La independencia: nadie se acuerda de lo demás

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Morelos, Rayón y Maximiliano: también olvidados


El martes pasado, como cada año, en México se dio el Grito de Independencia y se conmemoró el 204 aniversario del inicio de la guerra por la independencia de nuestro país. Aunque siempre nos quedamos con la celebración que se realiza en la plaza principal de cada población, ciudad o capital, lo cierto es que la conmemoración del llamado hecho a la insurrección por el cura don Miguel Hidalgo y Costilla en 1810, tiene también su historia propia, pero el problema es que no la conocemos.
En efecto, en la escuela siempre nos enseñan que la madrugada del 16 de septiembre de 1810 el cura Hidalgo tocó las campañas de su parroquia, en Dolores, Guanajuato, para llamar a los pobladores a levantarse en armas en contra del virreinato español para conseguir la independencia nacional.
Ya luego, cuando somos más grandes, y tenemos más conciencia, se nos dice –con verdades a medias- que esa celebración se modificó y se cambió para la noche del 15 de septiembre en los tiempos del general Porfirio Díaz como presidente, porque él cumplía años ese día y entonces aprovechaba el Grito para arrancar los festejos de su onomástico personal.
Y fuera de eso poco se nos enseña, y casi siempre tenemos nulo interés en indagarlo, por qué se celebra el inicio y no la consumación de la guerra de independencia, o quién fue el iniciador de la tradición de dar el llamado Grito, y si esta es sólo una tradición republicana. Vale la pena adentrarse un poco en algunos detalles como esos, para poder tener un poco más de cultura sobre la historia cívica de nuestra nación.
En este sentido, lo primero que vale la pena saber es que en México se conmemora la independencia cada 16 de septiembre, por mandato nada menos que del generalísimo don José María Morelos y Pavón, quien en el punto 23 de Los Sentimientos de la Nación, dispone lo siguiente: “Que igualmente se solemnice el día 16 de Septiembre todos los años, como el día Aniversario en que se levantó la voz de la independencia y nuestra Santa libertad comenzó, pues en ese día fue en el que se abrieron los labios de la Nación para reclamar sus derechos y empuñó la espada para ser oída, recordando siempre el mérito del grande Héroe, el Sr. D. Miguel Hidalgo y su Compañero D. Ignacio Allende. Respuestas en 21 de Noviembre de 1813, y por tanto quedan abolidas estas, quedando siempre sujeto al parecer de S.A. Serenísima.”
Pero hay más. “El Grito” se celebra desde que Ignacio López Rayón lo recordó a dos años de iniciada la guerra de Independencia, y desde entonces es la conmemoración más popular de la historia de México. Entre todos los gobernantes que lo han celebrado desde entonces, el que probablemente resulte más sorprendente y hasta irónico, aunque sin dejar de ser motivo de seria reflexión histórica, fue el archiduque Maximiliano de Habsburgo. El monarca que en 1864 viajó al pueblo de Dolores para su celebración, pronunció un discurso funesto a los ojos de los conservadores que se habían tomado tantas molestias porque algún miembro de una casa reinante europea gobernara a México.

MAXIMILIANO Y LA INDEPENDENCIA
La manera en que Francisco de Paula de Arrangoiz relata el discurso de Maximiliano en su obra México desde 1808 hasta 1867 es prueba de esta profunda decepción. Él que junto a José Manuel Hidalgo y José María Gutiérrez de Estrada había participado tan activamente durante la instauración de la monarquía de Maximiliano en México, no podía contener su enojo ante una situación que explícitamente tiraba por la borda todo aquello que proponía el proyecto monárquico. Apenas instaurado el gobierno de Maximiliano, Arrangoiz sería nombrado embajador, pero incapaz de sostener su desacuerdo con el rumbo liberal de la administración del archiduque, firmó su renuncia un año después.
Sobre esto, las líneas anteriores y el rescate del discurso pronunciado por Maximiliano hace casi 150 años, acompañado del juicio de quien hubiera sido su entusiasta promotor, fueron rescatados por la revista Nexos en su edición electrónica (http://cultura.nexos.com.mx/?p=3462).  El discurso es prueba de ese liberalismo que llevó a Arrangoiz, como a muchos otros, a deslindarse del monarca y nunca más regresar a México. Sin embargo, es también prueba de las paradojas de esa historia nacional que hoy celebramos con orgullo.
“Mexicanos.- Más de medio siglo tempestuoso ha transcurrido desde que en esta humilde casa, del pecho de un humilde anciano, resonó la gran palabra de independencia, que retumbó como un trueno del uno al otro océano por toda la extensión del Anáhuac, y ante la cual quedaron aniquilados la esclavitud y el despotismo de centenares de años. Esta palabra, que brilló en medio de la noche un relámpago, despertó a todo una nación de un sueño ilimitado a la libertad y a la emancipación; pero todo lo grande y todo lo que está destinado a ser duradero, se hace con dificultad, a costa de tiempo. Años y años de pasiones, combates y luchas se sucedían: la idea de la Independencia había nacido ya, pero desgraciadamente aún no lo ve la nación. Peleaban hermanos contra hermanos; los odios de partido amenazaban minar lo que los héroes de nuestra hermosa patria habían creado. La bandera tricolor, ese magnífico símbolo de nuestras victorias, se había dejado invadir por un solo color, el de la sangre. Entonces llegó al país, del apartado Oriente, y también bajo el símbolo de una gloriosa bandera tricolor, el magnánimo auxilio; una águila mostró a la otra el camino de la moderación y de la ley. El germen que Hidalgo sembró en este lugar, debe ahora desarrollarse victoriosamente, y asociando la independencia con la unión, el provenir es nuestro. Un pueblo que, bajo la protección y con la bendición de Dios, funda su independencia sobre la libertad y la ley, y tiene una sola voluntad, es invencible y puede elevar su frente con orgullo. Nuestra águila, al desplegar sus alas, caminó vacilante; pero ahora que ha tomado el buen camino y pasado el abismo, se lanza atraída y ahoga entre sus garras de fierro la serpiente de la discordia; mas al levantarse nuestra patria de entre los escombros, poderosa y fuerte, y cuando ocupe en el mundo el lugar que le corresponde, no debemos olvidar los días de nuestra independencia ni los hombres que nos la conquistaron. ¡Mexicanos, que viva la independencia y la memoria de sus héroes!”

RARO
Sí, esta es una verdadera rareza, pero es parte de la historia y del Grito de Independencia, que celebramos cada año pero del que sabemos muy poco.

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