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El Vasco Aguirre y las paradojas de su “México Triunfador”

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+ Victoria en las canchas, vs arrollamiento de la televisión

En mejor momento no le podía haber llegado: apenas unos días después de que se presentara en México una intensa campaña mediática para impulsar el orgullo nacional, y de que recibiera fuertes críticas, Javier “el vasco” Aguirre, director técnico de la selección nacional de futbol, consiguió una victoria fundamental: el triunfo, del pasado jueves, ante los campeones del mundo de Italia. Paradojas que tiene la vida: el mayor triunfo real, es el que parece haber venido del aparente, que fabricó primeramente la televisión.

Las advertencias sobre el inicio de la campaña televisiva de la llamada “Iniciativa México”, fueron lanzadas a finales del pasado mes de mayo. El día 28, en el portal web de la revista etcétera, el periodista Marco Levario Turcott reveló que “A finales de abril el gobierno acordó con Televisa que la empresa impulsara —como si fuera una propuesta sólo de ésta— lo que ambas partes convinieron en llamar como ‘Iniciativa México’. La fórmula pretende convocar a todos los medios de comunicación posibles, para lo cual ya se incorporaron TV Azteca, Multimedios, Excélsior y El Universal, así como todas las frecuencias de radio del Distrito Federal, por ejemplo, para convocar a la sociedad a participar sobre cinco temas: calidad de vida; desarrollo comunitario; justicia y derechos humanos; buen gobierno y rendición de cuentas y medio ambiente. Quedan ausentes los temas de la inseguridad y la violencia.”

El periodista continuaba señalando los pormenores del anuncio, que inicialmente ocurriría el 30 de mayo, pero que fue retrasado hasta para este lunes 7 de junio. “La Iniciativa México —remarcaba Levario— se dará a conocer, en cadena nacional, o al menos eso es lo que se pretende hasta el momento de redactar estas líneas, el próximo domingo 30 de mayo a las 9 de la noche. Y en la cápsula principal estará Javier Aguirre. De este modo, el gobierno y las televisoras, igual que algunos otras empresas de comunicación, aprovecharán la presencia mediática del director técnico para infundir el ánimo de la sociedad, en el contexto de la Copa Mundial de Futbol que se llevará a cabo dentro de unos días”.

Y contextualizaba apuntando lo siguiente: “Como se recordará, el 17 de febrero, el llamado Vasco criticó la situación del país y puso en sus términos la medianía de la selección mexicana en una competencia internacional. Poco a poco, sin embargo, matizó esa opinión hasta que a partir de abril cambió el discurso, por lo que, el próximo domingo, éste quedará afianzado sobre la base, claro, del México ganador que todos queremos ver. Esa es la forma en la que pretende canalizarse el sentimiento de los millones de aficionados que seguiremos aquella justa deportiva.”

¿Por qué considerar que son importantes estas “coincidencias” que ocurren alrededor del futbol? Primero, porque en buena medida, los mexicanos somos uno más de los habitantes de los países que viven más intensamente la pasión por el balompié. No es un secreto que a nosotros, el mexicano promedio que no se regodea en placeres frívolos o extraordinarios, nos gusta tanto el futbol, como las cervezas, y dos o tres delirios más.

Sin embargo, estos no parecen ser los mejores momentos. Más bien, de un tiempo a la fecha tal parece que la desesperanza y las adversidades han sido el común denominador no de una clase social o de una entidad federativa, sino del país. Ahora estamos a unos cuantos días de emprender la euforia futbolera a través del Mundial; y qué mejor que quienes se sienten amenazados por algún tipo de asonada, aprovechan esta ocasión para emprender una perniciosa campaña de recomposición social.

LA TELE Y EL BALÓN

El Vasco Aguirre fue llamado a alentar la euforia nacional, cuando menos por segunda ocasión en el último año. Aunque en esta ocasión, con la llamada Iniciativa México, fue gracias a un acuerdo que tuvo la empresa Televisa con el gobierno federal para los fines de los que líneas más adelante nos ocuparemos, antes también ya respondió al llamado del presidente Felipe Calderón Hinojosa.

¿Qué ya nadie se acuerda que cuando Aguirre tomó las riendas de la Selección Nacional de Futbol, se rumoró fuertemente que éste había accedido gracias a la invitación, la negociación y el llamado expreso que le extendió el mismísimo Presidente de la República? Es cuestionable aún emprender un debate sobre las grandes victorias y el éxito del que se vale El Vasco; pero lo que sí queda claro es que él responde a un interés que bien podría ser el del gobierno federal. Y que también podría tener una actitud similar con la empresa televisiva.

Curiosamente, a los dos entes les interesa tener fanáticos futboleros motivados y, como se dice, echaos pa’lante. Al gobierno de la República, por ejemplo, bien parece que le interesaría tener a una ciudadanía enfrascada en la euforia cotidiana de un equipo aparentemente ganador, para conseguir cierto tipo de despresurización respecto a ciertos temas y ciertas opiniones que hoy pesan en el colectivo; y a Televisa le interesaría algo similar, pero para tener clientes cautivos; es decir, convertir el tiempo al aire, como una arena en la que compradores y vendedores de deseos e ilusiones, buscarán la forma de lograr un “afloje” en la billetera a todos aquellos que, en el Mundial de futbol, encuentran la ocasión perfecta para salir de casa y hacer ciertas cosas que rompen con su rutina.

Y todo esto lo impulsan, a sabiendas de que las victorias del Vasco son un asunto que podría implicar una larga discusión, comenzando porque no son tantas ni tan importantes como parecen; el momento, sobre todo, apunta a aprovechar las circunstancias para emprender esta ideal del México ganador, que de todos modos encuentra la forma más práctica para salir adelante.

UNA BURLA

Anda por ahí, circulando en las señales de televisión, el comercial de una mueblería en la que se promete el reembolso del valor actual de las pantallas gigantes de televisión, a cambio nada menos de que ¡México gane el campeonato mundial de futbol! Otros fueron más moderados y emprendieron ofertas más o menos parecidas, pero haciendo válida la oferta si México jugaba y ganaba el fatídico quinto partido. Es cierto, los jóvenes seleccionados saben jugar al futbol. Pero, con toda razón, hay que prepararse para la realidad. Es decir, para no ver ganar todo, al ganador que ahora mismo ya vemos en la tele.

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Sección 22: negociación de proyecto alternativo inexistente

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+ Interés sindical: ir a tomar control, completo, de recursos

Ayer jueves, el secretario General de la Sección 22 del SNTE, Azael Santiago Chepi, llamó a las bases magisteriales “a prepararse para el paro indefinido de labores” si los gobiernos federal y de Oaxaca, insisten en no cumplir satisfactoriamente con el pliego de exigencias que ellos les presentaron a inicios del pasado mes de mayo. En realidad, más que demandas económicas, sociales o políticas de corto plazo, lo que busca negociar la dirigencia magisterial es nada menos que la cesión total, por parte de los dos ámbitos de gobierno, del control salarial y de las bonificaciones económicas de sus agremiados.

Fue clara la molestia que provocó, en la dirigencia de la Sección 22, la difusión de un comunicado de prensa por parte del Gobierno del Estado, la noche del miércoles, en el anunciaba el cumplimiento de la mayoría de las demandas magisteriales. En dicho boletín oficial, se hacía mención de una declaración realizada por el titular del IEEPO, Abel Trejo González, en la que aseguraba que “en lo concerniente al pliego petitorio, el gobierno estatal ha cumplido dentro del ámbito de su competencia la mayoría de las solicitudes presentadas, mismas que han sido analizadas y aceptadas por el magisterio, y que con estas mesas de trabajo se busca dar cumplimiento al resto de las demandas”. E incluso remarcaba: “El Gobierno estatal no va a tener ningún problema en abordar los temas que nos corresponden, que en su totalidad han sido cumplidas”.

Por esa razón, ayer mismo el secretario de Organización de la 22, Gabriel López Chiñas salió ante la prensa, para asegurar que “el gobierno de Oaxaca miente haciendo creer a la opinión pública que está cumpliendo cuando en los hechos, el magisterio ha considerado nulas sus respuestas, porque incluso ha reducido en 40 por ciento las respuestas otorgadas con respecto del año anterior.”

Algunas horas después, fue el propio Santiago Chepi quien amagó con el llamado al magisterio, y al pueblo en general, a estar preparados ante la inacción gubernamental que, en su lenguaje, provocaría que éstos decretaran el estallamiento del paro indefinido y la instalación de un plantón masivo en el primer cuadro de la capital oaxaqueña.

Fundamentalmente, la Sección 22 hoy encabeza su lucha política por lograr dos objetivos, relacionados no sólo con el gobierno estatal. De hecho, una de esas grandes misiones tiene que ver con el proceso de rezonificación salarial que lograron como concesión federal, a raíz de la participación que tuvieron en el conflicto magisterial y popular de hace cuatro años. Los incrementos salariales han sido paulatinos. Y lo que buscan, con esta vertiente de la lucha sindical, es asegurar que el gobierno federal cumpla con lo pactado, en los tiempos y términos previstos.

La otra vertiente de su lucha es no menos importante. Los profesores democráticos de Oaxaca, han manifestado una negativa sistemática a cualquier forma de adhesión a la Alianza por la Calidad en la Educación, que se promueve y se ha aplicado en casi todo el país, por el gobierno federal y el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE. A cambio de no adherirse a dicho esquema, la Sección 22 ha anunciado la presentación de un proyecto alternativo que, según su visión particular, resuelva la problemática educativa de los profesores y la educación, pero sin tratar de privatizar la educación y tampoco “estandarizar” las evaluaciones a criterios internacionales de medición del aprovechamiento que, según ellos, son inaplicables en un entorno con tantos atrasos como el de Oaxaca. Sólo que existe mucho más, escondido, en ese “discurso y vocación alternativa” de la Sección 22.

VAN POR EL DINERO

De acuerdo con verdaderos maestros, cercanos a la Sección 22, a quienes consultó el autor de este espacio, la dirigencia magisterial de Oaxaca ha sido incapaz de articular la propuesta alternativa que tanto ha anunciado. Aseguran que lo más que han podido lograr, hasta ahora, es la concreción de algunos lineamientos básicos sobre el proyecto educativo alternativo que desearían presentar, pero que están aún lejos de concretarlo, y que por esa razón es altamente improbable que algo tan inacabado como sus ideas, pudiera llegar a convertirse, en el corto o mediano plazo, en un programa alternativo de educación para los alumnos. Aseguran que de aceptarlo, tanto los gobiernos local como federal, estarían convalidando la aplicación de un plan que, como tal, está muy lejos de serlo, y que por ello tendría más cuestionamientos y defectos, que cualquier virtud que pudiese presentar.

Empero, independientemente del plan estrictamente educativo, los profesores de la Sección 22 que hoy negocian con el SNTE, el gobierno federal y representantes del gobierno local, tienen en la mente lograr la aprobación de sendos programas de rescate de la infraestructura educativa, mobiliario, capacitación docente, formación de nuevos profesores normalistas y, lo que es la joya de la corona, el manejo nada menos que del programa de estímulos económicos y ascensos para los trabajadores de la educación. Esto último es lo que, en su visión, vendría a sustituir a la carrera magisterial, que quedó superada con la Alianza por la Calidad de la Educación, que ellos se niegan a reconocer y a aplicar en Oaxaca.

¿Por qué decimos que es “la joya de la corona”? Porque si la Sección 22 llegara a tomar el control de ese programa de estímulos económicos, no sólo continuaría recibiendo un cheque en blanco para el manejo discrecional, y hasta terrorista, de sus trabajadores, sino que además asumiría el control completo de lo que los profesores denominan los estímulos “de tipo horizontal” que se les otorga cuando mejoran su nivel de preparación todos aquellos que están frente a grupo.

La 22 quiere, como parte de ese plan alternativo, hacer parte de los estímulos hoy propios de la carrera magisterial, no sólo a quienes están frente a grupo, sino al personal administrativo y de apoyo. Es decir, ensanchar su poder. Abrir la billetera a quienes, sin preparación docente, contribuyen a la lucha. Y tomar el control, por completo, de la educación en Oaxaca. Independientemente de cómo se resuelva, la educación pierde: si les ceden el programa; o si nos preparamos, todos, para el paro indefinido.

DE RIPLEY

El PT local, comenzará a llamar ¡a que no voten por él! De risa loca. Todo por Flavio Sosa. Abundaremos.

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PRI en capital: objetivo, minar a oposición lo más posible

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+ López Lena, Arnaud y Casasnovas buscarán revertir tendencia

Quizá a sabiendas de que los partidos de oposición tienen una fortaleza importante, en la capital oaxaqueña la alianza del Partido Revolucionario Institucional y el Verde Ecologista, han buscado hacer una batalla electoral impulsada desde varios frentes. En cada uno de ellos, los respectivos personajes otrora opositores y que ahora son aliados de la causa priista, no tratarán de construir, sino justamente de carcomer ciertos nichos de votantes que hoy se encuentran en manos de la oposición y que, una vez desmantelados, podrían permitirles un triunfo en las urnas.

Para entender este asunto, es necesario ir por partes. La capital oaxaqueña, como bien se sabe, es uno de los más preciados bastiones de la oposición. A pesar de que hoy tanto la Presidencia Municipal como los dos distritos electorales locales pertenecen a la causa priista, es evidente que la concurrencia de los procesos electorales —de Gobernador, diputados y munícipes— complicó las posibilidades de que el tricolor mantenga esos espacios para sí.

Ante la ausencia del llamado “voto diferenciado” (es decir, que al momento de decidir el sentido de sus respectivos sufragios, el elector vote por partidos distintos en las papeletas electorales para gobernador, diputados y alcaldes, que se le entregan en la casilla), lo que es de esperarse, como en cada elección que se define la gubernatura, que el triunfo en la capital del Estado se lo lleven las fuerzas de oposición.

Esa ha sido una especie de “regla” que se ha reiterado en las votaciones de cada seis años. Baste ver que en los comicios estatales ocurridos en el año 2004 —dejemos por un momento las referencias a las llamadas “votaciones intermedias”— aquí en Oaxaca de Juárez el triunfador fue el candidato opositor a gobernador, Gabino Cué Monteagudo, pero también lo fueron quienes contendieron para las diputaciones por los dos distritos locales que abarcan la ciudad y gran parte de su zona conurbada.

Ahora el riesgo resulta ser mayor. En los comicios de julio próximo no sólo se definirá la gubernatura y las diputaciones locales, sino también las presidencias municipales, en las que, numéricamente, el priismo llevaría también una tendencia derrotista frente a una unión de todas las fuerzas de la oposición, si no se aplicaran estrategias duras para tratar de desmantelar el potencial de los partidos de oposición.

Vayamos nuevamente a los antecedentes más referenciales, de los comicios estatales de 2004. Se ha corroborado, en base a las estadísticas existentes disponibles en el sitio web del Instituto Estatal Electoral, que en 2004, el candidato priista a edil citadino, Jesús Ángel Díaz Ortega sólo pudo vencer, con 23 mil votos, a sus dos adversarios principales (Pablo Arnaud del Partido Acción Nacional y Alberto Esteva Salinas de Convergencia, respectivamente) que, por separado, ¡habían obtenido más de 20 mil votos cada uno! Es decir, que de haber competido en coalición, los opositores habrían ganado por una ventaja de casi dos a uno sobre los tricolores.

Así, a la luz de los antecedentes más próximos, es clara la desventaja que tiene el priismo en la capital oaxaqueña, y más en comicios concurrentes como los actuales. Una de las salidas posibles, en ese sentido, podría ser la de construir una enorme y costosa estructura electoral. Pero otra, que no es óbice respecto de la primera, es la de minar al adversario. Eso es justamente a lo que está apostando ahora mismo el priismo.

LOS VENDIDOS

En 2007, Humberto López Lena Cruz, estuvo a punto de ganar la Presidencia Municipal de Oaxaca de Juárez, al ser postulado por el Partido Convergencia. En cifras redondas, obtuvo unos 30 mil votos, frente a los 34 mil que llevaron a la victoria al priista José Antonio Hernández Fraguas. De nuevo, la división de los partidos de oposición, les impidió arrebatar la alcaldía a los tricolores, que sí la ganaron, pero luego de serias dificultades.

Lo llamativo de este asunto, es que ahora López Lena es un fervoroso aliado del priismo, que anunció que irá a contender nuevamente por la alcaldía citadina, pero ahora bajo la figura de “candidato independiente”. Ese tipo de candidaturas, como bien se sabe, no tienen reconocimiento alguno en el código electoral local, y por lo tanto, para efectos legales, sin simplemente inexistentes.

Sin embargo, eso no parece ser lo importante. López Lena Cruz va a buscar la simpatía popular a través de una candidatura independiente, no para hacer sombra al priismo, sino todo lo contrario. Si por las fuerzas de oposición obtuvo 30 mil votos, cierta cantidad de esos sufragios podría considerados como “fieles”. Es decir, que lo acompañarán y votarán por él, independientemente del partido que lo postule. Lo importante, en esto, resulta ser que cada voto dado a la “candidatura independiente” de López Lena Cruz, será, para efectos legales, simplemente un voto anulado; y para efectos políticos, un voto menos para las fuerzas opositoras.

Esa actuación de esquirolaje, que en López Lena es perfectamente visible, es más o menos similar, aunque más disimulada, en el ahora ex militante de Acción Nacional, Pablo Arnaud Carreño. Su rompimiento con el partido y con la coalición opositora buscó, además del impacto emocional y la percepción inicial de desmantelamiento en las fuerzas de oposición, buscará también hacer emigrar ciertos nichos de votación de la oposición, para hacerlos llegar al PRI.

A todo esto habría que sumarle el trabajo político que, formalmente, realizará el tricolor. Ahora no buscó desmantelar una alianza —eso es imposible—; pero sí está buscando minar a las fuerzas a través de golpes importantes. Es decir, que no está construyendo para sí, sino destruyendo a sus adversarios. Esta promoción de los rompimientos opositores —y el dinero que están inyectando para provocarlos— demuestran el tamaño de los temores que existen en el priismo, y las altas posibilidades que tiene la coalición de ganar en los espacios públicos que se disputan en la capital oaxaqueña.

MUNICIPIOS EN RIESGO

Esto mismo debieron haberlo registrado en el priismo, cuando decidieron quiénes serían sus candidatos a ediles, en los municipios que se encuentran alrededor de la capital oaxaqueña. Más de uno está perdido desde ahora. Y la derrota de uno, seguramente arrastraría a ese mismo destino a los demás. Seguro que, ante los resultados, se harán los sorprendidos.

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Árboles trozados en Centro Histórico: algo más que ecocidio

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+ Descomposición social real: en ese hecho tenemos la muestra

La mañana del lunes, varias docenas de árboles recién plantados en la más céntrica de las zonas de la capital oaxaqueña, aparecieron trozados y “macheteados”. Esto, independientemente del daño a la ecología que significa, es sobre todo una demostración implacable de la descomposición social real que existe en Oaxaca, del libre desafío a la autoridad y la ley, y de la escasa efectividad que demuestran quienes tienen la tarea pública de preservar el orden y la legalidad en los diversos órdenes de gobierno involucrados. Hechos como este, debían dolernos y preocuparnos a todos los oaxaqueños.

¿Qué ocurrió exactamente? Que la mañana del lunes, se calcula que entre las cinco y seis de la mañana, varias docenas de árboles de tipo fresno, macuil y primavera que se encontraban plantados a lo largo de varias cuadras recién remodeladas de la avenida José María Morelos, en pleno Centro Histórico, aparecieron con visibles marcas de haber sido trozados con las manos, y otros rebanados con instrumentos tales como cuchillos o machetes.

El hecho resultó preocupante, en un primer momento, por varias razones. Primero, porque esos especímenes vegetales representaban el ánimo ciudadano y gubernamental por preservar y restaurar la imagen ecológica en el Centro Histórico. Segundo, porque cada uno de esos árboles, tiene un valor en el mercado de alrededor de mil pesos, que habrían sido cubiertos en conjunto particulares y el gobierno. Y tercero, que es lo más grave, porque ante el hecho resultó que ningún ciudadano —transeúnte, vecino o automovilista— vio, ni se percató, de tan abominable acto.

En esto, el primer alegato que se esgrimió, fue el relativo al daño ecológico. Si bien la tala o afectación a cualquier arbusto significa un daño al medio ambiente, también es claro que, en este caso, eso parece ser lo de menos. ¿Por qué? Porque dichos ejemplares eran parte de una cuestión ornamental de la imagen urbana, que también buscaban comenzar a fomentar un equilibrio entre la presencia de cemento, banquetas y asfalto, y los escasos espacios que dejaron para la presencia de este tipo de seres vivos.

Así, lo de menos sería que la autoridad hubiere capturado en flagrancia a los responsables, para consignarlos ante la instancia competente, para obligarlos a reponer los árboles dañados. O que, en su caso, fueran los mismos organismos públicos y privados que inicialmente invirtieron para su compra y plantación, quienes realizaran una inversión. Es decir, que reponerlos es lo de menos.

El problema, en realidad, inicia cuando uno comprende el mensaje de fondo que, involuntaria o deliberadamente, quisieron enviar los que perpetraron la acción. Quien cometió esos actos, sabía que independientemente de la hora en que lo hiciera, no sería castigado por la autoridad, ni condenado, o denunciado, por la ciudadanía. Es decir, sabía que aquí se puede hacer cualquier cosa, cobijado por el amplio manto de la impunidad. Eso fue exactamente lo que ocurrió. Y eso, que es algo en lo que muy pocos parecen haber reparado, es lo que se aparece como lo más grave de todo este asunto.

FOMENTO A IMPUNIDAD

Así, podemos entender que lo grave de todo esto no es sólo la destrucción de los arbustos o el posible daño ecológico que esto provoca. Lo preocupante, en realidad, se encuentra en el hecho de que quien lo hizo, demostró un profundo desprecio por la ciudad, y una declarada burla a la autoridad, a la ley, y a cualquier cosa que se pudiera hacer desde las trincheras ciudadanas.

¿Por qué? Porque todo esto ocurrió a la vista de todos, a escasas dos cuadras del Zócalo citadino, y a menos de cinco del Palacio Municipal y el Cuartel General de la Policía de la capital oaxaqueña. El acto vandálico no pudo ocurrir en unos cuantos segundos: esto porque no fue uno ni dos, sino varias docenas de árboles las que fueron trozados, a lo largo de varias cuadras, en una de las arterias viales más transitadas e importantes en el Centro Histórico.

Lo más grave de todo, es que nadie vio nada; la autoridad no fue capaz si quiera de sospechar sobre los responsables. Y quien lo hizo, dejó constancia de que aquí la norma escrita vale lo mismo que la letra muerta, que las insignias de la autoridad tienen el mismo peso y la efectividad de quienes viven en el descrédito y el anonimato, y que, por todo eso, la ciudadanía se siente insegura e incapaz de señalar, de denunciar y de condenar, por el temor mismo que le genera el estar a merced del vandalismo y la impunidad.

Así, lo que pasó el lunes con esos árboles, mañana puede ocurrir con las ventanas de las casas o los comercios, con los automóviles estacionados, o con cualquier cosa que se encuentre en la vía pública. Si la autoridad no vale, si la ley es vilipendiada, si la impunidad prevalece, y si nadie tiene el valor suficiente como para hacer frente a quienes destruyen, entonces existe la entera posibilidad de hacer, a placer, lo que les venga en gana.

Frente a hechos como este, deberían reflexionar todos aquellos que han tenido excesivas complacencias con quienes quebrantan la ley. ¿Cómo no pensar hoy que se puede hacer lo que sea, si frente a hechos como los del 2006, nadie pagó ante la justicia? ¿Cómo tener respeto a la ciudad, a la ecología, a la autoridad y a la ley, si tanto el gobierno como los grupos de lucha social, se han encargado de demostrar el profundo desprecio que le tienen a la ciudad? ¿Cómo no pensar en que todo puede quedarse en el marco de la impunidad, cuando es eso lo que han fomentado sostenidamente desde hace tiempo en Oaxaca?

El hecho queda ahí. Es una afrenta contra la ciudadanía y contra la ecología. Es una burla directa hacia la autoridad, que ahora, como siempre, busca evadir sus responsabilidades. Es un pequeño resultado de todo lo que antes ha ocurrido. Y es una demostración fehaciente de las bajezas que se pueden cometer libremente, a plena luz del día, y en cualquier lugar, en una ciudad tan engañosamente tolerante, como lo es Oaxaca.

NUEVOS PRIISTAS

Además de las ofertas que recibió el ahora ex panista Pablo Arnaud, se debe añadir que su esposa, Laura Bustamante, aparecería nada menos que como candidata a una de las dos sindicaturas del Municipio de Oaxaca de Juárez, en la fórmula priista que encabeza Beatriz Rodríguez Casasnovas. Una congruencia muy convenenciera la de los ex panistas.

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Rupturas: resultado de candidaturas y decisiones impuestas

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+ Arnaud: uno de los seis desplazados; ¿Y rupturas priistas?

La renuncia al Partido Acción Nacional de Pablo Arnaud Carreño —símbolo icónico no de ese partido, sino de la oposición en Oaxaca—, refleja uno de los efectos que hasta ahora se habían reprimido respecto a las decisiones impositivas y excluyentes, de las que se valió la conformación de la coalición Unidos por la Paz y el Progreso de Oaxaca. Esto es, el grosero desplazamiento y ninguneo del que fueron objeto todos los personajes que inicialmente fueron presentados como los prospectos de cada uno de los partidos que participan en dicha alianza. Este efecto, que no es privativo de las fuerzas opositoras, revela la calidad de la democracia interna en las fuerzas políticas.

¿Alguien recuerda, por lo menos, quiénes fueron los personajes que, en diciembre pasado, presentaron las fuerzas de oposición, como sus potenciales “cartas fuertes” para disputar la gubernatura del Estado al Partido Revolucionario Institucional? El 28 de diciembre pasado, ocurrió una reunión pública en la que participaron los siete principales prospectos opositores. Éstos fueron, por Acción Nacional, Pablo Arnaud Carreño, Huberto Aldaz y Gerardo García Henestroza; por el Partido de la Revolución Democrática participaron Carlos Altamirano Toledo y Othón Cuevas Córdova; y por el PT y Convergencia asistió el ahora candidato, Gabino Cué Monteagudo. Incluso, en aquella reunión inicial también participó Irma Piñeyro Arias, en representación de Nueva Alianza.

Hoy, ante la renuncia de Arnaud Carreño, no sólo tendríamos que preguntarnos cuál fue la razón que motivó esa decisión, sino también ver algo por demás lógico: que todas las inconformidades, y hasta los deslindes que hasta ahora han ocurrido en la Coalición opositora, se explican en la forma en cómo ésta se conformó y tomó sus principales decisiones. Pero vayamos por partes.

Quizá la desmemoria ataca a muchos que ahora se dicen sorprendidos por la decisión de Arnaud Carreño. Pero fue en enero pasado, cuando una dirigencia nacional no sólo “destapó” oficialmente a Gabino Cué Monteagudo como su candidato a Gobernador, sino que asestó, además, un certero albazo a la democracia interna a la que, según, jugaban las fuerzas y los personajes que aquí en Oaxaca luchaban por conformar la Coalición, y ninguneó a todos los que habían creído en esa democracia. Ese partido, para quien no lo recuerde, no fue ni Convergencia ni el PRD. Fue Acción Nacional. Y el ahora ex Panista, fue uno de los damnificados directos de ese madruguete.

Arnaud, que se caracterizó en Oaxaca por ser un panista congruente y comprometido, y que, con sus triunfos electorales tanto en la alcaldía, como en una diputación federal, en tiempos de un partido oficial mucho más dominante e intolerante, se afianzó como uno de los iconos más representativos de quien alcanza cargos públicos desde las trincheras ciudadanas. Bueno, pues todo eso no le fue suficiente como para ser tomado en cuenta por su partido no sólo respecto a las postulaciones más recientes, sino tampoco para ocupar puestos importantes ahora que el gobierno federal es, y desde hace una década, nada menos que panista.

La suma de esos factores, fue lo que seguramente motivó a Arnaud a abandonar las filas del partido en el que tradicionalmente militó. Fue él, pero igual pudo haber sido otro de los personajes que, lo acepten o no, fueron la comparsa perfecta que finalmente contribuyó a legitimar la candidatura de Cué Monteagudo. Ninguno de ellos fue tomado en cuenta para la labor política que seguramente esperaban. Y pudo haber sido él, o cualquiera de los que fueron presentados como “cartas fuertes”, y finalmente fueron echados en el saco del olvido, apenas se cumplieron las formas democráticas mínimas en la alianza opositora.

¿“UNIDAD” PRIISTA?

La renuncia de Pablo Arnaud, además de ser la consecuencia natural de una posible oferta que pudieran haberle hecho desde el priismo, es también un reflejo fiel de lo que provocan los procesos internos que no alcanzan a tener el calificativo corroborable de “democráticos”. Si esto es así, ¿por qué en la casa de enfrente, es decir, en el PRI, no hubo ruptura?

La respuesta fácil podría encontrarse en lo que se conoce como “operación cicatriz”. Es decir, en las negociaciones que se hacen en medio de un proceso interno, para que a través de ella nadie resulte ser un completo perdedor, frente a quien de antemano ya se impuso sobre todos los participantes. Si esto pudiera ser parcialmente válido, la respuesta también debería enfocarse a lo irremediable que resulta ser, para muchos priistas, la disyuntiva entre atender a la congruencia, o doblegar sus convicciones ante una mera conveniencia.

Existen dos ejemplos claros, en el priismo, de cómo se atiende a la convicción, y cómo a la conveniencia. Una ruptura que el priismo no ha querido reconocer como tal, pero que ocurre en los hechos, es la relativa al diputado federal Jorge Franco Vargas. Éste, además de participar en el proceso interno y de haber jugado un papel trascendental en el ánimo del actual Jefe Político, resultó ser uno de los varios desplazados por la decisión final que se tomó en el priismo.

Fue, junto con el senador Adolfo Toledo Infanzón, uno de los que se dijeron en contra de las prácticas antidemocráticas en el priismo, y que amagaron con ruptura. ¿Y cuál fue la diferencia entre uno y otro? Que Franco Vargas, frente a todas las consecuencias posibles, decidió asumir la decisión de no involucrarse en tareas políticas si no era él el abanderado.

Pero Toledo Infanzón, aún cuando era el puntero en las encuestas, prefirió doblegarse y anteponer a sus pretensiones “la unidad del partido”. Aunque, en realidad, ese fuera el escondite en el que ocultó el temor de quedar no sólo fuera de la contienda, sino también de la sucesión, del posible triunfo electoral, y de todos los privilegios que esto implica. Así, las fracturas existen, pero hasta ahora, por decoro o conveniencias, ninguna ha sido expuesta.

LOS ERRORES DE PABLO

Lamentablemente, toda la congruencia que demostró Pablo Arnaud con su renuncia, la dilapidó en la imprudente decisión de mostrarse, inmediatamente, como un aliado del candidato priista, Eviel Pérez Magaña. No es mala su adhesión: al contrario. Pero fue eso lo que dio pie a todos los improperios que le lanzaron desde el PAN. Fue un error descuidar las formas. Para no parecer un oportunista.

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Flavio Sosa: choque interno en Coalición por su candidatura

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+ PT: reflejo de lucha entre opositores radicales y moderados

La semana pasada, dentro y fuera de la Coalición Unidos por la Paz y el Progreso de Oaxaca, se escucharon sendos llamados a Flavio Sosa Villavicencio para que declinara la candidatura que el Partido del Trabajo le otorgó, en el primer sitio de su lista a las diputaciones por el principio de representación proporcional. Más allá de la convulsión ciudadana y partidista que provocó dicha postulación, cabría preguntarse cuál fue el método y quiénes los responsables de esa decisión que cimbró fuertemente a la alianza opositora.

Para entender esta decisión, es necesario comenzar por delinear el contexto en el que se erigió la Coalición opositora. Como lo hemos dicho en otros momentos, la unión partidista se logró gracias al consenso de fuerzas políticas otrora lejanas como el PAN, el PRD, PT y Convergencia. Fueron las dirigencias nacionales de esos partidos quienes establecieron las bases fundamentales de la Alianza, y una vez afianzada la candidatura común a Gobernador de Gabino Cué Monteagudo, trasladaron las siguientes decisiones y negociaciones a las dirigencias estatales.

Esas decisiones y negociaciones que dejaron en manos de las dirigencias estatales, son las correspondientes a las diputaciones y presidencias municipales. Como bien se sabe, la ley electoral establece que dos o más partidos pueden postular a un mismo candidato, pero que cada uno debe conformar sus propias postulaciones para cada uno de los cargos públicos en disputa.

Así, entre las dirigencias locales de los aliancistas se tenía la previsión de que, por el Partido del Trabajo, la lista de candidatos a diputados por la vía de los llamados “plurinominales”, sería encabezada por Daniel Juárez u Otilia Galindo. Eso era lo que consideraban como posible hasta que, el pasado 19 de mayo, todos recibieron con sorpresa la noticia de que dicho instituto político, había inscrito a Sosa Villavicencio ante el IEE, como el primero en su lista de representación proporcional.

Evidentemente, nadie en las fuerzas aliancistas recibió con agrado, desde el primer momento, tal postulación. Primero, porque ésta tendría un impacto negativo directo en los índices de aceptación del candidato Cué Monteagudo; segundo, porque tal decisión se había tomado contraviniendo las reglas internas de la coalición. Y tercero, porque todo esto fue asumido como una decisión impositiva de la dirigencia nacional del Partido del Trabajo, que habría sido conseguida no sólo a través de la fuerza, sino del engaño a ciertos órganos internos y personajes del petismo local y nacional.

Así, la primera decisión tomada por las fuerzas coaligadas, fue la de hacer ciertas mediciones, respecto a cómo la ciudadanía había tomado la postulación de Sosa. Rápidamente se dieron cuenta que el cálculo sobre impacto negativo hacia la candidatura de Cué—que es la que finalmente todos asumen como prioritaria— llegaba a ser de alrededor de un punto porcentual directo en las encuestas. Es decir, que para efectos de aceptación popular, esto era un pesado lastre más que una contribución a la Coalición. Por ello, la percepción de ese malestar ciudadano fue la primera de las razones que motivó a los dirigentes opositores para llamar a Sosa a reconsiderar la posición que le había dado el PT.

Esto era de sí importante, aunque había más razones. A decir de las fuentes consultadas, la candidatura de Sosa fue tomada rebasando a las dirigencias locales de los partidos aliancistas. Y esto, según lo dicho, era contrario a algunos pactos internos, que señalaban que cada una de las decisiones debía tener los consensos necesarios de todas las fuerzas coaligadas, precisamente para evitar que las disposiciones de unos pudieran llegar a afectar a los demás en los intereses comunes.

Sin embargo, con todo esto sigue en pie la pregunta: ¿Qué hizo Sosa para conseguir esa candidatura? ¿Quiénes y cómo lo impulsaron? Y, sobre todo, ¿Bajo qué argumentos lo hicieron?

POSTULACIÓN TIMADORA

Fue un grupo de antiguos militantes del Partido de la Revolución Democrática, ahora identificados con el PT de Andrés Manuel López Obrador, quienes tomaron como bandera la causa de Sosa. Así, el senador Salomón Jara, Otilia Galindo y César Mateos, entre otros, fueron quienes acudieron, en la Ciudad de México, ante los órganos nacionales del petismo, para abogar por la postulación del otrora Dirigente de la APPO.

Una vez que elevaron ante las instancias nacionales petistas, la petición de postular a Sosa como cabeza de la lista plurinominal del PT en Oaxaca, éstos cuestionaron la aceptación tanto de la dirigencia estatal como de la representación legislativa federal del partido. Dicho grupo de personajes, argumentó que por parte del petismo local no existía inconveniente, y con ese argumento convencieron al diputado federal Francisco Amadeo Espinosa Ramos, quien aún cuando no tiene ninguna cercanía o interés político en Oaxaca, es el que representa a la tercera circunscripción federal en los órganos nacionales de dirección del petismo.

Así, con esos dos avales, ese grupo de perredistas ahora identificados con la causa petista de López Obrador, fue como lograron desplazar a quienes las fuerzas aliancistas tenían como candidatos previstos por el PT, e impusieron a Sosa Villavicencio. En un primer momento, Cué Monteagudo no se pronunció abiertamente en contra del Dirigente appista, para no entrar en colisión directa con el grupo perredista que le es necesario para sostener sus posibilidades de triunfo.

Pero en el llamado hecho por los dirigentes partidistas a Sosa para declinar la candidatura, se da cuenta puntual de cuánto molestó a las fuerzas coaligadas no sólo la postulación, sino el manejo político engañoso que se hizo de la misma, y el ninguneo a los acuerdos previos.

OPORTUNISMO PRIISTA

Una vez asimilada la molestia que causó la postulación de Sosa entre los opositores, la dirigencia estatal del priismo quiso tomar ventaja. Por eso emplazaron a la Coalición a retirar esa candidatura. El objetivo era, en sentido contrario, provocar que Sosa se aferrara a la posición. La jugada parecía redonda. Sólo que la forma en que lo hicieron, más que ayudarles, los hizo ver ante el público, como injerencistas, antidemocráticos y oportunistas, y no como los “estrategas” que ellos creen ser. Esto fue, en resumen, un perder-perder para todos.

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México: la tele, con más poder que el Estado

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La noche del lunes 17 de mayo, en el momento cúspide del noticiero estelar de la empresa Televisa, el periodista Joaquín López-Dóriga hizo un anuncio que dejaría en claro el poder de la televisión en México, y que marcaría nuevas pautas no sólo para comprender el alcance que tienen hoy ciertos medios de información, sino también lo desvirtuado que se encuentra el poder y la capacidad de acción del Estado mexicano, ante un asunto tan grave como el del secuestro del abogado y político militante del Partido Acción Nacional, Diego Fernández de Cevallos.
El periodista, en el anuncio a nombre de la empresa en donde trabajo, dijo, textualmente: “Y ahora le voy a informar lo siguiente. Mire usted, ante esta delicada, incierta situación por la que atraviesa Diego Fernández de Cevallos, por respeto a su familia, por el espacio que nos han pedido para las posibles negociaciones con los captores, pero por encima de todo, por el respeto a la vida de Diego, noticieros Televisa ha tomado la decisión editorial de no volver a informar de este caso hasta su desenlace, es una decisión de anteponer una vida humana, la de Diego, a este que es el ejercicio periodístico. No ha sido, no, una decisión fácil, pero sí una decisión firme”
De inmediato, comenzó un intenso debate que ha abarcado diversos puntos. Uno de los más trascendentales, fue que la decisión adoptada por la empresa televisora más importante del país, en primer término parecía positiva en cuanto a la preservación de la vida del personaje secuestrado. Sin embargo, también se generó un intenso cuestionamiento respecto a las razones que habían llevado a la televisora a un silencio voluntario, cuando esa no había sido una práctica común en otros asuntos similares. Y llamó por demás la atención que, no se sabe si por mandato expreso, u oficiosamente, un número importante de medios informativos electrónicos y escritos del país —junto con el propio gobierno federal— también decidieron no dar más voz e información sobre este asunto, para sólo tratarlo en la privacidad, y como un mero asunto entre particulares.
¿Qué implica que calle una empresa como Televisa? ¿Cuáles fueron las razones que llevaron a ese grupo televisivo, que concentra un importante poder mediático, a tomar la vanguardia en un asunto en el que luego sería secundado nada menos que por el gobierno de la República? ¿Y por qué, finalmente, las propias instancias ministeriales tanto de Querétaro, como las federales, decidieron hacerse a un lado a petición expresa de la familia del secuestrado, por dejar ver la posibilidad de que no confían en las instituciones del país? Así, ¿qué podemos esperar de la procuración de justicia en el país?

TELEVISA: AMPLIO PODER MEDIÁTICO
El silencio de Televisa no sólo debe entenderse en la lógica de una empresa común. En realidad, la televisora concentra, por todos sus canales de televisión tanto en señal abierta como las satelitales y por cable —que son de paga—, los contenidos que se prefieren en siete de cada diez televisores existentes en México. Así, el poder que se concentra alcanza niveles exorbitantes que, sin embargo, son poco tomados en cuenta por los televidentes comunes.
Si Televisa concentra el contenido de las dos terceras partes de la atención nacional a través de la televisión, entonces la trascendencia de su poder es inmensa. A pesar de los claros rasgos de la apertura democrática que se vive en el país, el de la televisión continúa siendo un monopolio no sólo de las señales, sino también de la información que se difunde, e incluso de la verdad y el silencio.
En este caso, existen señalamientos relativos a que la empresa televisiva no decidió guardar silencio y prudencia en este asunto, por una cuestión de vocación por la preservación de la vida, sino por una petición salida de la propia presidencia de la República. De este modo, el gobierno federal trató de contener el impacto mediático del hecho, a través de la alianza con quienes concentran el mayor poder de concentración en la opinión pública nacional.
En otros muchos casos, Televisa no ha sido ni tan prudente ni tan considerada con la víctima de un delito. Baste con comprobar que apenas unas semanas atrás, cuando ocurrió la desaparición de la menor Paulette Guebara Farah, fue esta empresa quien dio los mayores espacios de difusión a un asunto que, al igual que el del llamado Jefe Diego, no dejaba de ser polémico pero, finalmente, un tema que bien podría ser catalogado como “de policía”. Ni entonces, ni antes, Televisa había mostrado esa vocación por el silencio. A pesar de que, en los nueve días en que la menor permaneció en calidad de desaparecida, también se especulaba fuertemente sobre la posibilidad de un secuestro.

POLÍTICA DE SILENCIO, EXTENDIDA
Así de incomprensible como parece, docenas de medios se sumaron al silencio de Televisa. Era, supusieron, para dar paso a que se entablara comunicación entre la familia y los secuestradores; y para que también el gobierno federal hiciera lo propio con las investigaciones correspondientes. ¿Era de verdad necesario, decretar esta veda informativa? Tal parece que no.
Empresas como el diario Reforma, a diferencia de Televisa, han dado un seguimiento puntual a las pesquisas y a los avances en cuanto a las posibilidades de rescate del Abogado que, sin embargo, no han significado escollos ni para las negociaciones ni para la preservación de la vida del secuestrado. La diferencia, entonces, no se encuentra entre el poner en riesgo la integridad de un plagiado y callar, sino en la complicidad que uno o varios medios traban con el gobierno, para evitar que la sociedad masificada se entere de ciertos hechos y cuestione de mejor modo a quienes fallan en la labor de brindar seguridad y certeza a los ciudadanos.
Por eso, medios como Televisa decidieron no hablar más del tema —independientemente del interés periodístico que pudieran tener ciertos aspectos de este asunto—, y otros decidieron actuar con prudencia y responsabilidad en el manejo informativo de un caso sobre el cual sí debe estar enterada la sociedad mexicana.

JUSTICIA, GARANTÍA EN LA QUE NADIE CREE
Hace exactamente una semana, Diego Fernández de Cevallos Gutiérrez, hijo mayor del ex senador de la República dio a conocer un comunicado en el que solicitó a las autoridades mantenerse al margen de toda investigación sobre el secuestro de su padre, a fin de favorecer el proceso de negociación para la liberación del llamado Jefe Diego.
En un mensaje que la familia del Abogado hizo llegar a los medios de comunicación, la familia de Fernández de Cevallos agradece a las autoridades “su diligente y comprometido actuar” tras confirmarse la desaparición del político. “Pero solicitamos encarecidamente que se mantengan al margen de este proceso, para así favorecer la negociación, anteponiendo la vida e integridad de nuestro padre”, dice la carta divulgada por la familia.
A esto, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, replicó lo siguiente: “El gobierno (federal) será muy respetuoso al respecto de las decisiones de la familia en ese sentido y buscará siempre ser un espacio útil para lograr este propósito”.
¿Qué significado tiene la petición de la familia? Primero, que aún cuando los mismos panistas han cuestionado el atraso de las leyes relacionadas con el secuestro, ahora todos decidieron actuar como “tradicionalmente” se hace ante un secuestro. Es decir, hacer a un lado a las autoridades, apartar del caso a todos los que pudieran implicar algún tipo de riesgo, y negociar directamente con los plagiarios.
¿Que no ahora mismo se tendría que estar discutiendo una ley antisecuestros, que tiene cuando menos un año y medio en proceso de creación, y sobre la cual los partidos políticos no se pueden poner de acuerdo? El hecho es, que independientemente de los discursos o las proclamas partidistas o del gobierno federal, esto nuevamente vino a poner en evidencia las consecuencias de la falta de consensos en el país, y la poca credibilidad que hasta las familias más cercanas al gobierno, tienen de las instituciones ministeriales del país.
Este asunto es ampliamente revelador. Todos los involucrados decidieron apartarse, y callar, para facilitar un proceso de negociación que, de acuerdo con la legislación de otros países, sería simplemente imposible, e incluso ilegal para todos los implicados. Pero en México, para contener los costos políticos y los riesgos reales de la corrupción y la ineptitud de las instituciones, se prefirió echar mano del silencio de la televisión, de la complicidad de algunas otras empresas, y ceder a las pretensiones de grupos que se dedican a extorsionar y a delinquir organizadamente.

Ley antiaborto; efectos que (quizá) no consideró legislador

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+ Píldora del día siguiente: dilema por objeción de conciencia

Hace unos meses, Oaxaca se unió a los casi veinte estados de la República mexicana que modificaron sus constituciones domésticas para cerrar la puerta a toda posibilidad de legalizar y regular la práctica del aborto voluntario. Este tipo de iniciativas, que parecerían propios de los sectores conservadores de la sociedad, y de los partidos identificados con la derecha política, también se han dado entidades gobernadas por un partido de centro y socialdemócrata, como el Revolucionario Institucional.

Estas disposiciones, que fueron tomadas en base a ciertas conveniencias políticas, continúan abriendo debates importantes que, alejados justamente de las conveniencias, dejan ver las serias implicaciones que todo esto podría tener, para la capacidad de decisión que a toda mujer se le debe respetar, respecto a la posibilidad de convertirse en madre. Ante las disposiciones comunes, lo que hoy ocurre en entidades más conservadoras, en cualquier momento podría ocurrir también en Oaxaca.

Ubiquemos, en primer plano, el contexto en que se dan estos debates sobre el aborto. En abril de 2007, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, aprobó reformas a su Código Penal, en la que dispuso la despenalización del aborto voluntario, y dispuso que todas las instituciones públicas de salud en la capital del país, debían acceder a la práctica del aborto a las mujeres que, acreditando ciertos requisitos, lo solicitara.

Algunos meses después, el gobierno federal presentó una Acción de Inconstitucionalidad en contra de esas disposiciones, a lo que la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió, un año después, que no existía contravención a la Constitución General de la República en lo legislado en la capital del país.

Estas dos decisiones fueron vistas por lo principales grupos conservadores del país, como una amenaza. Tanto la Iglesia Católica, como el PAN, llamaron a condenar lo dispuesto por el Poder Legislativo de la capital del país. Y a cambio de ciertas contraprestaciones, iniciaron un intenso cabildeo en las entidades federativas, para que en sus constituciones particulares se estableciera expresamente que en sus ámbitos de competencia, se garantizaba el derecho a la vida desde el momento de la concepción.

Así comenzó a ocurrir en cada una de las 17 entidades federativas en donde hoy existen disposiciones similares. Al menos en Oaxaca, en septiembre de 2009 se presentó una iniciativa de reforma a la Constitución del Estado, en la que se proponía modificar el artículo 12, para que éste contemplara la garantía que antes se comenta. Aunque el proyecto fue presentado por AN, éste fue confeccionado entre los asesores de la fracción parlamentaria del PRI. Y al final, la propuesta fue aprobada por ambas fuerzas políticas, en un acto que equiparó a Oaxaca con las entidades gobernadas por las fuerzas más reaccionarias de México.

Así, cuando parecía que todas las discusiones sobre ese asunto estaban agotadas, hace unas semanas surgió una nueva disputa: el gobierno del estado de Jalisco, en manos de Acción Nacional, presentó ante la Suprema Corte una Controversia Constitucional a través de la cual trataba de invalidar lo dispuesto por una Norma Oficial Mexicana, que obliga a todas las instituciones públicas a tener a disposición del público la llamada “píldora de emergencia” o “píldora del día siguiente”, e informarle sobre su uso.

El gobernador Emilio González Márquez objetó dicho método al calificarlo de abortivo,  de atentar contra las leyes domésticas del estado de Jalisco, e incluso de contravenir la conciencia de los médicos y trabajadores de los servicios de salud que las ofrecen. Vale la pena revisar cómo resolvió la Corte dicha controversia, hace apenas un par de días.

DISCUSIÓN CONSTITUCIONAL

El pasado 27 de mayo, la Corte Nación declaró constitucional la Norma Oficial que obliga a los hospitales a ofrecer anticoncepción de emergencia a mujeres víctimas de violación, y, en casos de embarazo, a practicar abortos previa autorización del Ministerio Público, la cual había sido impugnada por Jalisco.

Por 10 votos contra uno, y luego de seis sesiones de un debate intenso, el Pleno de la Corte determinó que la Norma, no invadió atribuciones del Congreso de Jalisco. La resolución del Alto Tribunal, rechazó la demanda presentada por el gobernador Emilio González Márquez, en la que considera que la llamada píldora del día siguiente es un aborto químico.

De acuerdo con información del diario Reforma, lo que determina la NOM impugnada no es más que un método de anticoncepción, el cual además debe ser administrado solamente con el consentimiento informado de la usuaria, y no un procedimiento de interrupción del embarazo que pueda tipificar en ningún sentido el delito de aborto, al no existir embarazo.

¿Qué revela esta discusión habida en la Corte? Que aún hoy, frente a lo claras que parecen haber quedado las diferencias entre lo que se entiende como un método de anticoncepción preventivo, y otros abortivos, continúan esgrimiéndose cuestiones de conciencia para tratar de no aplicarlo. Estas cuestiones, que a nivel profesional se conocen como “objeción de conciencia”, consisten en que los médicos pueden objetar sus propias creencias, moral y consideraciones éticas o científicas, para no aplicar el contenido de una ley.

En este caso todo eso queda claro. La Norma Oficial en cuestión, no deja al criterio de los empleados públicos de la salud el ofrecer o suministrar la píldora del día siguiente a toda mujer que, informadamente, así lo solicite. Más bien, los obliga a cumplir con esa determinación que, ahora con lo determinado por el Alto Tribunal, está claro que no viola preceptos legales de tipo penal, previstos en las normas jaliscienses, y que tampoco queda al arbitrio o la conciencia de quienes se encuentran constreñidos a esa acción.

ESPEJO, ESPEJO…

¿De qué sirve, en este sentido, objetar esas medidas esgrimiendo la conciencia, cuando son pocos los que se preocupan por atender a esa población vulnerable, que son los niños en estado de maltrato o abandono? Aquí mismo en Oaxaca, quienes se asumen a favor de las disposiciones antiaborto, deberían comenzar a contribuir con hechos, viendo porque fueran atendidos los cientos de niños “en situación de calle” o los más, que sufren en casas hogar. Para ellos, sí que la vida es difícil.

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IP: es imprudente pedir de nuevo mano dura contra bloqueos

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+ Pablo Arnaud: todos los “gallos” de la oposición, ignorados

En una reunión con el candidato de la Coalición por la Transformación de Oaxaca, Eviel Pérez Magaña, representantes de diversas organizaciones de hoteleros, comerciantes, transportistas, restauranteros, y otros rubros, le exigieron la aplicación de “mano dura” en contra de los grupos que buscan desestabilizar la entidad a través de bloqueos, marchas y manifestaciones. Ante las experiencias, ¿podemos seguir suponiendo que aplicar la “mano dura”, es la solución?

Para responder a esa pregunta, los oaxaqueños de a pie necesariamente debemos entender el presente, aunque no sin dejar de acudir al pasado reciente. En este sentido, es evidente que los comerciantes y prestadores de servicios de la capital oaxaqueña, son los más afectados por las acciones no sólo del magisterio, sino de todos los grupos que recurrentemente afectan la vía pública.

Es, en este sentido, perfectamente comprensible que se sientan agredidos todos aquellos propietarios de los pequeños y medianos comercios que, en días como el de ayer, fueron afectados por el llamado “boicot comercial” que el día de ayer emprendieron los profesores de la Sección 22 del SNTE. Es imposible regatearles la inconformidad respecto a las acciones de protesta, que dentro de un par de semanas comenzarán a ocurrir, cuando los “profesores democráticos” estallen su paro indefinido de labores y se establezcan en plantón en todo el primer cuadro de la capital oaxaqueña.

Sin embargo, nuevamente ante ello, tendríamos que preguntarnos: ¿Es la solución aplicar la mano dura? En base al pasado reciente, la respuesta necesaria tendría que ser en sentido negativo. La realidad misma ya enseñó tanto al gobierno estatal, como a los grupos que se vieron involucrados en el conflicto magisterial y popular de 2006, todas las consecuencias que trae aparejada una incorrecta aplicación de las atribuciones de fuerza que tiene el Estado.

Baste recordar lo ocurrido hace cuatro años: luego de un paro de labores y un plantón en el corazón de la capital oaxaqueña, que había durado 22 días, diversos grupos de comerciantes y prestadores de servicios exigieron al gobernador Ulises Ruiz, justamente que aplicara la mano dura en contra de los inconformes, y los desalojara. Si se tiene memoria, una de las razones fundamentales que siempre ha dado el Mandatario para haber decidido la aplicación de la fuerza, fue justamente esa: que diversos grupos se lo habían solicitado, y que él había respondido a tal exigencia emprendiendo un operativo policiaco, aquel fatídico 14 de junio de 2006, para despejar las calles del Centro Histórico de Oaxaca de Juárez.

Las consecuencias fueron funestas para todos: la aplicación de la “mano dura” derivó en una inconformidad de grandes magnitudes, que se prolongó por más de siete meses y que tuvo escaladas de violencia nunca antes vistas en la entidad. El conflicto dejó pérdidas para todos los sectores productivos de la entidad —principalmente los relacionados directa o indirectamente con la industria turística—, que hoy se calculan en varios miles de millones de pesos. Se perdieron más de 10 mil empleos directos, que con dificultades se han podido ir recuperando.

Al final, cada quien cargó con sus propios daños: el gobierno estatal se conformó con haber recuperado la “paz social”, y el federal nunca cumplió con los apoyos que, en medio del conflicto, anunció para los sectores económicos afectados. Muchos comercios sucumbieron, y otros hoy todavía enfrentan deudas derivadas de aquella crisis. En aquellos momentos, nadie imaginó que la aplicación de la “mano dura” tuviera un costo tan elevado.

¿QUÉ HACER?

Ante las exigencias ahora referidas, el candidato Pérez Magaña fue cuidadoso en cuanto a no prometer justamente la aplicación de la mano dura. Esto, porque el Abanderado priista busca construirse la imagen de elemento conciliador entre quienes hoy mantienen una relación tirante y casi nula (es decir, el gobierno estatal y la Sección 22 del SNTE). Pero, sobre todo, porque más allá de sus estrategias, se deben tender otros caminos para lograr otro tipo de relación con los grupos inconformes.

¿Qué hacer, si la “mano dura” resulta ser un camino inviable? Evidentemente, la respuesta no es la de suponer que como la dureza no funciona, entonces se debe dejar hacer todo a manifestantes. No. En realidad, en lo que deberá trabajar con ahínco cualquiera que llegue a gobernar la entidad, es en la construcción de verdaderas posibilidades de interlocución, de concertación política y de sentido de la gobernabilidad, con los grupos y conflictos que recurrentemente convulsionan la ciudad como medio de hacer valer sus inconformidades.

Esto parece una utopía, o una falacia. Pero lo que ha ocurrido, cuando menos en esta administración, es que la instancia encargada de la gobernabilidad en el Estado, se ha dedicado únicamente a administrar y enfrentar los conflictos sólo cuando éstos ya estallaron. No ha existido un verdadero compromiso, y tampoco una noción clara de cómo se debe hacer algo más que preservar una “gobernabilidad”, que en realidad se caracteriza por negociar cuestiones momentáneas, pero que difícilmente logra poner remedios de fondo a los problemas que hacen crisis.

La realidad ha enseñado que en Oaxaca no son viables ni la “mano dura”, ni otras apuestas como la de la “regulación” de las manifestaciones. El único camino que queda libre, es el de construir una verdadera gobernabilidad que apueste a la posibilidad de tener interlocución con todos los actores, a la previsión de los conflictos, y a la preservación no sólo de la paz, sino de los acuerdos duraderos. Nadie, nunca, podrá terminar al cien por ciento con los manifestantes. Pero sí sería conveniente tener instancias que hicieran algo más que reaccionar —o esconderse— ante los líos que emergen.

OPOSITORES RELEGADOS

Ayer renunció Pablo Arnaud a su militancia panista. Se dijo inconforme por las faltas al respeto, a la equidad y a la democracia que ha habido en la toma de decisiones en el PAN. ¿Alguien recuerda los nombres de los seis aspirantes opositores a la gubernatura? A ninguno se le incluyó en el reparto de posiciones tanto en la campaña, como en las diputaciones plurinominales. Esta es la segunda ruptura. Podría haber más.

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Candidatura de Sosa, una provocación para fuerzas políticas

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+ PRI: injerencia ociosa; La Coalición, rehén de sus fantasmas

La postulación de Flavio Sosa Villavicencio como candidato a diputado local plurinominal por el Partido del Trabajo, enfrentó a todas las fuerzas políticas en Oaxaca, a sus más reprimidos fantasmas. Cada uno de los partidos asumió posturas no propias de una democracia. Ante dicho anuncio, afloraron las intromisiones, los rubores y las falsas vergüenzas, entre todos los que pretenden evadir las responsabilidades de fondo sobre el conflicto magisterial y popular de 2006, y más bien pretenden valerse de él para sacar ventaja a sus adversarios.

Apenas habían pasado unos días, desde que el PT dio a conocer su lista de postulaciones a la diputación local por la vía de la representación proporcional, cuando representantes de la dirigencia estatal del PRI —Adolfo Toledo Infanzón y Héctor Pablo Ramírez— emplazaron a la Coalición opositora a retirar de sus candidaturas a Sosa, por considerar que éste es “un criminal no debe estar, ni en las instituciones ni haciendo leyes”.

Sorprendentemente, en la Coalición opositora también trataron de recular. Ayer mismo, los dirigentes estatales tanto del Partido Acción Nacional, como del PRD, PT y Convergencia —Carlos Moreno, Amador Jara, Daniel Juárez y Mario Mendoza— llamaron a Sosa a “reconsiderar” su postulación, y a anteponer el interés y las posibilidades de triunfo de la Alianza opositora. Así, todos los que se han servido de los actores y los hechos acontecidos durante el conflicto magisterial de 2006, hoy asumen supuestas posiciones “de pureza” no propias de partidos políticos maduros.

En primer término, es claro que la injerencia del Revolucionario Institucional en un asunto estrictamente privado de la Coalición Unidos por la Paz y el Progreso de Oaxaca, era no sólo innecesaria, sino incluso condenable. Les guste o no a los tricolores, todas las determinaciones ocurridas en fuerzas políticas ajenas a ellos —independientemente del contenido de las mismas, por más abominables que éstas pudieran ser— no tienen por qué ocuparles, y tampoco les dan legitimidad para exigir acciones o abstenciones.

Y, del mismo modo, les guste o no a los priistas, Flavio Sosa es un personaje que, independientemente de los calificativos que ellos le endilguen, e incluso de que los ciudadanos podamos o no estar de acuerdo con su postulación, tiene vigentes todos sus derechos políticos; Sosa, por si no lo recuerdan, fue absuelto por los propios tribunales de Oaxaca, ante los cuales enfrentó diversos procesos penales relativos al conflicto de 2006. Y por tanto, tiene enteras posibilidades legales —que podrían no existir si la Procuraduría Estatal hubiese integrado y conducido eficazmente las acusaciones en su contra— no sólo para aceptar una candidatura, sino también para acceder al Congreso local en calidad de diputado.

De este modo, la dirigencia estatal y los estrategas del priismo no sólo revelaron lo confusa y mal intencionada que resulta ser su inconformidad. Sea como sea, entrometerse en la vida y las decisiones de terceros, es un error que revela, además, una intolerancia y un injerencismo que no corresponden lo que debería ser una fuerza democrática madura, que entiende cuál es el límite de sus derechos, dónde comienzan las potestades de los demás. ¿Acaso olvidaron que el respeto al derecho ajeno, es la paz? En su desafortunado intento por ganar adeptos en esta batalla política, ya revelaron que sí.

COALICIÓN ¿PERTURBADA?

Sin embargo, ¿por qué la Coalición opositora se “adhirió” tácitamente a la exigencia priista de retirar la candidatura de Flavio Sosa Villavicencio? Según lo que trataron de aparentar, es que esta solicitud corresponde a un intento de “control de daños” frente a una decisión del Partido del Trabajo que resultó ser impopular, y que podría generar más costos que beneficios a la campaña de Gabino Cué Monteagudo.

Sin embargo, ante esta razón, necesariamente tenemos que preguntarnos: ¿A quién pretenden engañar en la Coalición opositora? Es simplemente impensable que tanto el Candidato a Gobernador, como los dirigentes estatales de las fuerzas coaligadas, y los “cerebros políticos” de la alianza, desconocieran que uno de los partidos aliancistas tenía la intención de postular a ese personaje. Vamos, es simplemente imposible suponer que esa decisión trascendental —la posición de Sosa es la de un seguro diputado— se hubiera tomado al margen de los órganos de dirección locales y nacionales de la Coalición.

Y por si eso fuera poco, la Alianza opositora está también renegando de una de las banderas que le dio origen. El conflicto magisterial y popular de 2006, ocurrió por el choque entre el gobierno estatal y todos los grupos sociales, gremiales y políticos que le eran disidentes. El mismo Gabino Cué fue un declarado partidario de las causas que dieron origen a la Asamblea Popular, y de los argumentos esgrimidos por el magisterio de la Sección 22 del SNTE para encabezar esa lucha.

En esa lógica, puede entenderse que todos aquellos ciudadanos que en su momento apoyaron la revuelta popular, que exigieron la salida del gobernador Ulises Ruiz, y que pugnaron activamente por el cese a la persecución de personajes como Sosa, son muchos de los que ahora apoyarán con su voto a la Coalición, para expulsar al PRI del Gobierno del Estado.

Sin embargo, al renegar de personajes como Sosa, en la Alianza opositora están también renegando de sus propios antecedentes. Si en su momento todos juntos fueron tan valientes como para tomar las calles y contribuir a la violencia para lograr objetivos políticos, ahora también deberían serlo para buscar el respaldo ciudadano y encauzar esas banderas por la vía institucional. Es claro que supeditar su propio origen a razones “de imagen” y de la preservación del triunfo aliancista, es tanto como avergonzarse de los grupos que le dieron sustento y banderas de cambio en Oaxaca, a la Coalición opositora.

ENCUESTAS REPUDIADAS

Hace apenas unas semanas, todos eran partidarios de las encuestas. Como todos los encuestadores han revelado sus querencias y conveniencias, ahora todos reniegan hasta de quienes les dan el triunfo. Innecesariamente, abarataron un ejercicio importante de los procesos electorales, y los llenaron de intereses, cooptaciones y morbo. El problema, para ellos, es que a nadie sirven tanto las encuestas como a los mismos partidos políticos.

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