¿Cómo va el gobierno a controlar la subida de la plusvalía en Fortín con el CCCO?

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C Fortín

+ No pueden proteger Monte Albán o San Felipe de fraccionadores. ¿Entonces?


La inminente construcción del Centro Cultural y de Convenciones de Oaxaca (CCCO) en el Cerro del Fortín, impone diversos retos para la autoridad, que van más allá de la sola construcción de la infraestructura, o de que exista la certidumbre de que ésta no será una edificación riesgosa tanto para sus usuarios como para la zona natural protegida, o las colonias aledañas. Un riesgo más, de mediano y largo plazo, es el relacionado con el alza abrupta de la plusvalía de la zona, y del peligro de que la autoridad no pueda controlar el crecimiento poblacional en el propio cerro, y en toda la zona. Hay fundamentos y antecedentes para sostener esta duda.

En efecto, el polígono que protege la zona arqueológica de Monte Albán, sufre un acecho permanente por parte de lotificadores, de fraccionadores, de organizaciones de los llamados “paracaidistas”, y de vivales, que de manera permanente intentan invadir el área protegida para la conservación de los vestigios de la cultura zapoteca.

Lo mismo pasa con el área natural protegida del Parque Nacional Benito Juárez, el cual incluye terrenos pertenecientes a la exclusiva zona de San Felipe del Agua: casi de forma permanente, particulares o desarrolladores intentan construir viviendas en esa zona prohibida para esos fines. El común denominador es que la autoridad ha fracasado en sus intentos de proteger esas áreas. ¿Ya pensaron qué van a hacer con el Cerro del Fortín si se consolida la construcción del Centro Cultural y de Convenciones de Oaxaca?

La pregunta no es ociosa, si consideramos que esos (el de San Felipe, y el de Monte Albán) son sólo dos ejemplos de cómo la autoridad resulta rebasada, o cómplice, de quienes buscan obtener un provecho directo de la debilidad institucional, y de la incapacidad de proveer una verdadera seguridad a las zonas que se supone que sirve como espacios de amortiguamiento de áreas que representan un valor relevante para la sociedad, ya sea por una cuestión ecológica o, como en el caso de las ruinas de Monte Albán, por su importancia arqueológica y la representatividad de las culturas prehispánicas asentadas en el territorio que hoy ocupa la zona metropolitana de Oaxaca.

¿Qué ha pasado? Que en el caso del polígono protegido en la zona de Monte Albán, desde hace décadas ha habido un intento reiterado de grupos organizados, y vivales, por lotificar la zona. Si bien ha habido cierto grado de contención en esos intentos, también es evidente que no toda la zona protegida se encuentra libre de ese tipo de amenazas.

El área patrimonial de Monte Albán, abarca alrededor de dos mil hectáreas custodiadas por el INAH entre los municipios de Oaxaca de Juárez, Santa María Atzompa, San Pedro Ixtlahuaca y Santa Cruz Xoxocotlán. Sólo la parte que corresponde a ésta última demarcación no ha sido delimitada y cercada. Y por eso aún en la actualidad existen conflictos con personas que hasta tienen títulos de propiedad, o simplemente llegaron a vivir en esos terrenos, que están declarados como zona natural protegida y que fueron incluidos dentro de la denominación de Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1987. Por esa razón, no es raro que regularmente “aparezcan” nuevas construcciones dentro del polígono.

¿Qué puede hacer la autoridad? Mucho, si tuviera voluntad. El problema es que se enfrent al desinterés, y a veces hasta la complicidad, con quienes construyen o lotifican, para simplemente “no ver” lo que ahí se está realizando. Es prácticamente lo mismo que ha pasado en la zona natural protegida de San Felipe del Agua, en donde por décadas, las autoridades municipales, estatales y federales, han tolerado la “aparición” de casas, mansiones y hasta fraccionamientos dentro del área sobre la cual existe una declaratoria de que no puede haber otro uso de suelo que no sea el de una reserva ecológica.

En el mejor de los casos, la autoridad no ha podido controlar la tentación de que ocurran invasiones a las zonas protegidas. En lo más probable, resultaría la existencia de complicidades para poblar esas zonas, dada la altísima plusvalía de asentamientos como el de San Felipe.

Por eso vale la pena reiterar la pregunta: ¿Ya pensaron qué van a hacer con el Cerro del Fortín si se consolida la construcción del Centro Cultural y de Convenciones de Oaxaca?

ÁREA NATURAL (PERO SUSCEPTIBLE DE INVASIÓN)

Uno de los grandes temas por los que el proyecto del CCCO ha tenido una fuerte oposición, es porque se encuentra junto a una zona natural protegida. Según la versión de los opositores al proyecto, el CCCO estaría dentro del polígono resguardado de la mancha urbana; según sus impulsores, esto es falso, ya que esos son terrenos propiedad del gobierno estatal.

Al margen de eso, hay una cuestión que se ha discutido poco: que aún siendo terrenos utilizables, el nuevo complejo de edificios incrementará súbitamente el valor de los terrenos en la zona, y entonces surgirán de inmediato las tentaciones de quienes, queriendo ganar dinero a costa de ello, intentarán burlar, o coludirse con la autoridad, para fraccionar y construir viviendas, zonas comerciales o espacios de servicio en esa misma zona. Actualmente, la zona no protegida está utilizada prácticamente al cien por ciento. Y entonces lo que queda libre, es justamente la porción de terreno en la que se supone que no puede haber ningún tipo de edificación.

¿La autoridad ya consideró esta potencial situación y, sobre todo, está tomando las medidas necesarias para garantizar que esta posibilidad —tan tangible como las invasiones a las dos zonas aludidas, y otras que tienen problemáticas muy similares— no ocurra? Al final de cuentas, no se trata de mantener una oposición aferrada o irracional, sino de prever los problemas a los que podría enfrentarse un proyecto como éste, en el mediano y largo plazo. Y si bien todos reconocemos la necesidad de un centro de convenciones como el proyectado, también es claro que nadie quiere que haya zonas naturales protegidas, entregadas a la voracidad de quienes —quizá con la complicidad, o gracias a la debilidad de la autoridad— irremediablemente tratarán de hacer un negocio con esos espacios.

MARGARITA

¿Que de dónde le dan cuerda a Margarita García? No hay mucho qué pensar: los ultras del oficialismo, encabezados por Alberto Esteva Salinas, por la libre creen estar haciendo lo correcto. Aunque flaco favor le hacen a su jefe, generando un ruido político que a quien menos le conviene, es justamente a él.

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