+ Intentaron madruguete en la conformación de Comisión Electoral
Ayer la violencia regresó a la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca y, como era de esperarse, la causa fue el arranque subrepticio, pero fracasado, de la sucesión de Rector. Una sesión —a hurtadillas— del Consejo Universitario terminó en gases lacrimógenos, jaloneos y amenazas no sólo por la efervescencia natural del relevo en la rectoría, sino sobre todo por la forma en cómo el grupo del rector Eduardo Martínez Helmes pretende seguir pisoteando a los demás grupos universitarios.
En efecto, en las primeras horas de la tarde de ayer fue noticia la suspensión violenta de una sesión de Consejo Universitario que se realizaría en la Facultad de Ciencias de la Educación, en la máxima casa de estudios. De entrada, llamó mucho la atención que una sesión de Consejo Universitario no pudiera llevarse a cabo, ya que al menos en los tres últimos lustros no se recuerda que algún acto porril o de grupos políticos hubiera derivado en la suspensión de una sesión, del máximo órgano de dirección de la universidad oaxaqueña.
Si eso llamó la atención, lo que sí provocó verdadera alarma fue que esa suspensión hubiera ocurrido en medio de un acalorado acto violento, en el que dos grupos llegaron al punto del enfrentamiento. En redes sociales, casi de inmediato circularon videos en los que se apreciaba a un grupo de estudiantes y profesores encarando a algunos integrantes del Consejo Universitario, y a otras personas —luego se supo que éstos eran policías vestidos de civil, y grupos porriles afines al rector— intentando detener a quienes llegaron a impedir que se concretaran los trabajos del Consejo Universitario.
En la respuesta a la pregunta de qué ocurriría en esa sesión, puede entenderse el acto violento, y la desorbitada respuesta de la Rectoría que exacerbó la violencia. Básicamente, eran dos puntos los que se tratarían en esa sesión: uno, era la instalación de la Comisión Electoral, que sería la encargada de conducir los trabajos técnicos rumbo a la elección del sucesor del rector Martínez Helmes.
Otro punto que se trataría en esa sesión, sería el relacionado con la problemática que ha prevalecido desde hace varias semanas en la Escuela de Ciencias, producto de que la rectoría impulsó el desconocimiento de las autoridades legítimamente electas por la comunidad universitaria. El ingrediente subjetivo que hacía falta para terminar en este desastre, se centra nada menos que en el hecho de que hoy en día ni en el mismo Consejo Universitario existe un respaldo a las acciones del grupo político que comandan los Martínez Helmes. Todo eso se combinó para terminar en violencia. ¿Qué ocurrió?
Primero, que dicha sesión de Consejo Universitario, con carácter de extraordinaria, fue convocada a espaldas de varios grupos políticos. Esos grupos a los que no se les convocó ni se les avisó anticipadamente de dicha sesión, son justamente los que en otros tiempos fueron parte del clan de los Martínez, pero que paulatinamente se fueron alejando por la intolerancia y las exigencias de sumisión incondicional por parte de Abraham Martínez Alavés, padre del actual rector y “líder moral” de dicho grupo.
Así, si esa ya era una razón suficiente para una sesión de Consejo convulsa, el asunto que tratarían era determinante: el grupo de los Martínez Helmes quería conformar una Comisión Electoral sólo con integrantes afines a ellos. Por eso no convocaron a los demás grupos, que de todos modos se enteraron y decidieron acudir. Ello se combinó con el hecho de que maestros y alumnos de la escuela de Ciencias se enteraron que también en esa sesión tratarían su problemática, y pretendieron acudir para ser escuchados en sus demandas de respeto a la elección de su director. Así, esas dos situaciones se conjuntaron, pero se encontraron con la situación de que los grupos porriles y de seguridad del Rector —comandados por el cuñado del rector, Helios Zárate Ramírez—, trataron de sellar el recinto donde se llevaría a cabo la sesión.
Ahí inició la trifulca: los asistentes alegaron, con razón, que por disposición expresa de la Ley Orgánica de la Universidad, todas las sesiones de Consejo Universitario deben ser públicas. La negativa y la reiteración a permitirles el acceso, derivó en el enfrentamiento que terminó en el hecho de que la seguridad del rector lanzó gases lacrimógenos y hubo un enfrentamiento violento, como hace mucho tiempo no se veía en la Máxima Casa de Estudios, en el desarrollo de una sesión del Consejo Universitario para la elección de una Comisión Electoral.
DOBLE DISCURSO
Esta situación puso en claro que, entre varias otras cosas, la ahora conocida como “la familia real universitaria”, es decir, el grupo de los Martínez Helmes, sigue emprendiendo acciones de desesperación para mantener un poder que no supieron alimentar con trabajo y tacto político. Evidentemente, esa sesión de Consejo Universitario bien se pudo haber llevado a cabo en otro momento, porque hasta hace relativamente poco tiempo gozaban de un consenso amplio al interior del ese órgano colegiado. Lo perdieron al empecinarse en querer heredar el poder sin limitaciones de pudor y sentido político. Y por eso hoy enfrentan una situación que está en vías de alcanzar la situación de incontrolable.
En ese sentido, la familia del rector reiteradamente exige que existan condiciones democráticas para llevar a cabo los procesos políticos de la universidad. Sólo que actos como éstos dejan en claro que el discurso se aleja cada vez más de la realidad; pues aunque exigen el cumplimiento de condiciones para una competencia electoral que quieren aparentar como equitativa, ellos pretenden tomar burdamente la delantera a sus adversarios a través de maniobras como ésta.
Evidentemente, los Martínez no han logrado su cometido, no sólo por la pluralidad de corrientes políticas dentro de la universidad, sino también por el consenso —cada vez mayor— entre sus grupos contrarios, de ya jubilar al actual grupo en el poder y darle paso a una nueva etapa en la Universidad.
RETUMBOS POLÍTICOS
Como siempre, lo que pasa en la UABJO es sintomático de lo que viene para Oaxaca. Parecen dos caras de un mismo escenario, que ojalá no se enturbie más: efervescencia, enrarecimiento, competencia feroz, intentos de albazo, reacomodos interminables. Meses álgidos le esperan a Oaxaca.
Será posible que una persona que no estudio en la UABJO pueda comentar semejantes barbaridades y lo peor de todo tratar de entender lo que nunca vivió. Es importante darle a conocer al lic de la urse donde esta la violencia, analise e infórmense y no solo con el pago de Enrique mtz mtz