Sección 22: ¿las advertencias son hostiles de verdad?

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+ Lucha interna, clave en estallamiento del paro

 

No parecen corresponder las amenazas que lanza el secretario General de la Sección 22 del SNTE, Azael Santiago Chepi, al Gobierno del Estado respecto al paro de labores y el no entendimiento, con las imágenes difundidas en los últimos días en los medios informativos, en las que unos y otros aparecen, sonrientes, compartiendo momentos de convivencia por temas comunes. Si no existen los acuerdos, y el magisterio está a punto de estallar un paro de labores que afectaría gravemente la imagen de la administración estatal, ¿por qué entonces esa aparente buena relación entre ellos?

La pregunta no es ociosa: al menos en los últimos años, los oaxaqueños nos acostumbramos a que no existiera una sola referencia pública sobre posibles acuerdos entre funcionarios del gobierno estatal, y dirigentes del magisterio oaxaqueño. De hecho, durante la administración anterior, todos los intercambios entre ellos ocurrieron siempre en la más absoluta discreción, y discrecionalidad. Si no había imágenes o referencias claras sobre el trato entre el Comité Ejecutivo Seccional de la 22 y funcionarios estatales, mucho menos habría de convivencia entre el Gobernador del Estado y el Líder del Sindicato Magisterial.

Las razones eran obvias: desde aquellos años, y particularmente desde que ocurrió el conflicto magisterial y popular en 2006, la Asamblea Estatal de la Sección 22 decidió desconocer a Ulises Ruiz como gobernador, y sistemáticamente se negó a tener intercambios públicos con funcionarios estatales. A partir de entonces comenzaron a utilizar un doble discurso —que luego perfeccionaron de modo importante— a través del cual públicamente desconocían a funcionario, pero en privado negociaban con él e incluso obtenían concesiones y privilegios mutuos.

¿Por qué ocurría esto? Porque independientemente de cualquier tipo de “cuidado de las formas”, en realidad lo que los dirigentes de la Sección 22 siempre cuidaron, y hoy mismo lo siguen haciendo, es la satisfacción de los intereses, y la no confrontación con todos los grupos que integran su fuerza interna.

El Sindicato Magisterial en Oaxaca tiene una composición particularmente heterogénea, que en realidad nunca ha funcionado como una sola organización, sino que más bien lo ha hecho como un conjunto de grupos que interactúan, defendiendo sus propios intereses, oponiendo una ideología específica, y utilizando sus particulares formas de lucha. Y lo que siempre ha hecho el Comité Seccional frente a todos esos intereses disímbolos, es articular organización y equilibrios para no provocar fracturas, y para conseguir las metas que en conjunto se proponen.

¿Por qué decir todo lo anterior? Porque sólo a partir de una comprensión general de cómo se desarrolla la vida interna de la Sección 22, puede también entenderse que aún cuando hoy no existe un conflicto abierto entre la Dirigencia Seccional y el Gobierno del Estado, unos y otros parecen tener el acuerdo de llegar hasta los límites “tradicionales” en que el magisterio logra acuerdos con el gobierno estatal.

EQUILIBRIO DE FUERZAS

Hace unos días, basados en los antecedentes, dimos un adelanto de lo que sería la jornada de protestas del magisterio del presente año. En nuestra entrega del pasado 9 de mayo asegurábamos que: “Se sobreentiende que cada año la jornada de lucha de la Sección 22 por la satisfacción de las demandas que exige al gobierno estatal, inicie el 1 de mayo con la marcha del día del trabajo y la presentación de su pliego petitorio; que, como acaba de ocurrir, el gobierno estatal dé una primera respuesta que es descalificada por el magisterio, que decide resolver en su Asamblea Estatal en la víspera del Día del Maestro (15 de mayo), y finalmente conseguir un arreglo en los últimos días del mes, cuando ya aseguran que es inminente el estallamiento del paro definido, o incluso cuando éste ya se ha decretado…” Tal parece que nada aún se ha salido de la ruta original que, cada año, traza el magisterio para cumplir sus demandas.

Nada se ha salido porque, como también lo dijimos en aquella ocasión, el magisterio toma todas esas medidas de presión para de algún modo “jugar” con la estabilidad emocional de la sociedad, y para lograr que ésta exija al Gobierno del Estado que cumpla las demandas magisteriales independientemente de su contenido, para evitar que éstos provoquen más daños a la colectividad con sus movilizaciones, paros o plantones.

Sin embargo, otros puntos también deben de ser tomados en cuenta en esa ruta “negociadora”. Aunque hoy no existe conflicto, y en realidad existen muchos más acuerdos que discordancias en la mesa de negociación con el Gobierno del Estado, en realidad la 22 debe guardar todas las proporciones y luchar por también satisfacer todos los intereses de sus distintas expresiones internas.

Esto es, en palabras llanas, que el Comité Seccional no sólo debe ser eficaz sino también parecerlo, y que no sólo debe ser lo suficientemente combativo, sino también parecerlo. En esa lógica, llegar a un arreglo (el que sea) con el Gobierno del Estado, sin antes haber hecho demostraciones contundentes de su fuerza, capacidad de movilización y resistencia al acuerdo fácil, podría llevar a los sectores más radicales de la Asamblea Estatal —que no son pocos, y que sí tienen la capacidad de influenciar el sentido de sus determinaciones— a repudiar a la Comisión Negociadora, a tacharlos de entreguistas, de gobiernistas o de progubernamentales, y a reventar cualquier posible acuerdo para evitar un paro de labores.

Esto, a la luz de los hechos, no le conviene ni al Comité Ejecutivo Seccional, y mucho menos al Gobierno del Estado. Y esa es la razón por la cual, parece haber un acuerdo implícito entre éste y aquél, para que se lleven a cabo las rondas de negociaciones, y para que independientemente de los acuerdos de éstas, se siga todo el calendario que deje satisfechos a los sectores radicales, que buscan todo menos el acuerdo fácil.

MALOS ANTECEDENTES

Ahora bien, lo que sería interesante saber es hasta qué punto está dispuesto el Gobierno del Estado a cargar con el costo de estas decisiones que, en el fondo, lo que buscan es mantener los equilibrios internos de la Sección 22. La ponderación radica en permitir el paro para evitar conflictos mayores, o evitarlos para evitar el cuestionamiento de la sociedad y el descrédito político. En el sector oficial, no se han distinguido precisamente por ser tolerantes. ¿Aguantará el acuerdo?

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