+ Todos: centren debate y reconozcan sus fallas
Qué mal que hoy, desde el gobierno municipal de Oaxaca de Juárez, se intente “partidizar” una cuestión sencilla, pero trascendente, como lo es la obra que se construye en el Hospital General “doctor Aurelio Valdivieso” y la porción de vía pública en la que se ejecuta la ampliación de la sala de espera para familiares de pacientes. En realidad, entre funcionarios y ciudadanos responsables, esta debiera ser una discusión respecto a cómo se dispone la utilización de la vía pública, y no de cómo se utilizan banderas para darse golpes mediáticos con tintes partidistas.
En la víspera, el regidor del Ayuntamiento citadino, Mario Arturo Mendoza Flores, salió al paso a la serie de declaraciones vertidas en los días previos entre vecinos inconformes y funcionarios municipales, para aclarar que la obra que se realiza en el Hospital Civil no es ejecutada por el Municipio de Oaxaca de Juárez, y que tampoco se desincorpora ninguna calle.
Sin embargo, el Concejal por Movimiento Ciudadano no perdió la oportunidad de dejar ver una supuesta motivación partidista de quienes encabezan la inconformidad. Y es que de acuerdo con una entrevista publicada ayer por el portal electrónico RiOaxaca, Mendoza Flores aseguró que algunos vecinos de la zona “están siendo mal informados por parte de algunos personajes de la política ligados al PRI, como es el caso de Celestino Gómez Soto, con quien se habló y se canalizó con el regidor de Desarrollo Urbano, Enrique Cortés Guzmán.”
Y remató diciendo lo siguiente: “En primer término no es obra pública municipal, se está mal informando al decir que se está desincorporando una calle, es falso; no existe esta figura como sucedió en su momento con el caso de la empresa ADO, se va adecentando esta vialidad para dar oportunidad para que las personas que por necesidad tienen que llegar al hospital Civil tengan mayor espacio y comodidad, es una iniciativa que de alguna manera toma la Secretaría de Salud…”
Ante todo esto, es claramente posible que el Concejal tenga razón en lo relativo a “adecentar” la vialidad a favor de quienes tienen pacientes internados en el citado centro hospitalario. Porque, como ya lo señalábamos en nuestra entrega del pasado 30 de diciembre, nadie en su sano juicio podría estar en contra de que se mejoraran las condiciones en que esas personas están al pendiente de sus pacientes, y tampoco porque el Hospital Civil mejorara su infraestructura y la forma en cómo brinda las formas mínimas a esos hombres y mujeres que, si bien no son pacientes, tampoco se encuentran ahí por gusto o por decisión propia, sino con motivo de un problema de salud.
Sin embargo, lo cierto es que el regidor Mario Mendoza Flores confunde gravemente la necesidad no sólo de cumplir la ley, sino de cumplirla de cara a la ciudadanía, con el posible hecho de que toda esta protesta e inconformidad —que tampoco es mucha, ni ha sido más estruendosa o trascendental que lo dicho en algunos espacios noticiosos y de prensa escrita— tuviere, en el fondo, una motivación de tipo partidista, ligada a “algunos personajes de la política ligados al PRI, como es el caso de Celestino Gómez Soto”. ¿De verdad es posible reducir a eso, un asunto que, por su propia naturaleza, es —y debiera siempre ser, en todo tiempo y circunstancia— del interés de toda la ciudadanía?
ESCUCHAR A LA CIUDADANÍA
El edil citadino Luis Ugartechea Begué, sus regidores, y todos los funcionarios municipales, debieran recordar que más allá de los partidismos, las intrigas y las confabulaciones entre grupos de poder, se encuentra la ciudadanía, y que al menos en Oaxaca, ésta ha dado muestras eficaces y contundentes de saber movilizarse y protestar y exigir, cuando tiene dudas respecto a una obra, o cuando no está de acuerdo con alguna decisión tomada por la autoridad —así sea por razones “humanitarias”, o por cualquier otra en la que incluso la lógica y la razón debieran estar a favor de lo decidido por los funcionarios municipales o del Estado.
En ese sentido, sería un insulto equiparar a una disputa de fondo partidista, las valientes defensas que han hecho de sus espacios, vecinos de distintas zonas de la capital oaxaqueña en diversos momentos. Sería artero, por ejemplo, suponer que la defensa de la vía pública en el Barrio de Jalatlaco, por vecinos que, en dos bandos, estaban a favor y en contra de la construcción de la terminal de autobuses ADO, fue motivada por simples partidismos.
En esa misma lógica, sería insultante creer por ejemplo que la inconformidad de los vecinos de la colonia Reforma por la autorización de la construcción de la Tienda Chedraui en el llamado “Predio Sarmiento”, fue también producto de una confabulación partidista para desacreditar a un gobierno que, como el municipal actual, tomó una decisión sin tomar en consideración a la ciudadanía.
Antes hubieron otras acciones ciudadanas al respecto. Como las hechas por vecinos también de la colonia Reforma hace unos años, en contra de la posible construcción de una gasolinera en el predio aledaño a la antigua agencia automotriz VolksWagen, en esa zona.
Así podrían hacerse repasos interminables de las ocasiones en que la ciudadanía de la capital oaxaqueña se pronuncia en contra de ciertas decisiones de la autoridad, y lo hace por una razón legítima, y no por la defensa de un partidismo que, en términos reales, tampoco llevaría a nada a sus protagonistas. ¿A poco al arquitecto Gómez Soto, por ejemplo, le redituaría mucho andar de gritón oficioso para una causa partidista en la que hace años ni siquiera es tomado en cuenta?
Finalmente, lo que el Ayuntamiento citadino debe entender y asumir, es que las decisiones de un go-bier-no-de-mo-crá-ti-co no sólo deben ser legales, sino también legítimas. Y que incluso cubriendo estos dos prerrequisitos, la autoridad debe también tener la capacidad de tolerar, entender, explicar e incluso consensar esas decisiones, cuando existan expresiones de inconformidad por las mismas.
EDIL ¿QUE ESCUCHA?
Si el edil Ugartechea se ufana de encabezar un gobierno cercano a la gente, debe hacer más que simplemente “canalizar” a uno de tantos inconformes con uno de sus funcionarios, para que le aclare sus dudas. Debiera hacerlo de frente a la ciudadanía, sin enojos ni soberbia, y sin anteponer justificaciones insuficientes como la de la intriga partidista. Mario Mendoza es un hombre honesto, y un excelente amigo. Pero en este caso equivoca gravemente las razones por las que dice que el municipio citadino actúa correctamente.