¿Qué nadie gobierna en Oaxaca de Juárez?

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+ La Ciudad, abandonada a su suerte por la fiebre electoral

Mientras los partidos y los grupos políticos en Oaxaca entran a la última fase del proceso electoral, la ciudad, los servicios públicos y la atención gubernamental se encuentran en un completo estado de abandono. No se equivocan quienes dicen que la capital oaxaqueña, y su zona conurbada, se encuentra convertida en un enorme antro de vicio; pero también falta crítica —y autocrítica— para asumir que la nuestra también es una capital sin gobierno, sin autoridad, sin servicios, y por si fuera poco, convertida en un muladar.

No debería sorprendernos, aunque sí provocarnos una profunda tristeza, el estado de abandono en el que se encuentra la ciudad en que vivimos. En el contexto, sendas masas de trabajadores del gobierno estatal, y de funcionarios municipales, se encuentran laborando —legal o deliberadamente— en la campaña proselitista por la gubernatura, y los demás cargos que se disputan. Tan sólo al comenzar la labor electoral, hace dos meses, ocurrió una interminable cascada de renuncias, licencias temporales y desvío de actividades, en cientos de servidores públicos que decidieron dejar el trabajo gubernamental para otro momento, y meterse de lleno en los temas electorales.

Podrían contabilizarse por decenas, los trabajadores municipales y estatales que, por cada una de las dependencias, dejaron sus labores formales para asumir compromisos de campaña. El caso de la capital oaxaqueña, no fue la excepción. Porque junto con la licencia temporal del edil José Antonio Hernández Fraguas, también se dio la baja temporal o definitiva de un importante grupo de trabajadores del Ayuntamiento, que conformaban la “primera línea” de trabajo y responsabilidades del ahora Munícipe con licencia. En el municipio de Oaxaca de Juárez, sólo se quedaron a continuar con sus responsabilidades, aquellos que tenían encomendadas tareas de mediana categoría, o quienes resultan ser necesarios ahí, para cuidar los intereses y “las espaldas” de todos aquellos que ahora son parte de la campaña priista.

El problema, para todos, es que Oaxaca de Juárez es una ciudad a la que no le pueden presionar un botón de “pausa”, para que todos sus problemas, carencias y necesidades de atención por parte de la autoridad, aguarden para después que terminada la fiebre electoral. Nadie entendió que la ciudad es una necesidad apremiante para cualquier gobierno o grupo político. Y por eso dejaron encargado el gobierno, a quienes no tienen ni voluntad, ni voz, ni decisión, ni compromiso para hacerlo. El resultado está hoy a la vista.

Oaxaca no necesita traducción: basta con salir a las calles para corroborar que la nuestra, es nuevamente una ciudad abandonada a su suerte. Las arterias viales, y los parques más importantes del Centro Histórico están no sólo ocupados por los profesores de la Sección 22 del SNTE que se manifiestan; también son hoy espacio libre para la comisión de todo tipo de delitos, sin importar la hora y el lugar donde ocurran. El espacio público es albergue de la basura, de las protestas de los trabajadores de limpia, y los ciudadanos que, ante la falta de autoridad e incluso de elementos policiacos, hacen y deshacen a placer.

No debíamos sorprendernos. ¿Alguien ha tenido, en las últimas semanas, la necesidad de acudir al Ayuntamiento citadino a realizar algún trámite? El estado de abandono y vacío humano en el que se encuentra el mismísimo Palacio Municipal, da cuenta de ello.

Pero, ¿cómo recriminar que hoy sea más difícil que de costumbre, hallar en sus oficinas, y en sus funciones, a directores, coordinadores, e incluso a los regidores, si fue el mismo edil Hernández Fraguas quien puso el ejemplo de cómo se abandona no un cargo, sino una responsabilidad, en aras de saciar —con apuestas y espejismos—, sus nuevos caprichos y ambiciones políticas? ¿Cómo querer tener una ciudad en orden, cuando la gran mayoría de quienes recibieron esa encomienda, hoy están invadidos por las calenturas electorales?

NADIE ES RESPONSABLE

Así, la situación en que se encuentra nuestra capital, y zonas aledañas, debería preocuparnos. No sólo es el problema de la basura, o del crecimiento exponencial de la delincuencia común, lo que debería preocuparnos. Mientras todos se pierden en sus batallas electorales, en la zona conurbada a la capital, silenciosamente ha venido creciendo la presencia de giros negros… desde cantinas hasta prostíbulos, pasando rigurosamente por la presencia de sustancias prohibidas, que son comercializadas sin mayores complicaciones.

Esto hoy no le preocupa a nadie. Porque así como Oaxaca de Juárez es hoy una zona libre para la incidencia de todo tipo problemas y desatenciones por parte de la autoridad, algunos municipios como Santa Cruz Xoxocotlán se encuentran en situaciones similares o aún peores. Esto ocurre, en realidad, porque las autoridades se sienten no sólo sin compromisos reales de trabajo, sino tampoco conminadas por la misma ciudadanía a que cumpla puntualmente con sus labores.

Como oaxaqueños, es urgente que pongamos atención a cuestiones como esta, y que exijamos que la autoridad cumpla con sus cometidos, independientemente de que este sea o no un momento electoral determinante para las fuerzas políticas y sus respectivos intereses. Al final de cuentas, resulta inadmisible e insostenible, desde cualquier perspectiva, que quienes aspiran a confirmarse, o a obtener el poder gubernamental, hablen de grandes promesas y de grandes resultados a sus electores, pero que lo hagan, orgullosamente, en medio de una ciudad maloliente, sucia y francamente desatendida.

El encargado del despacho de la presidencia Municipal, Miguel Ángel Bustamante Underwood, y quienes colaboran con él, deberían mostrar más compromiso con su trabajo: si a ellos los dejaron encargados de la ciudad, deberían ayudar a su partido al menos atendiendo sus tareas en el Ayuntamiento citadino. Que no sea mucho pedir.

¿QUIÉN INVESTIGARÁ?

Es patético el modo en que, en el PRI y en el Gobierno del Estado, asumen los señalamientos hechos por la ex coordinadora de Transporte, Aurora López Acevedo. Si ella dice la verdad, o si miente, es algo que se debe corroborar en base a investigaciones por parte del Ministerio Público. Es decir, por parte de la Procuraduría estatal. Al final, más allá de los intereses políticos, lo verdaderamente grave es la acusación por el presunto ataque sexual. Al hallar la verdad de eso, encontrarán la verdad de todo.

almargen@tiempoenlinea.com.mx

almargenoaxaca.wordpress.com

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