+ Con esas acciones, los Martínez reconocen tácitamente falta de control
Para muchos sigue siendo una interrogante por qué repentinamente, el martes se desató la violencia en la Máxima Casa de Estudios. Anteayer, dos grupos se enfrentaron en el recinto donde se celebraría una sesión extraordinaria del Consejo Universitario. Aunque la causa aparente del zafarrancho era el conflicto que persiste en la Escuela de Ciencias por la designación de su Director, en realidad la crisis de fondo se explica en el intento del rector Eduardo Martínez Helmes de darle un albazo a los demás grupos de la Universidad, en la designación de los integrantes de la Comisión Electoral.
En efecto, hace dos semanas apuntábamos en este espacio que un punto neurálgico del control político de la Universidad, se centra en el Consejo Universitario. Decíamos, de hecho, que de acuerdo con la Ley Orgánica de la UABJO, el Consejo Universitario es la máxima autoridad en materia legislativa universitaria, académica, jurisdiccional y electoral en los casos de su competencia.
Repasando la Ley respectiva, el artículo 34 establece que dicho Consejo se integra por el Rector, que será́ su Presidente y tendrá́ solo voto de calidad para el caso de empate. Por el Director, por un profesor y dos representantes alumnos de cada Facultad o escuela; por el Director y un consejero investigador de cada Instituto de Investigación. Así́ como la representación de los trabajadores administrativos que equivaldrá́ al cinco por ciento del total de los representantes de los sectores académico y estudiantil, los que se elegirán de manera proporcional entre los organismos sindicales existentes.
¿Por qué hablar del Consejo Universitario?, nos preguntábamos en aquel momento. Y entonces planteamos un aspecto que paulatinamente cobra mayor relevancia: Porque una cosa es ganar los comicios, y otra mantenerse a flote ya en el cargo de Rector, lo cual aplica desde el momento mismo de su toma de protesta como tal. Y según las maniobras actuales del grupo del rector Eduardo Martínez Helmes, resulta que ellos están particularmente interesados en mantener el control político de la Universidad aún quebrantando los principios básicos de la equidad, desde la médula. En ese sentido, la Comisión Electoral juega un papel clave en esta situación y por eso el interés inusitado del Rector por asestarle un albazo a todos sus oponentes. ¿De qué hablamos?
De que la Comisión Electoral juega un papel clave en cada sucesión universitaria, porque como lo establece la propia Ley Orgánica de la UABJO, ésta es la encargada de la preparación, desarrollo y vigilancia del proceso electoral en lo que concierne en la elección del Rector. La Comisión Electoral es integrada por el Rector, por el Secretario General de la Universidad; por cuatro representantes del sector académico; cuatro representantes del sector estudiantil, y dos representantes de los trabajadores administrativos, todos ellos miembros del Consejo Universitario, dice el artículo 45 de la Ley, además de dos representantes de cada uno de los candidatos.
En ese sentido, la Comisión Electoral tiene una importancia determinante en cada proceso electoral, porque al ser todos sus integrantes miembros del Consejo Universitario, termina siendo esta Comisión ante quien materialmente toma protesta cada nuevo Rector, en cumplimiento al mandato de la Ley Orgánica, de que la unción formal en dicho cargo ocurra ante el Consejo Universitario.
EL DESCONTROL
Volvemos a la pregunta inicial: ¿Por qué si el rector Eduardo Martínez Helmes dice tener el control total del Consejo Universitario, pretendió asestar este certero albazo? Lo hizo porque en realidad no detenta ya el poder que presume, y porque tampoco tiene la capacidad de permitir que se conduzca un proceso en el que del Consejo Universitario emanen figuras hacia la Comisión Electoral, que no le sean incondicionalmente afines. El albazo, en ese sentido, es una premonición de una elección álgida. Por eso el intento descarado —aunque fallido— de concretarlo.
Para entender lo anterior, es también necesario considerar una cuestión de hecho: en cada elección de Rector, es justamente al seno de la Comisión Electoral en donde, la noche de la jornada electoral, se negocia entre los grupos universitarios —y el gobierno estatal, que siempre es quien da el verdadero voto de calidad en este proceso— para establecer la nueva configuración universitaria que regirá los años siguientes.
Ahí es donde cada Rector ha negociado los espacios que le cede a la oposición para dotar de gobernabilidad y equilibrios a su gestión. Y por eso mismo, era un espacio clave que pretendía tener bajo su control el rector Martínez Helmes, —según su lógica— para no perder la ventaja en una posible negociación del resultado la noche de la elección universitaria.
En ese sentido, quienes conocen y han vivido dichos procesos saben que la Comisión Electoral es fundamentalmente un espacio de negociación que, en la medida que se cierra y se abre, permite la concurrencia de los distintos grupos dentro de la Universidad. Sólo que en un escenario como el actual, el empecinamiento por mantener el control de dicha Comisión más bien se explicaría en un intento de reventar la jornada electoral —en el escenario de la derrota de los Martínez—; o de intentar una toma de protesta fast track, sin negociación y con manotazos —como es la nueva práctica de Abraham Martínez Alavés— en el caso de ganarla por un margen estrecho de votos favorables.
Al final, si de verdad hubiera control, no tendrían por qué hacerle pasar estos tragos amargos a la Universidad, que recuerdan sus peores años y que la ubican en el espacio de la barbarie y las obsesiones, que la gran mayoría quisiera ver desterrado. Por esa razón, todo apunta a que en realidad el actual grupo en el poder universitario ya resiente una merma importante en su poder, y por eso estas maniobras desesperadas para tratar de controlar lo que aún creen que tienen en sus manos.
BORDEAN AL CONGRESO
Luego de la contradictoria experiencia de que la LXII Legislatura no ratificara a Aida Valencia Ramírez como titular de la Secretaría de Desarrollo Social y Humano, el Ejecutivo estatal tomó una vía alterna: ante la renuncia de José Zorrilla a la Secretaría de Turismo y Desarrollo Económico, optó por nombrar una titular encargada: Ángela Hernández Sibaja, que al tener ese estatus “provisional”, no tendrá que pasar por los trámites y caprichos legislativos. Ver para creer.