+ Contradicciones ideológicas, lo oculto
Como periódicamente lo hace, la semana el EPR emitió un comunicado que, pareciera, lanzaba varias amenazas en contra de integrantes de los gobiernos saliente y entrante de Oaxaca. En ese sentido, hoy queda claro que la presencia que busca dicho grupo armado es fundamentalmente mediática y de presencia política. De no ser así, las contradicciones ideológicas, políticas e incluso con los grupos de poder que son sus adversarios principales, serían poco más que escandalosas.
Fundamentalmente, el último comunicado eperrista, fechado el 15 de noviembre pasado, pero dado a conocer un día después a través de la red de Internet y la prensa local y del Distrito Federal, se divide en tres temas fundamentales: la condena al homicidio del dirigente del Movimiento Unificador de Lucha Triqui, Heriberto Pazos Ortiz; la denuncia sobre los probables autores materiales e intelectuales de ese crimen, y la aseveración de que éstos pudieran ser los mismos que detuvieron y desaparecieron a sus compañeros Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya; y la manifestación expresa a través de la cual le conceden el beneficio de la duda al gobierno de Gabino Cué Monteagudo.
¿Debemos entender dicho comunicado, por cualquiera de esas tres vías, como una declaración de guerra, una afrenta o la revelación de un misterio? Pareciera que no. Desde mayo de 2007, la Comandancia General del EPR ha sostenido como su principal demanda la de la presentación con vida de sus compañeros y la de todos los desaparecidos políticos que se cuentan en el país.
Al denunciar la detención de sus militantes, la dirección eperrista responsabilizó al gobierno del presidente Felipe Calderón, y al del gobernador Ulises Ruiz, a quienes sistemáticamente señala como los responsables de la violencia y los actos de represión que ocurren en Oaxaca y el país; y a través de las misivas mediáticas, ha encontrado un vehículo eficaz —mientras se mantiene en la tregua unilateral, que ellos mismos decretaron respecto a cualquier acto de sabotaje o violencia— para mantener sus demandas y su presencia en la atención de la opinión pública nacional e internacional.
Junto a todo ello, es claro que el momento político que vive Oaxaca es excepcionalmente complejo. La entidad se encuentra a unos cuántos días de que ocurra la transmisión de poderes, que marcará la primera alternancia de partidos en el poder; el triunfo electoral de Gabino Cué Monteagudo ocurrió en medio de una altísima expectativa ciudadana sobre el cambio positivo en la forma de gobernar; y frente a ello, es claro que con el solo anuncio de la conformación del gabinete de gobierno, y las primeras decisiones que se tomen en el ejercicio de la administración pública, marcarán el rumbo que tome este proceso que aún parece titubeante entre la alternancia y la transición.
Por si algo hiciera falta, es también claro que hoy el nuevo gobierno de Oaxaca está también marcado por otras expectativas en el terreno estrictamente electoral: Cué ganó el gobierno estatal a través de una coalición partidista que conjuntó a las principales fuerzas políticas de derecha e izquierda del país. Algo que no sólo es políticamente inédito, sino también estrictamente contradictorio, y altamente pragmático; pero que fue justificado en el hecho de comenzar a desmantelar una estructura de poder —el gobierno priista de Oaxaca— que había dominado la entidad por varias décadas.
Así, en el éxito o fracaso que tenga en el corto plazo un gobierno de coalición como el de Cué, estarán determinados los triunfos o derrotas que tengan los gobiernos emanados de las fuerzas partidistas que impulsaron las alianzas. Pero por principio de cuentas, es lo que tiene puesta la atención nacional sobre todo lo que pase en Oaxaca respecto a este gobierno entrante que promete transición y democracia.
¿ATENCIÓN O
CONTRADICCIÓN?
Hoy, no es raro que hablar polarizadamente de Oaxaca —es decir, muy bien o muy mal de los gobiernos entrante o saliente— capte tantas atenciones. En este marco, es donde parece incrustarse los objetivos de fondo de la dirección eperrista con su último comunicado.
En un primer momento, el EPR captó la atención nacional, y se presentó como una auténtica amenaza para el gobierno federal, cuando a partir de junio de 2007 reivindicó cuatro acciones distintas de sabotaje a instalaciones y ductos de Petróleos Mexicanos. Con ello demostraron su alto nivel de organización y eficacia, así como la presencia que mantiene en varias entidades de la República. Empero, desde mayo de 2009, ellos mismos decretaron una tregua unilateral, como muestra de voluntad, para que la Comisión de Mediación pudiera realizar las gestiones necesarias ante los gobiernos e instancias posiblemente involucradas, y pudiera hallar a sus desaparecidos.
Mediáticamente, es previsible que la tregua atraiga mucho menos atención que la violencia o el sabotaje. Por esa razón, desde entonces los eperristas han ocupado únicamente los comunicados para reiterar tanto sus exigencias, como la posibilidad de que la tregua se termine. En este caso, es claro que la atención nacional que capta Oaxaca es un marco perfecto para continuar con su estrategia.
¿Por qué no podría ser entendido esto de otro modo? Porque, sin duda, entender dicho comunicado como una legitimación al gobierno de Gabino Cué, es tanto como negar su lucha, y varias de las banderas que legítimamente les han dado causas en los últimos años. ¿Cómo darle el beneficio de la duda a un gobierno que, contrario a ellos, pretende los cambios democratizadores a través de la vía institucional? ¿Cómo suponer cualquier posibilidad de respaldo —que expresamente no otorgan— a un gobierno emanado parcialmente del partido (PAN) del que también salieron a quienes acusan por represores y por desaparecer a sus militantes?
Es claro, entonces, que el objetivo es aprovechar el marco para reiterar una exigencia legítima por la presentación de sus compañeros. Todo lo demás, incluidas las amenazas, parecen meros artilugios para que se entretengan quienes no entienden sus objetivos de fondo.
DEBATE PÚBLICO
Hoy, a las 12.15 pm, inicia el programa “Debate Público”, conducido por el autor de este espacio. La transmisión será a través del portal www.rcmultimedios.mx. Atenderán a la invitación, para debatir, el investigador Felipe Martínez, el ex líder estatal del PC, Mario Mendoza Flores, y el dirigente de la CNOP, Jorge Toledo Luis.
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