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CONTRAFUEGO || Trump, nazifascismo en puerta

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Aurelio Ramos Méndez

Si en las trepidantes tres semanas transcurridas del presidente 47 de los Estados Unidos los líderes de las principales potencias no se han percatado de que Donald Trump es literalmente, sin hipérbole, un loco de atar, en modo alguno se antoja descabellado advertir que dentro de poco el mundo podría hallarse ante la infausta reedición de alguno de los episodios más traumáticos de la historia, el fascismo, el nazismo o una conflagración bélica de grandes dimensiones.

Son tantas, tan disparatas y peligrosas las acciones adoptadas por el mandatario gringo en tan sólo veintiún días, que ya no cabe duda acerca de su salud mental; ha cruzado todos los linderos de la razón, la sensatez y la prudencia, y hoy sólo encaja la conclusión de que está loco de remate.

No se requiere alta especialización en Psiquiatría para percibir en las actitudes y el comportamiento del presidente gringo rasgos esquizofrénicos, los cuales hacen pensar en el peligro que entrañan para el orbe las decisiones de un hombre con inmenso poder, que claramente no está en sus cabales. 

Da grima, por lo mismo, la absoluta pasividad de tanto de los gobiernos más vigorosos como de la comunidad internacional representada por instancias supranacionales como la ONU, ante las acciones de Trump semejantes a las de un paquidermo en una cristalería. 

Con el avance que lleva la administración estadunidense ha hecho patente que para la comunidad mundial el descocado Trump plantea el desafío de un gobernante a quien es imperioso deponer, someter y controlar, si se aspira a conjurar el riesgo de regresar el reloj de la historia a la Alemania de 1933.

Pagará caro la Humanidad la dejadez o complicidad de los gobiernos más fuertes con el peligroso perturbado, quien desde su llegada por segunda ocasión al poder ha anunciado medidas convulsionantes, nacionales e internacionales, a razón de varias por día. 

¿Cuáles medidas? Un verdadero alud de disposiciones, a la mayor parte de las cuales les cabría ser rubricada con una esvástica.

Entre las más recientes, el anuncio de creación de una Oficina de la Fe, cuya misión consistirá en erradicar “prejuicios anticristianos” dentro del gobierno federal de EU. Decisión ésta que, en su interpretación más extrema, podría conducir a la instauración de un Estado confesional. 

Inminente cierre del Departamento de Educación, revelado por el neonazi y magnate de la tecnología, Elon Musk, jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental y cabecilla del grupo de oligarcas que cogobierna con el enajenado de pelambrera anaranjada.

Desmantelamiento de la USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), parapeto para el intervencionismo político, sí, como sucede en México, pero también decisiva para el apoyo humanitario en unos 120 países, muchos de estos afectados por políticas del propio Tío Sam. 

Y la firma de un decreto para sancionar a la Corte Penal Internacional mediante represalias financieras y denegación de visas al personal de este tribunal y sus familiares, por apuntar a Estados Unidos y sus aliados, como Israel, acusados de genocidio y crímenes de guerra y de lesa humanidad.

Previamente, Trump ordenó la salida de su país del Acuerdo de Paris sobre cambio climático, así como de la Organización Mundial de la Salud y del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la OTAN y otros organismos internacionales.

Asimismo, redadas y persecución como animales aun en escuelas, iglesias y hospitales a inmigrados y sus familias, con objeto de encarcelarlos en Guantánamo –tenebroso centro de concentración– y deportarlos luego, esposados y encadenados. 

Intento de eliminar la nacionalidad por nacimiento, reconocida en las legislaciones de prácticamente la totalidad de países del orbe.

Ofrecimiento de colaborar con los esfuerzos para terminar la guerra en Ucrania a condición de que este país le ceda parte de su territorio vecino de Rusia… a los Estados Unidos.

Arancelazos a diestra y siniestra. A México, Canadá, China, la Unión Europea –27 Estados–, Colombia y Panamá, e incluso el diseño de aranceles universales para todas las importaciones estadunidenses.

Declaración de terroristas a los carteles de las drogas y anticipación por ello de la factibilidad –conforme a abusivas leyes de aplicación extraterritorial– de invasiones militares a México y otras naciones, con objeto de lograr la “eliminación total” de esos grupos delictivos.

Militarización de la frontera sur estadunidense –ya van 3,600 soldados, y contando– y retoma de la construcción del muro iniciado en el primer trumpiato.

Amenaza de apropiación –contra todo derecho internacional– del Canal de Panamá y negativa de debido pago por el cruce de barcos gubernamentales por esa vía interoceánica.

Insolente ofrecimiento al gobierno danés de compra de Groenlandia o amenaza de ocupación a la mala de ese rico territorio dizque por razones de seguridad nacional estadunidense.

Insultante propuesta de convertir el muy rico Canadá en el estado 51 de EU, sin que haya mediado ni la menor insinuación para ello por el gobierno canadiense, cuyo primer ministro, Justin Trudeau, ya advirtió que cuando Trump habla de anexión “no está bromeando, habla en serio”. 

Hitleriano anuncio de limpieza étnica y de vaciar Gaza de dos millones de palestinos e invadir y controlar aquella franja geográfica, como si de piedras y de una operación inmobiliaria se tratase.

A la par, aceptación de la gustosa entrega a EU por su criado Benjamín Netanyahu de los territorios ocupados por Israel. ¡Fuera máscaras! El asentamiento directo de la potencia en aquella parte del mundo, ahora custodiada por un cachicán genocida.

Se necesitaría estar más deschavetado que Trump para creer que semejante catarata de disposiciones –más las que se acumulen– podrá ser finiquitada en cuatro años…

Sería, no obstante, suprema irresponsabilidad y desatino de los líderes del mundo soslayar que el verbo incendiario del enajenado de la Casa Blanca puede tener, así sea sobre tan sólo uno de estos asuntos, el efecto de una chispa en la pradera.

BRASAS

¡Bien por la Presidenta Claudia Sheinbaum, que ha decido mediante una iniciativa de reformas constitucionales tratar de extirpar el cáncer de la relección y el nepotismo en la política y el servicio público, y abrir las ventanas para la entrada de vivificante aire fresco y savia nueva!

Está por verse si conseguirá aniquilar el monstruo conformado por tan añejos vicios, agazapado en todos los partidos, depredador de presupuestos y causante en gran medida de la densa corrupción que carcome la cosa pública.

En todo caso, la sociedad está harta de políticos y funcionarios que, al llegar a sus cargos, ni siquiera hacen la pantomima de tratar de integrar sus equipos con lo mejorcito que hay en el mercado…

Estos señores buscan de modo prioritario heredarles el hueso a miembros de su parentela, y desde luego a incondicionales, socios y cómplices.

Es cosa de recordar a Fox tratando de cederle la silla a Martita y a Calderón haciendo hasta el ridículo para terciarle la banda en el pecho a Margarita.

O, a Evelyn Salgado chanchulleando para escriturarle a su padre el sufrido Guerrero.

Y hasta Andy López Beltrán, aterrizando en paracaídas en la secretaría de Organización de Morena, en una maniobra que sin ser técnicamente nepotista sí entraña el ventajoso usufructo del capital político de su progenitor.

Suman millares a lo largo de la geografía nacional los casos de cínicos trepadores del servicio público por la vía civil o de la consanguinidad y la afinidad.

Sólo como botones de muestra valga mencionar a los coahuilenses Moreira, Humberto y Rubén, cuya asociación se ha extendido a Hidalgo, apoyados en la cónyuge del segundo, Carolina Viggiano; o los Monreal Ávila –¡quince fichitas!– acaudillados por Ricardo.

Sin olvidar a los Murat Hinojosa, abanderados por José Murat Casab, verdaderos saqueadores del erario y negociantes de la política, amparados por la 4T, por estos días en el foco del escándalo debido a astronómicos fraudes en el Infonavit dirigido por Alejandro.

La iniciativa propone modificaciones a la Carta Magna que recuperan el espíritu democrático de la No relección, impulsado por diversos movimientos históricos, en particular la Revolución, traicionado por políticos de variado pelaje, en especial del PAN, partido de reconocida raigambre familiar.

La relección inmediata de diputados, senadores y presidentes municipales, al igual que otras muchas disposiciones –la creación de los organismos electorales estatales, por ejemplo–, obedecieron a intereses del panismo cachamigajas.

Y el cáncer al parecer inextirpable del nepotismo avanzó pierna arriba de los partidos y los tres órdenes de gobierno. “El orgullo de mi nepotismo”, se ufanó López Portillo al darle suculenta chamba a su vástago José Ramón. Pobre. De seguro ni se imaginó lo que vendría.

RESCOLDOS

Tan malo el pinto como el colorado, reza el refrán alusivo a una yunta de Silao, en el cual encastran perfecto tanto el exfiscal como el exgobernador de Morenos, Uriel Carmona y Cuauhtémoc Blanco. El primero es abierto encubridor de asesinos y está involucrado hasta el cogote en el femicidio de Ariadna Fernanda López Díaz. El segundo hizo de la política una mercancía, vendió su popularidad para ser candidato a gobernador y anda en malas compañías. Que entre el diablo y escoja.

aurelio.contrafuego@gmail.com

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista.

AL MARGEN || Oaxaca: los municipios en sus contradicciones

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Adrián Ortiz Romero Cuevas 

Oaxaca, en su acostumbrada y crónica complejidad, presenta diversos retos en cuanto a la situación de sus municipios frente a lo local, lo nacional y lo internacional. Nuestra entidad es lo mismo un territorio de paso para la transmigración y el tránsito de mercancías —y lo será mucho más en el transcurso de los próximos años—, que un potencial polo de desarrollo económico que, sin embargo, se topa con las circunstancias adversas que son concomitantes a prácticamente todas las regiones del país. 

En efecto, hoy queda claro que ni Oaxaca ni el país tiene claridad sobre qué hacer con la inseguridad; la migración y la transmigración son también interrogantes que hasta el día de hoy no tienen respuesta; la inauguración de dos autopistas que corren sobre el interior del estado son vistas lo mismo como una oportunidad que como una contradicción entre desarrollo y aislamiento; y pareciera que, en medio de todo eso, se intentan algunos esfuerzos por la llamada “reparación histórica” que no parecen ser parte de una política nacional —porque no existe— de atención real a las comunidades y pueblos indígenas. Veamos. 

EL PROYECTO INTEROCEÁNICO 

El presidente Donald Trump tiene los ojos puestos sobre el canal de Panamá. Es así por la importancia estratégica —comercial, militar, geopolítica— que significa la interconexión entre los océanos Pacífico y Atlántico. Reclamar su control, no es un capricho. En esa lógica se puede comenzar a apreciar la importancia del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, que si bien no significa un cruce directo entre el Golfo de México y el Pacífico por vía marítima, sí representa una vía más de comunicación entre esos dos puntos, en el que no sólo habría traslado de mercancías sino la transformación de materias primas en productos terminados. 

En este sentido, cabe la pregunta: ¿Tienen claro el gobierno estatal, y el federal, que esto implica diversos retos para la estabilidad y el desarrollo de la región que conecta al pacífico con el estado de Veracruz? El Istmo de Tehuantepec será el mayor polo de desarrollo que, sin embargo, sigue sometido a las presiones no sólo de quienes quieren que el proyecto se consolide pronto para asentar inversiones, sino también por comunidades indígenas que se resisten a integrarse a esos proyectos de desarrollo porque no coinciden con sus formas de concebir su realidad; e incluso por el incremento de las presiones por la presencia del crimen organizado en diversos puntos de la interconexión entre los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos. Hasta ahora, esas y otras cuestiones parecen ser interrogantes pospuestas de atención para el mediano y largo plazo. 

LA POLÍTICA MIGRATORIA

Oaxaca es una entidad migrante. Cientos de miles de paisanos viven en diversas regiones de los Estados Unidos que están en la mira de la nueva política migratoria del presidente Trump. ¿Oaxaca está preparado realmente para recibir a centenares o miles de oaxaqueños deportados desde la Unión Americana? Más allá de brindarles una ayuda económica para su traslado, ¿realmente se ha considerado el establecimiento de ciertas bases para que sepan qué harán cuando retornen a México? ¿Qué más está planteado, en términos de desarrollo, para esa posible llegada masiva de personas? ¿Existe también una visión —aunque sea somera— de qué deberá hacer el Estado mexicano para gestionar la estadía de transmigrantes —de todo el mundo— que ya no podrán ingresar a los Estados Unidos y que se quedarán en México bajo la figura —jurídica o fáctica— del “tercer país seguro”? Existe muy poca claridad al respecto, para un territorio pluricultural —y eternamente pluriproblemático— como el nuestro. 

INSEGURIDAD 

A reserva de los análisis más específicos sobre causas y efectos, ¿se seguirá negando el evidente estado de inseguridad que priva en amplias regiones de la Sierra Sur, del Istmo de Tehuantepec y de la Cuenca del Papaloapan, principalmente? ¿Se seguirá sosteniendo la media verdad de que todos los fenómenos de inseguridad que ahí ocurren —y que nada tienen que ver con la llamada “violencia social” que siempre ha existido en Oaxaca por la difícil convivencia entre comunidades— son “hechos aislados”? cada vez es más difícil tapar el sol con un dedo. 

Hacen falta más elementos para el análisis. Seguiremos abundando al respecto. 

@ortizromeroc

@columnaalmargen

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Por ultimátum de Trump

Carlos R. Aguilar Jiménez

Haciendo un ejercicio de imaginación podemos suponer lo que pensaría un estadounidense o, su gobierno, de la ideología de un mexicano opinando que, frente al crimen, la delincuencia o narcotráfico y extorsión, primero: abrazos y no balazos, ante a la forma de operar férrea, disciplinada y dura del gobierno y policías estadounidense, tan efectiva que cualquier mexicano acostumbrado en su país al ahí se va, doy una “mordida” y la idiosincrasia que todo se puede gracias a la corrupción, soborno y populismo, al migrar o viajar a Estados Unidos, de inmediato se alinean con las leyes, se comportan correctamente y cumplen fielmente la ley.

En México vivimos una era de relativo respeto, honestidad, valor de la palabra y acatamiento a autoridades, por ejemplo, desde finales del siglo pasado hasta los años ochenta, cuando casi todo se derrumbó, por el ejemplo de corrupción del gobierno y el último extremo de impunidad por “Abrazos no balazos” y los delitos fueran castigados por la abuela o el “¡Detente!”, que dio facilidades e impunidad al crimen organizado, incrementándose los asesinatos, secuestros, desaparecidos, extorsión, trata de personas, asaltos, cobro de piso, verificación vehicular y la deshonestidad, mentiras, engaños, falsedad y la idea que no existe la verdad, que cada quien tiene sus datos; los malos son los ricos y la culpa de todo lo protervo, es el pasado; desde Cortés hasta Peña y ahora, Trump. Y así podremos seguir entre mexicanos, no así frente a Donald Trump, quien con ultimátum de aranceles obliga a México a, por fin, enfrentar a la delincuencia y detener la migración de ilegales, porque es el único que lo puede hacer, porque en el México autócrata actual, no existe oposición que valga, ni división de poderes que funcione para exigir lo mismo que Trump: acabar con la delincuencia y detener migrantes

Imponer aranceles con ultimátum, no es novedad, es lo mismo que hace el Servicio de Administración Tributaria (SAT) a los mexicanos, que nos obliga a pagar impuestos con ultimátum de cárcel, como hará también la Secretaría de Movilidad de Oaxaca con el nuevo impuesto y extorsión de verificación vehicular, que sin sustento meteorológico o atmosférico – científico, como Trump, porque puede-, nos obligarán a pagar aranceles o el carro irá al corralón a que los encargados lo desvalijen y roben autopartes. 

En México desapareció la oposición, funcionando ahora únicamente como único equilibrio de poder, los ultimátum de Trump, quien con sus disposiciones obliga a México, porque no hay nadie más que pueda, a alinearse con la política estadounidense y mandato de Trump, sin posibilidad real de desafiar, porque el poder de EE. UU. frente al de México es infinito y, lo único que nos queda es cumplir, porque además, lo que exige no es ilegal, como sí lo es dar abrazos a criminales o decir que entren migrantes, pero que se queden lejos, muy lejos de las mansiones de políticos. Deberían hacer un campamento de migrantes en el suntuoso y regio Palacio Nacional o en sus pomposos jardines, donde ya no pueden entrar ni los mexicanos que pagamos impuestos al SAT y no podemos poner un ultimátum que nos defienda. 

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista.

Los perros de Jesús Cuevas

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Esdras Sebastián Pérez Alejo y

Antonio Gutiérrez Victoria

Un verso del poeta mexicano Miguel Guardia retrata perfectamente la esencia de la obra pictórica del oaxaqueño Jesús Cuevas (1982):

Si yo quisiera conocer la verdad

pondría la mano sobre el corazón de una niña.

O sobre el corazón de un perro.

He ahí el motivo principal de su obra: los perros.

Una mañana de junio, llegamos al taller de las musas, nombre que el pintor escogió para su espacio de trabajo, donde nos recibió Dalí, un labrador color crema capaz de revelar la verdad a su compañero pintor y de abrir la puerta con sorprendente facilidad. 

Apenas tocamos a la puerta Dalí salió a nuestro encuentro. Luego, se pasó delante de nosotros y nos llevó a un recorrido por cada uno de los espacios tapizados con las pinturas que han hecho juntos: Dalí como modelo y Jesús como pintor.

Aquel día memorable Jesús Cuevas nos explicó que, desde sus años de estudiante, primero en la Escuela de Bellas Artes de la UABJO y después en la California State University, los animales han sido una constante en su proceso creativo; en su juventud, un ave que cantaba cerca de su ventana fue su primer motivo y después su cómplice artístico, pero al paso del tiempo llegaron a su vida los perros, quienes se convirtieron en los protagonistas de su obra. Según Cuevas, estos compañeros tienen la capacidad de transformar la energía de quienes los rodean, idea que él plasma en lienzos dinámicos y vibrantes.

Para Cuevas, los perros simbolizan la lealtad, la contemplación y la energía vital. Una de las corrientes que mejor vehiculiza estos elementos es el impresionismo, del cual se vale para entrelazar narrativas donde los perros ocupan el centro de paisajes oníricos. Quizá por eso en las escenas de sus cuadros lo fundamental no son las formas rígidas, sino los fenómenos lumínicos y los estados de ánimo; y es que dichos paisajes están inspirados en sus paseos cotidianos con Dalí.

El escritor británico John Berger abordó esta idea al referirse a la obra de la pintora Liane Birnberg: “Tus cuadros son relatos sin palabras. Puede que suene extraño. ¿Cómo puede haber una narración sin palabras? Los perros tienen más conocimiento, y, como narrador que soy, sé que las buenas historias empiezan sin palabras”- dice Berger.

En tal sentido, el paisaje, la figura de los perros, su color, su temperatura y sus ojos están cuidadosamente ensamblados en los relatos visuales de Jesús Cuevas. No requieren palabras; la imagen basta para invitar al espectador a completar la historia con su propia interpretación. Escuchar al autor es, por supuesto, interesante, pero insuficiente. Quizá sea necesario contemplar a Dalí para comprender mejor la obra, aunque ni siquiera eso igualaría la perspectiva única del artista.

Las pinturas de Jesús Cuevas, particularmente las que tenía expuestas en su propio taller aquella mañana (no es descabellado pensar que selecciona sus favoritas para ese espacio), nos llevan a preguntarnos: ¿cómo se vería un recuerdo desde la memoria de un perro? ¿cuál sería la perspectiva de un paisaje para un perro? Sólo a través de la imaginación es posible concebir una respuesta a tales cuestiones y la pintura es el vehículo ideal para materializarlas, como ocurre con la obra de Jesús.

Pero eso no es todo. Vale la pena mencionar que su obra ha sido influenciada por sus múltiples viajes al extranjero. Entre los países que ha podido visitar están Francia, Alemania, España, Bélgica y Perú, donde ha conocido y aprendido de distintos maestros pintores y sus tradiciones.

Particularmente, el Taller Bramsen, en Francia, que cuenta con más de 100 años de antigüedad, ha sido muy importante para su carrera y sobre todo para su producción litográfica, que es una técnica de impresión en la que se utilizan lápices especiales para plasmar elementos gráficos sobre una piedra y luego replicar estos en hojas. Dichas piedras provienen principalmente de Alemania, son escasas y luego de usarlas deben ser limpiadas y lijadas para usarlas nuevamente, lo que provoca un desgaste que en determinado punto las deja inutilizables.

Cuevas ha colaborado con esta institución histórica ya en 3 ocasiones, la más reciente en octubre de 2024, donde también aprovechó para participar en la feria Art shopping en el Carrousel du Louvre entre los días 18 y 20 del mismo mes.

Recuerda que la historia del Taller Bramsen se entrelaza con México gracias al Maestro Francisco Toledo, quien realizó diversas impresiones en dicho taller. Años después, Christian Bramsen, el actual encargado del taller y su padre vinieron a México durante un año y comenzaron a buscar la forma de crear un taller en Oaxaca. Fue gracias a un acuerdo con Toledo que una máquina para trabajar litografía llegó a Oaxaca con la idea de que fuera un instrumento para impulsar la escena gráfica en nuestro estado.

Otras de las experiencias que han moldeado la perspectiva de Jesús Cueva son las más de 20 exposiciones individuales y más de 50 colectivas que ha realizado tanto en México como en el extranjero. Su trabajo también incluye la ilustración de tres libros de cuentos oaxaqueños y la enseñanza, que ha practicado por más de 10 años impartiendo talleres para niñas y niños. 

Además de su producción artística, Cuevas ha contribuido al desarrollo cultural mediante proyectos como la Ruta Escultórica, una exhibición de esculturas de gran formato en espacios públicos que ha integrado a más de 30 artistas y recorrido Oaxaca y Puebla.

La obra de Jesús Cuevas trasciende el mero ejercicio pictórico al explorar un universo donde los perros se erigen como símbolos de verdad, lealtad y energía vital. La influencia de estos compañeros y su entorno se plasma en escenas oníricas, llenas de luz y movimiento, que invitan al espectador a interpretar narrativas silenciosas.

Como el hueso que el perro entierra en el jardín, su obra resguarda significados que esperan ser desenterrados por la imaginación de quien contempla sus lienzos. Al igual que la esperanza, estas imágenes permanecen latentes, siempre listas para dar sentido a nuevas interpretaciones.

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista.

Vivimos el antiperiodismo

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Renato Galicia Miguel

Gente como Ciro Gómez Leyva o Carlos Loret de Mola siempre han existido en los medios de comunicación mexicanos. Ahora son ellos, pero antes se llamaba Jacobo Zabludovsky.

El prototipo de estos antiperiodistas  es Carlos Denegri: con oficio, pero sin ética profesional ni vocación, en el entendido que éstas implican ejercer el periodismo como un misionero, diría Ryszard Kapuscinski, o como un romero buscando a dios, para añadir un toque amoroso con la rola de Víctor Manuel.

El problema real es que hoy la sociedad grita: help, I need buen periodismo, pero no lo encuentra. En parte porque no sabe buscar, pues siempre está ahí, pero no le da el estatus correspondiente, y en parte porque los buenos periodistas no saben ir a ella, la sociedad, se atrincheran en sus nichos: los hay excelentes, pero por vanidad o quién sabe qué pruritos no les interesa utilizar las herramientas digitales y las redes sociales. 

La cuestión trágica es que los que se supone tendrían que ser un contrapeso al mal periodismo, esto es, los llamados progresistas, se volvieron los Zabludovsky o los Ciro de la Cuarta Transformación.

La situación es crítica. Al buen periodismo nadie lo pela, quizá porque sus representantes viven encerrados en sus nichos o en la indigencia independiente. Mientras, los Ciro y Loret tienen millones de seguidores, y los progres que podrían ser su contrapeso se han vuelto como ellos, pero del lado contrario: el de la 4T. 

Las redes sociales, que es donde hoy por hoy la sociedad se informa o desinforma, están plagadas de influencers que practican un ejercicio extraordinariamente malo: recurriendo a lugares comunes terribles, una dicción, ortografía y sintaxis de porquería,  sin citar nunca fuentes ni evidenciar una investigación mínima, exaltando un sensacionalismo y un  amarillismo  exponenciales que sonrojarían incluso al rotativo Alarma, aquél de los titulares tipo “¡Violola y matola!”

Vivimos, pues, el antiperiodismo.

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El Golfo y Norteamérica

Carlos R. Aguilar Jiménez

Porque tiene el poder y puede, el presidente de EEUU, cambió el nombre geográfico- tradicional del Golfo de México por Golfo de América y, si bien se trata de un capricho populista, una ilegalidad o lo que sea que piensen quienes no son estadounidenses, lo cierto es que los nombres de países y zonas geomorfológicas o territoriales responden a intereses políticos y reconocimientos a descubridores, exploradores, colonizadores o conquistadoras, lo merezcan o no.

Que el Golfo de México se llame así o no, igual que América tenga el nombre con que se identifica el continente, se debe a circunstancias y confusiones, porque América lleva el nombre de Américo Vespucio, cartógrafo, cosmógrafo y explorador florentino que identifico oficialmente estas tierras y no de quien, aunque no lo supo, fue su descubridor, Cristóbal Colón, que, como el Golfo de México, se llama así por el sanguinario, brutal y cruel pueblo de los mexicas, hoy CDMX que no tiene relación con los litorales del Golfo que hoy es Veracruz, Tabasco o Tamaulipas y, se denomina, de México, porque ahí se instalaron los nuevos gobernantes criollos del Virreinato desde Cortes hasta hoy, por lo que debería llamarse Golfo de la Nueva España.

Se como sea, si se trata de establecer nuevas denominaciones, lo cierto es que también el nombre de Norteamérica podría cambiarse, porque falsa e ideológicamente nos han enseñado que el norte y los EEUU están arriba, en la parte superior de los mapas, estando arriba de México, EEUU y de África, Europa, porque en la realidad astronómica, cósmica o planetaria en el espacio exterior, fuera de la Tierra, no hay ni arriba ni abajo y tampoco izquierda o derecha y, si los países dominantes y poderosos están en la parte de arriba, se debe únicamente a que fueron sus cartógrafos, como Vespucio quienes así lo dibujaron, nada más. Al respecto, la brújula tampoco apunta al norte, también apunta al sur. Realmente se alinea con el campo magnético y los europeos privilegiaron orientación

Si nos referimos a poder económico, político, armamentista, tecnología, innovación, desarrollo y progreso, podríamos aceptar que es correcto que Europa y EEUU estén arriba, pero en contextos geográficos, espaciales o astronómicos, no hay ninguna razón y bien podrían ubicarse los mapas, cartas geográficas y globos terráqueos, al revés, y sería correcto ubicar a África y México arriba y Estados Unidos y Europa abajo, porque todo es cuestión de conveniencia, comodidad o ventaja, como sucede, con el meridiano de Greenwich, así que Golfo de México o… de América, es un acuerdo porque ha estado ahí hace 50 millones de años y seguirá en el mismo lugar cuando ya no exista México, EEUU, América y ningún ideólogo, populista o cartógrafo en el planeta. 

Oaxaca se llamó Huaxyacac, Segura de la Frontera y Antequera y, podría denominarse ahora: Estado del Bienestar, Ciudad: Primero los Pobres o capital: Abrazos no balazos y la Colonia Reforma: Cuatro T., San Felipe: Me canso ganso.

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CONTRAFUEGO || El terrorista y sus lacayos

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Aurelio Ramos Méndez

En unas cuantas horas el primer presidente de izquierda de Colombia, Gustavo Petro, despojó de su careta de invencible y todopoderoso al arrogante terrorista y filonazi Donald Trump, y lo exhibió como patético matón de tira cómica, por más que los lacayos y Goebbels de bolsillo de este despreciable gringo tratan de venderle al mundo la versión de que fue él quien “dobló” al colombiano.

Recapitular sobre el ejemplo de dignidad de Petro es importante en momentos en ha sido declarada una guerra contra nuestro país, Canadá, China, la Unión Europea y la mayor parte del mundo por el demente y delincuente que gobierna la potencia hemisférica.

Es importante, sobre todo, ante la advertencia –así haya sido puramente retórica– del secretario de Defensa estadunidense, Pete Hegseth, en el sentido de que, de concretarse la clasificación como terroristas de los cárteles del narcotráfico, “todas las opciones estarán sobre la mesa” para “combatirlos”, incluida una invasión militar a nuestro territorio.

Petro respondió al tú por tú los abusos e insolencias del enajenado Trump, cuyas acciones han sembrado el terror –peor que si proviniesen de Osama Bin Laden o algún cartel del narco– entre millones de trabajadores indocumentados, incluidas familias enteras, a quienes persigue aun en escuelas, iglesias y hospitales con la finalidad de deportarlos.

El admirador y jefe del neonazi Elon Musk tuvo el atrevimiento de intentar devolver a Colombia, esposados y encadenados, en dos aviones militares, 201 migrantes –cual si se tratase, como es su caso, de temibles convictos de 34 delitos cada uno–, en su mayoría sin cuentas pendientes con la justicia. 

Petro dijo no. Y exigió, como era su obligación, el establecimiento de un protocolo de deportación y trato digno, no de criminales, para sus compatriotas. 

Con ello obligó al retorno de las aeronaves a territorio estadunidense y exhibió ante el mundo la vulnerabilidad del cavernícola que debería estar preso en Guantánamo no despachando en la Casa Blanca, y quien, naturalmente, montó en cólera.

El desquiciado mandatario norteamericano anunció entonces sanciones comerciales y financieras, entre otras, aranceles de 25 por ciento para productos colombianos. 

Aun a sabiendas de la abismal asimetría económica, Petro le contestó con acciones equivalentes, en la medida de las precarias posibilidades de su país.

Es factible, si la imaginación pone su parte, ver a Trump emberrinchado, rojo de ira, echando espumarajos y profiriendo maldiciones en contra del exguerrillero del M-19, con cuya ideología se puede estar o no de acuerdo pero a quien resulta imposible regatearle el respeto que merece quien ha arriesgado el pellejo por sus ideas. Algo de lo cual Trump no tiene ni la más remora experiencia.

Al cabo de unas horas el canciller Marco Rubio, a quien propagandistas proyanquis -en nuestros pagos destacadamente el columnista Raymundo Riva Palacio– pintaban como el más temible halcón del trumpismo, anunció la superación de la crisis diplomática colombo-estadunidense.

Humillación al dos por uno para el magnate de la greña anaranjada. Apenas días antes Rubio había sido ridiculizado por su jefe como un pelele. 

Había declarado que en la relación México-Estados Unidos él no es partidario de la clasificación de los narcos como terroristas, sino de buscar formas de colaboración binacional en materia de migración y drogas, en especial el letal fentanilo.

“Le tomamos la palabra (a Rubio)”, dijo entonces la presidenta Sheinbaum, sólo para que horas después su patrón mandase al diablo la sugerencia de colaboración y diera por iniciado el proceso para tal designación de terroristas, la cual a él le calza mejor que a nadie.

Rubió quedó en la condición de triste monigote, pero el domingo 26 le llegó el turno de cobrar venganza y dejó a Trump encuerado ante el mundo.

La superación de la crisis fue para el jefe y amigo del neonazi Musk la aceptación de las justas demandas de Petro: acuerdo de un protocolo de deportación, compromiso de no esposar, encadenar ni estigmatizar como criminales a los migrantes, e impedimento de utilizar en estas operaciones aviones militares.

¿Cuál fue la ganancia para el delirante presidente de los Estados Unidos? Refrendar su ralea de irredimible mentiroso. Y rescatar el sombrero del náufrago.

Buscó salvar su imagen apegado a la enseñanza de Roy Cohn, quien en los 50 fue su abogado –antes había sido abogado de la mafia y fiscal que llevó a la silla eléctrica a los famosos comunistas, los esposos Rosemberg: “Pase lo que pase, canta victoria. Nunca admitas una derrota”.

A propuesta de Rubio –jugando el dedo en la matadura que le duele al repugnante supremacista— el gobierno gringo sólo pidió libertad para emitir un comunicado con una narración manipulada de los hechos, con objeto de ocultar su derrota.

Comunicado cuyo meollo era la descarada mentira de que Petro había aceptado todas las exigencias del peligroso gobernante.

La adulterada y mendaz narración pintó de cuerpo entero a un gobierno más bien débil, a distancia sideral del que su caudillo pretende hacer creer a punta de baladronadas.

La versión fue profusamente propalada por la prensa del país autoproclamado adalid de la libertad de expresión, cuyos medios y prácticas informativas gubernamentales hacen babear de admiración a desnacionalizados líderes de opinión de nuestros lares, el principal Riva Palacio.

Desde las páginas de El Financiero este columnista emparentado con Vicente Guerrero –“La Patria es primero”—, hinchado de pueril petulancia hizo alarde de conocimiento sobre los intríngulis burocráticos para reportear en la Casa Blanca.

Y, con desprecio, le adjudicó el título de República Bananera al México del sexenio lópezobradorista, el de mayor respaldo popular de la historia reciente. Trump –dijo además con abyección– logró que Petro diera marcha atrás en su retadora beligerancia.

Fueron muchos los lacayos del terrorista número uno del mundo que sin pudor cacarearon la versión made in USA de que Petro hizo un terrible oso y le causó un daño irreparable a la defensa regional frente al aborrecible gringo.

¡El oso descomunal fue de Trump! Porque, si bien no se descarta que aun pueda aplicarle sanciones a Colombia –está suspendida de hecho la expedición de visas para viajar de ese país a EU—el exguerrillero le quitó lo bravucón en minutos.

Petro, mandatario del país que históricamente ha sido el principal aliado gringo en América Latina, marcó un camino de dignidad que, con toda seguridad, transitarán otros gobiernos amenazados por el ensoberbecido presidente norteamericano.

El mayor mérito de la gallarda actitud del colombiano estriba en que contribuyó de modo decisivo a empezar a perderle el miedo al matón del barrio. Qué bueno. La condescendencia inspirada por el miedo no garantiza que se amansará el rottweiler.

BRASAS

Lo dicho: Los arancelazos y las amenazas gringas contra la soberanía nacional encontraron a los mexicanos firmemente unidos en lo esencial. Son apenas un puñado los que respaldan no a la Presidenta Sheinbaum sino a Donald Trump.

Se destacan en el escenario de unidad las organizaciones empresariales, que mantienen de manera unánime su adhesión a la Jefe del Estado y hacen esfuerzos para ofrecer empleo y paliar la situación generada por el criminal que despacha en el Salón Oval.

En el reverso de la moneda, escamoteándole apoyo a la legítima representante de México, sobresalen organizaciones que nada representan, y algunos de los personajes más descalificados, causantes del estado de cosas que ha dado pie al acoso estadunidense.

Aquellos que mediante acciones y omisiones o a punta de patrañas exacerbaron los problemas que activaron el intervencionismo de EU e incluso han invocado la invasión militar de la potencia vecina a nuestro territorio.

¿Ejemplos? Felipe Calderón y su estúpida guerra por encargo contra las drogas, que hundió el país en la barbarie y potenció el poder del narcotráfico. 

El PRI de Alejandro Alito Moreno y el PAN de Marko Cortés y Jorge Romero, con su infame cantaleta de “abrazos, no balazos”.

Y, obviamente, Eduardo Verástegui, Ricardo Salinas Pliego, Lilly Téllez, Margarita Zavala, Vicente Fox, Germán Martínez Cázares, entre una caterva de vividores de la política, ansiosos por pescar en río revuelto. 

Salvo estos despreciables personajes más sus corifeos en los medios –los López Dóriga, los Ciro Gómez Leyva, Riva Palacio, Sergio Sarmiento, Loret, Brozo y compañía, el país está unido y haciendo causa común con el gobierno.

RESCOLDOS

Los cárteles de las drogas tienen una alianza con el gobierno de México, aseguró, sin la menor prueba, el gobierno de Estados Unidos en un comunicado, al anunciar la imposición de aranceles de 25 por ciento a productos mexicanos. Pero no dijo como se llama el hecho de que el gobierno de la principal potencia y con el ejército más poderoso del orbe no ha capturado en su territorio a ningún capo ni cartel formado por machuchones anglosajones. ¿Será que no existe ni uno solo, que los wasp, los blancos, anglosajones y protestantes son todos santos e inmaculados, y que las drogas de todo el mundo que allá circulan las mueven haitianos, centroamericanos, colombianos, mexicanos y de otras minorías? ¡A otro perro con ese hueso!

La foto de una tienda Walmart, de Texas, completamente vacía, y el anunciado boicot de latinos y canadienses a productos norteamericanos, hacen pensar que durará poco el uso por Trump de los aranceles como arma de guerra.  El gigantesco Walmart y otros monstruos gringos del comercio global importan de China volúmenes fantasiosos de productos, por lo cual ya cabildean en contra de Trump y sus aranceles…

aurelio.contrafuego@gmail.com

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista.

La Sierra Sur en Tlalpan: historia de un patio de juego de pelota

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Renato Galicia Miguel

Bajo la sombra del viejo encino que ha visto pasar el tiempo, los 33 años de vida del patio de pelota mixteca del Xitle, Tlalpan, Ciudad de México (CDMX), Pedro Aparicio, originario de Sola de Vega, Oaxaca, está sentado en la banquita de piedra con un marrito de a cuarto de mezcal del puesto del Güero.

—¿Ya no has traído mezcal de Sola?

—Nooo, ya está muy caro.

Pedro es el solitario fundador de este espacio situado entre las colonias Tlalmille y Mirador del Valle, en una de las áreas de reserva ecológica del Ajusco, pues Pablo Sampedro ya no va y Justino Pérez Miguel, el Pariente, falleció el 22 de julio de 2003.

Este viejo pelotero y mezcalero que, a sus ochenta años de edad anda con bastón, sombrero de palma y un grueso chaleco, nació en 1945 en Zapotitlán del Río, ranchería en la que se dedicaba a la siembra de maíz, frijol, garbanzo y cultivo de jitomate, pero también a jugar pelota y tomar mezcal tobalá.

Pero luego “migramos todos, unos para la capital de Oaxaca y la Ciudad de México, otros para Estados Unidos, y se acabó el juego y también el mezcal, pues ya no se produce en la comunidad”, platica.

Llegó en 1976 a la colonia Hidalgo y, dos años después,  a Tlamille. “Primero trabajé como peón y después ascendí a maestro albañil”, el oficio de toda su vida como inmigrante. Con los años conoció al Pariente y a Pablito, sus vecinos del barrio Mirador del Valle, “los veía rebolear en terrenos y calles de terracería, me puse de acuerdo con ellos y conseguí el permiso” para crear un patio de pelota en el naciente deportivo de la zona, que fue inaugurado oficialmente en 1991. 

Este 23 de noviembre de 2024, asiste a la celebración de los 33 años del patio al que le ha sido fiel tanto tiempo a comer un tamal de mole en hoja de plátano, tomarse su mezcal y ver la jugada. 

Enfrente, con su guante de cinco kilos de peso anudado en la mano derecha, tiene a  Efraín Arellanes, quien espera turno para continuar  con su “juego de compromiso” contra la quinta venida de la Villa de Etla, también Oaxaca, la de Leonel Cruz, el Chango, de San José el Mogote, y Aarón Santiago, el Chamaco, de Suchilquitongo.

Junto con Homero Arellanes, Efraín es uno de los famosos integrantes  de la quinta de Los Gemelos, chilangos hijos de inmigrantes de Miahuatlán de Porfirio Díaz, quienes  empezaron a jugar pelota a los 15 años en el legendario patio de Balbuena, cercano al metro Candelaria.

Ahí, en Oaxaca y Estados Unidos han enfrentado a quintas como los casi míticos Ahijados, de Nochixtlán, al Loco y a la Culebra de Miahuatlán, y que el 24 de noviembre anterior, el día de los 33 años formales del patio del Xitle, enfrentaron al poderoso equipo del Chango y el Chamaco, y el 15 de este diciembre, a Los Gordos de Tula.

Pedro Aparicio en su laberinto de la soledad y Efraín Arellanes en su toma de distancia  identitaria simbolizan la migración eterna de los oaxaqueños, así como  la melancolía —la felicidad de estar triste, diría Víctor Hugo— de estar tan lejos del cielo donde nacieron ellos o sus padres.

Igual que la quinta de los Tachos, los herederos de los fundadores del patio del Xitle. Anastasio Lozano Sampredro y su hermano Faustino, así como sus hijos, entre ellos, Gabriel Lozano López, de 42 años, 90 kilos de peso, 1.78 centímetros de altura y oficio comerciante, otro chilango con raíces mixtecas, quien desde hace un año es el presidente de la mesa directiva del pasajuego.

A los ocho años asistía a pasar las pelotas, “daban 25 pesos por jugada, a los diez comencé a practicarlo con un guante pequeño y a los 12 ya me ponían de ataje”, relata. Hoy es un pelotero en toda forma que va jugar compromisos a Oaxaca, como el que tendrán la segunda semana de febrero próximo en los Bajos de Chila, en la Costa.

“Las instalaciones se mantienen. Hace ochos años pusieron la malla de protección, pero se quedó a la mitad. El campo lo tratamos de conservar, hace medio año le pusimos tierra. La asistencia ha bajado: cuando hay jugada vienen como 30 peloteros, normalmente juegan cuatro quintas, es decir, dos jugadas”. En la CDMX, agrega, nada más hay dos patios activos, el del Xitle y el del deportivo Pelón Osuna, el que está cerca del aeropuerto.

Están buscando el apoyo de la alcaldía Tlalpan para contar con el mantenimiento del patio y terminar de enmallarlo, comenta. De hecho, el día de la celebración de los 33 años,  los visitó la titular de la demarcación, Gabriela Osorio.

—¿Cómo se les puede ayudar a los peloteros de este patio de pelota mixteca?—se le preguntó a la alcaldesa.

—Con instalaciones dignas. Me estaban enseñando una foto cuando estuvo aquí como alcaldesa de Tlalpan quien ahora es la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Nos dimos la oportunidad de venir para saber cuáles son las condiciones en que se encuentra. Es un compromiso mejorarlas. Somos una ciudad pluricultural, por las migraciones, por las tradiciones, por deportes ancestrales como éste, y nosotros estamos en la misma sintonía para preservarlo. 

Según Víctor Inzúa, coautor, junto con Lilian Scheffler y Regina Reynosa, del libro ‘El juego de pelota prehispánica y sus supervivencias actuales’ (Premia Editora), la pelota mixteca inmigró a la CDMX en 1929. Primero a la hoy calle Tíber de la Zona Rosa y después atrás del cine Continental. En los años cuarenta fue a parar a donde posteriormente construirían el hospital Rubén Leñero, luego a la colonia Espejel y a la Antigua Escuela de Tiro. Y en la década de los sesenta se instaló en el deportivo Venustiano Carranza, conocido por los peloteros como Balbuena, el decano hasta que les fue arrebatado durante el gobierno de Marcelo Ebrard Casaubón, no obstante que un año antes, el 27 de octubre de 2008, emitió la Declaratoria de Patrimonio Cultural Intangible de los Juegos de Pelota de Origen Prehispánico en la Ciudad de México. 

Por ese tiempo, en 1965, nació otro patio en los terrenos donde erigieron la alberca olímpica, en la esquina de División del Norte y Río Churubusco, que se trasladó entonces atrás del metro Taxqueña y terminó en los ejidos de Culhuacán. 

Tiempo después surgieron otros pasajuegos en Satélite, Estado de México, y el del Xitle en 1991.

En la actualidad, en los Valles Centrales de Oaxaca, el circuito del juego de pelota tan mixteco como zapoteco, en realidad, va del mítico San José el Mogote —cuna de la civilización y el sedentarismo en la parte central de la actual entidad oaxaqueña, una de las tres fundadoras de Monte Albán— al biche Miahuatlán de Porfirio Díaz, aunque se extiende al norte a la Mixteca Alta y al oriente hasta los Bajos de Chila, Puerto Escondido, donde se efectuará, en febrero próximo, otra edición del que es considerado el mejor torneo de Oaxaca y la Ciudad de México en la actualidad, seguramente herencia del reinado de Ocho Venado, Garra de Jaguar, en San Pedro Tututepec, en la Costa, región donde los afrodescendientes han adoptado la tradición y la juegan también en comunidades como Collantes, Corralejo y El Ciruelo, Pinotepa Nacional.

Por su lado, Fresno y Los Ángeles, California, así como Dallas, Texas, conforman el circuito de pasajuegos de los inmigrantes en Estados Unidos.

Y en la Ciudad de México, los patios  activos son dos: el que está en el deportivo Pelón Osuna, muy cerca del aeropuerto internacional Benito Juárez, y el del Xitle, ubicado a la altura del kilómetro 21.9 de la carretera libre a Cuernavaca, dentro de la reserva ecológica del Ajusco.

Entrar a este último por el lado de la colonia Tlalmille es adentrarse a un hábitat totalmente disímil al de las lomas de órganos de tuna roja y magueyes mezcaleros madrecuishe de Miahuatlán o los parajes de framboyanes de Etla, entornos ambos de clima cálido, pues aquí es tierra de frío, piedra volcánica, tepozanes y encinos.

Un túnel del tiempo y otro cultural se abren a nuestra percepción al acceder al patio. Es como adentrarse a los juegos de pelota de Dzibichaltún, Yucatán, o El Cuajilote, Filobobos, Veracruz, o Dainzú, Oaxaca, pero en vivo y a todo color.

La raza de bronce es un tumulto de consejo de ancianos, jugadores veteranos que sólo llegan a ver, guerreros de Oaxaca, Ciudad de México e Hidalgo que ahora apuestan ya no la vida, sino el varo por el juego de compromiso, un quinientón o un mil, seis quintas que se turnan el patio y que se han congregado este domingo de noviembre a celebrar los 33 años formales de la inauguración del pasajuego.

Son las cuatro de la tarde y crece el ritmo, el ambiente sube de calor, una treintena de peloteros colman el patio, la jerga es intensa, los aficionados son más, el Güero se mueve entre la multitud repartiendo chelas y marritos y marros en envases pet, hay cierta expectativa porque posiblemente llegue la alcaldesa de Tlalpan, Gabriela Osorio. Pedro Aparicio invita un primer trago de tequila, es cuando le pregunto si ya no ha ido a Sola de Vega por mezcal.

El compromiso fuerte es entre las quintas de Los Gemelos y la de Etla de Leonel Cruz, el Chango, de San José el Mogote, y Aaron Santiago, el Chamaco, de Suchilquitongo, dos peloteros históricos de los Valles Centrales del estado sureño: saca el hermano menor de los Arellanes, devuelve la pelota desde el resto el Chamaco, hasta el fondo del saque, pero ahí está Efraín, quien llega justo a la cita para contrarrestar. El otro Gemelo entra al quite, también el Chango, la pelota va de ida y vuelta por el aire una y otra vez. Luego alguien la azota, y el ataje la corta, se vuelve vertiginosa la disputa del punto: ¿falta, buena o raya?

Ganan la ventaja los etecos: 3 partidos a dos. Después vienen los mezcales, las pláticas épicas, el orgullo de ser de San José el Mogote, la ruta del juego en todo el territorio de Valles Centrales y más allá, hasta los Bajos de Chila, en la Costa, y la Mixteca alta, los viajes a Dallas, Texas, y Los Ángeles y Fresno, California, Estados Unidos, donde se está jugando a primer nivel, el que el Chamaco sea el único pelotero que ha volado la pelota más allá del encino límite del Xilte o de la malla del Tecnológico de Oaxaca.

Un mes después, en diciembre, vuelven Los Gemelos al patio del Xitle, esta vez a jugar su compromiso contra los Gordos de Tula: ahí quedan a partidos de dos. Y el ritual se repite: Pedro Aparicio está sentado bajo la sombra del viejo encino, Efraín Arellanes devuelve y pasa la bola desde el resto, el Güero circula con los marritos, la tarde languidece. Al final, afuera del deportivo, mixtecos y zapotecos conviven mientras pagan lo que consumieron, se toman las últimas cervezas y tragos de mezcal y miran cómo la oscuridad cubre su patio.

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista.

AL MARGEN || Oaxaca: la oposición frente al espejo 

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Adrián Ortiz Romero Cuevas 

Hoy las fuerzas de oposición en Oaxaca se quejan amargamente de que el oficialismo intenta desaparecerlos. Nada más alejado de la realidad, cuando en realidad han sido los propios partidos PAN, PRI, PRD, y demás, los que han sido por demás eficaces cometiendo el partidicidio más atroz de los últimos tiempos en la entidad. El quebranto del que se duelen, en el fondo, es el que ellos mismos han cometido en contra de la democracia, de la ciudadanía, de la pluralidad, y de eso que antes se denominaba “división de poderes”.

En efecto, en términos reales la presencia de las fuerzas opositoras en la entidad —o el espejismo de ellas— se aprecia con claridad en la integración de la 66 Legislatura del Estado. Ahí existen sólo un diputado del PRI y una legisladora de Movimiento Ciudadano (ambos electos por la vía plurinominal) que podrían considerarse como opositores. 

De ahí en fuera, tanto los integrantes del grupo parlamentario de Fuerza por Oaxaca, Partido del Trabajo, Partido Verde Ecologista de México y hasta el llamado Grupo Plural (integrado por los diputados Mauro Cruz Sánchez, la ex panista Antonia Natividad Díaz Jiménez y la ex priista Lizbeth Concha Ojeda) son, en términos reales, satélites al servicio de la aplanadora de Morena que, por sí solo, cuenta con los 28 votos necesarios para realizar reformas constitucionales en Oaxaca, de acuerdo con el artículo 141 de la Constitución del Estado.

En este escenario, la oposición se dice víctima de una redada para exterminarla. ¿Es esto realidad? Parece que, más bien, están viendo sin querer ver. Porque lamentablemente están intentando acusar al oficialismo de lo que ellos mismos han sido omisos en hacer. ¿Hacer qué? De entrada, identificarse con la ciudadanía en alguna causa de fondo. Tanto al priista Javier Casique, como a la ex panista García Morlán se les olvida que cuando unos y otros pertenecían a partidos mayoritarios, había una minoría —muchos de los que ahora militan en Morena y son parte del gobierno de Salomón Jara— que sabía identificarse con alguna causa y hacer presencia aún en la modestia de sus representaciones de aquel entonces. 

Hoy en día, lamentablemente, las fuerzas minoritarias parecen no sólo arrinconadas por la mayoría aplastante que dispone a placer en el Poder Legislativo, sino sobre todo por su ausencia total del sentido de la ubicación ahora como fuerzas menores. Podrían ser dos o tres diputados en la Legislatura, pero tener una presencia consistente y gozar del respeto de un sector de la ciudadanía que pudiera sentirse identificados con ellos. No se duda que siga existiendo una militancia o simpatizantes del PRI en la entidad. Pero, ¿esos ciudadanos se sienten identificados por lo que representa Javier Casique Zárate en la Legislatura, o lo que representa Alejandro Moreno Cárdenas en la dirigencia nacional priista? 

Algo similar ocurre con Alejandra García Morlán. No sólo ella, sino en general Movimiento Ciudadano perdieron en 2022 la enorme oportunidad de convertirse en la alternativa opositora. Tuvieron por primera vez un candidato presidencial que paradójicamente conectó perfecto con sectores de la población que tienen poco interés en la política —lo mejor de su campaña fue el jingle musical de su abanderado presidencial—; pero que eso no lo pudo capitalizar en una presencia política más consistente. Los resultados de MC a nivel país están a la vista. Y García Morlán se quedó justo en medio de esa enrarecida posición en la que ni ellos tienen claro qué causas o a qué sectores sociales representan. 

Al final, queda claro que sin derroteros claros, sin el respeto de la ciudadanía y sin una posición más digna frente al ejercicio de la política, las fuerzas opositoras en realidad le han ahorrado el trabajo al oficialismo respecto a su propio exterminio. Se resisten a verse frente al espejo, porque perfectamente saben que tendrán frente a sus ojos el escenario de devastación que se siguen resistiendo a reconocer.

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Maryfer y yo: entrevistas insólitas

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  • Tercera y última parte

Renato Galicia Miguel

No necesito el diagnóstico de “gestos gráficos” de Maryfer Centeno para darle tinta a la personalidad del cantante Alberto Cortez, quien alguna vez me humilló públicamente.

Fue en un salón de alfombra roja del hotel Presidente de Polanco, en un marco de glamour, entre pura prensa de espectáculos y gente bien. El argentino naturalizado español hizo su entrada echando el pecho por delante, con una enorme sonrisa, escoltado por dos chicas guapísimas, mientras en el sonido ambiental se oía “No soy de aquí ni soy de allá”.

Todo era fiesta hasta que al único reportero cultural ahí presente se le ocurrió preguntarle que de qué le había servido la fama.

Se encabronó un chingo. Entre otras linduras, me dijo que, por ejemplo, “para tener dinero…  si tú tuvieras dinero, podrías comprarte un Ferrari… claro, con tu sueldo de reportero…”, fueron más o menos sus palabras.

Siguió, mientras yo me hundía en mi butaca de terciopelo y escuchaba las risitas burlonas de los reporteros de la farándula,  “si tú fueras Laura Esquivel, si escribieras como ella, serías famoso y tendrías dinero”… Chaaale.

Caminé al metro Auditorio pensando que cómo alguien que cantaba  “no tengo edad ni porvenir y ser feliz es mi color de identidad” podía ser tan patán. Estuve a punto de tirar a un bote de basura la colección de cinco casetes que nos dieron, pero me acordé que a mi hermana Martha le gustaban las rolas de aquél y me aguanté.  Además, me consolé pensando que a mí siempre me latería la versión original de esa rola, la de Facundo Cabral.

En realidad, no necesito en absoluto a  Maryfer Centeno para saber  cómo son personajes diversos de la cultura. 

En primera, porque la grafología es similar a la astrología, y ahí de quién le crea. Acaso la polémica de Maryfer, ventilada incluso en las conferencias de prensa mañaneras de la presidenta Claudia Sheinbaum, ha sido útil para mostrar que, al parecer, esa pseudociencia es aplicada en procesos judiciales, lo cual simple y sencillamente tendría que ser erradicado.

En segunda, porque el periodista de veras —que siempre es un reportero, aunque no al revés—  “hace la tarea”, como diría el buen Gerardo Albarrán de Alba,  con horas nalga, dirían los doble AA, y los pies gastados,  y  se arma con una ‘lectura’ de personajes y sucesos basada en fuentes bibliográficas,  hemerográficas, empíricas,  vivenciales, investigativas a lo Sherlock Holmes, pero también metodológicas, y por eso en cierto momento y sobre determinados temas, se convierte en un archivo andante.

Pero por ética profesional y el marco  legal respectivo no puede publicar todo lo que quisiera. ¡Y vaya que le gustaría hacerlo!, pues atrás de las imágenes de figuras públicas de la farándula, políticas, culturales, etcétera, el ecosistema es mucho más amplio de lo que se piensa y, más aún, oscuro.

Una oscuridad que, a veces, es como un hoyo negro cuántico: absorbe todas las porquerías, pero no permite que se exponga nada.

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista.