Eviel a dirigencia priista: tras él, consolidación de lo peor

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+ Tricolores no entienden el fondo del castigo de ciudadanos

Acostumbrados a torcer y manipular sus estatutos y normas internas, ahora mismo un grupo de priistas va tras una nueva empresa cuestionable en Oaxaca. Un sector del PRI —importante pero descalificado por los resultados de la elección del 4 de julio pasado— pretende imponer al ex candidato a Gobernador como nuevo dirigente estatal del tricolor. Esto, independientemente de las cuestiones estatutarias, se convierte en un verdadero problema cuando se calcula el futuro desalentador que le esperaría a un tricolor convertido en partido opositor y sin gobierno.

En efecto, durante a lo largo de la semana anterior creció la versión, en los más altos círculos del poder, que una vez concluido formalmente el proceso electoral, el aún Jefe Político de los priistas buscaría consolidar un enroque importante en las estructuras partidistas, para que el senador Adolfo Toledo Infanzón abandonara la dirigencia estatal del tricolor y le entregara la estafeta al diputado federal con licencia, Pérez Magaña. La justificación sería sencilla: si éste fue respaldado en las urnas por un importante número de oaxaqueños, aún en la derrota, tendría la legitimidad suficiente como para asumir el liderazgo tricolor y encabezar los trabajos para reestructurar el partido y organizar los procesos electorales siguientes.

Esa decisión, a simple vista, parecería hasta positiva. No así que, en primer término, los priistas de nuevo tuvieran que torcer sus estatutos y forzar la toma de decisiones internas que se basan en cálculos infundados y caprichos; y que, en segundo término, fueran los grupos y “líderes políticos” más descalificados y cuestionados —y que en gran medida son los responsables de la desgracia priista— quienes estuvieran prestos para tomar el control del partido.

Ambas vertientes, que son las que se tratarían de satisfacer con ese cambio, no harían más que minar al tricolor más de lo que ya está. Porque para efectos prácticos del grupo gobernante, la cuestión estatutaria es lo de menos. A lo largo del presente sexenio, cuando menos en siete ocasiones hemos visto cómo, más que reglas que deben cumplirse, los estatutos partidistas han sido un traje a la medida de las decisiones del Jefe Político, lo mismo que la voluntad de los emisarios que han fungido como dirigentes del PRI en los términos, ritmos y circunstancias que la decisión de una sola persona ha marcado.

Así, ninguna de las dirigencias priistas en los últimos años, ha satisfecho a cabalidad los requisitos y métodos que marcan los documentos básicos del tricolor, para renovar la dirigencia estatal. Las elecciones, y prelaciones, no han sido más que una grosera pantomima, en la que todos han jugado a una democracia de pésimo calado.

En estas circunstancias, lo que realmente minaría al priismo sería el nuevo acto de avasallamiento. El senador Toledo Infanzón asumió la dirigencia priista como parte de los arreglos posteriores a la designación del candidato a Gobernador; a pesar de ser el más aventajado en las encuestas, fue marginado y desacreditado en dicho proceso, y sólo aceptó la dirigencia priista para, hasta ahora, cargar con las peores prácticas y los peores resultados que se han visto en el priismo.

Independientemente de su voluntad, decisión e intereses, él como dirigente permitió y legitimó innumerables imposiciones y decisiones erróneas en cuanto a la definición de candidatos a diputados y presidentes municipales; permitió que dichas postulaciones se “jinetearan”, se negociaran, y se comercializaran, para ser entregadas —como en el caso de la propia candidatura a gobernador— no al mejor prospecto, sino a quien mejor respondía a los intereses del grupo, aún siendo el peor candidato.

Hoy, las nuevas circunstancias (es decir, la derrota electoral y el fin del sexenio) paulatinamente harán disminuir la influencia avasalladora del Jefe Político. No obstante, éste continúa tratando de imponer implacablemente sus decisiones. Pero será decisión del senador Toledo permitir o no que, en menos de cinco meses, lo dobleguen de nuevo para imponer a un nuevo líder priista.

IMPONER LO PEOR

Si Toledo Infanzón se resiste a abandonar su cargo partidista actual, y lo doblegan, eso podría provocar la ruptura que no ocurrió en febrero pasado, cuando le pasaron por encima, y luego él lo legitimó, para imponer al candidato a Gobernador. Lo acepten o no, moral y políticamente eso sería fatal para un PRI que hoy de por sí se encuentra cuestionado y debilitado.

Pero si, independientemente de que Toledo ceda o lo dobleguen, llega el diputado Pérez Magaña a la dirigencia priista, con él arribará a la estructura formal de ese partido, un grupo de personajes que, al ser perfectamente conocidos, se sabe que aportaron muy poco a la edificación de un PRI fuerte, pero mucho a la desacreditación profunda de las prácticas y la fama pública del tricolor entre los electores oaxaqueños.

En efecto, el plan inmediato de lo que se conoce como “la burbuja”, consiste en colonizar y adueñarse del priismo local y sus sectores. Por eso, estarían buscando que el ex candidato Pérez asumiera la dirigencia priista: para que sus principales operadores, consejeros y manejadores, asimismo asumieran las respectivas dirigencias de los sectores y organizaciones del tricolor, y desde ahí continuaran “teniendo presencia” en la escena política, ejerciendo los recursos económicos que se les transfirieran desde alguna otra entidad priista, y controlando “los destinos” de ese partido.

Esos personajes son, en buena medida, los que con su soberbia, corrupción e ineptitud, llevaron al PRI a la debacle actual. Son los mismos que “coordinaron” sin eficacia alguna la campaña proselitista, los que se impusieron como caciques regionales para imponer a sus incondicionales en candidaturas; los mismos que por unos meses se creyeron faraones y dueños del futuro de Oaxaca… y que fueron regresados a su disminuido tamaño real, al calor de la voluntad popular y los resultados electorales. En esas manos quedaría el priismo. Ese es su plan.

EJERCER LIDERAZGO

Eviel Pérez Magaña, y sus principales incondicionales, tienen un compromiso importante en la diputación federal oaxaqueña. Que demuestren ahí su arraigo con Oaxaca y su liderazgo político. Lo mismo el senador Toledo en sus funciones legislativas. Ninguno tiene sustento suficiente como para asumirse como “salvador” del priismo oaxaqueño.

almargen@tiempoenlinea.com.mx

2 COMMENTS

  1. WTF?… jajajajaja… mi estimado primazo, te leí y sólo se me ocurrió lanzar un What The F_ck??…. con cara de nopal espinado…. Pero en fin.. al FIN y al cabo la mula no era arisca.. no??.

    Esperemos que el Ingeniero…. ooops! no es ni pasante verdad?.. jajaja Entonces retomo, esperemos que el Ciudadano Pérez se llene de conciencia y trabaje al menos en ese puesto tricolor.

    Del Senador, bueno… qué decir, se me hace una mente brillante, calculadora, pero lo que le sobra a él, le faltó a Eviel y viceversa…. Supongo que si se pudiese combinar para la siguiente contienda un Toledo Magaña, probablemente el PRI podría recuperar el Estado.
    🙂 Buen lunes.

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