Proceso interno tricolor: la legitimidad en riesgo

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+ Contienda o avasallamiento: dilema de aspirantes

 

Hace poco más de un mes, los aspirantes priistas a la gubernatura dieron muestra de una voluntad democrática y de equidad, que hoy se encuentra en grave riesgo. El 4 de noviembre pasado, la cúpula del Partido Revolucionario Institucional presentó a quienes considera como los seis personajes con posibilidades de alcanzar la postulación a la gubernatura. Ahí, todos refrendaron promesas de respeto, igualdad y pluralidad que no se han cumplido.

El asunto no es menor. A 34 días de distancia de ese encuentro, es visible que el priismo se encuentra en un grave riesgo de fractura, y que la intención de que la contienda interna fuera abierta y civilizada, hoy está cancelada. Es claro que las reglas mínimas de equidad fueron violentadas sin ninguna discrecionalidad. Y que más allá de las fobias, filias y “apoyos manifiestos” a los aspirantes, es el proceso mismo el que se está sometiendo a un cuestionamiento dañino e innecesario. Veamos por qué.

Cuando el 4 de noviembre se reunieron en una comida con el delegado del CEN del PRI, Carlos Jiménez Macías, José Antonio Hernández Fraguas, José Antonio Estefan Garfias, Eviel Pérez Magaña, Adolfo Toledo Infanzón, Jorge Franco Vargas y Martín Vásquez Villanueva, unos y otros manifestaron que el proceso de elección del candidato a Gobernador sería democrático, civilizado y equilibrado. Justamente, esa reunión pretendía dejar en claro que en dicho partido se respetarían los tiempos, y que la competencia se daría en un escenario de equidad en el que todos tendrían las mismas oportunidades de posicionamiento ante el electorado.

Esas promesas no se han cumplido. La razón es hoy evidente. Pues más allá del exacerbado dinamismo que le han impregnado a la actividad legislativa del diputado federal Eviel Pérez Magaña, es claro que sus más cercanos consejeros y colaboradores, ya lo hicieron entrar en una ruta peligrosa que, seguramente, no tendrá regreso ni forma de resarcimiento.

Esa ruta, evidentemente, es la de la confrontación, la diatriba y el intento de avasallamiento. A nadie debería preocupar que manos oscuras estén costeando la compra de importantes espacios en la mayoría de los medios de información estatales y del Distrito Federal; que algunos de los que apuestan políticamente a su favor, le hayan tendido puentes para comenzar a ser mencionado de forma importante como un aspirante a la gubernatura; ni que todos los días se sumen a su aspiración personajes de la política y la administración pública local. Eso es lo de menos.

El problema, en realidad, es que la construcción de una imagen mediática, y el posicionamiento de que está siendo objeto, está rompiendo gravemente las reglas mínimas de equidad y de mesura que sí están guardando sus demás oponentes. Lo que el diputado Pérez Magaña y su equipo de colaboradores está intentando, en realidad, es generar una percepción de simpatía y decisión respecto de la candidatura a Gobernador, y a partir de ello avasallar a todos sus oponentes.

En una segunda vertiente, ellos ya entraron en una ruta sin regreso de ofensas y descalificaciones a sus adversarios que, aunado con la estrategia anterior, están generando una tensión importante entre los demás aspirantes.

 

PROCESO ENRARECIDO

La millonaria inversión que se está haciendo en la construcción de la imagen y el sustento político del diputado Pérez, sería motivo suficiente para enrarecer el proceso y la serenidad que debería prevalecer entre los demás aspirantes.

Sin embargo, hoy es claro que a todo esto se le deben sumar los intentos de “cargada”; las descalificaciones directas de las que, a través de filtraciones de prensa, ha hecho objeto a más de uno de sus oponentes; y la circunstancia irrebatible de que hoy pretenden conseguir por medio del sometimiento y la imposición lo que podrían estar construyendo a través de alianzas con los verdaderos priistas de influencia, son motivos suficientes para considerar que hoy el proceso interno del tricolor se está alejando gravemente de los anhelos democráticos y de civilidad, que los seis aspirantes hicieron patente hace apenas un mes.

Hoy, el equipo de campaña y los estrategas electorales del diputado Pérez Magaña parecen estar olvidando que el riesgo final para él, para los demás aspirantes, y para su propio partido, se llama ruptura. Es el paso previo a la derrota. Él y su equipo deberían considerar que las descalificaciones y el avasallamiento del que está pretendiendo hacer objeto a los demás aspirantes, en el futuro cercano se traducirá en inmovilidad, fracturas y aversiones.

Los cercanos al diputado Pérez han filtrado, por ejemplo, la posible “repartición” de cargos políticos entre los cinco aspirantes actuales, cuando él sea Gobernador. Del mismo modo, más de uno se siente agraviado por ciertas descalificaciones que no tienen otro origen más que el del “manejo de medios” de uno de sus oponentes. Todos, en el disimulo, manifiestan su molestia por la negativa a seguir las reglas de equidad que se habían refrendado.

Todo eso va a generar efectos adversos: muchos de los agravios y descalificaciones que ocurren actualmente, no serán olvidados ni resarcidos por intentos de “cicatrización” que se hagan en el futuro. La subsistencia de esa estrategia no hará más que terminar de llevar el proceso al cuestionamiento sobre sus propios métodos democráticos, y a los contendientes a la confrontación directa e irreconciliable.

En esas condiciones, al diputado Pérez finalmente le será imposible sumar a los verdaderos factores de poder y trascendencia en el priismo. Es decir, a los otros 5 aspirantes. Lo primero que tendría que ponderar, es si quienes hoy lo apoyan y aconsejan, son quienes verdaderamente le darán sustento a su campaña y podrán llevarlo a la victoria.

Ir a una elección sin el sustento de ninguno de los priistas que se quedaran en el camino, en Oaxaca y en cualquier sitio, sería una misión de muy alto riesgo. Quién sabe si el diputado Pérez, con sus estrategias y su equipo actual, tengan el sustento suficiente para lograr, en esas condiciones visibles y predecibles, la hazaña del triunfo arrollador que necesita.

 

¿MODERACIÓN?

Del mismo modo, quién sabe si haya aún tiempo y oportunidad para la moderación y el respeto a las reglas. Quien las rompe, es el primero que tiene que soportar las consecuencias. Nadie regatea el intento legítimo de construir las posibilidades de un aspirante; pero era innecesario meter al proceso a esta dinámica de confrontación que, finalmente, afectará el proyecto común del priismo.

almargen@tiempoenlinea.com.mx

http://almargenoaxaca.wordpress.com

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