Resistencia magisterial: podrán, ¿hasta cuándo?

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+ S-22, con toda la fuerza, porque ya preveían esto

Cuando en mayo pasado la mayoría de los profesores de la Sección 22, se pronunció por aguantar el paro indefinido de labores y prolongar su estallamiento hasta el momento en que se llevaran a votación legislativa las leyes secundarias de la reforma constitucional en materia educativa, lo hizo con la visión clara de que esta sería la mejor batalla que habrían de dar en mucho tiempo y que para eso tenían que mantener intactas las fuerzas naturales del magisterio. Así como el gobierno federal no calculó bien la capacidad de movilización y la experiencia del magisterio en la resistencia, quizá los mismos profesores no calcularon bien el costo extenuante que tendría esta jornada de lucha. Finalmente eso es lo que está determinando esta lucha.
En efecto, hoy se cumple la cuarta semana de resistencia magisterial en la capital del país. En ese tiempo, el magisterio de Oaxaca ha encabezado las protestas del gremio de otras entidades que también tienen presencia en la capital del país, y en ese tiempo han visto victorias y derrotas parciales que, sin embargo, no parecen ser del todo determinantes para el acelerado proceso de desgaste que hoy presentan. ¿Qué pasa con los maestros?
La Sección 22 hoy se enfrenta a un dilema mayor: por un lado, están tratando de demostrar al gobierno federal que ni las inclemencias del tiempo, ni lo prolongado del tiempo que llevan en la capital del país, e incluso ni siquiera la falta de recursos económicos por la suspensión del pago de salarios, han sido suficientes para frenarlos. Al ser la sección magisterial más radical de todas las que integran la CNTE, la 22 ha sido la más firme en la decisión de no abandonar el plantón en la capital del país y sostener su decisión de no regresar a clases y de no dejarse presionar por el gobierno de Oaxaca o por los padres de familia que les exigen con fuerza el inicio del ciclo escolar. Esa resistencia es épica, aunque de un costo altísimo para sus bases.
¿Por qué? Porque si bien el magisterio de Oaxaca está acostumbrado a la resistencia, hoy el escenario en donde desarrolla su plantón y movilizaciones es hostil y lejano. Todo eso, sin duda, se adereza con el hecho de que la contraparte (el gobierno federal, que presionó al de Oaxaca) consiguió que les congelaran sus salarios, e incluso con el hecho de que la Ciudad de México no es un territorio benévolo para la causa magisterial. Ellos previeron que la resistencia sería dura. Pero seguramente no calcularon la capacidad de desgaste que el solo escenario tendría para sus maestros.
Todo esto se explica no a partir de la lucha política, sino de la cotidianidad. Contrario a lo que muchos dicen (que este movimiento es financiado por gobiernos o por grupos políticos), el magisterio de Oaxaca está demostrando amplia capacidad de solventar sus propias protestas y también de absorber sus propios costos. Sin embargo, en las previsiones no estaba que la jornada de lucha durara un mes, que durante ese tiempo no tuvieran provisiones económicas (salario), y que la sola estadía en la capital del país fuera tan desgastante.
Quienes conocen la organización real del movimiento magisterial, saben por ejemplo que sólo una parte de la membresía sindical se encuentra en la capital del país, pero que todos los que no fueron, con constancia aportan económicamente para la manutención de sus compañeros que están en la Ciudad de México. Son las dos formas mínimas de participar en las movilizaciones.
Sin embargo, si hoy los que están en Oaxaca padecen por no estar percibiendo salarios y por tener que enviar de todos modos dinero a sus representantes en el plantón, los que se encuentran en el DF padecen todas las inclemencias de vivir, dormir, comer y solventar sus necesidades en un ambiente completamente hostil, además de no tener dinero para sostener a sus familias que se quedaron en Oaxaca.
La pregunta clave en esto es: ¿cuánto tiempo más podrá la Sección 22 sostener la presión que está hoy ejerciendo sobre sus bases para que participen en el movimiento? Porque el desgaste no viene de la lucha política, sino de la resistencia en sí misma. Por eso, por su propia supervivencia, el movimiento magisterial debe encontrar otras formas de lucha alternas que le eviten este proceso de desgaste que ha sido más extenuante que nunca.

RESISTENCIA (¿MAL?) CALCULADA
Los maestros de Oaxaca sabían que algo así ocurrirían y por eso decidieron dejar pasar mayo, junio y julio antes de pensar en el paro indefinido. Ellos fueron claros: dijeron desde entonces que sólo estallarían el paro indefinido cuando se discutieran las leyes complementarias de la reforma educativa. Así lo hicieron, no sólo esperando el momento en que el gobierno y el Congreso accionaran, sino también pensando en el proceso de desgaste de sus bases.
Y es que quienes conocen a la Sección 22 saben que su capacidad de movilización es contundente, pero que también es de rápido desgaste. Es decir, que ellos deben calcular con toda precisión los objetivos que buscan para accionar con toda la fuerza en ese momento. Son muy eficaces, pero su aliento no es tan prolongado y firme como en otros tiempos.
En ese sentido, ellos sabían lo que pasaría en la Ciudad de México. Lo habían calculado bien a partir de que ésta sería una jornada larga en la que tendrían que enfrentarse a muchas vicisitudes. Quizá lo que no calcularon fue la capacidad del gobierno federal para presionar a los de las entidades federativas respecto a la suspensión de pago a los maestros que no iniciaran el ciclo escolar o que abandonaran las aulas. Si eso no hubiera pasado, hoy los maestros oaxaqueños no tendrían problemas en continuar resistiendo. No pensaron que les pegarían en el único punto débil (el pago de salarios) que rebasa la capacidad de control de su organización sindical, y que eso los obligaría a retroceder varios pasos (para primero negociar el reintegro salarial, y sólo después de eso plantear las demandas políticas por las que fueron hasta la Ciudad de México).

LOS SÍMBOLOS
El paro indefinido y la presencia en el Distrito Federal tendría que resolverse en el transcurso de esta semana. ¿Por qué? Porque la 22 tiene todavía la posibilidad de negociar su presencia (o retirada) ante el Grito y el desfile militar del 16 de septiembre, como símbolos de interés para el gobierno federal. Después de eso, los que siguen son meses “muertos” para la Plaza de la Constitución y a nadie le importaría que ellos siguieran ahí indefinidamente.

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