavio Sosa Villavicencio para que declinara la candidatura que el Partido del Trabajo le otorgó, en el primer sitio de su lista a las diputaciones por el principio de representación proporcional. Más allá de la convulsión ciudadana y partidista que provocó dicha postulación, cabría preguntarse cuál fue el método y quiénes los responsables de esa decisión que cimbró fuertemente a la alianza opositora.

Para entender esta decisión, es necesario comenzar por delinear el contexto en el que se erigió la Coalición opositora. Como lo hemos dicho en otros momentos, la unión partidista se logró gracias al consenso de fuerzas políticas otrora lejanas como el PAN, el PRD, PT y Convergencia. Fueron las dirigencias nacionales de esos partidos quienes establecieron las bases fundamentales de la Alianza, y una vez afianzada la candidatura común a Gobernador de Gabino Cué Monteagudo, trasladaron las siguientes decisiones y negociaciones a las dirigencias estatales.

Esas decisiones y negociaciones que dejaron en manos de las dirigencias estatales, son las correspondientes a las diputaciones y presidencias municipales. Como bien se sabe, la ley electoral establece que dos o más partidos pueden postular a un mismo candidato, pero que cada uno debe conformar sus propias postulaciones para cada uno de los cargos públicos en disputa.

Así, entre las dirigencias locales de los aliancistas se tenía la previsión de que, por el Partido del Trabajo, la lista de candidatos a diputados por la vía de los llamados “plurinominales”, sería encabezada por Daniel Juárez u Otilia Galindo. Eso era lo que consideraban como posible hasta que, el pasado 19 de mayo, todos recibieron con sorpresa la noticia de que dicho instituto político, había inscrito a Sosa Villavicencio ante el IEE, como el primero en su lista de representación proporcional.

Evidentemente, nadie en las fuerzas aliancistas recibió con agrado, desde el primer momento, tal postulación. Primero, porque ésta tendría un impacto negativo directo en los índices de aceptación del candidato Cué Monteagudo; segundo, porque tal decisión se había tomado contraviniendo las reglas internas de la coalición. Y tercero, porque todo esto fue asumido como una decisión impositiva de la dirigencia nacional del Partido del Trabajo, que habría sido conseguida no sólo a través de la fuerza, sino del engaño a ciertos órganos internos y personajes del petismo local y nacional.

Así, la primera decisión tomada por las fuerzas coaligadas, fue la de hacer ciertas mediciones, respecto a cómo la ciudadanía había tomado la postulación de Sosa. Rápidamente se dieron cuenta que el cálculo sobre impacto negativo hacia la candidatura de Cué—que es la que finalmente todos asumen como prioritaria— llegaba a ser de alrededor de un punto porcentual directo en las encuestas. Es decir, que para efectos de aceptación popular, esto era un pesado lastre más que una contribución a la Coalición. Por ello, la percepción de ese malestar ciudadano fue la primera de las razones que motivó a los dirigentes opositores para llamar a Sosa a reconsiderar la posición que le había dado el PT.

Esto era de sí importante, aunque había más razones. A decir de las fuentes consultadas, la candidatura de Sosa fue tomada rebasando a las dirigencias locales de los partidos aliancistas. Y esto, según lo dicho, era contrario a algunos pactos internos, que señalaban que cada una de las decisiones debía tener los consensos necesarios de todas las fuerzas coaligadas, precisamente para evitar que las disposiciones de unos pudieran llegar a afectar a los demás en los intereses comunes.

Sin embargo, con todo esto sigue en pie la pregunta: ¿Qué hizo Sosa para conseguir esa candidatura? ¿Quiénes y cómo lo impulsaron? Y, sobre todo, ¿Bajo qué argumentos lo hicieron?

POSTULACIÓN TIMADORA

Fue un grupo de antiguos militantes del Partido de la Revolución Democrática, ahora identificados con el PT de Andrés Manuel López Obrador, quienes tomaron como bandera la causa de Sosa. Así, el senador Salomón Jara, Otilia Galindo y César Mateos, entre otros, fueron quienes acudieron, en la Ciudad de México, ante los órganos nacionales del petismo, para abogar por la postulación del otrora Dirigente de la APPO.

Una vez que elevaron ante las instancias nacionales petistas, la petición de postular a Sosa como cabeza de la lista plurinominal del PT en Oaxaca, éstos cuestionaron la aceptación tanto de la dirigencia estatal como de la representación legislativa federal del partido. Dicho grupo de personajes, argumentó que por parte del petismo local no existía inconveniente, y con ese argumento convencieron al diputado federal Francisco Amadeo Espinosa Ramos, quien aún cuando no tiene ninguna cercanía o interés político en Oaxaca, es el que representa a la tercera circunscripción federal en los órganos nacionales de dirección del petismo.

Así, con esos dos avales, ese grupo de perredistas ahora identificados con la causa petista de López Obrador, fue como lograron desplazar a quienes las fuerzas aliancistas tenían como candidatos previstos por el PT, e impusieron a Sosa Villavicencio. En un primer momento, Cué Monteagudo no se pronunció abiertamente en contra del Dirigente appista, para no entrar en colisión directa con el grupo perredista que le es necesario para sostener sus posibilidades de triunfo.

Pero en el llamado hecho por los dirigentes partidistas a Sosa para declinar la candidatura, se da cuenta puntual de cuánto molestó a las fuerzas coaligadas no sólo la postulación, sino el manejo político engañoso que se hizo de la misma, y el ninguneo a los acuerdos previos.

OPORTUNISMO PRIISTA

Una vez asimilada la molestia que causó la postulación de Sosa entre los opositores, la dirigencia estatal del priismo quiso tomar ventaja. Por eso emplazaron a la Coalición a retirar esa candidatura. El objetivo era, en sentido contrario, provocar que Sosa se aferrara a la posición. La jugada parecía redonda. Sólo que la forma en que lo hicieron, más que ayudarles, los hizo ver ante el público, como injerencistas, antidemocráticos y oportunistas, y no como los “estrategas” que ellos creen ser. Esto fue, en resumen, un perder-perder para todos.

almargen@tiempoenlinea.com.mx

almargenoaxaca.wordpress.com

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