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AL MARGEN || Entre los recién ungidos candidatos en Oaxaca, persiste un prolongado ayuno de ideas

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  • Morena y PRI, guardan ominoso silencio sobre el proyecto -si es que existe- que tienen para Oaxaca

Adrián Ortiz Romero Cuevas

En teoría, están definidos los nombres de los dos candidatos emocionalmente más importantes, que aparecerán en la boleta electoral por la gubernatura de Oaxaca el primer domingo de junio. El problema es que, el hecho de que ya estén políticamente fijados Salomón Jara Cruz y Alejandro Avilés como abanderados de Morena y el PRI, en nada cambia la compleja realidad oaxaqueña en la que se vocifera mucho, pero en la que paradójicamente nadie dice nada sobre un proyecto de gobierno, o sobre una visión concreta de Estado para la entidad.

En efecto, a finales de diciembre Morena definió a Jara Cruz como su candidato para la gubernatura. Lo hizo en medio de un proceso interno en el que las decisiones fueron totalmente verticales, y en el que los mecanismos electivos fueron cupulares, opacos y avasallantes para todos los demás aspirantes, que en algún punto supusieron que sí se realizaría un proceso basado en reglas y procedimientos sostenibles y democráticos. 

En la contraparte, en el PRI, la semana pasada se hizo el anuncio político en la Ciudad de México —porque la formalización de la unción según ocurrirá en el transcurso de la presente semana— de que el candidato a Gobernador por ese partido será el diputado local Avilés Álvarez. De nuevo, el Revolucionario Institucional definió su candidatura en medio de un proceso interno en el que, igual que en Morena, las decisiones fueron totalmente verticales, y en el que los mecanismos electivos fueron cupulares, opacos y avasallantes para todos los demás aspirantes, que en algún punto supusieron que sí se realizaría un proceso basado en reglas y procedimientos sostenibles y democráticos. 

Luego de sendos anuncios, ocurrió en cada partido aquel viejo fenómeno conocido como “la cargada”. Propios y extraños abandonaron sus posiciones previas —coincidentes o discordantes con la definición cupular— para volcarse en manifestaciones de felicitación y apoyo a los candidatos recién ungidos. En la apariencia, y en ambos partidos, pareció momentáneamente quedar atrás cualquier viso de recelo, de divisionismo y de encono, para ondear la bandera de la unidad en torno al recién elegido abanderado —en ambos casos, definido por quién sabe quién—, y manifestar con euforia que esa será —cualquiera de las dos— la candidatura triunfadora en la jornada electoral.

En ese contexto, resulta alarmante la incapacidad autocrítica en uno y otro partido. ¿Por qué? Porque es claro, y preocupante, que hasta el momento nada se ha dicho sobre la visión de mediano y largo plazo que cualquiera de los dos candidatos tiene para Oaxaca. En ese contexto, el ciudadano razonable —porque sí los hay— que está esperando la definición de su voto, con base en argumentos o planteamientos de gobierno, e incluso en promesas o palabras melodiosas dichas por cualquiera de los aspirantes.

El problema es que pareciera que Oaxaca y los planteamientos serios son lo menos importante. Es verdaderamente abominable que hoy se diga con tanta ligereza que tal o cual partido eligió al más tunante de sus militantes como candidato, justo para poder enfrentar al más marrullero de los integrantes de la fuerza política contraria, ahora ungido como su abanderado. ¿De verdad ese es el nivel de rapacidad al que ha llegado el ejercicio político en Oaxaca, como para aceptar y normalizar —sean válidos o no— esos argumentos y esa visión sobre el futuro que le espera a Oaxaca? 

Pareciera que hoy que la honorabilidad, la decencia o la congruencia son factores que le juegan formalmente en contra a cualquiera que desee figurar en política —incluso es hasta objeto de burla—, pero no así lo que en una sociedad sana tendrían que ser defectos indeseables de un político que hoy, aquí, se celebran, se aplauden y hasta se adulan.

¿Y OAXACA? 

Uno y otro son personajes ampliamente conocidos en Oaxaca. No uno más que otro porque esos, y todos los demás casos, han sido parte de esa casta que pervive de forma crónica de las actividades relacionadas con el gobierno y la política, y que incluso se siente con el derecho de sangre, o de ralea, para controlar la actividad gubernamental y las decisiones que inciden en la vida de todos los oaxaqueños, como si tuvieran alguna virtud superior a la de cualquier otro oaxaqueño con similares derechos políticos.

Hoy frente a ello, se mantiene con validez la pregunta: ¿Qué pretenden, no para sus intereses o para su visión respecto al control del poder, sino para Oaxaca? El problema es que, sobre eso, nadie dice nada. No sorprende, porque sería exactamente lo mismo frente a la pregunta de por qué militan en sus respectivos partidos: esgrimirían respuestas retóricas, pero vacías de cualquier tipo de contenido ideológico, político o incluso de experiencia en la actividad de gobierno para el bien de la ciudadanía. Es así porque al calor de la disputa electoral por el poder, vociferan su priismo o morenismo hasta la médula —para el caso, da lo mismo—; pero en el fondo desconocen —y tampoco les importa— si su aparente militancia tiene algún sustento, o incluso si están interna y honestamente convencidos con ella.

En todo esto, ¿tendrían que convencernos, o al menos tranquilizarnos, las decisiones tomadas por los dos mencionados partidos? Si tenemos algún interés directo con respecto a alguno de ellos, probablemente sí. Pero de lo contrario, tendríamos que estar sumamente preocupados, porque tanto la definición de Morena como del PRI están basadas en aspirantes que jamás han dicho qué pretenden, o qué pueden y quieren hacer a favor de Oaxaca, más allá del solo hecho de ganar la elección y llegar a la gubernatura.

¿Les importa la lacerante realidad social de pobreza, marginación y discriminación que priva en Oaxaca? ¿Qué plan tienen para combatir esos flagelos? ¿Tienen algún interés en atender —en la Constitución, y en las acciones de gobierno— las ancestrales demandas de los más de 400 municipios oaxaqueños que se rigen por sus propios sistemas normativos internos, y que son pueblos indígenas con una cosmovisión, lenguaje y formas propias de organización? ¿Tienen algún plan alterno a la frivolidad que ha privado en las últimas administraciones, en las que se cree que con oropel, ocurrencias, caprichos y acciones cosméticas se resuelven los perennes problemas que enfrenta la entidad? ¿Qué perspectiva tienen para la entidad, más allá de ver ganar al PRI o a Morena? ¿Qué idea y visión tienen de sus respectivos partidos, ideologías y programas de gobierno? ¿De verdad tienen alguna noción?

Lo grave es que Oaxaca y sus problemas siguen ahí, y sobre ellos —no respecto a la política partidista— prevalece un prolongado ayuno de ideas. Un preocupante silencio, y una cada vez más clara apatía, respecto a lo que debería ser el tema central no de la elección, sino de la discusión política hoy, ayer, mañana, hace cinco años y en los próximos seis, veinte y cien: el profundo atraso en que se encuentra Oaxaca, y la postergación constante de las discusiones de fondo, para siempre privilegiar los intereses, la politiquería y las sumas y restas entre grupos. Todo, siempre, en detrimento de Oaxaca.

EPITAFIO 

Todos muy contentos. Todos muy alegres. Viva el nuevo candidato. Viva la unidad. Viva el partido… Pero ni el nuevo ungido, ni sus eufóricos aduladores, ni los hijos pródigos de su partido —que ahora abundarán—, ni nadie, cambia la terca realidad. ¿Sí lo ven? 

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Herencia maldita

Carlos R. Aguilar Jiménez

De todas las descalificaciones, reclamos y quejas que se pueden hacer a alguien o algo, las perores son las retrospectivas, al condenar o criticar lo que las personas, familias, sociedades, gobiernos o grupos hicieron en el pasado cercano o remoto, siempre es con la ventaja de la perspectiva presente, cuando el proceder, inventos, conocimientos, ética o costumbres se han adecuado conforme a nuestros tiempos, circunstancia que de la misma forma nos pasará respecto de nuestros descendientes, quienes también, retrospectivamente nos condenarán por comportamientos o prácticas que realizamos y hoy nos parecen normales, estereotipadas y hasta buenas, pero que a nuestros hijos o nietos les parecerán quizá obscenas, grotescas, injustas o malignas.

Fumar en cualquier lugar incluso en hospitales, aviones o el cine, antes era normal; que las mujeres no votaran era correcto, discriminar por color de piel o preferencia sexual era aceptable. Costumbres arcaicas que para nosotros hoy son indeseables, inmorales o políticamente incorrectas y, seguramente, muchas de las cosas que actualmente hacemos y consideramos aptas y optimas, pronto serán siniestras para las próximas generaciones, de tal forma que, no tenemos ningún derecho ni justificación alguna para criticar o condenar a nuestros padres, abuelos o antepasados con nuestra óptica contemporánea; ellos hicieron lo que en su tempo era correcto y nada más, de tal forma que, si bien podemos tomar este contexto como aprendizaje o lección, lo que debemos hacer es no anclarnos en el pasado y nunca jamás considerar que lo que hayan hecho quien sea antes de nosotros es una herencia maldita, sino enfocarnos en el presente o en lo que viene, porque de nada sirve ver para atrás, mirar siempre el espejo retrovisor es peligroso para avanzar, es una rémora al porvenir o freno al futuro, porque como dice una canción: “Ya lo pasado, pasado, no me interesa” y así debiera ser el gobierno, dejar de condenar al pasado y evitar decir que es una herencia maldita, porque lo mismo que le ocurre a la sociedad y sus costumbres le pasa también a los gobernantes, quienes mientras están en el poder, al creerse omnímodos, todopoderosos, populares y afirmar estar arriba en encuestas, deben entender que todo es transitorio, y así, cuando este gobierno acabe también dejará una herencia que será cuestionada por el gobierno siguiente, que igual que todos descalificará como ya lo hizo el actual al aeropuerto que se construía, las instituciones educativas, incluída la UNAM, la clase media, energía alternativa o ecológica, además de los cubre bocas, defendiendo a incondicionales, narcotraficantes con quienes establece política de abrazos y no balazos, que si para mal ahora muchos aplauden, la herencia se descubrirá y será el legado de este sexenio, como lo fue en Oaxaca la 4T municipal, porque todos dejamos herencias, malditas o benditas, dependiendo del punto de vista de la siguiente generación o del gobierno en turno, que se dedique a condenar al pasado y no a mirar al futuro, futuro que rápidamente se convierte en pasado, dejando su herencia.  

Bowie 75

Ismael Ortiz Romero Cuevas

Desde hace unos meses, hemos estado inundados en las redes sociales de los eventos conmemorativos a la celebración del que sería el septuagésimo quinto aniversario del gran David Bowie, mismo que acontecería este 2022 y que tanto su compañía disquera, su familia y sus fanáticos lo están celebrando a lo grande, con un sinfín de eventos que incluyen varias exposiciones, el lanzamiento de algunos álbumes de temas inéditos, remasterizados o en nuevas versiones, en todos los formatos; recopilatorios, muestras de fotografías y demás, mismas que se están realizando en varias ciudades importantes del mundo como Nueva York, Los Ángeles, Montreal, Londres, Berlín, Madrid, Buenos Aires y algunas otras, y que este lunes, llegará a la Ciudad de México y que estará hasta el 31 de este mes, en el “Club del Rock And Roll Record Store” que se encuentra en la alcaldía Cuauhtémoc de la capital del país. 

Y en el mundo de la música, del cine, de la cultura e incluso de las letras, se vuelve trascendente celebrar a Bowie por los aportes que hizo no solo en el terreno del rock alternativo, sino que también como un gran exponente de la plástica y el diseño, pues sus vestuarios, portadas, elementos de maquillaje y presentaciones, recorrieron lugares recónditos como la inspiración en las estrellas, el espacio, la moda ‘underground’ y hasta el kabuki japonés, en donde toma forma el estilo del icónico Ziggy Stardust. También, porque fue justamente “su camaleónica majestad” a quien se le atribuye el lanzamiento del primer disco completo del género ‘hard rock’, que después derivó en el ‘heavy metal’, acontecimiento de 1970, cuando presentó uno de sus materiales más emblemáticos: “The Man Who Sold The World”, mismo que años más tarde, inspiraría también a Kurt Cobain en la creación del ‘grunge’. 

Hay que recordar también sus incursiones en el cine, donde varias de sus películas se han convertido en cintas de culto, por ejemplo: “Feliz Navidad Mr. Lawrence”, cinta de 1983 donde Bowie encabeza al elenco y que fue dirigida por el desaparecido cineasta japonés Nagisa Ōshima, reconocida además como una de las primeras cintas que de manera abierta retrataban un enamoramiento homosexual, además de dejarnos una de las partituras más icónicas del séptimo arte. Recordamos también de 1983, la película de temática vampírica y de culto en varios sectores “El ansia”, en la que Bowie actúa al lado de Catherine Deneuve y Susan Sarandon, donde la estética elegante y de toques post modernistas no fueron del agrado de varios críticos que la calificaron como “pesada y aburrida”, sin embargo, ha sido el tiempo el que ha puesto a “El ansia” como una pieza muy apreciada del séptimo arte. “Laberinto” que estelarizó en 1986 al lado de la entonces jovencísima Jeniffer Connelly y que dirigió nada menos que Jim Henson, el creador de los Muppets y “Plaza Sésamo”. También personificó a Poncio Pilato en “La última tentación de Cristo”, polémica película que dirigió Martin Scorsese en 1988. En 2006, regresó al cine dirigido por Christopher Nolan para interpretar a Nikola Tesla en la cinta “El ilusionista” al lado de Christian Bale y Hugh Jackman, y que fue número uno en taquilla por varias semanas el año de su estreno. Pero me gustaría destacar “El hombre que cayó a la Tierra”, película de 1975 que dirigió el británico Nocolas Roeg y que es una película de ciencia ficción que hasta la fecha, sigue siendo reconocida por su estética, trama y crítica social; además porque la leyenda urbana dice que esta película se inspiró en su icónico disco de 1972 “The Rise And Fall Of Ziggy Stardust And The Spiders From Mars”. 

El mundo de las letras también ha tenido la influencia de este artista por la profundidad en la letra de sus obras musicales. Incluso, el filósofo y profesor de esa materia en The New School For Social Research de Nueva York y la Universidad de Essex en Reino Unido, Simon Critchley, reconoce en su libro “Bowie”, que dedicó al desaparecido artista, que estudió filosofía gracias a las letras, influencia e ideología que presentaba Bowie en los años setenta, cuando éste se atrevía a hacer cosas que nadie hacía y a pensar como no se pensaba en esos años. 

La grandeza de David Bowie ha traspasado las fronteras del idioma y ha trascendido a él mismo, pues se le sigue rindiendo culto seis años después de su desaparición; porque como dice el mismo Critchley en su obra: “Bowie supo hacer arte, hasta de su propia muerte”, pues pareciera un plan perfecto que el 08 de enero de 2016, el día de su cumpleaños número 69, presentaba también su último trabajo de nombre “Blackstar”. El día 09 de enero de ese año, Bowie pudo ver el gran éxito y revuelo que causó su nuevo material y el día 10, de ese mismo año, se nos anunciaba su fallecimiento, acontecimiento que sus fanáticos vemos como el día que regresó a las estrellas. Y hasta allá, ¡felices 75 Bowie!

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No necesitamos héroes, necesitamos ciudadanos

Carlos Villalobos

El presente nos enfrenta a un sinfín de encrucijadas. Hoy, justo en el momento que escribo y que lees esta columna de opinión, se están gestando distintos cambios en la arena política, social y económica, en México y en el mundo.

Todo parte de un punto: la libertad, sin embargo, aunque muchos especialistas han planteado que la libertad y todo lo que ello conlleva, es sencillo de aplicar, los análisis en muchas ocasiones se ha realizado desde naciones que no son tan caóticas como México o cualquier país de América Latina.

Los partidos políticos, y quienes ejercen el poder a través de dichas organizaciones, han quedado a deber, y con creces. Las victorias aplastantes en los dos últimos periodos electorales y el resto de la historia política del país, para el caso a mexicano, han demostrado que las libertades económica y política, no se han reflejado en el día a día, pero sí en el ejercicio electoral de depositar votos en las urnas. Algo extremadamente contradictorio.

La reconfiguración del poder en la arena política y social poco a poco ha empujado a todas y todos los ciudadanos a modificar su papel en la sociedad, gestando figuras históricamente “nuevas”, como la sociedad civil, que son colectivos que buscan reposicionar el valor de la ciudadanía frente a los organismos oficiales.

Técnicamente la sociedad civil busca coadyuvar en las labores en las que el Estado no ha podido incidir de la manera en que se esperaría. Desde problemáticas internacionales como lo es el calentamiento global, teniendo como organización más conocida a Greenpeace, hasta la mayordomía de algún pueblo del Istmo que se encarga de procurar la plaza pública, los esfuerzos pugnan por un ejercicio tan democrático como lo es el bienestar en colectivo.

Hoy, es urgente que se construya ciudadanía, pero ciudadanía a largo plazo, que los futuros ciudadanos, desde los primeros pasos cuenten con programas de educación cívica que promuevan la participación.

México, como la mayoría de países, tiene que buscar que su ciudadanía esté bien y la ciudadanía se tiene que encargar que el gobierno y sus representantes, cumplan con su labor, a toda costa. Por ello, la participación ciudadana, así como la construcción de ciudadanía es prioritaria, ya que con la historia hemos podido observar que el gobierno no ha sido suficiente para impulsar el bienestar popular. Mientras no exista un nuevo pacto social, el gobierno no se puede sustituir, sin embargo, es necesario que la ciudadanía se involucre para que este cumpla con su labor principal, preservar la vida digna de todas y todos.

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Es mutación, no variante

Carlos R. Aguilar Jiménez

En el uso cotidiano del lenguaje, la semántica que es parte de la lingüística estudia el significado de las expresiones en sus diversos significados, sentidos o interpretaciones, y así la utilización de la palabra variante para referirse a la transformación de los virus de SARS-COV-2 que provoca la Covid-19, es una forma popular e inadecuada de lo que realmente sucede con estos microbios, que en realidad mutan, son mutaciones, cambios en ADN, evolución biológica, adaptación ambiental, no variantes, aunque sí lo son, pero la palabra correcta es: Mutación o cambio al azar en la secuencia de nucleótidos, que se presenta de manera espontánea por la acción de mutágenos

Utilizar en los medios y platicas la palabra variante para referirse a la metamorfosis de virus, es una forma de evitar utilizar mutación, porque la mutación es palabra clave en la Teoría de la Evolución de las Especies, es parte del discurso de la supervivencia diferencial de los más aptos, de ese proceso de diversidad genética de los organismos que, por medio de mutaciones las especies se adaptan a condiciones cambiantes del ambiente y que la mayoría de creyentes de religiones, comenzando con cristianos y musulmanes, niegan, rechazan y condenan, porque para su credo y fe, la vida la creo Dios y a los humanos también, convirtiéndonos en descendientes de ollas y comales de barro. “Y creo Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó…Entonces Dios formó al hombre de la Tierra y sopló en su nariz aliento de vida. Y de la costilla que Dios tomó del hombre, hizo a una mujer, y la trajo al hombre…” dogma bíblico que establece los seres humanos fuimos creados como somos desde el principio, no obstante, no fue hasta que luego del viaje de Carlos R. Darwin a bordo del Beagle terminara luego de cinco años de observaciones de la naturaleza, recopilación de datos y especímenes de todo tipo, que al analizarlos después se dio cuenta que ningún ser vivo, incluido el hombre y la mujer aparecimos como somos, sino que después de un extenso proceso de selección natural, evolución y mutaciones, en la última fase de nuestra evolución nos convertimos en primates erguidos, lo que significa que fueron las mutaciones las que nos convirtieron en Homo Sapiens, lo mismo que a todas las especies. No somos ángeles caídos en desgracia por el pecado capital, sino antropoides erguidos emparentados genéticamente, por ADN, con todas las especies, por un desarrollo evolutivo que debiera hacernos sentir orgullosos y felices de ser los supervivientes evolucionados por selección natural, de un linaje que se remonta millones de años, cuando comenzó la vida en la Tierra como resultado de la máxima expresión de las leyes de la naturaleza y no por un capricho divino o halito sobrenatural soplado en la nariz de un muñeco de arcilla, que en vez de emparentarnos con los seres vivos, lo hace con las ollas, comales y jarras de arcilla. Los virus de que provocan la Covid-19 y todos los seres vivos de este planeta existen como son y somos por mutaciones, no por variantes. Existen palabras para definir correctamente conceptos o hechos, y la correcta es mutación. 

PRI en Oaxaca: ubicar las expectativas más allá de la gubernatura

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Adrián Ortiz Romero Cuevas

En la fecha límite establecida por la ley, el Comité Ejecutivo Nacional del PRI emitió la convocatoria para la selección y postulación de su candidata o candidato a la gubernatura del Estado de Oaxaca. Lo hizo para cumplir el requisito y, pareciera, lo hizo más por asumir el compromiso que porque verdaderamente exista una expectativa electoral favorable a la causa priista en la entidad. Del propio documento se desprenden algunas premisas que apuntan a que al PRI le preocupa Oaxaca, pero no por lo que pase en el presente año, sino en el mediano y largo plazo.

En efecto, la convocatoria lanzada el lunes no contiene ninguna sorpresa: establece el procedimiento para el registro de candidaturas, los requisitos que deben cumplir los y las aspirantes, y los plazos en que se desahogarán las fases de una eventual precampaña, hasta la posible realización de la convención de delegados, que ocurriría el 10 de febrero para definir quién será el abanderado priista a la gubernatura del Estado. 

Todo se basa en supuestos, porque en la convocatoria también se establece la posibilidad —potencial— de que se registre un solo aspirante como precandidato, y éste sea declarado como único. En tal caso se pasaría directamente a la fase de precampaña —que duraría veinte días, del 20 de enero al 10 de febrero—; de ahí a la declaratoria de validez del proceso interno. Y la Convención de Delegados serviría únicamente para llevar a cabo la entrega de la constancia de candidatura “en la que se ratificará —dice la convocatoria— la candidatura en votación económica sin la necesidad de quórum de los convencionistas”. Evidentemente, dicho acto sería, sobre todo, la ratificación política y la presentación pública del ya ungido candidato priista.

¿Por qué hablar de supuestos? Porque, por un lado, ha quedado claro que el PRI tiene un abanico bastante reducido de opciones para la elección de su posible abanderado y muy pocos bríos para realizar, entre su militancia, una precampaña que pueda generar alguna expectativa de revitalización de sus filas; y porque, en el otro extremo, las miras de la cúpula priista en realidad parecen estar puestas en un momento posterior: el proceso electoral de 2024. 

Si se considera que constitucionalmente los partidos políticos son el mecanismo prácticamente único de acceso a los cargos de elección popular —pues las candidaturas independientes siguen siendo una aspiración en el sureste mexicano—, y que todo ello quedará reservado para 2024 —porque la elección del presente año es sólo de Gobernador—, entonces la preocupación de fondo en la cúpula del tricolor es quién, o qué grupo político, heredará o mantendrá el control del membrete priista más allá del 2022.

A todos les queda claro que, a estas alturas, la elección de este año es un proceso descontado, al menos para el tricolor. Entre lo formal y lo fáctico, es evidente que todos los intereses y las expectativas están puestas en el proceso interno de otro partido —Morena— para la definición de su candidato, y que incluso ya hay un número importante de priistas —muchos de esos que, hasta hace poco, sostenían tener una militancia arraigada hasta la médula— que tienen los ojos puestos en lo que ocurra alrededor de la disputa entre Salomón Jara y Susana Harp por la candidatura morenista a la gubernatura, para ofrecer el mismo humo de la ingeniería y las supuestas estructuras electorales, gracias a los que obtuvieron cargos y prebendas en los tiempos de bonanza priista. 

Y es que, en realidad, entre ellos la militancia se diluye y la codicia por los cargos domina, porque tampoco hay tanto qué negociar —y qué repartir— dentro del tricolor, ya que en el presente año sólo una candidatura irá a la boleta, y esa ya la tienen perdida. Ninguna encuesta da al menos un viso de que las preferencias electorales en Oaxaca puedan cambiar entre enero y junio próximo; y ningún aspirante tricolor parece tener la chispa y el empuje necesario entre la ciudadanía como para advertir al menos la posibilidad de un viraje, e incluso de una elección competida con cualquiera que resulte el candidato de Morena.

LA HERENCIA 

Existen algunas premisas que valdría la pena validar, en el contexto de la definición de una posible candidatura única. Una de ellas —advertida denodadamente hasta hace no tanto tiempo por la facción priista que comanda el diputado Alejandro Avilés—, es que independientemente de quién fuera el aspirante favorito de la cúpula priista, ellos tenían el control de la mayoría de los integrantes registrados para participar en la Convención de Delegados, y que por ello cualquier definición cupular tendría que pasar por una negociación con ellos. En el supuesto, ¿los integrantes de ese grupo tendrían aún el combustible suficiente para manipular la Convención de Delegados, al grado de contrariar a quienes realmente toman las decisiones desde lo más alto de la cúpula priista de Oaxaca, y del país?

Otra premisa que habría que validar, es si quien se convierta en candidato a Gobernador será quien luego herede la titularidad del PRI oaxaqueño. Eso fue justo lo que ocurrió en 2010 luego de que el PRI perdiera la gubernatura de Oaxaca por primera ocasión. El entonces derrotado candidato priista Eviel Pérez Magaña fue quien heredó el control del membrete tricolor, y vaya que él —y sólo él— le sacó provecho a la derrota: en los años siguientes fue dirigente priista, Senador de la República y aspirante a la gubernatura en 2016, para luego brincar a la entonces Secretaría de Desarrollo Social como subsecretario —gracias a la negociación para que claudicara en su aspiración a la gubernatura—, y finalmente ocupar la titularidad de esa Secretaría de Estado en el último tramo del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.

Con ese antecedente, es claro que quien sea ungido como abanderado en 2022 será quien se quede con la herencia del priismo oaxaqueño. Y es evidente que, aun perdiendo la gubernatura, el actual grupo dominante no querrá perder la puerta de acceso a los cargos públicos a través de la dirigencia priista oaxaqueña. Por eso, se habla con tanta insistencia de que Germán Espinosa Santibáñez es el más viable para convertirse en candidato del tricolor; no porque tenga carisma o arrastre entre la militancia, o porque pueda ser el más carismático de los aspirantes a la gubernatura —sin calificar si lo es o no, porque su medición cualitativa y cuantitativa como candidato, ocurrirá en los meses próximos—, sino porque es un integrante orgánico, y de toda la confianza, del actual grupo gobernante, a quien sí le pueden encargar esa herencia sin el riesgo de que pretenda una ruta independiente, o traicionarlos.

Las miras están puestas en 2024. Entienden el desgaste natural del Presidente de la República. Saben que para entonces Andrés Manuel López Obrador será todo menos candidato. Y que eso plantea un escenario electoral distinto, en el que sí estarán en juego todos los demás cargos: diputaciones locales y federales; las senadurías y un conjunto inmenso de presidencias municipales. Eso es lo que en Oaxaca nadie quiere perder. Y es lo que, nada más y nada menos, está en juego en la definición actual del abanderado priista.

EPITAFIO 

Antier y ayer hubo reuniones en la Ciudad de México. Ya se tiró la línea desde la más alta cúpula priista. Y sólo falta que todo eso se materialice en cambios en el gabinete y los anuncios respectivos.

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Marvel y su efecto en la audiencia

Ismael Ortiz Romero Cuevas 

Amigas y amigos lectores, antes de iniciar con la columna de hoy, quiero desearle a todos un 2022 lleno de éxitos y sobre todo, con mucha salud para ustedes y su familia, hoy más que nunca, debemos valorar que eso es el principal tesoro de esta vida. 

Y como era de esperarse, me fui a ver en este periodo vacacional la película “Spiderman: sin camino a casa”, donde comprobé algo: Marvel sabe qué es lo que le gustará a su público y no duda en poner eso dentro de sus historias y convertirlo en algo espectacular. Debo decir también, que la ficción de este ‘Hombre Araña’ con Tom Holland encabezando al elenco, es quizá la película más ‘millennial’ del MCU y un ‘fanservice’ al por mayor, todo en aras de que se logre un éxito en taquilla de escalas monumentales, tal y como está sucediendo. Y aunque eso ha sido de los puntos más criticados de esta película, creo que no está del todo mal cuando ese mentado ‘fanservice’ se ve desde otro enfoque: el cuidado de su audiencia, algo que Marvel ha entendido en beneficio de su gran negocio y en un discurso más romántico, para consentir a sus consumidores. 

Y es que hay una escena en particular en la que los asistentes de la sala de cine se volcaron en gritos y aplausos por la situación que acontecía en la pantalla, pero este suceso es algo que ya hemos visto en algunas películas de Marvel, por ejemplo, cuando el mismo Spiderman hacia su aparición en la batalla en “Capitán América: Civil War”; o cuando Thor llegaba a hacer justicia en “Avengers: Infinity War”; el grito de “¡Wakanda Forever!” de “Blackpanter” que también fue motivo para trastornar al por mayor de los asistentes, o la frase “Avengers Assemble” que provocó los gritos potentes y la euforia de la audiencia en “Avengers: Endgame”; es decir, Marvel con todo y lo pueril de sus tramas, ha entendido bien qué es lo que el público desea ver en sus películas y simplemente se los da. Esto, ha ocasionado que el llamado MCU, tenga no solo un gran éxito en críticas de la mayoría de sus películas, sino que la audiencia en verdad haga todo un acontecimiento cuando se estrena de algunas de ellas. 

Situación diferente prevalece en el DCEU, donde a pesar de grandes éxitos de taquilla como “Batman v Superman: El origen de la justicia”; “Mujer Maravilla”; “Aquaman” o “¡Shazam!”, pareciera que Warner Bros., no acaba de convencerse en el tono y estructura de sus súper héroes pues antes de complacer a su público, desea convencer a la crítica, que no ha sido benevolente en absoluto con ese universo, salvo algunas excepciones. Y a pesar de que Warner ha tenido mensajes clarísimos por parte del público para continuar con su universo de súper héroes y hacer de sus cintas éxitos monumentales, parece ser que sus ejecutivos se empeñan en hacer lo contrario y provocar la ira de quienes pagan el boleto. Y esa recomendación estuvo más que clara el pasado 2021, cuando pese a todo pronóstico e incluso, una especie de auto sabotaje por parte del mismo estudio, “Liga de la justicia de Zack Snyder” resultó un éxito arrollador en las plataformas en donde se estrenó con todo y sus cuatro horas de duración, obtuvo excelentes comentarios de la crítica que la calificó como una de las mejores películas de súper héroes de la historia, y la revista “Forbes” la clasificó como una de las mejores producciones cinematográficas de 2021. Aún con todo eso, Warner hace caso omiso de eso y está enterrando a ese universo que prometía ser igual de épico que el MCU. Y ni al público y creo que ni al estudio, le queda claro el propósito de ‘matar’ ese universo ideado por Zack Snyder. Eso sí, Warner y DC han prometido cintas épicas próximamente como “The Batman”; “Black Adam”; “The Flash”; las continuaciones de “¡Shazam!” y “Aquaman”, la cinta de “Bluebeatle” con la hoy súper estrella juvenil Xolo Maridueña estelarizando y la tercera entrega de “Mujer Maravilla”. Pero todo, aún es promesa. 

https://www.youtube.com/watch?v=8g-UX5LtlqY

Y mientras Marvel corrige el camino por desilusiones como “Eternals” que no convenció del todo al público, pero sí a la crítica, Warner trata de hacer lo contrario y trata de reiniciar el universo de sus películas para agradar a la crítica, aunque su público no resulte complacido con lo que presentan en pantalla. Lo cierto, es que el efecto de Marvel en el público resulta una lección no solo de negocios para otros estudios, sino de cuidar a la audiencia que les ha entregado éxitos, pero sobre todo, lealtad en las salas de cine. 

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Ciclovías: pueblo bicicletero

Carlos R. Aguilar Jiménez

Al estilo de Ámsterdam donde parte de la movilidad urbana se realiza a bordo de bicicletas, la Secretaría de Movilidad (Semovi) en Oaxaca copiando lo que hacen ciudades de primer mundo, pretende hacer de la ciudad de Oaxaca, un pueblo bicicletero, estableciendo ciclovías en vialidades de alta movilidad estorbando, el de por si, lento desplazamiento de vehículos de motor al estrechar calles o eliminar carriles de circulación para dar espacio a dos o tres ciclistas y, si bien la intención podría ser ventajosa, la realidad es otra porque Oaxaca no es una ciudad plana como Ámsterdam, Berlín, Madrid o la CDMX, porque es de subida-bajada de norte a sur con incontables elevaciones, colinas y cerros donde las bicicletas se desplazan fácilmente de bajada. Subirlas es una pesadilla.

Establecer ciclovías es más tendencia política que hará quedar bien en discursos al gobierno estatal respecto de su supuesta preocupación por el ambiente, calentamiento global o la Covid-19, pero que en la realidad no sirve, porque quienes utilizan bicicletas son apenas el dos por ciento de quienes se transportan en la ciudad, y lo hacen jóvenes con todo el vigor y enjundia, no así personas mayores sin la misma vitalidad, temple muscular o pobreza económica, para subirse al frágil vehículo de dos ruedas impulsado por músculos, en lugar de una motocicleta o automóvil, sin considerar que además la bicicleta sirve únicamente si no se transporta alguna carga extra pesado o voluminosa, si a donde uno se dirige no importa llegar sudado, apestoso, excitado y cansado. Las bicicletas, si bien son uno de los mejores inventos para desplazarse sin utilizar combustible, resultan vehículos que transportan únicamente al tripulante, no puede haber pasajeros y además, como señala el periodista Alfredo Martínez. de Aguilar: “Hay un rechazo general y ácidas críticas a la insensibilidad y opacidad de Arturo López Sorroza, titular de Semovi al tenerse la percepción popular que se trata de la imposición de una ocurrencia” porque es obvio que al estrechar calles en la colonia Reforma, Camino Nacional, Centro Histórico y las que sigan, la de por sí difícil circulación de vehículos en la ciudad será cada vez peor, porque la mayoría de personas que tiene que desplazarse por la ciudad lo hacemos en automóvil, autobús o motocicleta, incluso en el nefasto moto taxi manejado por algún póngido, siendo apenas el dos por ciento quienes utilizan bicicleta y, la mayoría, excepto quienes los hacen por necesidad: albañiles u obreros, los defensores de la bicicleta son hípster, alivianados, fundamentalistas verdes y lo hacen por diversión, ejercicio, deporte o regodeo, no para transportarse a su trabajo o donde tengan que ir; a esos lugares van en su moto Harley, su Audi o BMW, pero no en bicicleta. Las bicicletas son para deporte o entretenimiento Las ciclovías del programa “BiciRutaOaxaca” de un programa nacional de la Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano (Sedatu), son ocurrencia desafortunada para la movilidad de vehículos en Oaxaca, mas útil sería eliminar el estacionamiento del periférico o Carretera Internacional.        

Clases híbridas o desabridas

Mariano Estrada Martínez

La labor de un buen maestro no se limita al tiempo de la jornada escolar, es necesario que prepare clases, revise tareas, analice el aprovechamiento de cada uno de sus alumnos, se actualice, planee las mejores estrategias y métodos de enseñanza, se cultive, lea, vaya al cine, al teatro, en fin, que esté en constante preparación. 

La neuroeducación que estudia cómo aprende el cerebro, está cambiando las metodologías tradicionales de enseñanza. Su principal aportación es que el cerebro necesita emocionarse para aprender y desde hace unos años no hay pedagogía innovadora que se dé por válida que no contenga ese principio.

La educación puede transformarse para hacer el aprendizaje más efectivo, por ejemplo, reduciendo el tiempo de las clases a menos de 50 minutos para que los alumnos sean capaces de mantener la atención. 

Lo que hace la neuroeducación es trasladar la información de cómo funciona el cerebro a la mejora de los procesos de aprendizaje. Por ejemplo, conocer qué estímulos despiertan la atención, que después da paso a la emoción, ya que sin estos dos factores no se produce el aprendizaje. La educación no ha cambiado en los últimos 200 años y ya disponemos de algunas evidencias que hacen urgente esa transformación. Hay que rediseñar la forma de enseñar.

 Una de ellas es la edad a la que se debe aprender a leer. Hoy sabemos que los circuitos neuronales que codifican para transformar de grafema a fonema, lo que lees a lo que dices, no terminan de conformar las conexiones sinápticas hasta los seis años. Si los circuitos que te van a permitir aprender a leer no están conformados, se podrá enseñar con látigo, con sacrificio, con sufrimiento, pero no de forma natural. Si se empieza a los seis, en poquísimo tiempo se aprenderá, mientras que, si se hace a los cuatro, igual se consigue, pero con un enorme sufrimiento. Todo lo que es doloroso tiendes a escupirlo, no lo quieres, mientras que lo que es placentero tratas de repetirlo. Recordemos siempre las excepciones. 

Hoy comenzamos a saber que nadie puede aprender nada si no le motiva. Es necesario despertar la curiosidad, que es el mecanismo cerebral capaz de detectar lo diferente en la monotonía diaria. Se presta atención a aquello que sobresale. Estudios recientes muestran que la adquisición de conocimientos comparte sustratos neuronales con la búsqueda de agua, alimentos o sexo. Lo placentero. Por eso hay que encender una emoción en el alumno, que es la base más importante sobre la que se sustentan los procesos de aprendizaje y memoria. Las emociones sirven para almacenar y recordar de una forma más efectiva.

Se puede comenzar la clase con algún elemento provocador, una frase o una imagen que resulten chocantes. Romper el esquema y salir de la monotonía. Sabemos que para que un alumno preste atención en clase, no basta con exigirle que lo haga. La atención hay que evocarla con mecanismos que la psicología y la neurociencia empiezan a desentrañar. Métodos asociados a la recompensa, y no al castigo. Desde que somos mamíferos, hace más de 200 millones de años, la emoción es lo que nos mueve. Los elementos desconocidos, que nos extrañan, son los que abren la ventana de la atención, imprescindible para aprender.

Nos estamos dando cuenta, por ejemplo, de que la atención no puede mantenerse durante 50 minutos, por eso hay que romper con el formato actual de las clases. Más vale asistir a 50 clases de 10 minutos que a 10 clases de 50 minutos. (Mora: Francisco Mora (2013) Neuroeducación, solo se puede aprender aquello que se ama Madrid: Alianza Editorial, 224 pp.) En la práctica, puesto que esos formatos no se van a modificar de forma inminente, los profesores deben romper cada 15 minutos con un elemento disruptor: una anécdota sobre un investigador, una pregunta, un vídeo que plantee un tema distinto.

Existe mucha confusión y errores de interpretación de los hechos científicos o “neuromitos” Uno de los más extendidos es el de que solo se utiliza el 10% de las capacidades del cerebro. Nada puede sustituir al lento y duro proceso del trabajo y la disciplina cuando se trata de aumentar las capacidades intelectuales. Además, el cerebro utiliza todos sus recursos cada vez que se enfrenta a la resolución de problemas, a procesos de aprendizaje o de memoria.

Otro de los neuromitos es el que habla del cerebro derecho e izquierdo y de que habría que clasificar a los niños en función de cuál tienen más desarrollado. Al analizar las funciones de ambos hemisferios en el laboratorio, se ha visto que el hemisferio derecho es el creador y el izquierdo el analítico -el del lenguaje o las matemáticas-. Se ha extrapolado la idea de que hay niños con predominancia de cerebros derechos o izquierdos y se ha creado la idea equivocada, el mito, de que hay dos cerebros que trabajan de forma independiente, y que si no se hace esa separación a la hora de enseñar a los niños, se les perjudica. No existe dicha dicotomía, la transferencia de información entre ambos hemisferios es constante.

Si se presentan talentos más cercanos a las matemáticas o al dibujo, no se refiere a los hemisferios, sino a la producción conjunta de ambos.

Otro aspecto a tomar en cuenta es el uso del internet y sus problemas aquejados por las nuevas generaciones por dicho adelanto tecnológico: adolescentes, jóvenes y adultos con problemas serios de atención y con patrones de hiperactividad o de adaptación en el entorno social. 

El mundo ha estado constantemente afectado por muchos cambios, el cerebro se ha ido amoldando a las necesidades que se han creado. ¿Por qué no hacer cambios sustantivos en la forma arcaica de educar? 

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El -eterno- conflicto magisterial, no será un factor decisivo en la sucesión gubernamental de Oaxaca

Adrián Ortiz Romero Cuevas

Es un espejismo suponer que el conflicto magisterial crónico que se vive en Oaxaca —desde hace cuatro décadas— será uno de los factores que definan, o que incidan, en la sucesión gubernamental del presente año. Aunque en todos los frentes de la batalla electoral se intenta capitalizar el supuesto buen manejo del conflicto, lo cierto es que la problemática magisterial corre en un carril superior en el que el trato directo de la Sección 22 del SNTE —y de sus aliados radicales del sureste del país— es con Andrés Manuel López Obrador.

En efecto, hoy Oaxaca vive un momento excepcional en cuanto al conflicto magisterial, porque éste ha dejado de ser —temporalmente— un factor de crisis para la gobernabilidad. A diferencia de lo que ocurrió durante las tres décadas anteriores, hoy la entidad ha podido vivir un —aparente— largo periodo de paz social y de ciclos escolares completos. En realidad, no pasan de ser tres o cuatro ciclos escolares los que se han podido completar con éxito, a partir de factores como la entrega total del Estado mexicano a las demandas magisteriales, o de los efectos de la pandemia que, en concreto, alejaron de las aulas a los trabajadores de la educación, y los desmovilizaron políticamente.

Vayamos por partes. ¿Por qué afirmar que una de las razones de fondo por las que hoy vemos a un magisterio oaxaqueño aparentemente apaciguado, es por la “entrega total” del Estado mexicano a sus demandas? No es un exceso afirmarlo: desde la llegada de López Obrador a la Presidencia de la República, quedó zanjada la larga disputa entre el Gobierno Federal y el magisterio nacional respecto a temas sensibles como la evaluación docente, y el manejo administrativo de la situación laboral de los trabajadores de la educación.

Pues a lo largo de las administraciones federales previas —desde los presidentes Ernesto Zedillo hasta Enrique Peña Nieto, pasando por Vicente Fox y Felipe Calderón— todos los intentos de incidir en la situación laboral, administrativa y docente de los trabajadores de la educación, siempre tuvieron como objetivo limitarlos, normarlos y hacerlos correr en el carril de la mejora salarial con base en sus resultados. Históricamente, los afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), ganaron sus mejoras salariales y administrativas a partir de la movilización, de la negociación política—y electoral—, y de la presión social. 

Así se hicieron de grandes cotos de poder —el SNTE, y la CNTE en el sureste del país— que a partir de iniciativas como la de la Carrera Magisterial, la llamada Alianza por la Calidad en la Educación —en la administración del presidente Calderón—, y luego con la Reforma Educativa del gobierno de Peña Nieto, intentaron —en todos los casos— limitar el poder e influencia del magisterio. Todas las iniciativas querían ponerle frenos a la vorágine salarial y de control administrativo y político que tenían los maestros del país, hasta que llegó el 2018 y éstos se aliaron con Andrés Manuel López Obrador para dar un abrupto y completo salto al pasado. 

RENACER DE LAS CENIZAS 

La historia de la lucha magisterial y de López Obrador tiene paralelismos. En ambos casos, tuvieron periodos de florecimiento que luego —en apariencia— quedaron eclipsaron cuando el “establishment” los arrinconó, para finalmente reconstituirse hasta lograr un consenso a favor que pocos años antes habría parecido imposible.

Eso pasó con AMLO luego de su derrota electoral de 2006; y es más o menos lo mismo que parecía cuando en 2013 el gobierno de Enrique Peña Nieto logró la aprobación y entrada en vigor de la reforma constitucional que limitaba el poder del magisterio nacional, al establecer procesos de evaluación y un servicio profesional docente que normaría las relaciones laborales de los trabajadores de la educación según sus resultados, y ya no a partir de su participación en actividades políticas o sindicales.

Todo eso quedó cancelado en 2018 con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República. Uno de sus primeros actos trascendentes de gobierno fue la decisión de impulsar la medida legislativa de la abrogación de la reforma educativa impulsada por el presidente Peña Nieto en 2013. Al conseguirlo, gracias a la amplia mayoría legislativa con la que contó en los primeros tres años de su gobierno, AMLO declaró cancelados temas tan sensibles para los maestros del país —y particularmente para los del sureste mexicano— como la evaluación docente, el servicio profesional de carrera en los trabajadores de la educación, y la eliminación del cogobierno sindicato-Estado en la relaciones laborales y administrativas de los trabajadores de la educación.

A la par de ello revivió el amplio poder del ala moderada magisterial del centro y norte del país con Elba Esther Gordillo a la cabeza. Y al sur-sureste mexicano les regaló posiciones, control, recursos —les devolvió la hegemonía del manejo presupuestal de la nómina educativa a través del FONE— y nuevos cotos de poder, que ni en sus mejores épocas habrían imaginado. En el Congreso federal les regaló —entre Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán, que representaban el ala más radical del magisterio siempre en contra del Estado mexicano— más de 40 posiciones legislativas que hoy, en su primera reelección, gozan de cabal salud bajo las siglas de Morena.

A la par de ello, les devolvió el llamado “pase automático” a todos los estudiantes normalistas para acceder a una plaza magisterial apenas concluyan sus estudios universitarios. Y con ello les garantizó —al SNTE y a la CNTE— una subsistencia plena como gremio, al poder alimentarse año con año de nuevos congregados ya ideologizados y, en términos del materialismo histórico, adheridos salarialmente a su causa.

En este último trienio, el gobierno federal ha sido por demás generoso con los trabajadores de la educación, al punto de dejarlos sin pretextos relevantes para seguir en la lucha. Fueron satisfechos en sus demandas hasta la saciedad, y por eso hoy el manejo del sempiterno conflicto magisterial pareciera un tema irrelevante. La victoria, como siempre, tiene muchos padres; así como la derrota es la constante víctima de la orfandad por parte de sus autores.

EPITAFIO

Nadie debe confundirse con el garlito del buen manejo del conflicto magisterial. Ni Morena en Oaxaca —léase Salomón Jara—, ni mucho menos cualquier servidor público estatal, o aspirante priista a la gubernatura, debe sentirse con méritos al respecto. Todos los buenos oficios, aunque oprobiosos por sus resultados en el mediano y largo plazo, son de AMLO. Él va a cargar con el espejismo actual de la paz social, pero con el retroceso histórico de haberle devuelto la hegemonía y la presencia política al magisterio del SNTE y de la CNTE.

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